Fue difícil meterlo en el auto, tuve que esperar a que se durmiera, y encima trancar las puertas para evitar que escapara. Estuvo rogándome toda la noche, entre llantos, que lo dejara ir. No puedo hacer eso, sería irresponsable de mi parte. A veces siento que no confía en mí, y eso que hace cuatro años que lo tengo viviendo bajo mi techo. Ya, entiendo que es normal que intente fugarse, he hablado con otros compañeros que dicen que los primeros días son insoportables, y no los dejan dormir con los gritos. Les escupen la mayoría de las veces que intentan alimentarlos, y que una vez consiguen ponerse de pie, la cosa se complica aún más. Tienen que colocar trabas, retirar los cables, y hasta poner sistemas de alarma por toda la casa. Hay que mantenerlos allí, pues únicamente pueden salir bajo estricta supervisión. Los primeros años requieren paciencia, hay que establecer las reglas desde el principio. Ellos se acostumbran, y entonces dejan de hacer lo que quieren, comienzan a comportarse y a acatar órdenes sencillas, entendiendo que somos lo único que tienen, y que los amamos.

Ser padres es trabajoso, pero vale la pena...  Aunque tu hijo quiera acompañarse a todos lados, en lugar de quedarse unos días en la casa de su abuela.