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PRIMERA VEZ: YOONMIN

Yoongi observó con impaciencia la hora en su reloj de pulsera.

No entendía cómo demonios los minutos pasaban con tanta lentitud.

Soltando un bufido, se levantó de su asiento dispuesto a dar por terminado su día laboral aún cuando faltaban varias horas más.

De algo debía servir ser el jefe.

Salió de su oficina con evidente prisa, importándole poco dejar en evidencia lo ansioso que estaba por marcharse de allí.

Si bien se suponía que debía pasar por su departamento para darse una ducha, prefirió saltarse ese paso y dirigirse directamente hacia Busán. Su corazón latió más deprisa ante la expectativa de tener frente a frente a su rubio esposo, a quien no había vuelto a ver tras pedirle nuevamente matrimonio puesto que tuvo que regresar a Seúl por motivos de trabajo que exigían su presencia.

Jimin y él habían convenido tomar las cosas con calma. Tomarse el tiempo de empezar desde cero, conocerse despacio y permitir que lo suyo fluyera con naturalidad. Sin embargo, Yoongi no se esperó que todo el proceso le resultara tan terriblemente desesperante.

Si bien fue el primero en estar de acuerdo en hacer las cosas de esa manera, sinceramente empezaba a arrepentirse. ¿Cómo no hacerlo cuando lo único que deseaba era estar al lado del menor?

Nunca antes en su vida había experimentado aquella necesidad de estar todo el tiempo junto a alguien. Se sentía como un chiquillo enamorado, tan patéticamente ansioso y absurdamente feliz.

Llegó a Busán en menos tiempo de lo esperado y aparcó su auto en la pastelería de la cual Jimin era dueño. Como se esperaba, el rubio estaba bastante ocupado atendiendo a la considerable cantidad de clientes.

Yoongi se obligó a ignorar la molestia que le produjo notar las indiscretas miradas que algunos de los presentes le dedicaban a Jimin, mientras este se mantenía ocupado despachando a la persona en turno, mostrando todo el tiempo una sonrisa afable en sus labios. Se veía tan hermoso y tierno con su rubia cabellera ligeramente despeinada mientras llevaba puestos unos nuevos anteojos mucho más estéticos.

Suspiró al darse cuenta de que también se había quedado absorto observándolo.

Abrió la puerta haciendo sonar la campanilla y de inmediato las pequeñas orbes de Jimin estuvieron sobre él. Una sensación extraña se instaló en su estómago al tener su atención.

Caminó hacia el menor sin romper el contacto visual en ningún momento, resultándole adorable la evidente emoción de este al verlo.

--Yoonie. -pronunció el rubio ensanchando aún más su sonrisa --No te esperaba hasta más tarde. -comentó mientras se olvidaba momentáneamente del resto de las personas y abandonaba su puesto tras el mostrador para ir a encontrarse con el azabache.

--Salí antes del trabajo porque no podía esperar más tiempo para verte. -soltó con total honestidad, provocando un intenso sonrojo en Jimin que no se esperaba que le dijera aquello con semejante naturalidad --¿Necesitas ayuda aquí? -cuestionó a la vez que se acercaba instintivamente al cuerpo adverso, atrayéndolo lentamente hasta él.

--No es necesario. -aseguró mientras un placer decadente se disparaba en su cuerpo tras recibir un casto beso en los labios. La idea de inciar uno nuevo, -aunque mucho menos inocente- cruzó por su cabeza, pero la desechó rápidamente al recordar dónde estaban --Siéntate, preparé un café para ti, ¿se te antoja algún postre? Puedes elegir el que quieras.

Yoongi negó, absteniéndose de verbalizar que, de hecho, sí se le antojaba algo, pero no tenía absolutamente nada que ver con comida.

--Déjame ayudarte a atender a toda esta gente. -propuso con tono bajo --Dos personas trabajan más rápido que una.

--De verdad no es necesario. -se negó nuevamente, gesticulando también con la manos --Debes de estar cansado, no sería justo hacerte trabajar. Siéntanse.

--Insisto en que me dejes ayudarte. -reiteró, tomando ambas manos adversas entre las suyas --Terminaremos más rápido los dos, ¿vamos? -soltando una de las manos, condujo al rubio hasta su puesto en el mostrador.

Mientras Jimin tomaba órdenes y cobraba, Yoongi se encargaba de servir lo ordenado, ya fuera para llevar o para comer allí mismo y, tal como había asegurado, fue más rápido entre los dos.

