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Capítulo 12: Arreglando el desorden de Loki

Faltaban seis meses para que finalizara el castigo de Loki y se volviera a presentar ante Odín, cuando el padre de todo nos mandó llamar a: Thor, los tres guerreros, Lady Sif y a mí.

Llegamos al salón del trono y nos arrodillamos delante de Odín. Él hizo una señal con su mano y nos paramos.

—Los reuní hoy para darles un anuncio. El Bifröst ha sido reconstruido, pero también los he llamado para decirles que, después del ataque de Loki a Midgard, el caos se ha desatado en los nueve mundos. Hay guerras por todas partes. Destrucción y hambre. Ustedes seis irán con un puñado de einherjar a reestablecer la paz en los nueve mundos.

—Padre—habló el dios del trueno—, antes que nada me gustaría visitar a Jane Foster. Le prometí que volvería, pero con el Bifröst destruido me fue imposible y quisiera saber si podría...

— ¡Thor, hijo de Odín! —Le interrumpió Odín—. ¡Tu responsabilidad como futuro rey de Asgard es mantener los nueve mundos a salvo! Ya te has encargado del mundo de esa mortal, ahora encárgate de los demás. No puedes enfocarte solo en uno. Como futuro rey debes tener como prioridad tu pueblo y los nueve mundos por igual. ¿Me he explicado?

—Pero padre...

— ¡Es una orden!

—Si... padre.

Apreté los puños con fuerza ante la forma de hablar de Odín. Entendía a Thor más de lo que creía. Fui una heredera al trono y ahora soy una reina, tenemos responsabilidades, pero a el corazón quiere lo que quiere. A veces es difícil decidir entre el corazón y el deber.

—Bien. Los tres guerreros, Lady Sif y los soldados partirán hoy a Nidavellir. Mañana, de llegar a ser necesario, Thor y Jemma los apoyaran. Eso es todo, pueden retirarse.

Salimos del salón del trono y un guardia se me acercó avisándome que podía ir a visitar a Loki. Antes de ir corriendo hacia él me fui por la bolsa de cuero. Hice mi recorrido de siempre hacia los calabozos y me detuve frente a la puerta de Loki. Ante mí apareció la misma escena de todos los días y tragué saliva, nunca era más fácil.

Toqué el hombro de Loki con suavidad y él me volteo a ver con su encantadora sonrisa que me hacía estremecer.

—Mi amada enfermera.

—Hola, cariño.

Me senté detrás de él para comenzar a hacer mi trabajo de curación. Loki casi no se quejaba. Se había acostumbrado al dolor. Curaba a Loki con lentitud y mimo mientras pensaba sobre la misión que nos había dado el padre de todo. Tenía casi seis meses sin pelear o entrenar, sentía que mis músculos estaban todos flácidos. ¿Conservaré la suficiente condición física para realizar tal tarea? ¿Habré perdido práctica? ¿Cuánto tiempo duraran estas batallas? ¿Serán días? ¿Meses tal vez? Y si así era ¿quién iba a venir a curarle las heridas a Loki mientras yo no estaba? Fruncí el ceo al darme cuenta de ello. Tal vez por eso Odín me mandaba a restaurar la paz en los nueve mundos. Probablemente él quería que dejara a Loki sin curarle las heridas. Si ya nadie le curaba las heridas, los azotes le volverían a doler igual o peor. Mi corazón me dolió.

—Has estado muy callada mi reina—dijo Loki interrumpiendo mis pensamientos—. ¿Sucede algo?

Suspiré con pesadez.

—Odín reunió a los tres guerreros, Lady Sif, a Thor y a mí.

— ¿Qué quería ese viejo decrepito?

—Dice que los nueve mundos están en guerra y quiere que nosotros restauremos la paz.

—Para ese viejo el sinónimo de paz es guerra. Te ha mandado a la guerra.

No era una pregunta, pero yo aun así le contesté.

—Así es.

