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S3: Capítulo seis


JungKook POV.


Estaba tan feliz de ver a Jimin, necesitaba tanto ver su rostro, escuchar su voz, que me mirara y más aun, sentirlo cerca, abrazarlo, que no note su estado. Cuando me beso, note sus labios raros, su textura no era la suave de siempre, aquella que me vuelve loco con cada toque, estaba áspera, con curvas que antes no tenía y hasta algo hinchada, deje de besarlo y al ver su rostro, fijando mi mirada en esos labios que tanto adoro, mi sorpresa fue inmensa.

—¿Qué te ha pasado? ¿Quién te hizo eso? —lleve mis dedos a sus labios y los roce suavemente—.

—No ha sido nada importante —dijo indiferente—. Deberías volver a la cama...

—¿Quién y por qué te hizo eso? —lo mire fijamente, soltó un pesado suspiro, miro tras de mí. Había olvidado mi visita—. Oh...Jimin, te presento a mi abogado, se llama Young Jae —Jimin no lo miraba exactamente con buen rostro ni mucho menos de querer llevarse bien con él—. Young Jae, él es Jimin, mi novio.

—¡¿Tu novio?! —pregunto sorprendido—. ¿Tu novio es un reo...?

—¿Algún problema con eso, abogado? —pregunto malhumorado mi novio—.

—No, supongo que no —agarro su maletín que dejo sobre la silla, donde antes estuvo sentado y se encamino hacia mi—. Volveré más tarde o mañana, Kookie.

—Gracias por la visita, Young Jae —dije algo nervioso, ya que ese "Kookie" no fue del agrado de Jimin—.

—Adiós —se despidió de mi novio, este no le respondió—.

El guardia Monster nos interrumpió unos segundos, liberó las esposas de las muñecas de Jimin, haciéndole un gesto con las manos y nos dejó solos, dejando la puerta media abierta.

—Jimin...

—Vaya confianza con tu abogado —se dirigió a la puerta y la cerró completamente—. ¿Kookie? ¿Young Jae?

—¿Estás celoso? —no pude evitar sonreír ante eso—.

—Si yo me pongo celoso, tendrías que buscarte otro abogado —respondió completamente serio, por lo que entendí a la perfección a que se refería con lo que quiso decir—.

—No es nadie importante, tranquilo —me acerque a él, pero me detuvo—. ¿Qué sucede?

—Ve a tu cama, debes descansar y así tus heridas sanaran.

—Pero yo quiero estar cerca de ti, abrazarte —¿Por qué tenía que ser tan distante justo ahora? ¿no le ha importado el mes y medio que no nos hemos visto? ¿acaso solo yo lo he extrañado? —.

—Ve a tu cama —me ordeno—.

—¿Vas a tratarme así después de no vernos en un tiempo? —le pregunte molesto, dolido—. Si vas a ser así conmigo, prefiero que te vayas.

Sorprendido, no supo que responderme. Le di la espalda y me dirigí a mi cama. Subí a ella y me tendí, tapándome con la sabana y frazadas hasta el cuello. Como no podía dormir de lado, ya que podía aplastar alguna zona del injerto, solo podía dormir boca arriba, me habría encantado darle la espalda en este momento.

—¿Por qué intentaste escapar?

—¿Por qué? —será idiota, obvio por ti imbécil, quería verte, por supuesto no dije nada de eso en voz alta—. De idiota, estaba aburrido.

—La pajarita me ha dicho que intentaste huir para verme —vi de reojo que se acercaba a mi cama—. No vuelvas hacerlo.

—No soy uno de tus hombres para que me ordenes qué hacer, si quiero escapar mil veces, lo haré.

—¿Por qué tienes que llevarme siempre la contraria?

—¿Por qué tienes que manejar siempre mi vida? —nuestras miradas se conectaron—.

—¿Por qué me respondes con otra pregunta?

—¿Por qué no respondes mi pregunta?

—Maldición —llevo ambas manos a su cabello y rasco frustrado—. Bien, lo siento, no vine a discutir contigo —suavizó su voz y mirada—. Te extrañaba.

—¿Tanto te costaba decir eso desde el principio?

—Me cuesta expresar mis sentimientos.

