Estoy viendo Grey's Anatomy tendida en el sofá, mientras en el edificio de al lado hay una fiesta infantil con las canciones de High School Musical, y de pronto es como si estuviera de vuelta en mis doce años, cuando me bañaba por las noches antes de ir a la primaria y esperaba el capitulo nuevo de Floricienta y cantaba tan ilusionada "Flores amarillas" como si algún día me fuera a pasar tal historia de amor.

Y justo ahora estoy amando esa sensación vieja que viene cada vez más frecuente en mi, como de volver pero diferente, volver a mi pero sin algo.

No lo sé, me hace sentir cálida y tan despreocupada como cuando tenía doce. Volví a leer novelas por las noches, vuelvo a ser la estudiante de nueves y dieces... Es chistoso, es como si fuera una combinación de la niña risueña de doce con la adulta de veintidós centrada; aún no decido si me encanta del todo.

Ahora los momentos que he vivido se pasan como en ráfaga, como en un compendio de video: mi primer lágrima al ser rechazada, el día en que el brote de tristeza creció en mi cuando fui desplazada y relegada, después cuando entre al equipo de baloncesto en la secundaria y encontré una tribu a la cual pertenecía por primera vez, o la banda de guerra, los amigos que hice ahí, después la primera actitud que posterior se convertiría en un hábito, huir, a la gran ciudad donde no conocía a nadie y me sentía tan miedosa de lo que podría lograr, los amigos que hice en primer y segundo semestre, mi primer borrachera con ellos, la segunda vez que huí y me alejé de ellos para no formar lazos, y luego cuarto semestre, donde por primera vez sentí como era que un camión te arrollara (qué risa), donde hice amigos más entrañables, donde conocí a mi mejor amiga (el camión), donde me enamoré por tercera vez de una puertorriqueña genial (qué ahora es una amiga muy cercana que planea venir a México tal vez en fechas cercanas), donde descubrí mis emociones errantes, luego la universidad donde crecí como una bella flor, la risa de mis nuevos amigos (qué ahora son inseparables), las traiciones y los perdones, sus ojos en un atardecer tiradas en el pasto, las chicas que conocí en una noche cualquiera, mis experiencias íntimas, las peleas fuertes, los corazones rotos, los veranos inolvidables, las cafeterías de la esquina de algún barrio perdido, los angeles cayendo del cielo en una motocicleta, su risa perfecta, su voz, de nuevo el corazón roto, los momentos fallidos y confusos, la tercera huida, y el dolor desabrido...

Y luego yo, yo transcurriendo en todo eso, yo creciendo de todo eso y siempre creí ser una flor, pero ellas tan lindas mueren fácil y yo, yo aún sigo de pie, como los robles añejos.

Aún me emociona pensar en lo que vendrá.

Espero que la próxima vez que vaya a dormir despierte veinte años más tarde con el sol atravesando la ventana, la mujer correcta a mi lado durmiendo y el sonido de niños haciendo desastres en la sala, un trabajo perfecto y mis hermanos y amigos siendo los mismos de hace veinte años atrás.

Y probablemente un día, un bien morir.

¿Será muy iluso?

A little big dream. ☀️