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2

–¿Cuál es tu nombre?

     Una voz gruesa se asomó por sus oídos, casi inaudible.
Taehyung seguía aturdido, y probablemente, confundido. El repugnante olor a incienso se colaba por sus narices.

–¡Hey! ¡¿Cuál es tu nombre?!

    La misma voz se hacía presente.
Después de éste segundo grito, Taehyung abrió los ojos, cerrándolos al instante por el repentino contacto con el sol. Frunció un poco el entrecejo y llevó su brazo izquierdo sobre sus ojos para cubrirse de los lastimosos rayos sobre su retina.

–K-Kim Taehyung —afirmó vacilante.

     Poco a poco, la silueta de un hombre mayor se volvía más clara; dejaba ver su delgada complexión, con varias canas asomándose por sus cabellos, así como el rostro levemente arrugado. Éste mismo acercó su rostro al de Taehyung.

—¿Sabes dónde estás? ¿Bebiste algo anoche?

–¿Eh? —Tehyung seguía preguntándose si todo había sido un sueño o si de verdad estaba vivo nuevamente.

   Palpó a su alrededor, manchando sus manos con líquido espeso. Taehyung se hallaba tendido en el piso cubierto de sangre.
El pánico se apoderó de su cuerpo, pero también lo hizo la debilidad. No podía ni articular una palabra.

   Al ver que la respuesta no se hacía presente, el señor de más edad sujetó la cabeza de Taehyun entre sus manos, pues se preguntaba de dónde venía toda esa sangre en la que éste se hallaba recostado. Encontró una herida lo bastantemente profunda como para introducir dos de sus dedos en ella.

   Taehyung, por su parte, se limitaba a quejarse y gimotear por el dolor que sentía en su espalda y su nuca.

–¡Hey, Hoseok, ayúdame con este! —El hombre hizo una seña llamando a alguien; mientras, Taehyung seguía luchando con su cuerpo para ponerse de pie.

–¿Qué pasa, papá? —Un chico alto, de cabellos castaños oscuros había aparecido de repente.

–Está desangrándose. Si no lo ayudamos, se muere. —El hombre tenía una mirada seria y su voz reflejaba la sinceridad con la que hablaba—. Venga, ayúdame a pararlo.

–Ese no es tu problema, papá. Seguro es un pandillero, nos meterás en problemas –refutó antes de girar sobre sus pies para volver a su casa.

   El hombre se había dado por vencido con su hijo, así que se giró para levantar a Taehyung por si mismo, pero la escena se tornó oscura y aterradora.
Taehyung había comenzado a retorcerse en el suelo, mientras sus ojos se ponían en blanco y sus manos perdían color.

—Hoseok, ¡Míralo!

      El nombrado giró la cabeza, encontrándose con la confusa y espeluznante situación. Rodó los ojos y se encogió de hombros.

–Está bien. —Hoseok corrió hasta el chico y lo tomó en brazos mientras éste seguía retorciéndose.

     El hombre y el joven corrieron con Taehyung en brazos hasta su casa. Entraron por la ancha puerta de madera, buscando un lugar donde pudieran recostar al chico que se encontraba agonizando.
Hoseok formó una mueca con sus labios mientras observaba a Taehyung. Había algo de él que le daba mala espina. Su padre se acercó hasta ellos y fijó la mirada en Taehyung. Recorrió con sus dedos el rostro del castaño que yacía dormido en los brazos de Hoseok, las convulsiones habían parado, pero seguía temblando y tenía las manos frías.

–Ponlo sobre la mesa. —Indicó el hombre de mayor edad.

     Despejó el mueble, permitiéndole a Hoseok poner a Taehyung sobre la mesa de mármol.

–¿Quién es us... —Taehyung se vio interrumpido por un pañuelo en su boca, el cual hacia presión contra su labio inferior. Seguido de esto, comenzó a sentir como todos sus músculos relajados, después de quedó dormido.

–Su espalda sangra, sus piernas están débiles y sus pupilas no se dilatan. Ayúdame, Hoseok, por favor.

    Hoseok asintió a regañadientes.
Su padre se volvió a la planta de arriba en busca de gasas y alcohol.