—Cuando hacíamos el amor no te costaba nada —vi una pequeña sonrisa perversa en sus labios—.

—Es que en esos momentos me era imposible ocultar mi deseo por ti.

—Idiota —imposible enojarme con él, al menos no ahora cuando lo he extraño demasiado—. Ven y acuéstate a mi lado —le deje un espacio a mi lado. Dudó unos minutos, pero al final se tendió conmigo—. ¿Me dirás quién te ha hecho eso en el labio?

—Mejor ocupemos nuestro tiempo en otra cosa ¿sí? —y esa mirada fue suficiente para saber cuánto me necesitaba, como yo a él—.

—Estamos en un hospital Jimin.

—Monster nos cubrirá —me guiño un ojo—.

De un movimiento se posiciono sobre mí. Besó mi frente, nariz, labios y mentón. Me observó de una manera tan especial, que todo mi cuerpo se estremeció. Acercó sus lastimados labios a los míos, pude ver como arrugo su nariz, seguro aun le dolían bastante, pero, aun así, me besó y aunque hubiera preferido que no lo hiciera, extrañaba sus besos. Solo llevaba una bata que dan en el hospital encima, la cual, al mirarse desde atrás, si no tenía cuidado, se vería mi espalda desnuda y mi trasero, que obvio está cubierto por mi bóxer. Las manos de mi novio comenzaron a tocarme, volví a estremecerme, cuando acercó su mano a mi muslo izquierdo, sus ojos se abrieron un poco y se alejó.

—¿Te ha dado asco? —le pregunte temeroso a su respuesta—.

—No, claro que no —dijo enseguida—. Es solo que...me recuerda ese día y me siento culpable —bajo la mirada—. Creo que no deberíamos...

—Te necesito —mi voz sonó totalmente necesitada, pues así me sentía, necesitaba sentir a Jimin completamente dentro, sentir su cercanía completamente y saber que aún le soy deseoso para él, que, a pesar de estar horroroso, con una piel que no es mía, casi un monstruo, que, aun así, él me sigue deseando como antes—. Por favor Jimin, no me hagas sentir más asqueado de lo que ya me siento.

—¡No digas eso! —su mirada se oscureció—. No tienes idea de cuanto te deseo, de cuanto anhelo volver a tocar, lamer, chupar, besar y mil cosas más hacerle a tu cuerpo, me pones duro de solo imaginarte desnudo, aun en tu estado, mi deseo por ti ha crecido mucho más, al no tenerte a mi lado y no solo mi deseo...te extraño tanto que me vuelvo loco, me has hecho aferrarme a ti como no tienes idea, JungKook.

—Bésame —le exigí y así hizo—.

Esta vez, su beso fue más fogoso, demostrándome poco a poco cuanto me ha extrañado y necesitado. Temía lastimarlo al besarlo, pero me dio a entender con su mordida a mi labio inferior, que quería profundizar más y así hice, abrí paso a su lengua y la guerra que estas comenzaron fue completamente excitante. Sus manos se adentraron por debajo de la bata, tocando mis muslos, fue tan suave y delicado su tacto a mi muslo izquierdo que sentí unas enormes ganas de llorar, la cual no pude contener cuando fue subiendo hacia mi abdomen, rozando con la yema de sus dedos la piel artificial. Aquella no era mi piel, no era aquella que tanto le gusta, no era parte de mi cuerpo, era completamente falsa, artificial, pero no le importo. Alzó hasta mi cabeza la bata, arrollándola y dejándola bajo mi cabeza. Sentí vergüenza y temor cuando observo mi cuerpo, quise cubrirme, lagrimee al ver que no seguía tocándome, definitivamente le doy asco...

—Sigues siendo mi hermoso JungKook —dijo con una sonrisa en sus labios—. Tan hermoso y sensual que me pones duro, muy duro —dirigí mi mirada a su entrepierna y pude ver su bulto—. Mira cómo me pones —agarro mi diestra y la dejo sobre su erección—. ¿Crees que esto es artificial? ¿Crees que mi deseo por ti disminuyó?

—No, creo no —sonreí aliviado, orgulloso de poder causar aquello en Jimin. Esto no es simplemente por sexo, sino que por un momento mi autoestima desapareció y cada vez que me levantaba para ir al baño y veía mi cuerpo, terminaba vomitando—.