—Eso quiere decir que... ¿ya no te veré?

—Trataré de venir cada vez que pueda.

Terminé de curar sus heridas y guardé las cosas que había ocupado. Loki volteo a verme y vi lo molesto que estaba con Odín. Acaricié con ternura su mejilla.

— ¿Y si mueres?

Pude ver el miedo en su mirada. Momentos como este, palabras como estás, me hacían darme cuenta que realmente me amaba.

—Loki, lo único capaz de matarme eres tú, pero eso no sucedió, así que no creo que nada pueda dañarme más que tú.

Loki besó mi frente y después pegó su frente con la mía.

—Aun así cuídate, puede que te encuentres con un loco como yo y él si logre matarte.

—Eso no es demasiado alentador. De todos modos que no hay dos como tú.

—Lo sé pero déjame sonar humilde—reímos ante su tonto comentario, pero después él me miró con seriedad—. Te amo Jemma.

—También te amo Loki.

Nos dimos un tierno beso en los labios y ese día hicimos el amor. No sabíamos cuando nos volveríamos a ver o si sería la última vez. De cualquier manera, era mejor aprovechar el aquí y el ahora.

La tensión por mi futura misión me estaba matando. Intenté caminar por el palacio para relajarme un momento, pero todos en el castillo estaban vueltos locos. Había demasiado movimiento en todas partes, guardias por aquí y por allá preparándose para ir a restaurar la paz. Aquello solo me hizo sentirme presionaba. Necesitaba salir del castillo. Me encaminé por las hermosas calles adoquinadas de Asgard. Mi caminata me llevó a la entrada de la escuela, donde hace años conocí a Loki. Los recuerdos llegaron a mi mente cual tormenta y sonreí con nostalgia. Decidí entrar y ver que tanto había cambiado.

En cada tramo del pasillo tenía algún recuerdo con Loki. Era como estar en los viejos tiempos. Llegué a la puerta del cual fue mi antiguo salón. Miré por una pequeña abertura de la puerta. Me encontré con una escena bastante familiar. Un grupo de niños muy atentos mirando a la maestra. La joven contaba la historia de los elfos oscuros. Aquella historia siempre me ponía los cabellos de punta. La joven terminé de narrar y un niño levanto su mano.

—Maestra, ¿todavía existen los elfos oscuros?

—No Albert, ya no queda ningún elfo oscuro—le contestó la maestra.

—Oh, eso es algo bueno y ¿qué paso con el Aether?

—Fue destruido.

—Entonces ya no nos tenemos que preocupar de que la oscuridad gobierne.

—Así es.

La verdad yo tenía mis dudas sobre aquella historia. No se podía extinguir así una raza entera, ¿o sí? También habían dicho que el Aether era indestructible y luego dijeron que lo destruyeron, para mí había muchos cabos sueltos en esa historia. Esperaba que realmente esas horribles criaturas ya no existieran.

Al salir de aquel lugar regresé al palacio. Al entrar ya no había ningún movimiento de guardias. Los tres guerreros, Lady Sif y los einherjar ya se habían ido a Nidavellir. En uno de los pasillos del palacio me encontré con un cabizbajo Thor. Me acerqué por detrás de él y palmeé su hombro.

— ¿Qué te pasa grandulón?

El nórdico rubio suspiró con pesadez.

—Extraño mucho a Jane.

—Thor—entrelacé mi brazo con el suyo que era más musculoso y caminamos juntos por el palacio—, se por lo que has de estar pasando, nadie mejor que yo sabe lo que es extrañar a la persona que amas. Al menos sabes que ella está con vida en algún lugar de Midgard y aun puedes ir con Heimdall para que te diga como esta y que hace.

—Tienes razón, Jemma—negó suavemente con la cabeza—. Sé que en esto nadie me entiende mejor que tú. Gracias por tu apoyo, por tu comprensión y tu amistad.

—No es nada, Thor. Sabes que te quiero como si fueras mi hermano.