    Hoseok miró atento a quien permanecía sobre la mesa.

–¿En qué demonios te metiste para quedar así? ¿Peleas con pandilleros, quizá?

      Taehyung fruncía el ceño de dolor, soltando pequeños alaridos. Parecía no escucharle. 

     Hoseok le tomó el brazo con brusquedad y levantó la manga de su brazo izquierdo. Conociendo las marcas distintivas de todas las pandillas de ese barrio, el castaño quería asegurarse de no haberse metido en problemas. En vez de encontrar algún símbolo conocido, Hoseok halló una marca bastante confusa en el antebrazo de Taehyung. Parecía un garabato a simple vista, pero, con un poco de perspectiva, éste se tornaba rojo, como si aún quemara sobre la piel.

"Saeculum".

El chico le miró raro y encorvó sus labios. Seguido tomó a Taehyung del cuello y lo acercó a él.

–Mira, niño bonito, no sé a qué demonios estés jugando, pero más te vale terminar todo este teatrito.

Taehyung abrió los ojos levemente, y en ese instante, Hoseok pudo notar que algo faltaba en las pupilas del chico; carecían de brillo, les faltaba la chispa de vida.

     Algo no cuadraba, nadie usaba palabras el inglés o cualquiera que fuera ese idioma, no había alguna pandilla con ese nombre, ni siquiera algo que Hoseok recordara vagamente.
Taehyung alzó las cejas, sonrió y echó la cabeza para atrás con los ojos cerrados. Se había quedado dormido nuevamente. Hoseok miró a todos lados buscando a su padre con la mirada, esperando que éste le ayudase, pues la sangre comenzó a brotarle a Taehyung del cuello.

–¿Qué hiciste, Hoseok? —El hombre corrió al lado del castaño y palpó con sus dedos la frente de Taehyung—. Tiene fiebre, trae un pañuelo.

Hoseok soltó el cuello del chico y se cruzó de brazos.

–Es más fácil llamar una ambulancia. —Propuso con sarcasmo.

–Hoseok...

–Si, si, ya sé, voy por el pañuelo.

Después de haber cerrado las heridas, Hoseok y su padre dejaron a Taehyung en la sala para que descansara. Cada uno se metió en su habitación, Taehyung pasaría la noche en casa de los Jung.

Llegadas las 10 pm, Taehyung fue despertando; sintió sus labios con sus yemas: secos y ásperos. Un vaso con agua fue lo primero que divisó a su lado. Sin hacer ruido, lo tomo y bebió todo el contenido. Después de haber bebido y haberse revisado las heridas, se recostó en la mesa nuevamente. Daba vueltas sobre ésta, tratando de quedar dormido. Sin embargo, su costado derecho comenzó a sangrar repentinamente. La sangre subió por su garganta, emanaba con fuerza de su boca; podía sentir el sabor del óxido dispersarse por su paladar hasta llegar a sus encías.
Empezó a curvar la espalda y a tener pequeñas convulsiones, en las que, con cada ahorcajada, aventaba un poco de líquido carmín que terminaba manchando su ropa. Sus ojos se tornaron blancos y su boca comenzó a cerrarse, dejando que tragara la sangre acumulada. Su costado había dejado de sangrar y su boca comenzó a temblar.
Se llevó la diestra al pecho, del lado del corazón, tratando de relajar sus respiraciones y los acelerados latidos de su músculo cardíaco. El miedo se apoderó de sí mismo, el sudor frío recorrió su espalda con detenimiento, causándole escalofríos. El golpeteo de la lluvia en el techo asemejaba el galopar de los caballos, un sonido tan familiar.
Un trueno despejó su mente y resonó por sus oídos, estremeciendo cada una de las partes de su débil cuerpo. Al girar la cabeza para buscar un interruptor de luz, la imagen de un chico con la mirada fija en él, de ojos gatunos y blanquecina sonrisa, justo en la ventana, a mitad de lo que parecía ser una tormenta, llamó su atención. El mismo chico golpeó con su índice la ventana y señaló un mensaje escrito con sangre sobre el vidrio.

"Espero hayas dormido bien, Kim Taehyung".

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