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家 で 地 獄

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Nagisa no acepta el amor.

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Las lágrimas bajaban rápidamente por los pómulos afinados, los sollozos eran amortiguados por sus delicadas palmas mientras su agitado corazón intentaba calmarse tras los sucesos del día.

El traje negro que había portado horas atrás estaba tirado en el frío suelo de su habitación mientras portaba una playera de su difunta pareja, aún podía reconocer la masculina colonia que Gakushuu solía utilizar y lograba embriagarlo desde el momento que la percibía.

Tenía miedo, miedo porque sabía lo que se venía; miedo porque sabía que no debía aceptar el amor de nadie.

De nadie que no fuera él.

Una ligera maldición escapó entre balbuceos al rememorar un poco de lo que había sido su corta vida, llevaba quince años tratando de sobrellevar todos los sucesos que siempre lo habían perseguido pero sin duda el más importante y traumático tenía nombre y apellido.

Akabane Karma, solo de pensar su nombre un escalofrío recorría su pequeño cuerpo; no sabía si era bueno o malo pero de algo estaba seguro aquel chico pelirrojo lo estaba llevando a la locura.

"– Ratoncito. — Llamó el dueño de sus pensamientos — Hiromi dice que bajes a cenar.

– Nagisa. — Volvió a llamar al no recibir ninguna respuesta— Te he dicho que no me gusta que cierres tu habitación con llave.

– Nagisa abre la puerta. — Ordenó con un tono serio que causaba que el temor recorriera sin piedad el fino cuerpo— Ten por seguro que entre más rápido abras, menor será tu castigó."

La desesperación de volver a escuchar aquello de los castigos lograba que las lágrimas se acentuaran aún más, empañando los hermosos iris zafiro; con delicadeza volvió a recorrer cada una de las mordidas que adornaban sus hombros mientras intentaba apaciguar su respiración.

El fuerte ruido de la puerta de su habitación chocando contra la pared logró que un pequeño gimoteo fuera retenido al morder su labio inferior, sabía perfectamente quien era y su aura dominante solo confirmaba la presencia.

"– Oh vamos ¿Sigues llorando por él? — Preguntó con burla el chico que acababa de entrar a la habitación— ¡Por dios Nagisa! No valía la pena.

– Pe... Perdón Karma. — Balbuceo al pararse de la cama— No, no volverá a pasar."

Era obvio que no volvería a pasar, porque no quería que otro nombre se agregará a la lista de las sádicas muertes que daba su hermano mayor cada vez que presentaba a alguien pero ¿Él era el culpable? ¿No?

Karma siempre lo dijo, mientras nadie se acercará con una segunda intención él se detendría; porque realmente él no merecía que alguien entregará su vida como lo había hecho el chico de hebras naranjas.

"– No tienes porque llorar, me tienes a mi. — Sonrió con orgullo el contrario— Recuerda que yo soy el único que puede llevarte a conocer el cielo."

Irónico, porque estaba seguro que el único lugar donde lo llevaba el pelirrojo era su propio infierno.

"– Bien, ahora tira esa playera y vamos a cenar. — Exigió de manera tranquila el pelirrojo al observar la delicada figura que se encontraba sentada en la cama— Vamos, no tengo todo el tiempo.

– Pe... Pero po... Podrías salir por favor. — Imploró entre tartamudeos — Yo, pro... Prometo no tardar Karma.

– ¿Estás negando que vea tu cuerpo Nagisa? — Cuestionó con una pizca de molestia que se reflejaba en los iris mercurio— ¿Acaso hay algo que me ocultas? O mejor dicho ¿Alguien te hizo algo que me ocultas?

– ¡No! ¡Nadie me a tocado! ¡Solo tú! — Respondió de manera inmediata al sentir los frenéticos latidos del corazón de su hermano— ¡Yo sé que solo Karma puede tocarme!"

El terror inundaba completamente el cuerpo androgino que actuaba por inercia, los largos y finos falanges tomaron rápidamente la playera que alguna vez perteneció a Asano para ser despojada sin duda; una sonrisa llena de satisfacción fue naciendo en el rostro ajeno al darse el lujo de observar cada rincón de la blanca piel.