—Oye no llores —llevo sus manos a mis mejillas, limpiando mis lagrimas—.

—Lo siento —lleve mi antebrazo izquierdo a mi rostro, cubriendo mis ojos—. Solo...solo me siento feliz.

—Idiota —dijo quitando mi antebrazo de mis ojos, me sonrió—. Me gustas aun en tu estado, te amo aun con tu piel artificial. Simplemente te amo JungKook.

Volvió a unir sus labios a los míos, lamio mi labio inferior y me penetro con su lengua. Volvió acariciar mi abdomen, rozando la parte del injerto con suavidad, observando el recorrido que estaba haciendo, hasta llegar a mi entrepierna. Trate de ahogar mi gemido, pero me fue imposible cuando su tacto fue directo. Sus manos heladas me causo un escalofrió totalmente excitante, su mirada me aviso lo que se venía y yo lo esperaba ansioso. Sus movimientos en mi erección, de arriba abajo, con rapidez, me causaron un placer interminable. Mis gemidos, a coro con los suyos, nos excitaba. Podía ver cuánto le dolía seguir esperando, por lo que lleve mis manos a su erección y la masturbación fue doble. La camilla comenzaba a moverse de a poco y nosotros reíamos cómplices. No tardo en deshacerse de su pantalón y su bóxer. Aunque seguía con la parte de arriba puesta, el solo ver su entrepierna al desnudo para mí, sus marcados muslos, me era suficiente. Quito con cuidado mi bóxer y sonrió lascivo, su mirada penetrante me decía que quería hacer conmigo y yo ya estaba preparado para ello.

—Seré cuidadoso —dijo de pronto—. No puedes hacer nada muy brusco, no quiero que tu injerto salga afectado...—dejo de hablar al notar mi mirada en su abdomen. Jimin no es de quedarse con parte de su ropa puesta, algo oculta tras su playera—. No preguntes ¿vale?

—No me dirás, aunque pregunte ¿cierto?

—No arruinemos este momento —se acercó y beso mi frente—.

Una vez más podía disfrutar de sus labios, caricias, atención, cariño, pero esta vez estaba disfrutando y mucho el que sea extremadamente delicado ante sus caricias. Él no quería lastimarme, no quería causarme más daño del que ya tengo y eso me hace inmensamente feliz.

—Ahh...—gemí al sentir un dedo en mi agujero—.

Volvió a meter otro. Arquee la espalda cuando metió un tercer dedo, los movió tanto como pudo, hasta que deje de sentir dolor. Al quitar sus dedos, levanto mis piernas y las puso sobre sus hombros. Se fue agachando hasta que suspiro en aquel lugar, las piernas me temblaron por el simple hecho de saber que pronto me lubricaría con su deliciosa saliva.

—Maldición... —gemí repetidas veces por el movimiento vivaz de su lengua, tan húmeda, tan mojada, tan placentero—. Si sigues así, tendré un orgasmo...por solo tu lengua Jimin —le confesé—.

—Regálame un orgasmo hermoso —alzo la mirada, volviendo a conectarla con la mía—.

Siguió penetrando, dejándose llevar por la excitación. Siendo más rápido y profundo. Y si, tuve que cubrir mi boca con mis antebrazos para que no se escuchara fuera de la habitación. Dejo mi agujero, acercándose para besarme. El sabor de su saliva, mezclada con el que se formó por su invasión a ese lugar, fue exquisito.

Abandono mis labios y agarro su erección, roso mi entrada y me penetro. Su miembro se deslizo sin dificultad por el lugar, su lubricación fue la mejor que me ha dado hasta ahora. Su primera embestida fue lenta y suave, la segunda fue un poco más fuerte y las siguientes rápidas, pero sin olvidar mis heridas. Llevé mis manos a su abdomen y las metí bajo su playera.

—Mierda... —se quejó cuando toque cierto genero sobre su marcado abdomen. Volví a tocar un poco más fuerte y se quejó—. JungKook...saca tu mano...

Solo lo mire, por ahora no le diría nada, no quería interrumpir nuestro momento, pero luego hablaríamos sobre ese género y sobre las heridas de su labio.