--Gracias por la ayuda, Yoonie. -musitó tras apresurarse a colocar el cartel de "Cerrado" una vez el último cliente puso un pie fuera del local --Debes estar cansado. Lo siento por eso. -esbozó una sonrisa apenada en dirección al pelinegro. Y es que, pese a la ayuda brindada por este, había terminado cerrando incluso más tarde de lo habitual puesto que los clientes no dejaban de llegar a su cafetería, arruinando así su intención de cerrar un poco antes ese día.

--No te preocupes. -asegura con una sonrisa cansada --Mas bien me alegra haberte ayudado porque de lo contrario creo que hubieras terminado exhausto si te hubieras encargado tú solo de atender a todas esas personas.

Jimin observó a Yoongi atentamente, una calidez inmensa se instaló en su pecho al verlo cerrar los ojos mientras se masajeaba el cuello.

--¿Sucede algo? -cuestionó el pálido, abriendo los ojos tras el prolongado silencio del menor.

--No. -respondió con premura, apartando velozmente la mirada y dándose la vuelta mientras daba varias palmaditas en el lado izquierdo de su pecho, donde su corazón había comenzado a latir alborotado.

Sinceramente creyó que el mayor se quejaría por las arduas horas de trabajo y no lo culparía por ello, siendo que él mismo, pese a estar acostumbrado al ajetreado día a día de su negocio, consideraba ese día especialmente agotador.

Se apresuró a recoger sus cosas y salir de la cafetería. Una vez cerró debidamente, se subió al auto del pálido y emprendieron el camino a casa.

--Estás muy callado. -comentó Yoongi.

--Lo siento. -se disculpó --Venía pensando en que es un poco tarde ya. Quizás deberíamos dejar nuestra cita para otro día.

--¿No quieres ir? -cuestiona con extrañeza, puesto que habían hablado toda la semana de ir a cenar al restaurante favorito del menor.

--Sí quiero. -aseguró --Pero ¿no estás cansado?

--Un poco, sí. -admitió --Sin embargo, aún quiero salir a cenar contigo. Llevo deseándolo todos estos días.

--También yo. -sonrió aliviado.

***

--Adelante. -Jimin invitó a entrar al mayor a la casa de sus padres --Tomaré un baño rápido. -avisó a la vez que lo guiaba hasta la espaciosa sala de estar.

--Querido, ya regresaste. -la señora Park sale al encuentro de su hijo, sorprendiéndose al encontrarse al pálido también allí --Oh, Yoongi. Pensé que llegarías un poco más tarde.

--Yoongi estuvo ayudándome casi toda la tarde en la cafetería.

--¿En serio? -preguntó con evidente asombro --Debes estar agotado. Le ofrecimos a Jimin contratar a alguien para que lo ayude, es demasiado trabajo para una sola persona, pero él se niega.

--Ya, mamá. -se quejó --En serio, yo puedo solo.

--¿Qué te sirvo de tomar? -la fémina cuestionó en dirección a su yerno.

--Un vaso de jugo estaría bien.

Jimin se encaminó hasta su habitación mientras su madre hacía de anfitriona.

Se aseó lo más rápido que pudo y se dispuso a ponerse la ropa que había seleccionado el día anterior. Dejó de lado sus anteojos para colocarse lentillas del mismo color de sus orbes. Se aplicó una sutil capa de maquillaje en el rostro, bálsamo en sus labios, peinó con esmero su cabello, se roció con su perfume favorito y por último se colocó unas cuantas joyas para completar su atuendo.

Ya estaba listo.

Regresó a la sala de estar, donde Yoongi y su padre se habían sumido en una conversación que, a juzgar por sus expresiones, era del total agrado de ambos.

--Minie, amor, que rápido te arreglaste. -comentó su madre, quien llegaba con una bandeja bocadillos.

Ante el comentario de la dama, tanto Yoongi como el señor Park llevaron su atención hacia Jimin, quien se ruborizó levemente al ser el centro de atención.

--Te ves hermoso, Jiminie. -halagó su padre --¿Cómo es que tengo un hijo tan bello?

--Papá, por favor. -se quejó cuando este se acercó a él y le agarró las mejillas.

Por su parte, Yoongi se limitaba a observar la interacción de la familia.

--Bueno, querido, necesitaré tu ayuda en la cocina un momento.

--¿Qué? ¿para qué?

--Ven y lo descubrirás.

El rubio vio a sus padres alejarse. Negó divertido antes de llevar su mirada hasta el pálido, quien lo observaba con demasiado detenimiento.

--¿Estás intentando seducirme? -Yoongi cuestiona de la nada, desconcertándolo totalmente.