Las frescas mordidas que cubrían los delicados hombros aún dolían, las marcas de dedos en sus muslos aún quemaban, las ligeras aberturas en su cintura que el pelirrojo había dejado después de impedir que escapara de aquellas embestidas aún ardían.

"– Tan precioso. — Mascullo con seriedad el más alto al acortar la distancia— Tan delicioso.

– Ve... Ves, solo son tus marcas. — Aclaró con la voz empapada en nervios al sentir la mirada llena de deseo— Es, es más puedo u... Usar tu playera.

– Mi Nagisa. — Dijo el pelirrojo causando que una fina corriente de escalofríos recorriera el cuerpo ajeno— Tan mío desde que llegaste al mundo."

Sin poder evitarlo una lágrima traicionera volvió a bajar por su mejilla, lo sabía y no había manera de negarlo; mejor dicho no había manera de escapar de eso, él era propiedad de Akabane Karma y el pelirrojo se le recordaba todas las noches cuando entraba a su habitación y lo tomaba sin permiso.

No, en realidad no necesitaba permiso porque era suyo; era su lindo muñeco que podía jugar cuántas veces quisiera porque lo tenía completamente controlado, sabía que hilos mover y la manera en lo que lo hacía para que no escapará.

"– ¿De quién eres Nagisa? — Siseó con aquella voz ronca que empezaba repudiar— Contéstame Nagisa, ¿De quién eres?

– De Karma. — Firmó su condena como cada vez que esa pregunta llegaba a sus oídos— Solo de Karma."

El brusco osculo logro que un quejido quisiera escapar, las mordidas brindadas por el pelirrojo empezaban a tomar fuerza conforme no participaba en el beso; no quería corresponder a esa obsesión, no quería que las consecuencias fueran más grandes en unas horas.

Pero debía, debía ser el mismo sumiso que Karma disfrutaba todas las noches, debía ser el títere del pelirrojo cuando quisiera y debía obedecer.

Con el corazón estrujado empezaba a regresar las finas mordidas que su contrario recibía gustoso, con temor deslizaba sus pequeñas manos sobre la ceñida playera mientras suspiraba con placer que desearía no sentir.

"– Vaya, me parece que hoy mi ratoncito está más despierto. — Murmuró con deseó acumulado— Nada más por eso tu castigó será más... Placentero."

El temblor aumento y las ganas de llorar regresaron sin piedad, la palabra "No" apuñalaba sin piedad su pequeña mente mientras intentaba que esa misma fuera expulsada de sus cuerdas vocales.

"– Bien, vamos a cenar. — Dijo como si nada Karma al dejarlo respirar nuevamente— Ponte mi playera, sabes que mi habitación siempre está abierta para ti.

– S... Si.

– Bueno corre, hermanito. — Respondió con diversión— No queremos que Hiromi se preocupe."

Con pasos lentos repletos de cansancio tomo el rumbo de cada noche, la habitación de Karma emanaba el mismo peligro que su dueño y el simple hecho de entrar empezaba a causarle estragos amargos; tal vez si se hubiera ido con su padre en el momento que conoció a Yako-san todo sería diferente.

Pero realmente ¿Cuándo empezó su infierno?

No tenía ni la más mínima idea, simplemente el hecho de tener recuerdos fugaces de su hermano de quince años brindándole besos mientras le asegura que él sería el hombre de su vida podía considerarlo el inicio de todo.

Un pequeño sollozo volvió a escapar de sus labios, logrando que se percatara de las lágrimas que se acumulaban en sus ojos; que ironía, pensó que debía llorar por la muerte de Gakushuu pero ahí estaba regalandole más lágrimas al joven que le llevaba cinco años.

Con las piernas temblando y con el corazón en la garganta emprendió nuevamente su rumbo a una cena que no quería, no quería compartir mesa con él, no quería sentir como bajaba una de sus manos y le brindaba caricias fugaces que le dejaban quemando.