—Oye, ¿qué te parece si entrenamos juntos?

—Me parece buena idea. Me serviría mucho. Solo déjame me cambio la ropa.

Pasé el resto del día entrenando con Thor preparándonos para la batalla en Nidavellir. Mientras entrenábamos recordábamos la gloriosa batalla que habíamos tenido en Midgard. Ambos deseábamos que nuestros amigos midgardianos pelearan con nosotros. Íbamos a extrañar estar en comunicación constante con ellos por medio de auriculares y extrañaríamos escuchar cómo nos apoyábamos. Las pequeñas y tontas bromas que hacíamos para hacer la batalla más llevadera. Los comentarios sarcásticos de Stark. Nunca creí que iba a extrañar tanto a aquellos locos humanos.

Al terminar el entrenamiento Thor y yo nos fuimos a dormir. Al entrar en mis aposentos me paré frente a mi ropero y abrí las puertas de par de par. Saqué del fondo mi traje de S.H.I.E.L.D y acaricie el logotipo del águila. Leí lo que decía alrededor del logo: "Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa". No pude evitar sonreír al recordar a Phil. Lo extrañaba mucho. Me dolía aun saber que Loki era quien lo había matado. Aquel era un tema que nunca había querido cruzar con Loki. No quería preguntarle por qué mató a Coulson. Las palabras de Loki me volvieron a calar.

Estaba muy molesto.

¿Por qué?

Aquella me tomó por sorpresa. Nunca me imaginé que Loki me hubiera dicho todas aquellas cosas solo por estar molesto.

Porque estabas con... ELLOSdijo "ellos" con desprecio y sabía a quienes se refería—. Nunca me imaginé encontrarte en Midgard. Mi plan estaba listo. Conquistaría ese planeta para después irte a buscar a Glerheim y casarme contigo en Midgard. Así no tendríamos ningún impedimento en nuestro matrimonio y seríamos los reyes de ese planeta, pero el verte conviviendo con esos seres destrozó mis planes. Me sentí traicionado y al ver que tenías lazos tan fuertes con ellos me hizo arder en cólera. No entendía como tú terminaste con ellos y en ese momento te odie. Te juro por Yggdrasil que te odie como nunca creí que podría hacerlo. Por eso dije todo aquello, además tenía que mostrarme fuerte e invencible ante aquella raza. No olvides que tú eres mi única debilidad. Cuando perdí la guerra en Midgard creía que también te había perdido a ti ya que vi que tus lazos con ellos se habían hecho demasiado fuertes...

Sacudí la cabeza en busca de apartar aquellas palabras. No quería pensar más en ello.

Volví a mirar el logo y suspiré. ¿Qué estará pasando ahora con S.H.I.E.L.D? ¿Qué cambios habremos hecho Los Vengadores en esa organización? Me encantaba el trabajo que había tenido ahí, aunque siempre me molestó que para todo tuvieran secretos. Aquellos secretos casi nos habían costado la vida.

Volví a guardar mi traje y me puse una bata de seda celeste bastante cómoda. Necesitaba dormir temprano para estar descansada para mañana.

El día siguiente llegó un einherjar con un mensaje. Nos necesitaban en la batalla. Thor y yo salimos por reconstruido puente Bifröst y así comenzamos la ardua tarea de restaurar la paz en los nueve mundos.

Después de la primera pelea en Nidavellir no tuve tiempo para ver a Loki. A veces solo lograba pasar un par de minutos con él cuando regresábamos a Asgard, después de haber terminado una guerra en algún mundo. Las batallas se llevaban días o meses. Me entristecía dejarlo solo por tanto tiempo, pero tenía que enmendar aquello que él había causado. Solo hacia este trabajo, de regresar la paz a los nueve mundos, porque sentía un poco de culpa. Este desastre había provocado Loki con sus actos en Jotunheim y posteriormente en Midgard.

