✠ 24 ✠
[ 4:5 ]
Me abraza con fuerza también. La verdad, no lo siento como un abrazo. Me envuelve con sus brazos como si mi vida y la suya dependieran de ello, me está sosteniendo para no caer al vacío (aunque no hay ningún vacío, tenemos los pies plantados en la tierra).
En el segundo más inesperado, siento el vacío debajo de nosotros. Lo siento, bajo mis pies, a mi alrededor: No hay nada.
Una ráfaga de aire me envuelve. Es como si algo me estuviera atrayendo, llevándome hacia arriba. Estoy volando, suspendido en el aire y subiendo más con cada segundo. El vértigo me envuelve cuando abro los ojos y veo el suelo, a unos treinta metros de donde nos encontramos. No me arrepiento de haber abierto los ojos, la vista es impresionante al mismo tiempo que terrorífica. Levanto la mirada: Taehyung mira hacia el cielo. No, no el cielo, está mirando una rama del árbol. Dos de sus brazos negros, que salen de su espalda como tentáculos, agarran con fuerza la rama y nos atraen hacia ella. Es ridículo, es gracioso, me quiero reír. ¿Los brazos de Taehyung (los mágicos, los oscuros) son tan fuertes como para cargar a dos seres oscuros? La rama debería romperse, pero de alguna forma Taehyung eligió una lo suficientemente resistente como para usarla para elevarnos.
Más importante que nada, no sabía que Taehyung podía controlar sus brazos a su antojo. Gunwook puede hacerlo, porque lo ha estado practicando por toda su vida, pero Taehyung no.
Dejamos de subir y nos quedamos suspendidos en el aire por unos cinco segundos. Taehyung me mira, y yo lo miro. Hacemos contacto visual sin decir nada, solo flotando gracias a este columpio de brazos mágicos, sin ninguna expresión en nuestros rostros. Y pienso en el momento que vi a Jimin volando en la pista hace casi cinco años, y como desee con todas mis fuerzas que me abrazara y me hiciera volar con él en algún momento.
Justo como Taehyung está haciendo ahora mismo.
Y, mierda, quiero besarlo. Quiero besarlo con todas mis fuerzas, es lo único que quiero, volar y besar a Taehyung hasta morir. Justo cuando pierdo fuerza de voluntad y estoy por atacar sus labios desprevenidos, él baja la mirada para observar el suelo. Traga saliva, me agarra con aún más fuerza y empieza a moverse de atrás hacia adelante, como si realmente estuviéramos en un maldito columpio. El vaivén continúa hasta que nos balanceamos lo suficiente para que un salto nos saque del Chadburn.
Me indica con un movimiento de cabeza que vamos a bajar, así que entierro mi cabeza en su cuello y lo abrazo más fuerte, cerrando los ojos. Si subir fue increíble, bajar va a ser aterrador. De un segundo a otro, siento que descendemos con una rapidez indescriptible. La misma ráfaga de viento nos envuelve, pero más feroz esta vez. Una mirada rápida me aclara el panorama: No hay brazos que nos sostengan. Taehyung se soltó.
Estamos cayendo al vacío.
Quiero gritar, pero mi voz no sale. Taehyung luce tan tranquilo y confiado que realmente quiero creer en él, pero mi corazón no deja de latir. Solo escucho el aire y los latidos erráticos de mi corazón. Siento que voy a vomitar. Me desmayaré en cualquier momento. Moriré, en los brazos de Kim Taehyung, como en esa maldita canción de Cutting Crew.
Oh I, I just died in your arms tonight
It must've been some kind of kiss
I should've walked away
Moriré.
Aprieto los dientes, casi perforándome el labio inferior con los colmillos, cuando vuelvo a sentir que flotamos. Bajo la mirada, y mis pies están a unos diez centímetros del suelo. Nos balanceamos hasta conseguir equilibrio, y Taehyung levanta la mirada al mismo tiempo que yo. Las manos volvieron a sostenerse de una rama, esta vez de una mucho más pequeña. La rama hace un sonido antes de partirse a la mitad y, sin nada que nos sostenga, Taehyung y yo caemos al suelo, conmigo sobre él.
Aprovecho la oportunidad de tenerlo acorralado y lo beso. Le lleno el rostro de besos hasta asfixiarlo y no dejarlo respirar. Después, cuando él me empuja y vuelvo a mis sentidos (cuando vuelvo a escuchar el corazón latiéndome en la garganta y veo que sus brazos negros se retraen), lo golpeo en el pecho. Una y otra vez.
—¡Eres un psicópata! ¡Estuviste a punto de matarnos!
—Pero funcionó —sonríe con orgullo—. ¿No fue increíble?
—Fue peligroso, ¿ya lo habías hecho antes?
—No.
Tomo aire y suspiro con pesadez, intentando calmarme. Me recuesto sobre su pecho.
—¿Entonces esta fue la primera vez? ¿Qué hubiera sucedido si salía mal, Taehyung?
—Bueno, hubiéramos muerto —dice, con una naturalidad que me resulta molesta, pero que es propia de un desquiciado como él. Vuelvo a suspirar y me levanto, ofreciéndole una mano. Él la toma y se levanta también, sonriéndome más de lo que lo ha hecho en todo el tiempo que lo conozco.
