Caminaba por el pasillo que me llevaba a mi habitación, cuando me encontré con un preocupado Thor. Él vestía sus ropas de batalla y había dejado atrás aquellas ropas cómodas que hace unos momentos había llevado al bar. Me acerqué a él y acaricié su brazo para llamar su atención.

— ¿Qué pasa, Thor?

É suspiró con un hondo pesar y me miró con preocupación.

—Heimdall no encuentra a Jane.

Abrí los ojos en gran manera y casi sentí que el mentón me golpeaba contra el suelo.

— ¿Qué? —exclamé—. Eso imposible, al menos para un mortal.

—Lo sé—el dios del trueno se rascó la nuca—, voy a ir a Midgard a buscarla. Heimdall me dejará en el último lugar en el que le vio.

—Quiero ir contigo.

—No, Jemma. Puede ser peligroso.

Puse los ojos en blanco. Por Yggdrasil. Soy una reina con poderes de hielo, inmortal, diosa, guerrera asgardiana, ex agente de S.H.I.E.L.D y vengadora. ¿Por qué todos seguían preocupándose así por mí? Podía derrumbar enemigos que me duplicaban el tamaño. Sí él podía contra todo eso, yo también.

—Por favor, Thor. Estamos hablando de Midgard. Viví más tiempo allá del que tú podrías. Es como un hogar para mí.

—Lo sé, pero hay alguien que te necesita más que yo—bajé la mirada al recordar a Loki— y no me perdonará si dejara que te pase algo.

—Está bien, Thor—acaricié la mejilla de Thor e intenté sonreírle para darle ánimos—. Espero encuentras a Jane sana y salva.

—Espero tú puedas encontrar a mi hermano, porque de verdad lo extraño.

Las palabras de Thor hicieron que mis ojos se humedecieran. Me lancé a sus brazos y lo abracé con fuerza. Él correspondió el abrazo y me soltó con lentitud. Lo vi marcharse por el pasillo y rogué porque él pudiera encontrar a esa mortal de la cual estaba perdidamente enamorado. Continué con mi camino y entré en mis aposentos. Tomé una larga ducha sintiendo como mis músculos se relajaban ante la tibieza del agua. Salí de la tina y después de secar mi cuerpo me metí en mi cama. Sentía que las fuerzas se habían escapado de mí. En el instante que en dejé descansar la cabeza en la almohada me perdí entre sueños.

No supe cuánto tiempo había dormido, pero a juzgar por la posición de la luz era poco más de medio día. Había dormido bastante tiempo, pero después de los sucesos del día de ayer había acabado agotada de manera física, mental y emocional. Me levanté de la cama y me dirigí al ropero. Una enorme sonrisa se dibujó en mis labios al encontrarme con mi vestido verde que tenía un par de detalles dorados. Iría a visitar a Loki portando sus colores favoritos. Trencé mi cabello de la manera en que más me gustaba. Cuando había terminado de arreglarme mi estómago rugió por el hambre.

Salí de mi habitación y me dirigí al enorme comedor. Del centro de la infinita mesa tomé una manzana y le di una mordida. Era un día hermoso en Asgard, decidí dar un paseo por el castillo mientras me terminaba la manzana. Caminaba por los pasillos que tenían una increíble vista a los hermosos jardines de palacio. A la distancia pude divisar la enorme figura de Thor y le vi acompañado por una dama de largos cabellos castaños.

— ¿Thor? —le llamé mientras me acercaba a la pareja. Él se giró al igual que su compañera— ¡Thor!

Corrí para terminar de recorrer el espacio que nos separaban. Me lancé a sus brazos para aferrarme a él con fuerza y correspondió mi abrazo entre risas.

—Jemma, ¿me extrañaste?

—Demasiado, tonto—me separé de él y lo miré a los ojos sonriendo ampliamente—. ¿Qué paso con Jane?

—Ella está aquí.

— ¿Qué?

—Jemma—Thor me tomó por los hombros y señaló a la chica castaña—, te presento a Jane Foster.

— ¡Por las barbas de Odín! Hasta que al fin te conozco—me solté de Thor y fui a abrazar a la mortal—. Thor no me ha parado de hablar de ti.

— ¿A caso le hablas a todo el mundo de mi? —preguntó la castaña a el rubio.

—Solo a quienes son importantes para mí.

Thor se encogió de hombros y sonrió al vernos juntas.

—Un placer, Jane Foster—le dije estrechando mi mano con la de ella—. Mi nombre es Jemma, reina de Glerheim.

—Oh cielos, una reina—ella rió con nerviosismo—. Encantada de conocerla.

Ella intentó hacer una reverencia, pero la detuve.

—Por favor, no lo hagas. Nada de formalismos con mis amigos, ni las novias de mis amigos.

Ella sonrió tímidamente.

—Gracias su majestad.

—Por favor—negué con la cabeza y reí—. Solo dime Jemma.

—Está bien, gracias Jemma.

—Por cierto, Thor—voltee a ver a mi querido amigo nórdico—. ¿Dónde estaba Jane? ¿Por qué Heimdall no la pudo ver?

— ¿Recuerdas la Convergencia? —me preguntó Thor.

—Así es—fruncí el ceño mientras recordaba lo que me habían enseñado sobre ella—. Es la alineación de los nueve mundos, ¿eso que tiene que ver?

— ¿Convergencia? —preguntó Jane—. ¿Qué es eso?

—En un momento te explico Jane—le dijo el dios del trueno a la castaña y volteo a verme nuevamente—. Lo que pasó fue que Jane encontró uno de esos puntos donde los mundos se unen. Afortunadamente la encontré de regreso en Midgard, pero ese no es nuestro mayor problema.

— ¿Cuál es?

— ¿Recuerdas las historias de los elfos oscuros?

Me estremecí al recordar que hace poco volví a escucharla.

—Claro, pero ni me los menciones. Se me eriza la piel, además, ¿eso que tiene que ver con Jane?

—Si mal no recuerdo, nos dijeron que habían destruido el Aether.

—Por supuesto y dijeron que es una arma que transforma la materia en materia oscura.

—Nos mintieron. De alguna manera el Aether está dentro de Jane.

Me tomé un momento para procesar la información y después me giré para mirar de arriba abajo a la menudita figura que tenía frente a mí. Por Odín. ¿Quién diría que un cuerpo tan pequeño pudiera contener tan enorme poder?

—Dime que estas bromeando. Además, ella se ve muy normal.

—Mientras nadie la toque de manera amenazante o la traten de dañar.

—Y ¿tu padre ya sabe de esto?

Thor apartó la mirada y suspiró con pesar.

—Así es.

—Supongo que eso quiere decir que no está muy contento.

—Supones bien.

— ¿Y ahora que van a hacer o vamos a hacer?

—Él no hará nada.

— ¿Qué? ¿No hay forma de sacarle el Aether o acaso no le importa que dentro de una mortal este un arma demasiado poderosa que podría consumirla? —Jane me miró con horror y me sentí mal por haber soltado todo aquello—. Lo siento.

—Tal parece que no.

—Maldito viejo.

—Trataré de buscar alguna solución para salvar a Jane.

—Cuenta conmigo para lo que sea Thor—puse mi mano en su hombro y sonreí levemente—. Sabes que no importa lo que peligroso que sea. Voy a donde tú vayas.

—Gracias, Jemma.

Acarició mi mano y después ambos nos giramos a ver a Jane.

—Bueno, pero quiero conocer más a tu bella mortal—Jane se sonrojó—. ¿A qué te dedicas Jane Foster?

—Soy científica—contestó.

— ¡Impresionante! Thor se ha enamorado de una mujer con cerebro. Eso debe ser un poco humillante para ti, ¿no?

Le di un codazo en el estómago a Thor y los tres reímos.

— ¿Tu a que te dedicas? Digo, sé que eres reina, pero... bueno, digo ¿qué haces en Asgard? Es decir... yo...

Reí y toqué su hombro para que se tranquilizara.

—Tranquila. Sé lo que quieres decir. Llegué a Asgard hace años, cuando una guerra desoló mi tierra. Crecí aquí en Asgard, este es mi segundo hogar. Además de ser reina soy una guerrera, pero en Midgard fui una agente de S.H.I.E.L.D y vengadora

— ¿S.H.I.E.L.D? ¿Trabajaste para ellos?

—Sí, fue así como me uní a "Los Vengadores"

— ¿Tú también estabas con ellos?

—Así es.

—Oh, creo que ahora te recuerdo. Eras la que lanzaba hielo.

—Sí, esa soy yo. Se puede decir que tengo el poder del invierno en la palma de mi mano.

— ¡Increíble! ¿Y eso cómo funciona?

— ¿Disculpa?

—Si ¿usas algún dispositivo para crear el hielo?

—Ammm... no. Nací con él, de hecho, es algo muy común en mi gente.

—No es cierto.

—Oye, Jemma, tranquila. Jane aún está asimilando todo esto de Asgard y la magia—dijo Thor.

—Lo siento.

—No te preocupes, Thor—Jane sonrió—. Todo esto es fascinante, aun que necesito pellizcarme cada cinco segundo para asegurarme que esto es real.

—Te puedo asegurar que es real.

Thor le dio un beso a Jane en los labios, yo me voltee un tanto incomoda.

—Bueno... yo me tengo que retirar, iré a ver a tu hermano.

— ¿Tienes hermanos? —le preguntó Jane a Thor.

—Se refiere a Loki—contestó el rubio y la castaña abrió sus ojos con espanto.

— ¿Qué? ¿La vas a dejar que vaya sola? ¡La puede matar!

Thor y yo reímos al unisonó.

—Jane—negué suavemente con la cabeza—, si no me mató en Nueva York, no lo hará ahora.

—Pero... ¿por qué quieres ir a ver a Loki? ¿Intentan sacarle información o algo?

—Jane—Thor le tomó de los hombros para calmarla—, Jemma ha sido la novia de Loki por años.

— ¡Imposible!

La científica me miró con horror.

—Así es, Jane—me encogí de hombros sin inmutarme ante su espanto y estupefacción—. Llevamos mucho tiempo.

—Pero ¿cómo? ¡Tú eres una heroína! Tú junto con los vengadores salvaste Nueva York de Loki. ¿Cómo es posible que alguien como tú sea novia de él?

—Es una larga historia. La cuál prefiero contarte después, Jane Foster. Solo no lo juzgues por lo poco que conoces de él. Me retiro par de tortolos. Hasta pronto y fue un gusto conocerte.

Me alejé de ellos y entre al palacio. Tomé los pasillos que me llevarían en dirección a las prisiones y en mi camino me encontré con la reina Frigga.

—Mi reina—hice una reverencia.

—Reina Jemma—la mujer de cabellos rubios dio un suave asentimiento con su cabeza.

— ¿Se encuentra bien? —le pregunte al notar un terrible pesar en su mirada.

Ella suspiró con tristeza.

—Vengo de hablar con Loki.

Su voz había sido un susurro.

—Creí que usted tenía prohibido ir a visitarlo.

—Aun lo tengo, pero sabes lo bien que se me da la magia y tengo mis trucos bajo la manga— aquella mujer, a pesar de no ser la madre de Loki, como me recordaba en ocasiones a él—. Si le llegases a preguntar a los guardias yo nunca he estado ahí.

— ¿Qué le dijo Loki?

Guardó silencio por un momento. La tristeza se asomó por sus bellos ojos azules y trato de contener las lágrimas.

—Dijo que...yo no era su madre.

—Mi reina—la abracé y ella me correspondió.

—Sé que es verdad. No soy su madre biológica, pero lo críe como a un hijo. Lo amo tanto como a Thor—tragó saliva y se apartó para verme a la cara—. Le di parte de mis poderes. Lo amo y me lastima lo que él hace.

La reina comenzó a sollozar y mi corazón se encogió de dolor.

—Usted sabe que él también la ama.

—Jemma, ¿cómo puedes sobrellevar esto tan bien?

—Si le soy sincera, mi reina. La verdad es que Loki es otro cuando está conmigo. Él solo finge delante de los demás, ambas sabemos lo orgulloso que puede ser, pero cuando estamos solos podemos ser nosotros mismos. En especial él.

Frigga se limpió sus lágrimas con el dorso de su muñeca.

—Jemma, cariño—ella tomó mis manos entre las suyas—, no sabes la esperanza que me acabas de dar. Ahora sé que mi pequeño Loki sigue ahí adentro. Gracias por no darte por vencida con él.

—No tiene nada que agradecer, mi reina. Usted sabe que lo amo con toda mi vida.

—Jemma, eres una bendición. Has venido ser como una hija para mí y una luz en la vida de mi niño.

—Y usted ha sido como una madre.

—Por algo me dicen la madre de todo, cariño.

Ella besó mi frente y le sonreí con dulzura a la dama que tenía frente a mí.

—Me retiro, mi reina. Iré a visitar a Loki.

—Ve y hazlo feliz.

Asentí y deje un suave beso en su mejilla para después continuar con mi camino.

Me doy cuenta que no importa si eres mortal o inmortal, es difícil apreciar cada momento que vivimos con una persona amada. No sabemos cuánto tiempo esa persona estará con nosotros.

Tal vez sea por la eternidad o tal vez sea un segundo. No importa que tan inmortal seas.