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Capítulo ocho.

Ese comentario me decepcionó más de lo esperado. «¿Acaso pretendía tener hijos con ella?».

—Esto, que yo recuerde si —dije mientras pensaba en dónde los puse la última vez para evitar pensar en lo que se me acababa de pasar por la cabeza.

—¿Dónde? —cuestionó muy cerca de mi.

—En la gaveta*[1] del coche —reprimí una sonrisa para no reírme. «¿Será que me va a juzgar mal por tener globitos en el coche? A ver si ahora va a pensar que me lo monto con toda la tía que se me cruza por delante y por eso voy tan preparado. Que oye, no estaría mal pero... soy muy selectivo a la hora de llevarme una al coche o lo que se dice, a la cama.»

La pelirroja buscó con la mirada hasta que localizó dónde se encontraba. Se levantó de encima mía hasta que se hizo con un condón de plátano que encontró al rebuscar por todo lo que tenía en ese lugar. En un acto reflejo, me tapé con las manos mi miembro y se me sonrojaron las mejillas. En cambio, ella miraba las instrucciones con calma pero, ¿para qué? si todos los preservativos eran iguales. Me quedé mirándole las piernas que tenía descubiertas y las que no les cubría la falda. Después, ella cerró la guantera del coche «Joder».

—¿De plátano? ¿Enserio? —se burló cuando lo sacaba del envoltorio. Me miró de arriba a abajo y seguidamente sin pedirme permiso se abalanzo sobre mi aparato juguetón y me lo puso. Mis labios soltaron un leve gemido de placer, en sus ojos leía que tenía intención de hacerme un apaño pero, se ve que cambió de opinión porque se volvió a subir encima mía después de ponerlo y ajustarlo debidamente.

Otra vez sentía el contacto de mi cuerpo pegado al suyo y empecé a recorrer con mis manos su cuerpo. Tuve una gran idea y me limité a ejecutarla sin preguntarle. Tiré de la manivela para que mi asiento se tumbara. Sus pechos quedaron de nuevo a la altura de mis ojos y ella se colocó bien.

https://youtu.be/DJhadqZX2n8

—Sí, ¿qué pasa? ¿no lo probaste de plátano? —me interesé.

—No, de otros sabores si —me besó el cuello pero esta vez no llegué a introducirme dentro de ella—. Buena idea la de tumbarnos.

—Siempre hay una primera vez, nena —le acaricié el cuerpo mientras ella me besaba todo lo que tenía libre. Me quitó la camiseta y me empezó a besar el pecho y a depositar suaves caricias sobre mi epidermis.

—Eso dicen —me apretó bien los músculos bien marcados que tenía y siguió besándome cada rincón.

Se incorporó un poco y me arrastró por el hueco libre sin apartarse de mí hasta que nos colamos en la parte de detrás. Le quité la falda y la blusa con una mano —aunque ella estaba con una mano, no se me hizo muy complicado— y me sumergí dentro de su vagina y esta vez yo tomé un poco las riendas. Los cristales del coche empezaron a empañarse y nosotros estábamos fundidos en uno solo —la maldita no me dejó quitarle el sujetador aunque si la blusa—, mientras lo hacíamos compartimos ciertas caricias un poco subiditas de tono en zonas prohibidas con un par de caladas de marihuana que tenía ella bien guardadito.

—Si me dieras la oportunidad de saber tu nombre, no me reprimiré en gritarlo a todo pulmón —dije mientras trepaba encima de su cuerpo.

—El nombre es lo de menos, ahora lo importante es que nos dejemos llevar —posó sus manos por mi espalda y nos fundimos en otro beso. «No me voy a quedar conforme sin que me lo diga, pienso averiguarlo como de lugar».

—¿Pero no te gustaría saber el mío para hacer lo mismo? —me calló la boca con otro beso para impedir que hablara más.

Un rato después, finalizamos el coito y nos quedamos pegados uno al otro.

—Brutal —solo logró salir de mi boca esa palabra. No podía describirlo de otra forma a pesar de no poder disfrutar de su abultada delantera. Tenía ganas de más.

—Lo siguiente —me miró y se apartó el pelo un poco para que no le molestara—. Llévame a casa.

—¿Ya? —si hasta se me había hecho corto. No quería separarme de ella, no esta noche ni esta madrugada.

—Si —me apartó con sus manos lentamente y yo me quité de encima. Con cuidado se puso en su asiento y se vistió.

*[1] Gaveta es la guantera o caja del salpicadero de los automóviles en la que se guardan diversos objetos.

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