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Park Gunwook es un chico extraño, pero es la única persona (aparte de mí) con la que Taehyung habla. Gunwook le dio su número de teléfono cuando nos fuimos de Tearslam y ahora habla con él todos los días. No me siento celoso, aunque tengo más de una razón para estarlo. Principalmente porque Park Gunwook es un niño de dieciséis que se comporta más como el hermano menor cerebrito de Taehyung que como un chico que está enamorado de él. Además, Taehyung confía en mí, así que yo también confío en él.
Pero hay ocasiones, como ahora, en las que se vuelve un poco molesto.
—Taehyung, mírame por un segundo —le digo. Él no me responde, ni siquiera aparta la mirada de su celular—. Taehyung.
—Dame un segundo. Gunwook dijo que una semi-demonio está de visita en Tearslam y me envió una foto de ella —me muestra su celular—. ¡Mira sus ojos! No los tiene como nosotros. Es como si la mitad del ojo fuera una laguna negra y la otra mitad fuera la pupila en forma de cruz. ¡Mitad y mitad! ¿No es increíble?
El boceto del retrato de Taehyung no me está quedando nada mal. He trabajado en él por un poco más de cuarenta minutos, así que faltan muchos detalles, pero va adquiriendo forma. Es Taehyung, aunque no luce como Taehyung. En el dibujo, Taehyung sonríe abiertamente. En la vida real, Taehyung no sonríe tan a menudo.
A veces lo hace, cuando me ve. Cuando despierta y soy lo primero que encuentran sus ojos por la mañana.
En ocasiones, luce como si quisiera asesinarme.
Ahora mismo está sonriendo. Está sonriendo porque está aprendiendo sobre sí mismo, sobre esta criatura rara y poco común que es. Sonríe porque sabe que no está solo (y no me refiero a mí como su compañía, sino al resto de hijos del Diablo en Tearslam y Blackburn). Sabe que no es una depravación del universo. Hay un lugar al que pertenece, y puede ir a ese lugar cuando quiera (Gunwook le dejó en claro que, si visitábamos Tearslam de nuevo, podíamos quedarnos en la habitación para huéspedes de su casa).
Ese lugar que lo acogerá no es el Chadburn.
Yo aún no sé a dónde pertenezco (no es verdad, sí lo sé. Pertenezco al viejo sillón color vino en la sala, junto a mamá. Acostado en su regazo mientras vemos programas tontos de televisión y ella acaricia mi cabeza como si yo fuera un bebé y no un casi-adulto).
No pertenezco al Chadburn, como Taehyung. Pero, a diferencia de él, tampoco pertenezco a Tearslam (no volveré a usar el hechizo de ocultación sobre mis colmillos en mi vida. Esa mierda duele como el infierno). ¿Taehyung podría pertenecer a Blackburn? ¿Encajaría en el sillón de mi madre?
—Jungkook —dejo de dibujar al escucharlo, y el lápiz flota sobre la nariz en el retrato de Taehyung. Levanto la mirada del cuaderno para ver al Taehyung real—. Vamos, quiero enseñarte algo.
Se levanta de la cama, se pone sus zapatos sin molestarse en atar los cordones y jala mi brazo en dirección a la puerta. Dejo el lápiz y el cuaderno sobre el escritorio y me dejo llevar por Taehyung (podría llevarme a cualquier lugar, incluso al inframundo, y lo dejaré hacerlo).
—¿A dónde vamos? —me atrevo a preguntar cuando bajamos las escaleras hacia la puerta principal del edificio.
No hay nadie. Hace poco terminamos nuestros exámenes finales, así que todo el mundo está afuera, perdiendo el tiempo en el patio, o en clases de refuerzo. Lo único que falta para terminar oficialmente el año es la graduación. Y solo faltan cinco días para la graduación.
