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✠ 25 ✠

[ 4:6 ]

—Taehyung.

—¿Hmm-mm? —responde, con la boca llena.

Tiene el rostro hundido en el conejo muerto, que sostiene con ambas manos. Estamos sentados en el pasto mojado con las piernas cruzadas. Taehyung le arranca un bocado de carne de un mordisco y se mancha hasta la nariz con sangre. Me relamo los labios, temiendo verme como él. Me limpio con el dorso y reviso mi mano después: No hay rastros de sangre. Los vampiros somos muy limpios a la hora de morder cuellos; los demonios, no tanto.

—Quería preguntarte algo.

—Pregunta —dice, limpiándose la sangre con la manga del suéter. Deja el cadáver en el suelo, frente a nosotros, y el cuadro me da escalofríos.

—La graduación es en cinco días.

—Lo sé —responde Taehyung, sin mirarme. Sus ojos se desplazan con curiosidad por los alrededores, buscando algo. Espero que no esté buscando otro conejo, ya he tenido suficiente con todo lo de hoy.

—Bien —me lleno los pulmones de aire y lo suelto enseguida. He estado pensando en preguntarle esto a Taehyung por varios días, pero nunca he encontrado el momento adecuado—. Un hechicero de último año va a hacer una fiesta el viernes en una residencia de su familia, en las afueras de la ciudad. Invitó a todo el mundo, incluso a seres oscuros. Iré con mis amigos.

Ajá —vuelve a agarrar el cadáver y empieza a jugar con él, mirándolo desde mil ángulos y agarrándole las patitas inmóviles antes de darle otra mordida. La cabeza del conejo cuelga de un lado, y sus ojos vacíos me miran sin expresión. Creo que vomitaré. La sangre de conejo no sabía tan bien como imaginé (cinco años de beber cuellos y cajitas de la cafetería me malacostumbraron a un sabor más... refinado)—. ¿Por qué me lo dices? No es como si necesitaras permiso. Puedes hacer lo que quieras, Jungkook.

—Ya lo sé, pero... —cierro los ojos. No aguantaré un segundo más con el conejo ahí. Junto mis manos e intento reunir fuerzas. Solo quiero un último recuerdo con Taehyung, una noche en la que no tenga que pensar en nada más que él y yo juntos—. Quiero que vengas conmigo.

Se queda hecho piedra por un momento. La boca abierta a centímetros del conejo, los ojos desembocados viendo a un lugar aleatorio del bosque. Cierra la boca y deja el conejo en su regazo. Parpadea muy rápido. Está por decir algo, pero no termina de convencerlo y al final no lo dice. No pronuncia ni una sola sílaba. Evita mirarme.

No.

Taehyung, por favor.

—No sería por mucho tiempo —me apresuro a decir—. Podemos estar ahí un par de horas y luego ver películas en tu habitación. Solo quiero... Es la última vez, ¿sabes? No volveré. Es mi última vez y quiero tenerte junto a mí. Quiero que conozcas a mis amigos. No sé qué va a pasar después de la graduación y...

—No puedo.

El tono con el que pronuncia esas dos palabras me deja helado. Trago saliva; siento la garganta completamente seca. Mi pecho pesa demasiado, mi corazón está por tocar el suelo. Por fin me doy cuenta de que ha empezado a llover, una pequeña gota cae por mi mejilla, y una llovizna leve cae sobre nosotros. Taehyung aún no me mira.

Haría lo que sea por ti, porque sé que harás lo mismo por mí si te lo pido.

¿Cierto?

Dime que es cierto. Dime que no te entregué ciegamente mi corazón en vano.

Dime que tu corazón es mío, por favor. Porque el mío ya es tuyo.

Y no sobreviviré sin un corazón, Taehyung. Necesito el tuyo, una última vez. Ya resolveré las cosas cuando esté en Blackburn y tú a kilómetros de distancia. Te visitaré cada semana en el Chadburn hasta que te gradúes y, cuando estés en Tearslam, probablemente viviendo en el ático de Park Gunwook, encontraré una forma de estar contigo.

Solo si tú quieres estar conmigo (porque lo quieres también, ¿verdad?).

—No un par de horas. Solo una hora. Solo entra y salúdalos, y saldremos enseguida. Podemos...

—No, Jungkook. En serio, no puedo hacerlo.

Gira su rostro para enfrentarme por fin. Parece a punto de llorar. O quizás solo es la lluvia, que se intensifica con cada segundo y limpia la sangre de su rostro. Ambos nos levantamos y Taehyung tira el conejo, haciendo un ruido mojado contra el pasto húmedo. Empezamos a correr en busca de un refugio contra la tormenta. El viento y la lluvia chocan contra mi rostro. Necesito aire, necesito calor. Necesito que Taehyung diga que sí.

—¡¿Por qué no?! —grito mientras corremos hacia la pared del Chadburn. Él no se detiene, ni se voltea. En realidad, tengo la impresión de que apresura el paso.

—¡No quiero convivir con esos imbéciles!