"– Iré a ver a su padre este fin de semana. — Escuchó una seria voz que le causaba escalofríos y lograba regresarlo a la realidad— Y no, ninguno puede ir.

– No iba a pedir que me llevaras. — Respondió con indiferencia el demonio que tenía como hermano— Simplemente ve y deja de molestar.

– Estás a cargo Karma, nada de salidas. — Ordenó al momento de dirigir su fría mirada a ambos— Y nada de ver a los Asano ¿Entendiste, Nagisa?

–S... Si mamá."

La cena transcurrió como siempre, en silencio con miradas de reproché por la hermosa mujer que estaba frente a él; realmente no entendía ¿Por qué todo parecía tan distante? ¿Por qué simplemente aguantaban eso?

Nadie sabía la respuesta, o más bien nadie estaba dispuesto a darla; él estaba conciente que su madre sabía de la extraña relación que llevaba con su hermano y lo sabía porque la primera vez que estuvo dentro de él y lo dejo llorando en el frío suelo de la sala ella lo encontró.

Lo encontró en medio de lágrimas y dolores, con la horrible sensación de tener las grandes manos aún amoldando su piel y con ganas de morir; pero al final solo se quedó en un golpe mientras lo apuntaba a ser el culpable de provocar a Karma.

Que mierda de vida, pero aún era muy cobarde y por ello seguía con ella; no tenía el valor de quitarsela y estaba seguro que aún suicidándose su cariñoso hermano lo seguiría hasta el infierno.

Un suspiro escapó de sus labios al observar como su progenitora miraba el reloj de la sala mientras abandonaba su plato a medio comer, no importaba que día fuera; Akabane Hiromi salía como todas las noches, sin tomarle importancia a lo que sucedía dentro del sombrío departamento.

Con tranquilidad observó las acciones de su hermano, Karma seguía picando con el tenedor la carne de su plato mientras evitaba mirarlo; ¿Lo había hecho molestar? Si era eso quería huir rápidamente porque sabía que si el pelirrojo estaba poseído por la furia  no tendría ni un poco de piedad por él.

"– ¿Lo querías? — Le cuestionó en el momento que la puerta del lugar fue cerrada— ¿Realmente lo querías?

– No. — Murmuró después de terminar el bocado que aún mantenían en su pequeña boca— No podía quererlo.

– ¿Por qué?"

La pregunta lo descolocó completamente logrando que posará sus grandes iris azules en el pelirrojo, ¿Era una trampa? ¿Si contestaba correctamente podría librarse por hoy?; No, realmente no podía escapar de lo que se venía, pero si podía dejar que el juego estuviera a su favor.

"– Porque solo puedo quererte a ti. — Respondió con simpleza al jugar con la poca comida que quedaba en su plato— No puedo aceptar el amor de nadie, a menos que...

A menos... — Replicó con seriedad Karma al observarlo tomar del vaso de agua —

– A menos que tú decidas brindarme tu amor. — Sonrió tiernamente al bajar sus cubiertos y pararse de la silla para abandonar el comedor— Si es Karma quien decide amarme, puedo aceptarlo."

La gran sonrisa que se poso en el rostro del ojicobre lo deslumbró por un momento, en definitiva las cartas estaban a su favor esa noche y el juego podía empezar a ser de él; no importaba la manera en la que llegaría, no importaba si seguía recibiendo al pelirrojo todas las noches, mucho menos le importaba guardarse las lágrimas que merecían Asano, Sugino y Maehara.

No importaba que su cuerpo estuviera marcado, mucho menos importaba que sus ganas de acabar con su vida siguieran apuñalandolo cada noche después de sentir como era llenado por la semilla de su familiar; ya no importaba nada porque estaba seguro que su lugar era en ese infierno.

"– Nagisa. — Lo llamó con seriedad Karma — ¿Puedes besarme?