Y entonces me iré, y Taehyung se quedará aquí (incluso si consigo que Taehyung salga del Chadburn, ¿puedo llevármelo a casa conmigo? ¿Qué pensará mi madre? ¿Qué pensará Taehyung sobre eso?).
Sin dejar de caminar y sin soltarme, se gira para ofrecerme una sonrisa sospechosa.
—Hoy te invitaré a cenar.
—Aún no es hora de cenar, y es demasiado pronto para ir al Hell's —le digo, pero él acelera el paso y no puede dejar de sonreír.
Taehyung casi nunca sonríe, así que la vista es extrañamente agradable. Un ramo de flores en perfecto estado dentro de un basurero; sin importar lo fuera de lugar que parezca, no pierde el encanto.
—No iremos al Hell's —es lo único que dice, antes de empezar a correr.
Son las cinco de la tarde, así que aún hay luz del sol y es riesgoso escapar del colegio a esta hora. Sin mencionar que todo el lugar no solo está atestado de maestros alertas, sino que también de alumnos curiosos. Cuando atravesamos el patio central, puedo ver a mis amigos sentados en una mesa alejada, pasando el rato. Al vernos, Yuqi empieza a aullar y los otros dos solo se ríen. Joshua levanta las cejas de forma sugerente y yo solo pongo los ojos en blanco, riéndome también. Casi tropiezo por distraerme con ellos, pero el fuerte agarre de Taehyung me mantiene en pie.
Los gritos y risas llaman la atención de la mesa de Jimin. Él, sentado sobre la mesa como todo un ángel rebelde, con las piernas cruzadas como una estatua del museo de Sonteris, nos observa y nuestras miradas se cruzan por un segundo.
Normalmente, pondría los ojos en blanco y me ignoraría enseguida, o se burlaría de mí. Pero no lo hace esta vez. En su lugar, continúa observándonos hasta que salimos del patio.
No sé cómo interpretar su mirada. Parecía... dolido.
Taehyung me lleva hasta la parte trasera del edificio B. Hay un árbol enorme cuyas ramas se extienden hasta, por lo menos, el tercer piso del edificio. El árbol está ubicado justo al borde del amurallado del colegio, así que, dando un buen salto y trepando un poco, es una ruta de escape del Chadburn. Nunca lo hemos usado, aunque lo hayamos considerado más de una vez. Principalmente porque es peligroso.
—Jungkook, ¿confías en mí?
Sí, lo hago. Ciegamente.
—Depende, ¿qué es lo que quieres hacer? —observo el árbol enorme. Incluso treparlo sería complicado, con todas aquellas pequeñas ramificaciones que podrían engancharse en tu ropa. Trago saliva y sonrío— ¿Y si esperamos a la noche, y salimos por el lugar de siempre?
—Jungkook.
—¿Sí?
—¿Confías en mí?
No, a veces no. Porque siento que me llevarás a mi perdición.
Su mirada penetra la mía, el ojo negro busca adentrarse en mi alma y sacarme a la fuerza la respuesta a esa pregunta. Tiene las cejas ligeramente fruncidas. Está siendo cien por ciento serio en este momento, y quiere que yo también lo sea.
—Sí, confío en ti.
—Bien —extiende los brazos como si fuera a darme un abrazo, pero no se mueve ni un solo centímetro hacia mí—, ven. Agárrate fuerte y cierra los ojos. Y, por Santalan, Jeon Jungkook —advierte, sin bajar los brazos, pero luciendo molesto de repente—, no los abras hasta que yo te lo diga.
Me quedo petrificado por un momento, pero decido dar un salto de fe (solo porque es Taehyung). Doy un paso hacia él y lo abrazo, cerrando los ojos tal y como me dijo.
Solo dilo, Taehyung.
Dilo y lo haré, aunque duela.
Aunque queme, aunque destruya, lo haré por ti.
Porque tengo la certeza de que harías lo mismo por mí si te lo pido.
—Está bien, estoy listo.
...
¡Nos leemos luego! ;)
[ Noduru, 2023 ]
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