Las guerras duraron alrededor de seis meses. Meses tratando de recuperar la paz entre los nueve mundos. Estábamos a punto de terminar con aquella gran tarea, solo nos faltaba un mundo más. Vanaheim. El castigo de Loki había llegado a su fin. Hoy iba a ser sentenciado por Odín y el maldito viejo infeliz iba a aprovechar mí salida a Vanaheim para hablar con Loki a solas.

Estaba por salir del palacio con Thor cuando nos encontramos con los einherjar que llevaban a Loki con cadenas en el cuello, manos, cintura y pies. Habían dejado que Loki se aseara y traía sus elegantes ropas asgardianas. Su cabello negro estaba bien peinado y ahora me daba cuenta de que lo tenía más largo de lo que lo había tenido en Nueva York. Loki se veía exquisitamente sexy en esas cadenas, por Yggdrasil, se veía irresistible. ¿Cómo era posible? Me sonrojé ante aquel pensamiento.

— ¡Esperen! —llamé a los guardias quienes detuvieron su paso. Me acerqué a ellos y me paré frente a Loki. Él estaba con su cabeza en alto, muy erguido. Se mostraba altanero y orgulloso. Así era él, no quería que lo vieran débil—. No hagas ninguna tontería.

—Yo no hago tonterías—me sonrió de manera burlona—, yo solo hago travesuras.

—Entonces no hagas ninguna travesura.

— ¿Y también me vas a pedir que comience a decir la verdad?

Se burló. Entendí su punto. Le había pedido algo totalmente imposible para él.

—Solo mantente vivo.

No emitió ninguna palabra, pero escuché su voz en mi mente.

Tú también mantente a salvo, Jemma

Tragué saliva ante la preocupación y cariño de su voz en mi mente, aunque su rostro mostraba un profundo desinterés en mi persona.

—Adiós.

Me moví a un lado para que Loki y los guardias continuaran su camino. Thor y yo continuamos con el nuestro. Una vez más fuimos en dirección al Bifröst. Heimdall ya nos esperaba como de costumbre, listo para enviarnos a Vanaheim. Al entrar al puente arcoíris el guardián lo abrió para nosotros.

—Esta es nuestra última batalla y descansaremos.

Thor estaba emocionado por ello.

—Eso espero.

— ¿Estas lista?

—Siempre.

Le guiñe un ojo. Viajamos a través del puente arcoíris y caímos en Vanaheim en la velocidad de un parpadeo. Thor lanzó su poderoso martillo Mjölnir y lo llamó de nuevo. El Bifröst se cerró dándonos mejor visibilidad del lugar. Sin esperar más, Thor se incorporó a la batalla saltando y golpeando a Mjölnir en el suelo, provocando rayos que hicieran caer a unos cuantos.

— ¡Tengo todo en completo control Thor! —gritó la guerrera Sif a Thor.

— ¿Y por eso todo está en llamas? —se burló el dios del trueno.

Thor y yo reímos. También me le uní a la batalla y comencé por congelar el fuego de algunas casas. Peleaba también con algunos enemigos y los congelaba. Peleaba hombro con hombre junto a Thor. Entre tantas batallas él y yo nos habíamos hecho aún más unidos. Salvándonos la vida en múltiples ocasiones.

—De nada, fue un placer.

Escuché la voz de Sif detrás de nosotros. La miré y con su escucho había detenido una flecha que le pudo haber dado a Thor. Como si nada continuamos con los nuestro, despedazando unos cuantos enemigos por aquí y por allá. Un rugido bestial resonó en el lugar y todos volteamos en dirección de donde había provenido. Nuestros adversarios le abrieron espacio a un gigante de piedra.

—Todo tuyo—le dijo Sif a Thor.

—Gracias—contesto sarcásticamente.

Los enemigos animaban al gigante de piedra como si fuera su "gran orgullo". Thor camino hasta él y lo encaró sin inmutarse un poco.