--¿Qué? -Jimin observa boquiabierto las serias facciones adversas, que daban a demostrar que estaba hablando en serio. Su mirada viajó hasta la ropa que llevaba puesta: un suéter blanco de pelusa en conjunto con un pantalón y calzado del mismo color. No, definitivamente no estaba vestido de forma provocativa --¿De qué hablas, Yoongi? -apenas alcanzó a preguntar antes de que este se balanzara sobre él, abrazándolo firmemente y enterrando el rostro en su cuello.

--Dios, Jimin, me vas a volver loco. -lo apretó aún más contra su cuerpo, haciéndolo notar su creciente erección.

A Jimin se le escapó una risita nerviosa. Sí, estaba entre sus planes seducir al mayor para que se lo llevara a la cama lo más pronto posible, pero honestamente no le había pasado por la cabeza hacer avance alguno esa noche.

Pero bien dicen que las oportunidades eran calvas y debías agarrarlas por los pelos, ¿no?

Relamiendo sus labios, Jimin sostuvo una expresión inocente y besó castamente al adverso en la mejilla antes de imponer distancia entre ambos --Vámonos o llegaremos tarde a nuestra reservación.

El azabache pareció desconcertado los primeros segundos, pero supo recomponerse con facilidad. Tomó al menor de la mano y salieron fuera, donde la fría brisa los recibió. Abrió la puerta para Jimin, invitándolo a entrar en el auto y una vez ocupó su asiento, puso en marcha el vehículo.

Trató con todas sus fuerzas de concentrarse en el camino y no en la manera en que Jimin relamía cada tanto sus labios, reprendiéndose por considerar erótica la manera en la cual la rosada lengua los humedecía, dándole un aspecto mucho más brilloso y apetecible de lo que ya eran.

Se removió incómodo en su lugar antes de soltar un sonoro suspiro.

--¿Estás bien, Yoonie? -cuestionó, llevando premeditadamente una mano al muslo de este y evitando sonreír cuando un gemido ahogado llegó hasta sus oídos.

--Jimin. -Yoongi llamó, tomando una bocanada de aire antes de continuar --Mueve tu mano, por favor. -pidió en un ronco susurró cuando el rubio empezó a acercarla peligrosamente hasta su ingle.

--¿Por qué? -quiso saber, posicionándola a escasos centímetros de la dureza del mayor.

--P-porque estoy conduciendo y me distrae. -explicó con la mandíbula tensa.

--Entonces estaciónate. -propuso con ligereza, sin dejar de lado su expresión inocente.

--No sabes lo que dices. -volvió a gemir cuando sintió el sutil roce sobre su hombría.

--Te aseguro que sí lo sé. -respondió con firmeza, dejando entrever la lujuria en su mirada.

--¡Jimin! -exclamó, frenando abruptamente ante el repentino apretón sobre su dolorido miembro.

En respuesta, el rubio tarareó con gesto travieso.

--Como yo lo veo, tienes dos opciones. -empezó a decir de forma pausada --O buscas ahora mismo un lugar discreto donde estacionar el auto para que me puedas hacer el amor, o prepárate para lidear con una inoportuna erección toda la noche porque no pienso detenerme hasta lograrlo... tú decides.

--Se supone que vamos a esperar hasta casarnos.

--Te recuerdo que ya estamos casados. -obvió --Además, yo no quiero esperar.

--Pero, Jimin... -observó boquiabierto como el nombrado se quitaba el cinturón de seguridad --¿Qué se supone que haces?

--Lo haremos aquí.

--No, claro que no. -negó al instante --Vuelve a ponerte el cinturón.

--No. -contradijo antes de intentar colocársele a horcajadas.

--Espera. -pidió, agitado de repente --Tú ganas, pero deja que busque un mejor lugar donde estacionarme. -suspiró cuando Jimin sonrió complacido --El cinturón. -le recordó antes de poner el auto en marcha una vez el menor obedeció. Tomó un desvío para salir de la carretera principal y se estacionó varios metros más adelante.

Antes de que se diera cuenta, ya tenía a Jimin sobre su regazo, frotándose insistentemente sobre su erección.

Yoongi buscó instintivamente la boca adversa, gruñendo cuando la pequeña y resbalosa lengua de su esposo se abrió paso rápidamente entre sus labios. Sus manos fueron directamente a la diminuta cintura del menor, buscando con esto controlar sus movimientos. Jimin gimió y se presionó aún más contra él.

La posición era un tanto incómoda puesto que el volante les restaba movilidad.

El rubio chilló por la sorpresa cuando el asiento de repente cedió hacia atrás y quedó reclinado.

--¿Mejor? -Yoongi preguntó con la mirada desenfocada a causa del deseo, recibiendo por respuesta el inicio de otro beso mucho más hambriento.

