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—Podría decirse que sí —le respondo, con un tono casi cantado, lento, provocativo. Él ni se inmuta, y yo carraspeo. A este punto, Yoon Jaekyung ya estaría lanzándose sobre mí, y ya estuviera besándolo sobre esta vieja cama. Pero Taehyung no será tan fácil. Me apresuro en recomponerme, porque no dejaré que este tipo lidere la situación. Literalmente lo supero por quince centímetros, no puede afectarme—. Espero que me enseñes todo lo que sabes.
Solo alza ambas cejas, poco impresionado, y casi siento que se está burlando de mí. Me río un poco y echo la cabeza hacia atrás, porque de ninguna forma me mostraré vulnerable frente a Kim Taehyung.
—No respondiste —añado.
Pone los ojos (¿el ojo?) en blanco, y hunde aún más la cabeza entre las mangas del suéter negro, empezando a tamborilear sobre su propio brazo con el índice. La uña negra desaparece parcialmente entre la tela oscura con cada golpe. Vuelvo a tragar saliva.
—¿Escuchaste alguna vez sobre los animales de la clase de sanación? —dice, sin mirarme. Alcanzo a ver como una de sus comisuras amenaza con convertirse en una sonrisilla apenas perceptible. Me mira al notar que no respondo—. Los que desaparecieron.
Me quedo en blanco por unos segundos, antes de sonreír falsamente y empezar a forzar una risa.
—Ah, ¡ah! ¡Los de la clase de sanación! —bufo, como si estuviera hablando de la cosa más obvia cuando no tengo ni la menor puta idea de a lo que se refiere.
El respira fuertemente por la nariz, ladeando la cabeza hacia un lado.
—No tienes idea.
—¡Por supuesto que... ! —me quedo callado al instante. Su ojo negro parece ser capaz de adentrarse entre mis pensamientos, de detectar que estoy mintiendo, así que solo desvío la mirada— No. No tengo idea.
—Era obvio, eres un ser oscuro... ¿Un vampiro, si no me equivoco? —le sonrío como respuesta, él alza ambas cejas—. ¿Los rumores de las criaturas mágicas no llegaron a tu pueblo? Supongo que lo que sucede del otro lado se queda del otro lado.
—¿Entonces? —pregunto, de repente curioso por su historia— ¿Qué sucedió con los animales?
—Los ángeles tienen clases especiales para aprender a sanar, ¿cierto? —empieza a explicar, como si le estuviera dando una clase a un niño pequeño. Usa ese tono de voz que me hace sentir como un ignorante, pero lo dejo ser y no lo detengo— Y tienen este edificio especial en el ala este del colegio —empieza a gesticular con las manos— donde guardan animales. Ya sabes, para practicar.
—Oh —frunzo las cejas, recordando algo, y él también lo hace, dejando de hablar. Abro demasiado los ojos, y me levanto de golpe. Él da un pequeño respingo— ¡Por Santalan! ¿Ese edificio era para eso? —me paso la mano por el rostro— Jimin dijo que era un cuarto abandonado donde los ángeles hacían fiestas clandestinas y cogían.
Él frunce aún más el entrecejo, pero sonríe un poco.
—Evidentemente, te mintió.
—Mierda —me agarro el puente de la nariz, desplomándome de nuevo sobre la cama—. Me siento como un imbécil.
Empieza a reírse, una risita nasal y muy baja, pero que logro escuchar. Yo también río, de forma audible, y él pone los ojos en blanco, sonriendo.
—Bien, entonces. Los animales —sigue diciendo. Asiento con la cabeza, indicándole que continúe—. Asumo que sabes que la comida de la cafetería es una mierda —ladea la cabeza un poco—. ¿Qué es lo que les dan a los vampiros?
—Por Santalan, no me hagas pensar en eso —hago una mueca de horror, sacando la lengua—. Ni siquiera nos dan sangre de animales. Es sangre artificial —gesticulo con el dedo índice y el pulgar como si estuviera sosteniendo una caja—. La entregan en cajitas de este tamaño, con un montón de conservantes y colorantes y eso. Sabe a jugo de tomate. Mezclado con mierda.
Vuelve a reírse, un poco más alto esta vez.
—Y, asumo también, que no quedas satisfecho con la cajita de jugo de mierda, ¿no? ¿Qué haces entonces?
Aprieto los labios, sacando la punta de la lengua y mirando hacia el techo, fingiendo pensar. Es aquí cuando noto las manchas de humedad que ya empiezan a tornarse verdes en los bordes del techo. Es asqueroso, así que hago una mueca y busco con la mirada a Taehyung, intentando encontrar algo un poco más... agradable a la vista.
—He tenido algunas... aventuras. Con humanos.
El rostro se le descompone, las orbes (blanca y negra) casi saliéndose de sus cavidades. Los brazos le caen a ambos lados del cuerpo, desplomados sobre el suelo.
—Mierda, mierda. ¿Has matado humanos? ¿Para comer? —la boca se le tuerce hacia abajo con horror. Me atraganto con una carcajada—. Eso es... Mierda, es demasiado.
—No, no, no seas estúpido —empiezo a reírme, negando con mi mano—. Aventuras, Taehyung. Aventuras del tipo de... Ya sabes —sigue mirándome con conmoción incontenida. Con el rostro así de contorsionado, puedo ver con claridad cada detalle, como se mueve cada pequeña parte para formar la expresión horrorizada. Claramente no sabe. Trago saliva—. El tipo de aventuras que suceden en los baños del edificio C, cuando nadie está viendo...
—Sigue sonando como un asesinato.
—Por Santalan, olvídalo, Taehyung. No he matado a nadie —pongo los ojos en blanco, y los músculos se le destensan un poco. Vuelve a apoyarse sobre sus rodillas—. Continúa.
—Bien —él también traga saliva, y puedo ver claramente el movimiento en su cuello. Aprieto con fuerza los labios—. Los animales empezaron a desaparecer desde finales del año anterior.
Se queda callado y sonríe sin mostrar los dientes, como si yo tuviera que atar cables en mi cabeza y eso fuera suficiente como para entender lo que quiere decirme. Es obvio que Taehyung no sabe que está tratando con el peor estudiante de la clase de seres oscuros de último año. Entrecierro los ojos, y él resopla ante mi lentitud, frustrado.
—Yo hice que desaparecieran los animales, Jungkook. Fui yo, por eso estoy aquí.
Dejo que lo que acaba de decir entre por mis oídos, que mi cabeza lo procese y lo enlace con el resto de la información. Los puntos rojos empiezan a conectarse en una pizarra invisible en mi mente. El tema de la comida, que parece no tener ni una pizca de relación, de repente se torna en el tema principal. Y entonces entiendo... Mierda.
—¡Mierda! —digo en voz alta. Él luce satisfecho con mi reacción, casi orgulloso. ¿Éste es el descarado hipócrita que me estaba acusando de asesinato hace dos segundos? —Mierda, mierda, ¿mataste a los animales?
—Solo a algunos —se encoje, mirándose las manos y raspando un poco el esmalte de sus uñas—. A otros los dejé escapar. Sabes que hay un bosque detrás del colegio...
—¿Y te los comiste?
—De nuevo, solo a algunos —yo no puedo suavizar el horror en mi expresión, y continúo viéndolo como si se tratara del mismísimo Gran Demonio, que se materializó de repente frente a mí. Él enarca una ceja y bufa una carcajada—. Tú te alimentas de humanos, eso es peor.
—Pero yo no los mato. Es diferente.
Se queda callado, y no sé bien si es porque se ha quedado sin argumentos para refutar o porque simplemente no le importa mi opinión. Vuelve a cruzar las piernas y a tomar el cuaderno y el lápiz. Se acerca un poco más a la luz y vuelve a ignorarme campalmente. Resoplo, porque pensé que estábamos avanzando.
Digo, se rió y sonrió, y eso es algo.
De vez en cuando levanta la mirada, de forma disimulada, pero claramente lo noto. Porque Kim Taehyung es la cosa más interesante en este cuarto (y no es que haya muchas opciones), así que mi atención está anclada a él y su cuerpo delgaducho sentado junto a la mesita de noche. Me está mirando. Una mirada, un trazo sobre el papel, otra mirada, un trazo más largo. Sonrío, solo un poco, con arrogancia.
Supongo que yo también soy la cosa más interesante para él en esta habitación.
—¿Y tú? —pregunta, sin mirarme, tomándome por sorpresa— ¿Por qué te trajeron?
—Porque sobrepasé los límites con un ángel, y crucé a la zona de criaturas mágicas.
No dice nada en un inicio.
—¿Solo eso?
—¿Debería haber algo más?
—Estoy aquí porque fui el autor de una masacre de conejos, Jungkook. Y me los comí —dice con obviedad, y la naturalidad con la que habla me pone los pelos de punta. Lo dice como si me estuviera contando lo que desayunó esta mañana—. Debes llamar la atención para que te traigan aquí.
—Supongo que Pusset estaba harta de mí —digo, encogiéndome de hombros también.
De algún modo u otro, aunque esté atrapado con un asesino, me alegra haber terminado con Taehyung. Este lugar en serio suena como una prisión, ¿con qué monstruo me podría haber encontrado en otra de las habitaciones? Y, teniendo en cuenta la cantidad de personas que hay aquí (Pusset dijo que las habitaciones estaban llenas), ¿cómo es que las personas apenas hablan de la habitación del Diablo ahí afuera?
En el Chadburn, esto es una leyenda urbana, no una realidad.
¿La escuela intentaba esconderlo?
Encerrar estudiantes no es algo muy ético, tiene sentido...
¡Nos leemos luego! ♡
[ Noduru, 2023 ]
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