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La ola de calor que me recorre y me envuelve es indescriptible cuando siento su mano sobre mi espalda. Intenta ser reconfortante (¿no debería ser yo el que lo consuele?), pero sus movimientos son torpes, como si no supiera bien qué hacer. Da unas palmaditas delicadas y luego pasa la palma recorriendo toda mi columna vertebral, en una caricia pausada. Entonces, se detiene, pero no quita su mano. Descubro mi rostro, solo para encontrar que tenía razón, y su sonrisa con hoyuelos resplandece frente a mí. El calor me sube hasta las orejas, y siento que me estoy asfixiando. Pero, irónicamente, quiero acercarme más a él.

Quiero dejar que este Sol que es Kim Taehyung me queme por completo.

—Ya, ya. Respira, Jungkook. No es para tanto —se ríe otra vez (quiero grabar el sonido en mi memoria y mi corazón), porque no tiene importancia para él. Él ha vivido sabiendo eso por toda su vida, pero yo acabo de enterarme hace diez segundos, así que es difícil procesarlo. Aprieta los labios y echa la cabeza hacia la derecha, solo un poco—. No todos los seres oscuros son una mierda.

—¿Por ejemplo?

—Tú —responde sin más. Ya no está sonriendo tanto, los hoyuelos desaparecieron, pero su expresión no deja de ser divertida—. ¿Eres una mierda?

Lo pienso. Realmente lo considero.

—La mayor parte del tiempo, sí.

Suelta una carcajada, y su mano se desliza de mi espalda hasta mi hombro, y da un pequeño apretón. ¿Solo hacía falta que me cuente sobre su pasado trágico para que se suavice por completo?

—Bueno, en este preciso momento no estás siendo una mierda —su brazo cae sobre el cuaderno, sobre su regazo, y el lápiz empieza a rodar peligrosamente hacia el borde de la página por el impacto. Taehyung lo alcanza antes de que caiga al suelo, y lo utiliza para puntualizar más sus palabras—. Yo también he tenido mis momentos de mierda. Asesino de conejos que vive en la Habitación del Diablo, ¿recuerdas? Pero también tenemos nuestros buenos momentos. Hay ángeles que son auténticos imbéciles y vampiros que son... bastante agradables. ¿Por qué importa la especie para determinar cómo será una persona? De eso se trata todo esto de todas maneras, ¿no? De tener malos momentos, pero de intentar mejorar.

Me permito solo mirarlo a los ojos por unos cinco segundos, la forma en la que brillan bajo la luz de la lámpara, y repetir su voz una y otra vez en mi cabeza como una grabadora descompuesta. Intento recordar si, entre todos los discursos vacíos de los eventos de Chadburn o las cátedras filosóficas que nos dan los maestros de vez en cuando han dicho algo tan profundo. Y quizás sí lo han dicho, pero ningún mensaje ha llegado tanto a mi alma como lo que acaba de decir Taehyung. Es la primera persona a la que escucho quejarse en voz alta sobre la división estúpida de clases que hay en Cradaia, y de verdad (de verdad) tengo unas mortales ganas de besarlo en este momento.

Pero me contengo, porque este momento es demasiado importante como para arruinarlo por algo tan banal.

Besaré a Kim Taehyung. Definitivamente lo haré, pero aún no.

—¿Qué estás dibujando? —su mirada rebota entre el cuaderno y yo, y su rostro se enciende. Me río un poco, y él se encoje, causando que el cabello le cubra todo el rostro— ¿Me dejas verlo?

Para mi sorpresa, no se niega ni lanza reproches ni se aleja de mí, sino que se apresura en cerrar el cuaderno y me lo extiende. La cubierta está hecha de cuero, y parece que fue cosido a mano por alguien un poco inexperto, pero es lindo que luzca tan artesanal. Lo abro en la primera página, imaginándome a Taehyung con la aguja en la mano, haciendo este cuaderno él mismo.

En la primera página hay un dibujo poco detallado de este cuarto. La misma lámpara, la misma cama y las mismas paredes, solo que el techo parece tener menos manchas de humedad. Su firma, que descansa sobre el borde inferior de la página, es hermosa, quizás más que el mismo dibujo. La T es un poco más grande que las demás letras, y la caligrafía luce muy elegante. Taehyung se estremece y se gira, mostrándome su espalda. Está avergonzado, como si estuviera leyendo su diario justo frente a él.