--Ah~. -gimoteó el más bajo cuando sus pezones fueron pellizcados bajo el suerter. Se levantó un poco para empezar a quitar el cinturón del pantalón del pálido.

--Despacio. -musitó --Estás demasiado ansioso.

--Y tú demasiado tranquilo. -replicó en medio de un jadeo mientras batallaba ahora con el botón del pantalón ajeno.

--Solo intento mantener la calma, no quiero ser brusco.

--Disculpa que te lo diga. -gruñó exasperado --Pero tu consideración sale sobrando en este momento.

Yoongi frunció el ceño.

--¿Ah, sí?

--Sí, maldita sea... -refunfuñó al estar perdiendo la batalla contra el botón.

--Es bueno saberlo entonces. -sentenció antes de apartar las manos del menor y desabrochar él mismo su pantalón bajo la mirada expectante del otro.

Jimin soltó un gritito cuando sus nalgas fueron amasadas sin delicadeza y su boca bruscamente tomada.

--Oh~. -gimió bajito al sentir un frío toque en su pene. Si bien este no era el punto más erógeno de su cuerpo y, ciertamente, tampoco el que más necesitaba que fuera tocado, su estimulación no dejaba de ser sumamente placentera.

Yoongi le chupó con gula los labios a la par que le liberaba el miembro para masturbarlo. Por su parte, el rubio restregaba su trasero contra la dureza adversa con más y más ahínco.

--Yoongi, no es ahí donde necesito tus manos. -le informó al notar que se estaba demorando demasiado en tocarlo donde verdaderamente necesitaba que lo tocara. Sin pensarlo, le tomó las manos con brusquedad y las llevó a sus nalgas aún cubiertas por el pantalón.

--Agradezco tu ayuda, pero no necesito que me enseñes cómo dar placer. -le riñó con seriedad.

--Entonces deja de hacerme esperar por algo que sabes que quiero. -espeta con impaciencia --Te necesito demasiado dentro de mí, por favor... -ronroneó excitado en el oído del mayor, provocándole una sensación eléctrica que pareció estimular cada célula de su cuerpo.

--¿En serio no prefieres que sea dulce contigo? -cuestionó, inhalando profundamente a modo de contención. Era la única oportunidad que le daría de retractarse.

--Quizás para el segundo round. En esta ocasión no. -respondió con total seguridad, arrancándole al pálido una carcajada en el acto.

"Dios mío, le encantaba ese chico"

Yoongi hizo a Jimin levantarse de su regazo y lo despojó del pantalón y ropa interior con excesiva facilidad antes de guiarlo con pericia hasta su miembro erguido y revestido por el látex.

Lamentaba muchísimo no tener el suficiente autocontrol para tomarse el tiempo de prepararlo al menos un poco antes recibirlo y sabía que Jimin posiblemente lo lamentaría mucho más que él después.

--Ummmm~... -gimió otra vez, aferrando los dedos a los hombros contrarios tras sentir que era estirado, clavándole las uñas con fuerza a medida que se adentraba en él.

Yoongi tuvo la consideración de no moverse una vez estuvo dentro por completo. Tomó entre sus manos el sonrojado rostro del más bajo y lo besó cariñosamente en la frente un segundo. Luego, le rodeó perezosamente la cintura con un brazo mientras que utilizaba la mano libre para tomarlo por la parte posterior de la cabeza antes de unir sus bocas en el mismo instante que se retiraba para proporcionarle la primera embestida, absorbiendo así el gemido que abandonó la boca contraria.

Y todos los demás que lo prosiguieron.

--Oh, Dios. -Jimin jadeó una vez su boca fue dejada en libertad para permitirle llevar aire a sus pulmones con más facilidad.

Mientras tanto, Yoongi arremetía de manera frenética contra él. Retirándose casi por completo solo para hundirse nuevamente con más y más fuerza.

Jimin dejó caer la cabeza hacia atrás, incapaz de sostener por más tiempo su peso. Yoongi, al percatarse de esto, colocó una mano tras su cuello, dándole un poco de soporte mientras lo hacía galopar sin descanso.

El clímax golpeó primero al rubio, arrancándole un grito de placer antes de caer desplomado sobre el pálido pecho de Yoongi, quién gruñó en medio de su liberación tras el orgasmo más potente y devastador de su vida.

----☆☆☆----

Pensé que este capítulo no llegaría ni a las 700 palabras y superó las 2700. Lo bueno es que pude hacerlo en un solo día.

Quizás les sorprenda la actitud medio descarada de Jimin, pero no me lo imagino siendo totalmente sumiso a pesar de su personalidad generalmente adorable.

♡♡Gracias por leer, votar y/o comentar♡♡

《Akina》

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