– ¿Ahora? — Cuestionó al regresar unos pasos para quedar atrás del pelirrojo—

Si, ahora. — Ordenó con una sonrisa burlona al pararse y quedar frente a él—"

Una pequeña corriente se dió la tarea de recorrer todo su cuerpo al observar con detenimiento a su hermano, lo odiaba realmente lo aborrecía y repudiaba todo lo que tuviera que ver con él; pero era el demonio que lo estaba custodiando desde que llegó al mundo.

Con delicadeza se acercó al rostro ajeno, tal vez si no fuera su hermano y nunca le hubiera brindado los momentos más asquerosos de su existencia podría admitir que se hubiera enamorado de él; pero no era así y no lo iba a hacer nunca.

El sentir los labios de su familiar por primera vez con consentimiento lo hacía sentir extraño, el roce que estaba en ese osculo era tan tranquilo que no sabía que pensar ante el; las manos de Karma está vez no lo estaban sosteniendo con fuerza y no sentía la mala intención que normalmente emanaba aquella acción.

Un pequeño suspiro escapó de sus labios cuando el ojicobre recorrió con delicadeza su cintura permitiendo que la lengua del pelirrojo entrará sin permiso en su pequeña boca, el simple tacto de sentir como le estaba pidiendo permiso logró que el beso se convirtiera en algo más pasional después de que su hermano ganara la pelea por el ritmo de aquel osculo húmedo.

"– Nagisa. — Lo llamó anhelante Karma al separarse de sus labios—

– Ka... Karma. — Balbuceó con temor al observar el deseó con el que el ojicobre hacía soltado su nombre—"

El pequeño jadeó que escapó sin permiso fue lo único que pudo procesar cuando el más alto lo tomo por los muslos para que enredará sus piernas en su cadera, sabía lo que pasaría pero por esa vez no iba a llorar antes de que sucediera; un ligero temblor se presentó en él al sentir como un bulto chocaba con su erección.

"– Sabes lo que va a pasar ¿Verdad? — Susurro el pelirrojo al restregar su pequeño cuerpo para que pudiera sentir aún más su miembro—

– Si...

– Bien, entonces vamos."

Un ligero asentimiento fue lo único que pudo brindar cuando sintió como el de iris mercurio caminaba hacia su habitación, el nudo en la garganta crecía mientras intentaba no demostrar que tenía pavor por lo que pasaría después de cerrar la puerta del cuarto de Karma; no podía evitar querer huir porque a pesar de que el juego estaba a su favor, la realidad era que no tenía la intención de permanecer en el.

Una mordida brindada en su blanco cuello hizo que las lágrimas salieran por fin mientras intentaba calmar su agitada respiración, con nervios se escondió en el cuello de Akabane para brindar pequeños besos que lograban que el contrario restregara aún más sus erecciones crecientes.

"– Nagisa. — Lo volvió a llamar entre pequeños suspiros de placer— ¿Vas a aceptar mi amor?

– Solo el tuyo. — Respondió con seriedad para volver a mover sus caderas y sentir sobre su ropa el deseo comprimido en los pantalones ajenos— Porque solo el amor de Karma me hará feliz."

Con temor observó como el pasillo se quedaba atrás, cada paso le quitaba el aire y la anticipación estaba devorandolo enormemente, ya no importaba porque después de pasar la puerta blanca podría fingir que estaba disfrutando para que esa noche el pelirrojo no lo vigilará.

El sonido de la puerta chocando con el marco logro que su corazón se agitará mientras rogaba a un ser divino que por esa vez sus mentiras lograrán que saliera casi ileso.

Porque en definitiva estar en el cuarto de su hermano, era estar en el mismo infierno.

Hola, hola personitas ❤️.

¿Cómo se encuentran el día de hoy?

Iba a empezar a subir esto en Agosto, pero no podía aguantar más tiempo.

Así que espero nos veamos continuamente en esta pequeña recopilación de OS.

Gracias por darle la oportunidad a esto, recuerden que el tema es Nagisa no acepta el amor y es de la Week Sad Shiota creada por @Markil_Fox

¿Que les pareció el OS?

Nos vemos en la siguiente actualización 😜.

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