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✠ 31 ✠

[ 5:6 ]

La noche se vuelve caliente de repente, aunque estemos en la terraza y sea época de lluvias y noches frías en Moonsheld. Mi rostro arde, mis dedos, que rozan tímidamente las páginas del diario, queman. Sigo leyendo las últimas líneas, regreso unas cuantas páginas y releo sus palabras una y otra vez, sin poder creérmelo. No puedo procesar que esto era lo que estaba pasando por la cabeza de Jimin todo este tiempo. Por Santalan.

Me gusta Jeon Jungkook, pero no arriesgaré toda mi vida por él.

—¿Te gusto? —le pregunto, estupefacto. Él se ríe con arrogancia y se cruza de brazos, mirándome con una sonrisa prepotente, muy mal fingida.

—Me gustabas. La división del colegio me ayudó a olvidarme de ti —la sonrisa se le borra del rostro enseguida y traga saliva—. Solo pensé que deberías saberlo. Ya sabes, para sacármelo de la cabeza y terminar bien esto...

Asiento con la cabeza y miro hacia otro lado. Hacia la ciudad, hacia la entrada de la residencia Yoon, que se ve a la perfección desde aquí. Unas siluetas se escabullen hacia la entrada de la casa. Me inclino sobre el barandal para ver mejor, y alcanzo a ver que una de ellas es la de Yuqi, que viene acompañada del ángel que estaba con ella en el establo.

Apoyo ambos brazos sobre el barandal y dejo caer la cabeza entre ellos. Me duele la cabeza, seguramente la sangre que bebí tenía alcohol.

—También me gustabas —murmuro. Él se acerca. Huele a humo y a magia. Me siento mareado por su presencia.

—¿Qué dijiste? —pregunta. Gruño por lo bajo y pongo los ojos en blanco.

—¡También me gustabas, Jimin! Pudiste habérmelo dicho antes, podríamos haber salido hace años, maldición. ¿Sabías que el primer chico que me gustó fuiste , imbécil?

Se queda sin palabras, como si las mías le hubieran succionado la voz. Tiene los ojos abiertos de par en par, los labios entreabiertos y las mejillas rojas como tomates. Sus orejas echan humo.

—¿Y el chico que besaste en segundo año? —tartamudea, mirando el suelo—. Fue la primera vez que un rumor tuyo recorrió toda la escuela.

—Mierda, ¿Joshua? Nunca lo vi de esa manera. Ahora es mi mejor amigo, no puedo imaginarme en esa situación con él —no puedo aguantar la mueca de desagrado involuntaria y me encojo con un escalofrío.

Joshua es un hechicero atractivo, lo admito, y seguramente besa mucho mejor ahora que en primer año. Pero ahora que lo veo como mi hermano, pensar en acostarme con él se siente inmoral. Jimin parpadea un par de veces y frunce el ceño.

—¿El chico que besaste fue Hong Joshua?

—Sí.

Una sonrisa empieza a curvar sus labios hacia arriba, y en un par de segundos explota en una carcajada desconcertada. Parece un desquiciado, pero no puedo evitarlo y me río junto a él.

—¿Desde cuándo? —pregunta, sin dejar de reír.

—¿Eh?

—¿Desde cuándo te gusté?

Me cubro la mitad del rostro con la mano e intento calmarme. Tomo una gran bocanada de aire y tamborileo con los dedos el barandal, concentrándome en el sonido metálico.

—Primer año. Me colé una noche a la pista del edificio B y te vi practicando y... —me rasco la nuca y la carcajada se trasforma en una risita nerviosa. Jimin también deja de reír y vuelve a la ya recurrente expresión atónita. De la nada sonríe con determinación y me señala con el dedo índice a centímetros de mi nariz.

—¡Entonces sí había alguien esa noche! Pensé que me había vuelto demente —se pasa las manos por el cabello—. Espera, ¿desde hace tanto? ¿Tu forma de coquetear era insultarme?

—Era un niño tonto, ¿sí? No sabía expresar mis sentimientos.

—Me causaste un trauma por años respecto a mis alas, Jungkook.

Lo siento, ¿bien? Solo me metí con tus alas una vez, ¡tú decías que toda mi familia estaba llena de ratas con colmillos!

—¡Tú decías que los ángeles eran insectos!

—¡No te insultaba todo el tiempo! —me paso una mano por el rostro, suspirando— ¡Empecé a coquetearte en serio en tercero!

—¿Tu forma de coquetear era insinuar que querías acostarte conmigo?

—Bueno, de hecho sí quería hacer eso... —me golpea en el pecho y empieza a reírse. Yo también lo hago— ¡Pero no era solo eso! ¡Me gustabas, en serio!

—Era difícil tomarme en serio tus... coqueteos —hace comillas con sus dedos— mientras te acostabas con todo el colegio.

—Tuve un pasado difícil, lo admito —se saca un paquete de cigarrillos abierto  de su bolsillo y un encendedor de su pantalón. Saca uno y usa su mano como escudo para encenderlo y protegerlo del viento. Me ofrece uno y lo agarro con un resoplido. Mantiene la llama del encendedor prendida para mí—. ¿Crees que hubiera pasado algo... si lo hubiéramos sabido antes?

—No lo creo —me observa darle una calada y hace lo mismo, expulsando el humo con lentitud—. Supongo que no era el tiempo ni el lugar indicado. Quizás en un futuro... Pero aún no estoy listo. Y sé que no estarás disponible cuando esté listo —me golpea con su hombro, en un gesto amistoso. Le sonrío—. No estaba destinado a ser.

Observo la hilera de humo que se eleva hacia el cielo frente a mí. La luna tiene un brillo particularmente intenso esta noche, observando toda esta conversación con atención. Es la misma luna que se elevaba en el cielo cuando vi a Jimin en la pista, y cinco años después, sigue acompañándonos. Sigue siendo testigo de todo. Está viendo como todo esto termina de una vez.

—Supongo —es lo único que digo, y nos limitamos a mirar el cielo y a fumar en silencio por unos minutos.

—Jungkook —llama Jimin después de un rato.

—¿Sí?

—¿Podemos ser amigos después de la graduación?

Expulso el humo por la nariz y cierro los ojos, relamiéndome los colmillos. Sonrío con aire socarrón, aunque él no me vea.

—Solo para que lo sepas, ya no me acuesto con mis amigos.

Él bufa, negando con la cabeza.

—Ya no me gustas, Jeon Jungkook, supéralo. Y, para que tu nuevo novio no tenga dudas —trago saliva. El pecho me duele al pensar en Taehyung. ¿En serio, pudiendo estar con Hong Joshua, Yoon Jeonghan o Park Jimin, tuve que enamorarme del semi-demonio más testarudo en toda Cradaia?—, estaré en Sonteris, a kilómetros de distancia de ti. Podemos hacer funcionar una amistad a distancia, ¿cierto?

Me volteo para mirarlo, encontrándome con que él ya estaba mirándome a mí. Nuestros ojos se encuentran y le sonrío, soltándole el humo directamente en el rostro. Él empieza a reír y a toser, moviendo la mano frenéticamente para disipar el humo. Cuando se calma, me mira con una sonrisa. No puede ser tan malo. Hacer amigos de verdad...

De repente recuerdo que aún no cumplo toda mi lista de deseos antes de graduarme. Lo único que me falta es acostarme con un ángel y quemar el Chadburn.

Elimino esas entradas de mi lista mental de deseos, y las reemplazo con Ser amigo de un ángel y Perdonar al colegio Chadburn.

Podría decirse que acabo de cumplir ambas.

—Seguro, intentémoslo —respondo, poniendo una mano en su hombro. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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