No puedo molestarme con él, aún si fue imprudente y descuidado y casi nos mata. No cuando él está tan feliz.
—Bien, ¿qué querías mostrarme?
Toma mi mano de nuevo y empieza a correr en dirección al bosque. Nos adentramos, en una maraña de ramas y hojas, el olor a humedad se impregna en mi nariz. Taehyung esquiva con agilidad cada piedra, como si ya hubiera recorrido mil veces estos caminos, mientras que yo me golpeo con cada rama que aparece y estoy más de una vez a punto de caer por culpa de una puta piedra entrometida.
Nos detenemos después de correr por unos cinco minutos, y Taehyung me indica con un sonido y un dedo sobre sus labios que permanezca en silencio. Empieza a caminar de puntillas hacia cierto lugar. Lo sigo con cuidado de hacer ruido y, más pronto de lo que me esperaba, él me ordena con la mano que me detenga. Señala a una pequeña bola de color blanco que da brincos de aquí para allá, masticando hierba ingenuamente y sin notar nuestra presencia.
No entiendo lo que pasa, o quizás no quiero entender. No quiero aceptarlo hasta que los brazos de Taehyung, que desaparecieron cuando pisamos el suelo, vuelven a salir de su espalda. Silenciosos y escurridizos como un par de serpientes negras a punto de atacar a su presa. Mueve sus dedos con concentración, murmurando algo para sí mismo que no comprendo. El conejo deja de masticar. Deja de moverse, presa del pánico. Cuando está a punto de salir corriendo (o saltando), los brazos demoníacos de Taehyung lo atrapan.
El conejo se eleva en el aire, y todo sucede tan rápido. Un flash delante de nosotros, un asesinato del que fui cómplice (o testigo, más bien). El conejo empieza a contorsionarse en el aire, a gimotear, y escucho el crack de unos huesos. El conejo mueve la pata, solo un poco, antes de caer sobre la tierra mojada, completamente inmóvil.
Completamente muerto.
Taehyung mató al conejo, le rompió el cuello.
—¡Nuestra cena! —extiende los brazos con orgullo hacia el conejo, bajándolos con suavidad al ver mi rostro horrorizado— ¡O-Oh, y mira esto! —se saca del bolsillo un pequeño pañuelo envolviendo algo. Lo desenvuelve con manos ágiles y deja a la vista un cuchillo pequeño y afilado. Vuelve a guardarse el pañuelo y, en cuestión de un par de segundos, se realiza un corte profundo en la palma de la mano. Pasan dos segundos fugaces, en los que estoy considerando correr hacia él, envolver su mano con el mismo pañuelo y volver a la enfermería del Chadburn, pero la herida de repente empieza a sanar y a cerrarse por sí sola. En un parpadeo, la piel lisa y pálida de Taehyung vuelve a estar intacta y pulcra.
Debe ser una broma. Una pesadilla. Estoy alucinando.
—Mierda —alcanzo a decir en voz baja. Taehyung suelta destellos por la emoción, y yo me he quedado sin energía en un santiamén. Quiero ir a mi habitación, quiero dormir, ¿qué está pasando?—. Mierda —repito, no sé qué más decir.
No sé qué espera que diga.
—Gunwook me lo enseñó —dice, como si me debiera una explicación. Su sonrisa duda por un momento al ver que no comparto su entusiasmo—. Eh, ¿no es increíble? Digo, pensé que los semi-demonios éramos unos inútiles con apariencia horrorosa, pero podemos hacer cosas. Es... emocionante, ¿no? He estado practicando últimamente.
—¿Cuántos conejos mataste?
—No más de los que maté en el Chadburn —se burla, aunque parece empezar a sentirse culpable. Yo solo bufo.
No soy un partidario de los conejos. Me parecen criaturas muy molestas, siendo sincero, pero no al punto de querer cenarlos. Nunca me he alimentado de un animal que yo mismo haya cazado. Mi madre me contó que les enseñaban a cazar cuando ella estaba en el Chadburn, y que en su mejor momento pudo con un venado ella sola. Eliminaron esa clase un par de años antes de que yo entrara.
No estoy molesto con él por los conejos. Tampoco porque aparentemente me ha estado ocultando por semanas que sale solo a practicar al bosque, o que ya controla a la perfección sus manos demoníacas.
No, no estoy molesto.
Solo estoy... intentando procesar todo. Lo estoy asimilando. Todo pasó tan rápido...
Aún siento que estoy suspendido en el aire.
Taehyung camina hacia el conejo y lo recoge, extendiendo el cadáver frente a mí.
—¿Quieres un poco?
Tomo aire hasta llenar mis pulmones y lo suelto en un suspiro tembloroso. Asiento con la cabeza de mala gana y extiendo los brazos.
—Dame al conejo muerto.
Tengo que admitir que escribir (y en especial corregir) la escena del árbol y las manos fue lo más gracioso que he hecho en mi vida. Intenté hacerla lo más seria que pude, así que espero que no haya salido tan mal jeje
¡Nos leemos luego! :)))
[ Noduru, 2023 ]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro