Capítulo cinco. [Final T3: Irresistiblemente unidos.
Indira
Estuvimos un buen rato comiéndonos a besos y compartiendo caricias hasta que lo miré a los ojos super feliz.
—¡Feliz aniversario, mi príncipe! —exclamé.
—¡Feliz aniversario, mi vida! —me felicitó sin separarse de mi ni tan solo un milímetro.
—¿Sabes? Aquí no se terminan las sorpresas —le dejé caer. Estaba super ilusionada por decirle lo que estuve callándome durante dos semanas, pero todo fue un propósito. Quería comunicárselo un día como hoy.
—¿No? ¿Qué sorpresas hay más?
—No, yo también tengo una muy especial para ti —le acaricié la carita con ansías por decírselo.
—¿Pues a qué esperas? Cuenta, cuenta —se mostró ansioso.
—No puedo contarlo. tú sólo déjate llevar —lo cogí de la mano y me dirigí al interior de la casa. Subí con él a la primera planta y me paré justo delante de la puerta que teníamos al lado de nuestra habitación—. ¿Listo para la sorpresa?
—¡Más que listo!
—¡De puta madre! —me salió tan natural.
—¿Pero... espera? ¿Este no era el cuarto que no querías que entrase estos días? —me interrogó.
—Si, pero todo era por una razón. Ahora confía en mí —saqué de mi delantera una tira de tela estilo antifaz y le tapé los ojos—. Ahora si.
—Uy, ¿no será un cuarto tipo cincuenta sombras de Grey? —noté como hizo un guiño.
—No, cochinejo —abrí la puerta y entré con él. Encendí las luces y lo dejé a un ladito de la habitación. Me deshice del vestido que llevaba y dejé al descubierto mi barriga el cuál ponía un mensaje muy bonito.
«¡Hola, papá! En unos meses estaré en tus brazos, no veo la hora de ver al padre más bonito del mundo».
En un lado del cuarto, había un cartel dónde ponía "Felicidades, estamos embarazados". Un poco más a la derecha, habían muchos globitos y un pequeño cestito de bebé con otra nota. Aparte, encima de un mueble auxiliar de bebé que compré, había una cajita con dos collares y un chupete que ponía "Tengo el mejor papá del mundo". En cuestión de segundos encendí la lampara de bebé que instalé en el techo con cositas de bebé. Esto emitió un sonido de cuna muy especial.
—Yo quiero ver... —protestó mi futuro marido.
—Ya, cariño ya —me aguanté la risa porque en vez de hablarle a él me vino bien hasta para practicar.
Lentamente dejé el vestido a un lado y le quité el antifaz. Lo puse junto a mi vestido y lo miré a los ojos. Pablo tardó unos segundos en darse cuenta pero en cuanto se frotó los ojos. Reaccionó quedandose a cuadros. Abrió tantísimo la boca que llegué a pensar que iba a darle algo. Después de observar todo lo del cuarto, se fijó en mi barriga.
—¡Es... esto es enserio! ¡Dime que si! —espetó con lágrimas y muy entusiasmado. Se arrodilló delante mía y me besó el vientre—. ¿Vamos a ser papás? ¿Estás embarazada?
—¡Si! Estoy embarazada de un mes y medio —le grité afortunada.
—Gracias, mil gracias por cumplir mi otro sueño —se levantó del suelo y me cogió en volandas, me empezó a llenar de besos. Un poco después, me volvió a bajar y empezó a hablarle a la barriguita como a un tontito.
—¡Mi bebé, hola! ¡Soy papá! Que sepas que eres la bendición más grande que tenemos mamá y yo. Ya estamos deseando verte y tenerte en nuestros brazos.
Me emocioné de tal manera que parecíó que parecía que el río guadalquivir se estaba desbordando. Lo amaba a rabiar, con esto comprobé que elegirlo a él fue una de las elecciones más acertadas que pude tomar en toda mi vida.
—Ahora si estoy completa, nuestro bebé tu, nuestro hogar. Ahora si lo tengo todo —me acerqué con él donde tenía los colgantes y le di la cajita.
—Lo sois todo, pero ante todo mi sueño sois vosotros —anunció mientras abría la cajita y se volvía a emocionar. Sin mediar palabra, me puso el collar que además llevaba grabada la fecha en la que me enteré que estaba embarazada. Y yo se lo puse a él—. Y esta fecha, ¿de qué es?
—Y tu el nuestro —miré el collar que llevaba colgado en el cuello—. La fecha en la que me enteré de la noticia.
—Ay, mala y te lo callaste —refunfuñó.
—Todo por una buena causa, y tu tampoco me dijiste nada de lo que tenías planeado —le recordé—. Así que estamos en paz.
—Todo por otra buena causa —sonreímos a la vez y nos dimos un besito.
Pablo vió también el chupete donde tenía el otro mensajito y se lo enganchó al cuello.
—Tenemos que empezar a ver cositas, ropa, juguetes y todo. No quiero que a nuestro bebé le falte de nada —vi como idealizaba ya el cuarto con la mirada—. Eso si, necesitamos otro chupete que ponga "Tengo la mamá más maravillosa del mundo".
—Mañana mismo, que mejor que pasar nuestro aniversario dedicándoselo a nuestro bebé y mirando todo lo que tu quieras —expuse.
—Por supuesto, nada mejor que dedicarnos todo el tiempo del mundo a nosotros y además, a nuestro niño o niña. ¡Ya hasta tengo pensado los nombres! No me lo creo —me acarició la pancita.
—A partir de ahora, seremos tres.
—O cuatro, igual vienen mellizos —se carcajeó.
—Contigo, los que vengan serán bienvenidos.
Pablo y yo nos quedamos mirándonos tan enamorados como la primera vez que nos vimos en Spectrum retro bar. Lo que unió ese local el destino no lo separará jamás.
https://youtu.be/s3PapzdL50U
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