La segunda página es un dibujo de la habitación, otra vez. Es casi idéntico al anterior, pero ahora hay ciertos detalles que lo hacen ver mucho más acabado. Los pliegues de las sábanas, los agujeros de la lámpara y las irregularidades de la madera. Hay más líneas, más sombras, y es evidente que le dedicó mucho más tiempo a éste.

La tercera página es... Un dibujo de la habitación, de nuevo. Y la cuarta, y la quinta. Miro a Taehyung de reojo, confirmando que sigue con la mirada fija en el suelo, y paso silenciosamente los dedos sobre el borde de las páginas, pasándolas todas un poco más rápido. Son, aproximadamente, unos treinta dibujos de exactamente el mismo lugar (este lugar), solo que, mientras más avanzo, la técnica parece mejorar un poco. El lugar se torna más realista dibujo a dibujo, y aparecen nuevos detalles que no estaban en los anteriores. Estoy seguro de que en cada página Taehyung dibuja una nueva mancha de humedad.

Y entonces el horrible pensamiento de que él ha dibujado uno por cada día que ha pasado aquí me destroza.

Llego al dibujo que ha estado haciendo durante las últimas horas, y el amargo sabor de boca se vuelve tan dulce en un segundo. El corazón se me acelera inexplicablemente y la página se siente cálida bajo mis dedos cuando los paso sobre cada trazo. Soy yo, es tan evidente porque las habilidades de Taehyung son asombrosas. Es un retrato, y estoy sonriendo y riendo tanto que mis ojos apenas están abiertos. Ha dibujado con detalle cada colmillo y el cabello luce tan real que me veo tentado a arrancarme uno y comparar el dibujo con el real.

Taehyung se voltea, y el rostro se le tiñe de un intenso carmín en el momento en que me arrebata el cuaderno y lo esconde contra su pecho.

—¿Soy yo? —pregunto, jugando a hacerme el tonto y rogando que él no lo note. Para mi suerte, Taehyung está demasiado ocupado intentando controlar su propio rubor como para ponerme demasiada atención, así que baja la mirada hacia el cuaderno y asiente.

—Es la primera vez que tengo la oportunidad de dibujar algo que no sea este asqueroso lugar —dice en voz baja, sin atreverse a mirarme—. Tenía que aprovecharlo.

—Tienes talento —le digo, y Taehyung se encoje un poco, moviendo la mano en el aire restándole importancia—. Es triste que lo desperdicies en un lugar... como este —decido que es un buen momento para sacar el tema a relucir, así que me aclaro la garganta—. ¿No crees que, no lo sé, sería lindo ir allá afuera y dibujar otras cosas? El Chadburn está lleno de gente horrible, pero los edificios son... bonitos. Y las personas son insoportables, pero también son bastante... ¿atractivas al ojo? Podrías encontrar buenos modelos para practicar —le sonrío y enmarco mi cara usando mis manos—. Yo soy el mejor ejemplo de eso.

Suelta una risa y por fin levanta la cabeza. No se niega, no replica ni nada por el estilo, lo que me da un atisbo de esperanza. Me entrega el cuaderno y se deja caer hacia atrás, apoyándose en la pared, y mis esperanzas comienzan a apagarse.

—Supongo que podría, pero afuera hay demasiado ruido. Y es solitario —trago saliva y aparto la mirada de él, concentrándome en el dibujo. ¿Así es como me ve Taehyung? —. Aquí también hay soledad, pero al menos hay silencio también.

—No estarás solo —sigo mirando el dibujo, pero puedo sentir como sus ojos se fijan en mí. Siento el rostro calentándose antes de seguir hablando—. Estarás conmigo.

—Tú ya tienes a tus propios amigos. Me abandonarás apenas pongamos un pie afuera de la Habitación del Diablo.

—No estaría tan seguro de eso —hago una mueca y me rasco la nuca, dejando a un lado el cuaderno y mirando el techo—. Mis amigos son pareja, así que están muy ocupados... —teniendo sexo en nuestro cuarto— haciendo cosas de pareja. Soy una tercera rueda. Y preferiría mil veces estar contigo que con ese par de vampiros idiotas y adictos a coger.

Cruzamos miradas, y me sonríe. Su único colmillo me resulta más lindo que la primera vez que lo vi. Los demonios son amenazantes, pero Taehyung solo me provoca unas intensas ganas de lanzarme sobre él y abrazarlo, como a un animal de peluche, en lugar de inspirar temor. Yo también le sonrío.

—¿Realmente nunca has tenido ningún amigo? ¿Ni siquiera fuera del Chadburn? —pregunto, acercándome más y apoyándome también contra la pared. Taehyung suspira, intentando recordar.

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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