—¡No te estoy pidiendo que convivas con ellos! —intento correr más rápido, pero Taehyung es increíblemente ágil incluso con el suelo mojado. Tropiezo en cierto punto y me lleno las rodillas y los codos con barro. Taehyung lo nota y deja de correr, acercándose para ayudarme a levantarme, aún sin atreverse a hacerme frente. Me limpio las manos en el pantalón y suspiro. Estamos a unos diez metros de la pared que amuralla el Chadburn— Mis amigos no son imbéciles. Eres importante para mí, y ellos también lo son. ¿Es tan malo querer que se conozcan?

—No quiero conocerlos.

—¿Por qué? —pregunto, frustrado. Él no responde. Me río con amargura. Estamos bajo la lluvia, peleando por una estupidez. Porque él es demasiado terco como para hacerme un favor por una vez en su vida. Lo saqué de la Habitación del Diablo para que conozca un poco más el mundo, no para que se encierre en su habitación, y es es exactamente lo que él quiere hacer— No tienes ningún problema hablando con Gunwook, ¿no? ¿Cuál es la diferencia?

—No es lo mismo. Es... Es completamente diferente —empieza a balbucear. Se friega los ojos con las palmas de la mano. Tiene el cabello completamente mojado a este punto, y las puntas se le pegan en la frente—. Ellos son completamente diferentes.

—Son buenas personas. Yuqi es un demonio. Quizás pueden hablar y... podrías preguntarle cosas. Podrían ser amigos.

Su expresión se vuelve difícil de descifrar. Tiene la pupila en forma de cruz tan dilatada que apenas puedo verla. Los labios entreabiertos que de un segundo a otro se tuercen en un gesto de genuina repulsión.

—No quiero acercarme a un demonio, nunca.

Sé a lo que se refiere.

Y sé que está equivocado.

—Mis amigos no son como tu padre.

—No me importa, Jungkook. No quiero hacerlo, no quiero acercarme a nadie. Soy diferente a ellos. No pertenezco aquí, ni ahí, ni en ningún lado.

Sé que es imposible notarlo por la lluvia, e internamente agradezco eso, pero empiezo a llorar. No recuerdo la última vez que lloré. Creo que fue cuando mi madre me visitó en el Chadburn a inicios de año. Y solo lloré porque ella empezó a llorar. La última vez que lloré de verdad...

Fue cuando mi padre nos visitó en Navidad, hace años. Lloré toda la noche cuando se fue, y lloré todas las noches siguientes por la siguiente semana. Rogaba que mi padre volviera. No quería que mamá estuviera sola cuando me fuera al Chadburn. Era un niño, no entendía que mamá y papá se habían separado y me estaban enviando al Chadburn precisamente porque mamá quería estar sola. 

Yo no quería sentirme solo, no quería sentir que me habían abandonado.

Papá se fue por mi culpa. Si yo no hubiera aparecido, quizás él y mi madre seguirían juntos. Si yo... Si él...

No quiero que me abandonen.

—¿Qué hay de mí? —río, con la voz rota. Estoy llorando. Sollozo con fuerza, sin importarme que Taehyung me vea en tal estado patético. Seguramente él ni siquiera entienda por qué estoy haciendo toda una escena sobre algo tan tono. No entiende lo importante que es esto para mí. No me importa, Taehyung puede verme en mi forma más vulnerable, porque lo dejaré hacerlo— ¿Soy como el resto? ¿Soy como la basura del Chadburn que repudias? Acompáñame, Taehyung. No por ellos, por mí.

No responde.

No responde, no dice nada. Está cabizbajo, parado bajo la lluvia, sin decir nada. Creo que moriré esperando. No puedo calmarme, necesito aire. Necesito estar en una habitación cerrada, necesito calor. Quiero abrazarlo. Estoy por congelarme, pero sé que si abrazo a Taehyung ahora él estará frío como un cadáver.

Me sorbo la nariz con fuerza e intento sonreír. Fingir que no estoy completamente destrozado.

—Solo piénsalo, ¿sí? Es el viernes. Es suficiente para mí que lo consideres.

Se cubre el rostro con ambas manos y suspira con pesadez. Lo único que escucho es la lluvia golpeando contra mis oídos, estrellándose contra los techos de cada edificio en el Chadburn. Doy media vuelta. No volveré al colegio con él, no necesito ayuda de sus estúpidos brazos mágicos. Iré a la ciudad, comeré algo. Le pediré un vaso de sangre a Iroha, la encargada del Hell's. Uno con alcohol, porque a diferencia de este inmaduro niñito yo sí puedo beber alcohol. Y pediré el plato más costoso y me quedaré en el restaurante hasta el anochecer, porque traje dinero para comprar la estúpida carne de conejo de Taehyung. El dinero suficiente como para comer por un mes (espero que haya sobrevivido en mi bolsillo con la lluvia).

—Está bien, lo pensaré —escucho que dice a la lejanía.

No me detengo. Sigo caminando. En cierto punto, empiezo a correr y tengo que apretar los puños para luchar contra el impulso de voltear a ver la expresión que Taehyung tiene.

No me detengo hasta llegar al Hell's.

Quiero abrazarlo. 

¡Nos leemos luego! 👀

[ Noduru, 2023 ]

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