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Taehyung no hizo amigos, al menos no en el Chadburn.
Durante un feriado largo que duró una semana por el Día de la Paz (la conmemoración de la firma del tratado de paz entre ángeles y demonios que se dio tras la Gran Guerra contra los Seres Oscuros. Muy hipócrita por parte del Chadburn celebrar una fecha así, pero no me quejaré si eso significa que nos darán vacaciones) quiso viajar a Tearslam. Yo, evidentemente, no podría entrar a la zona protegida, pero él en serio quería que lo acompañara, así que recurrí a la única cosa que se me ocurría para escabullirme de los guardias en los límites de Tearslam: Magia.
Pasar todas las tardes con un par de hechiceros te acostumbra muy rápido a la magia. Chaehyun la usa para todo, incluso para dibujar. Joshua no lo hace tan seguido, pero guardar su magia para ocasiones especiales hace que sus hechizos sean todavía más poderosos.
Intentaron explicarme cómo funcionaba. La magia está por todos lados: en la tierra, en el aire, en cada cuerpo. Pero los únicos que podían manejarla directamente con ayuda de un objeto especial (casi siempre eran varitas, pero habían excepciones) eran los hechiceros. Los seres vivos que expulsaban más magia eran los ángeles, es por eso que los hechiceros (y todos en realidad) se ven tan atraídos a las criaturas angelicales.
La magia no se agota, solo existe, infinita y eternamente. Lo que sí suele agotarse es el hechicero. El uso de magia es exhaustivo, en diferentes escalas dependiendo del hechizo, así que no se pueden hacer hechizos muy grandes seguido.
A Yuqi le fascinaban los hechizos que involucraban transformar cosas. Una vez, le pidió de favor a Chaehyun que hiciera desaparecer sus cuernos, solo por curiosidad. Después de rogarle por un rato, Chaehyun lo hizo para que Yuqi se callara de una vez. Los hechizos de Camuflaje y Ocultación eran los más difíciles, pero Chaehyun lanzó ese sin problemas mayores (aunque tuvo que dormir por tres horas justo después de lanzar el hechizo para recuperarse. Y faltó a clases el día siguiente).
Por eso, le pedí a Joshua que escondiera mis colmillos con el mismo hechizo. Me reuní con él en un salón vacío a mitad de la noche, ya que él seguía siendo el encargado de su salón y tenía la llave. Entré al salón y lo vi parado junto a la ventana, siendo bordeado por la luz de la luna.
—Vaya déjà vu—dijo cuando me vio, sacando su varita del bolsillo y caminando hacia mí—. Bien, ¿estás seguro de esto? Te va a doler.
—Estoy seguro. Es por Taehyung, haría cualquier cosa por él.
—Qué romántico —dijo con sarcasmo. Arrastró un par de sillas hacia la parte delantera del salón, poniendo una frente a la otra y sentándose, dándole palmaditas a la silla vacía. Me senté frente a él—. ¿Cuánto tiempo necesitas?
—¿Una semana es... mucho?
—Demasiado. Abre la boca —lo hice tal como me dijo. Él tomó mi mentón y se acercó para analizar—. Más grandes que los del vampiro promedio. Esto va a ser difícil.
—¿Puedes hacerlo? No quiero molestarte. Encontraré otra forma.
—No me subestimes, Jeon —sonrió con prepotencia y me dio unas palmaditas en el rostro. Aparté su mano de un golpe y él se rió—. Ahora, cierra los ojos y aprieta tus manos en puños. Esto te va a doler. Y, por Crowley, no grites. Nos matarán a ambos si nos descubren, y no me quedará magia para escapar después de un hechizo así.
—Está oscuro, así que yo puedo escapar convertido en sombra.
—¿Quieres que te ayude o no, tarado?
—Adelante —le sonreí—. Estoy listo.
Tragó saliva y volví a cerrar los ojos. Alcancé a escuchar como murmuraba cosas en un lenguaje que no conocía, pero que me resultaba extrañamente familiar. Mientras él seguía susurrando incoherencias, recordé que era parecido al lenguaje que Pusset había usado aquella vez con el portero de la Habitación del Diablo, así que debía ser una cuestión de hechiceros o algo así. Un cosquilleo que se transformó poco a poco en una punzada recorrió mis encías y se extendió por todo mi rostro. Mis manos se volvieron puños, tal como dijo Joshua. Dolió, dolió como nunca imaginé. Se sentía como si me estuvieran sacando los colmillos con pinzas e intentaran meter un par de caninos normales en su lugar, o como si me los lijaran. Mierda, ni siquiera quiero recordarlo.
Y sentí una molestia en esa zona toda la semana siguiente. Durante todo el viaje a Tearslam, me sentí inquieto y no podía dejar de pasar mi lengua sobre mis nuevos caninos, poco afilados como los de un humano y temporales. Era tan extraño. El viaje en el autobús se me hizo eterno. Quería arrancarme los dientes, las encías me picaban y Taehyung no dejaba de moverse. Durmió en mi hombro las cuatro horas de viaje. Fue un suplicio.