—Hola—saludó Thor al gigante. No pude evitar rodear los ojos. Tal vez Thor había madurado en cierta manera, pero a veces se seguía comportando de manera tonta. La bestia rugió en respuesta—. Acepto tu rendición—todos se burlaron del comentario del rubio y él sonrió. Sin seguir perdiendo el tiempo le dio vueltas a Mjölnir y golpeó a la bestia haciendo que cayera convertido en pequeños pedazos de roca que cayeron frente a Thor—. ¿Quién sigue?

Los enemigos asombrados cayeron de rodillas rindiéndose. Habíamos ganado la batalla.

—La próxima vez hay que iniciar con el más grande—sugirió Frandal.

—Yo secundo—levanté la mano entre risas.

Los einherjar comenzaron con su trabajo de esposar a los prisioneros y llevarlos a las prisiones de Asgard. Eso me hizo recordar a Loki. ¿Qué será de el ahora? ¿Cuál sería la sentencia que Odín le puso por la eternidad?

Antes de irnos Thor se tomó un minuto para hablar con Hogun. Le concedió permiso para quedarse con su familia en Vanaheim. Thor se despidió de su amigo y llamó a Heimdall para que abriera el Bifröst. En minutos el puente fue abierto y nos envió de nuevo al reino eterno de Asgard. Al llegar Heimdall le informó a Thor que Odín lo esperaba en los campos de entrenamientos. Por mi parte necesitaba tomar un baño para después ir a ver a mi amado Loki.

Al terminar de ducharme, me encamine a los calabozos para ver al Loki. Me encontré con la sorpresa de que su calabozo estaba vacío. Me acerqué a un guarda para preguntarle por Loki.

—Lo mandaron a las prisiones.

—Gracias.

Había comenzado a subir los escalones cuando el mismo guardia me detuvo.

—Reina Jemma, no tiene permiso de visitarle.

Me detuve en seco y le miré sobre mi hombro.

— ¿Qué? ¿Quién ha dado esa orden?

—El padre de todo lo ha ordenado. Ni la reina Frigga, ni usted pueden visitarlo.

Apreté los dientes con fuerza al igual que mis puños.

— ¡Maldito anciano!

Salí hecha una furia. Iba a hablar con el maldito viejo, infeliz y acabado. Me las va a pagar. ¿Cree que era una broma lo de la guerra? Pues no es así. Era capaz de armar una guerra solo para que me dejaran ver Loki.

Estaba tan furiosa que no me di cuenta de quien pasaba a mí lado o frente a mí y terminé estrellándome con el pecho de Thor.

—Cuidado, pequeña.

Thor me sostuvo de los hombros para no caer.

— ¡Muévete Thor!

Lo aparté con brusquedad y continúe mi camino.

— ¡Oye! ¿Qué te pasa?

El nórdico me detuvo tomando mi mano, pero me soltó con rapidez al sentir la frialdad de mis dedos.

—Estoy molesta con Odín. ¡Me ha prohibido visitar a Loki!

— ¿Qué? Eso es imposible.

—Pues así es. Ni tu madre ni yo lo podemos ver y quiero arreglar esto.

—Estoy dispuesto a ayudarte.

Me quedé un momento mirándolo y en sus ojos azules vi la sinceridad. Me sentí avergonzada por haberlo tratado mal.

—Gracias.

Thor me acompañó para abogar por mis visitas a Loki. Llegamos con Odín quien se encontraba en la sala del trono.

—Padre de todo quiero hablar contigo.

Entré con la cabeza en alto. Tal vez podía enviarme como un peón junto a su hijo a luchar por Asgard y los nueve mundos, pero no iba a dejar que él olvidara que yo no era parte de su ejército. Yo era una reina.

—Sé a lo que vienes Jemma y mi respuesta es no.

Aquello me hizo enardecer más. Mis venas sentí que me quemaban del coraje y deseé congelarle esa cabeza.

