Thomas corrió por los pasillos tratando de llegar al cuarto de Johny o el de sus padres, esperando que uno aún no hubiera muerto. Al primero que pudo llegar a ver fue a Johny, pero para su desgracia se dio cuenta de que él había sido el primero de Sadie. Entró para ver mejor qué le había hecho su hermana a Johny, y cuando lo vio, no podía creer lo que estaba mirando. Era Johny amarrado a su cama con calcetas y varias perforaciones hechas seguramente por el cuchillo que había sacado su hermana.

Inmediatamente salió a buscar el dormitorio de sus padres, pero mientras lo buscaba había encontrado a su hermana del otro lado del pasillo al que había entrado. Se detuvo viendo a su hermana sujetando el cuchillo con su mano izquierda y con una mirada penetrante, como si estuviera tratando de entrar a su cabeza. Sin dudarlo por un segundo, Thomas se echó a correr para seguir buscando a sus padres y ver si no se habían vuelto el tercero y el cuarto en la lista de su hermana; mientras, ella lo seguía a un paso bastante rápido con el cuchillo en la mano. Thomas pensó que no los encontraría, hasta que llegó a la puerta del cuarto de sus padres. Empezó a golpear la puerta para despertarlos porque estaba cerrada, y además; sus golpes eran en vano pues sus padres traían puestas unas orejeras.

Sadie lo estaba alcanzando, por lo que no tubo otra opción mas que seguir corriendo y esperar que a sus padres no les pasara nada malo. Mientras aún seguía corriendo delante de Sadie, a Thomas se le estaba ocurriendo un plan B; el cuál era llegar al teléfono de la casa, hablarle a la policía y esperar a que llegaran para arrestar a su hermana. Aunque lo malo de su plan, era que de su casa al pueblo eran casi 20 minutos y posiblemente no iba a durar ese tiempo, pero era eso o morir sin que nadie supiera quién fue. Bajó unas escaleras y se dirigió hacia la sala, que era donde estaba el teléfono de su casa.

Llegó a la sala, vio el teléfono sobre una pequeña mesita junto a un sofá. Tomó el teléfono y llamó a la policía.
«Policía ¿Cuál es su emergencia?» fue lo que le respondió una mujer que no parecía mostrar ni el mínimo interés por la persona que llamara al número de la policía.

-¡Sí, ¿policía?! -dijo Thomas con la respiración agitada-. ¡Quisiera reportar que...!

De repente, la llamada se cortó. Thomas estaba confundido, cuando se dio la vuelta y se había dado cuenta que Sadie había desconectado el teléfono del enchufe. Sadie levantó el cuchillo y se acercó a Thomas tratando de clavarle el cuchillo. Thomas lo esquivó y el cuchillo dio en el sofá, Sadie lo desclavó y Thomas había echado a correr nuevamente.

Thomas ya no pensaba en sus padres, ahora solamente quería huir; así que se quería dirigir a la puerta y dejar a la suerte la vida de sus padres. Estaba a punto de bajar unas escaleras que lo llevarían a la puerta, pero de la nada; Thomas se detuvo un momento y recordó cómo Isaac estaba muriendo por culpa de Sadie, y se dio cuenta de que no quería quedarse solo si es que ella mataba a sus padres.

Luego, decidió volver por sus padres aunque le costara la vida; así que se dio la vuelta. Creyó que todo iba a estar bien porque no había visto a Sadie tras de él, pero todo se fue abajo cuando se volteó, literalmente se fue abajo ya que Sadie había tomado un martillo de una caja de herramientas que su padre guardó en un mueble de la cocina, y luego lo golpeó en el cráneo. El golpe no lo había matado pues el martillo no era muy grande y pesado, pero el golpe fue tan fuerte que lo dejó aturdido. Thomas empezó a retroceder y cayó por las escaleras hasta que llegó al piso. Sadie bajó pero no pudo saber si estaba vivo o no, ya que no sabía tomar el pulso; así que lo dio por muerto. Luego, lo tomó por los tobillos y lo arrastró hasta ponerlo debajo de la mesa de la cocina.

Sadie se sintió más viva de lo que jamás pudo haber imaginando. Luego de haber acabado con el número 3, se quedó en vela el resto de la noche esperando a que sus padres se despertaran para así terminar con lo que se había dispuesto a hacer.