Gruño al eyacular dentro de mí, segundos después lo seguí con un orgasmo espectacular. No cayó sobre mi como antes, se tendió a mi lado y esperó a que su respiración se normalizara. Me sentía... ¿Cómo explicarlo? Feliz era poco, amado también. Me sentía completo. Me sentía orgulloso de saber que, a pesar de mi estado, aun soy deseoso para él. Ayudaba bastante a mi situación de mis últimas dos semanas, las cuales han sido insoportables para mí. Verme en el espejo y ver la horrorosa piel que no me pertenece, me ponía mal, muy mal. Hasta había llegado a pensar que era mejor que Jimin y yo no nos viéramos, así le evitaría el asco de tener que ver mi cuerpo.

Cuando ya logro normalizar su respiración, se levantó de la cama. Busco en mi mueble, donde tengo guardado algunas pertenencias que suelo usar, entre ellos una toalla para cuando voy al baño a lavarme la cara. Aun no puedo ducharme, por lo que mi hermana me ha comprado unas toallas húmedas, con ellas "lavo" mi cuerpo, esto es, según la enfermera, para no mojar la piel artificial. Saco el paquete de toallas húmedas y limpio mi miembro, me estremecí por lo húmeda de esta, luego seco con la toalla, me puso mi bóxer y cubrió mi cuerpo con la bata. Hizo lo mismo con las manchas de semen en la sabana, seguro y tendría que inventarme algo para cuando la cambiasen. Y al final limpio su polla, se puso su bóxer y pantalón, boto las toalla húmedas sucias al basurero y dejo la toalla donde estaba.

—Dos años —dijo de pronto—. ¿Me esperaras dos años? —se giró para mirarme—.

—Claro que si —respondí sin pensar y es que no había nada que pensar—. Te esperaría los años que fueran necesario Jimin.

—En realidad te iba a pedir que no esperaras por mí, que aprovecharas la oportunidad de tenerme lejos y así inicies una nueva vida, sin mí en ella.

—¡Jamás haría eso!

—Y es lo que quiero que no hagas —se acercó, entrelazo nuestras manos—. Saldré en dos años de la prisión y te buscare.

—Te estaré esperando...

—Te buscare una vez que haya acabado con mi pasado —y ahí otra vez esa mirada llena de resentimiento, odio, venganza y sed de muerte, soltó mis manos—. Antes de eso no lo haré.

—No tienes que.... —el silencio inundo la sala cuando él alzo su playera y me dejo ver los apósitos que cubrían heridas nuevas, cicatrices que le recordarían a quien lo lastimo y así vengarse. Esto sería algo que jamás acabaría—.

—Esto ha sido el inicio de Kyung Soon, una guerra interminable entre el Mayor Kim y yo, y hasta que no le ponga un final decisivo, no iré a por ti —soltó su playera y esta fue cubriendo su abdomen de nuevo—. Quiero darte la vida que mereces y para eso, primero debo enterrar mi pasado, acabar con quien sea que arruine mi futuro a tu lado y quien sea que quiera lastimarte para llegar hasta mí.

—Jimin...

—Cuando salgas del hospital, mis hombres cuidarán de ti, día y noche, a donde vayas, ellos irán, serán tu sombra, serán yo —podía ver la determinación en sus ojos, el cómo no jugaba con sus palabras—. Yo me cuidare para salir con vida de la prisión e ir por ti, tú lucharas para mantenerte a salvo y vivir, vive JungKook, aunque no esté ahí en persona, mis pensamientos, corazón y alma lo estarán.

—Iré a verte.

—No y tampoco envíes a la pajarita, solo la pondría en peligro —rasco su cuello y su mandíbula se tensó—. No mantendremos contacto en esos dos años, pero yo siempre sabré de ti, estaré al pendiente de cada paso que des.

—Te amo Jimin —fue lo único que pude decir ante todo lo que estaba escuchando. Si antes creí que estaba en un infierno, ahora podía entender que el verdadero infierno comenzaría cuando pusiera un pie fuera del hospital, regresar a mi casa y comenzar a vivir sin él a mi lado, ese sería mi verdadero infierno—.  

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