—Padre de todo entiendo que no le permita las visitas a la reina, sé que se preocupa por su vida, pero usted no se tiene que preocupar por la mía.

—Loki necesita ser castigado por sus crímenes, ¿crees que después de todo lo que ha hecho le voy a dar el premio y el lujo de que lo puedas visitar? Además, ¿cómo sé que no están planeando algo en mí contra?

Reí ante el comentario de Odín.

—Por favor, tú sabes que lo que más desea él es un trono. ¿Para que quiero un trono si ya tengo el mío esperándome en Glerheim?

— ¿Entonces por qué insistes en verlo?

—Diversión.

— ¿Diversión?

Puse los ojos en blanco

—Solo para satisfacer mis necesidades naturales.

— ¡Explícate!

No pude evitar reír a carcajadas.

— ¿Realmente quieres que te explique lo bueno que es en la cama Loki? — ¡Por Yggdrasil! ¡Jamás me había escuchado hablar así! ¿Por qué estaba diciendo sandez y media? Me sentía que estaba empezando a sonar como Loki, bueno, en algo tenía que afectarme tanta convivencia con él—. ¿A caso ya olvidó la técnica del sexo?

—Jemma—susurró Thor. Sabía que él no se esperaba aquello de mí. Sinceramente, yo tampoco.

—Odín, solo evítame la molestia de buscarme a alguien más para la cama y déjame visitar a Loki.

—Padre—dijo el portador de Mjölnir—, creo que al menos le podrías regalar eso a mi herma... a Loki, después de todo lo que le hemos hecho.

Con aquellas palabras Odín se relajó y suspiró.

—Está bien, Jemma—gruñó Odín—. Puedes visitar a Loki.

—Se lo agradezco

Hice una reverencia burlesca ¿Por qué hice todo esto? ¡Oh por Yggdrasil! Si mi madre me viera y me escuchara, reina o no, me mataría. Salí del salón de trono y detrás de mi salió Thor quien me detuvo del brazo.

—Espera, Jemma. ¿Es cierto todo lo que dijiste delante de mi padre?

— ¿Qué cosa?

—Lo que estas con Loki por pura diversión

Suspiré y me aparté de la entrada para hablar sin susurrar.

—No, Thor. Todo fue mentira, ¿de qué otra manera podría convencer a Odín de que lo que hacemos Loki y yo es sanar nuestras heridas y no planear estúpidas ideas de conquista?

— ¡Mentiste! Pero se vio tan creíble.

— ¿Verdad que si? Creo que la convivencia con Loki me está afectando—ambos reímos ante mi pequeña broma—. Gracias por tu ayuda Thor, sé que fue tu comentario lo que realmente me ayudó a visitar a Loki.

—No es nada, Jemma. Somos amigos y estamos para ayudarnos en lo que sea. Cuento contigo y tú cuentas conmigo.

Lo abracé con fuerza y él me correspondió el abrazo. Me liberé de su abrazo con lentitud y palmeé su brazo.

—Iré a ver a Loki.

Di media vuelta para marcharme, pero Thor tomó mi mano.

—Jemma, padre quiere que celebre la victoria con mis amigos. ¿Me harías el honor de venir?

—Thor—gemí con fastidio—, quiero ver a Loki.

—Lo sé, solo será un momento. Sabes que si no llevó a alguien me obligará a ir con Sif y no quiero darle ilusiones. Lo sabes.

—Thor...

—Por favor—me rogó—, además te prometo no tardar. Heimdall pidió hablar conmigo. Solo para que padre no me moleste, sabes lo tozudo que es.

Suspiré con pesadez y dolor en mi corazón. Se lo debía a Thor.

—Está bien. Iré.

Él me regaló una enorme sonrisa.

—Gracias, Jemma—me tomó por los hombros y besó mi frente—. Voy refrescarme y me pondré algo más cómodo. Paso por ti a tu habitación.

Thor se alejó dándome un beso en la mejilla. Ya vería a Loki más tarde.

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