Sigma girl
El sufrimiento ajeno es intrascendente cuando la apatía se presenta como indiferencia al escuchar la verdad. Y ves una realidad absoluta que alaba tus piernas y besas tus pies, porque amas el amor cuando eres la diana; la llama de la pasión late ferviente entre tus seguidores fieles. Porque eres digno de ser el portador de la veracidad, como todo un semidiós, una divinidad. Deben amarte, quererte, adorarte, ¿verdad?
Eres tú quien juzga esta vida, ya tomaste la píldora. Decidiste enfrentar una realidad que te consumía y escogiste el color rojo que te seducía... pero eres daltónico.
Ahora ves tu cuerpo desfallecer en sus abrazos y caricias. Eres víctima de tu propia avaricia y sabes que lo mereces. Mereces las miradas de piedad que dedican los ojos y pestañas que por tanto tiempo has sometido.
Nadie es más grande que tú, eres dios. No descansas al séptimo día porque sufres de manía persecutoria, otro esclavo del capitalismo.
Batallando contra los vientres que se contraen durante la desesperación, violaste a Calíope y tuviste el descaro de llamarla tu musa. Tuya, de nadie más. Eres igual que el resto, nada especial; otro rastrojo obsceno de humanidad.
Y dime, ¿las musas se te aproximan o eres tú quien las llama? Eres quien las somete durante la madrugada. Un estereotipo andante con ganas de volverse personaje principal. Dime cómo ven tus párpados la realidad, mientras tu labia dice una cosa y tus dedos no paran de discrepar. Dime cómo ver la realidad bajo tu mirada, quiero conocer al enemigo que se esconde detrás de las cortinas y bajo mis sábanas.
Un acosador nocturno, ni Bundy fue tan cínico. Ahora arrugas la frente, porque miras a quienes te enfrentan como rebeldes sin causa, un ganado enfermo a quien no te interesa amamantar porque no tienes tetas y careces de instinto maternal. Un hombre hecho a sí mismo, un reflejo de la sobriedad, una crítica social con manos y piernas, macho sigma intentando doblegar
a quienes no se someten
a su voluntad.
II
Observo mis palabras danzar frente a una nariz que no se reconoce ni a sí misma. ¿Estoy hablando de ti o solo grito improperios contra la sombra que se avecina? Proyectando el ego para descubrir la verdad... fue un trago amargo, lo tuve que soportar. Ahora soy inmune a las caricias. Abraxas es quien redacta mis inmundicias. Ahora el mundo vive para mí, les prometí democracia y extendí mi oligarquía. Soy el creador de la anti-vida, un sujeto desposeído de su voluntad, el pretérito perfecto vuelto excusa. Un ente intangible, etéreo, atado a los deseos de un cuerpo incapaz de pensar en un bienestar ajeno al suyo.
Me mostraste el camino para corresponder a la caricia de tu odio y personifiqué un villano solo para satisfacer tus deseos de heroísmo, ese impulso masculino que te hace vivir como centro del conflicto. Podés darles una masterclass sobre cómo ser como tú y replicar el éxito que te precede, en el fondo ambos sabemos quién eres. Las excusas no son suficientes cuando la violencia fue grabada con tinta y pixeles.
Dime quién eres en las madrugadas, cuando seas atacado por emociones negativas. Ser narcisista no es sinónimo de tener carisma, he ahí la verdad detrás del monólogo. ¿Vas a progresar o quedarás estancado en lo mismo? Hay demasiada humanidad jugando a ser la víctima. Y acá estamos nosotros, evadiendo la pregunta.
¿Te estoy tirando mierda... o solo hablo de mí misma?
Te lo dejo de tarea, no hace falta una respuesta explicativa.
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