Y no solo los dientes. No podía calmarme por el presentimiento de que alguien me descubriría y llamarían al Aquelarre para que me arrestaran. Taehyung aún era menor de edad, como mucho iría a la Correccional de Tearscolm, pero a mí sin duda me echarían al calabozo.
Entramos a Tearslam por uno de los portones menos concurridos. Los guardias lucían descuidados, incluso algo negligentes. Seguramente eran novatos, porque nos lanzaron una serie de hechizos a Taehyung y a mí para comprobar nuestra identidad y ninguna alarma sonó, incluso cuando uno de ellos se acercó con una pequeña linterna a revisar nuestros dientes. Parecían un poco escépticos con Taehyung (colmillo, ojo de cruz y ojo negro. Ese no es un humano corriente), pero también parecían cuidadosos. Parecía que sabían que no debían meterse con alguien como él.
Aún así, revisaron nuestro equipaje dos veces, pero dejaron de hacer preguntas cuando se encontraron con un paquete de condones en el bolso de Taehyung.
Nos hospedamos en una pequeña cabaña que estaba ubicada a las afueras de la zona, con una bonita vista al lago. Tras desempacar y almorzar en el mercado (era extraño estar rodeado de tantos humanos. Por un momento, creí que estaría tentado a drenarlos a todos al estar alrededor de tantas bolsas de sangre, pero supongo que ese deseo desapareció con mis colmillos), caminamos hacia la biblioteca municipal. Taehyung quería buscar el periódico que hablaba del incidente de La Cacería del 94 y, si tenía suerte, seguramente habría un libro que hablara sobre los híbridos entre demonios y humanos.
La biblioteca de Tearslam no era mucho más grande que la del Chadburn. Había un hombre viejo sentado tras el escritorio, y parecía vacía, sin rastro alguno de clientes. Taehyung se dirigió a la sección donde se archivaban los periódicos viejos, y yo vagué por ahí con la intención de dar con la sección de enciclopedias. Cradaia tenía una historia larga, así que era más que probable que existiera un libro dedicado a documentar apariciones de híbridos, incluso si era uno de ficción.
—Eh, disculpe —entré en un pasillo del que provenía un ruido, como de alguien acomodando y apilando libros— ¿podría... ?
Me quedé callado enseguida.
El chico se volteó. Una mano negra larga y esbelta, que parecía salir desde su espalda y atravesaba su ropa (tal como las alas de los ángeles y los brazos de Taehyung: hechos de materia mágica. Nunca terminaría de entender cómo no rasgaban su ropa) estaba sosteniendo un libro en lo alto de una repisa, lista para colocarlo en su lugar. Al verme, la mano se retrajo y el chico agarró el libro con su mano real (la de carne y hueso) dejándolo sobre un montículo de otros libros que llevaba sobre un carrito. Llevaba lentes con mucho aumento y un marco grueso y anticuado, pero aún con la distancia y el cristal de por medio, pude ver que los tenía igual que Taehyung. Uno negro, otro con la cruz.
A excepción de la iris. La de este chico era de un tono violáceo.
—¿Sí? —preguntó, sonriente y educado— ¿Puedo ayudarte con algo?
—¡Jungkook, ¿dónde estás?! —Taehyung gritó desde la lejanía. Yo tenía las palabras atascadas en la garganta. No podía responderle ni a él ni al chico, que me veía con curiosidad. Taehyung encontró el pasillo en el que estaba, entrando con un libro en la mano— Mira, encontré uno que habla sobre...
También se quedó en blanco al ver al chico.
—Un semi-demonio —el chico susurró para sí mismo, antes de correr hacia Taehyung y agarrarlo por los hombros. Estaba tan sorprendido como nosotros—. No lo puedo creer, ¡eres un semi-demonio! Yo soy un semi-demonio —dijo, señalando su propio rostro con una sonrisa de oreja a oreja que mostraba un colmillo mucho más afilado que el de Taehyung—. Soy Park Gunwook.
—Kim Taehyung —respondió Taehyung sin aliento.
—Kim... Oh —la sonrisa se volvió empática y sus cejas descendieron. Su agarre sobre los hombros de Taehyung también se suavizó—, lamento mucho lo de tu madre.
—¿Qué le pasó a mi madre?
—No lo sé, nadie lo sabe. Pero vi en el periódico local que la reportaron como desaparecida hace varios meses —sonrió sin dientes y se acomodó los lentes con el dedo índice—. Espero que la encuentres. Era una persona muy querida por aquí, aunque papá dice que se volvió mucho más reservada después de tenerte —se rió un poco, sin gracia. Tenía una risa chillona—. Supongo que cualquiera cambiaría después de un suceso así.
—Dijiste que eras un semi-demonio. ¿Qué es... exactamente un semi-demonio?
—¿No lo sabes? Lo enseñan en el colegio, en Historia.
—No voy al colegio aquí, voy al Chadburn.
—Ah, c-cierto —el chico se rió con vergüenza y bajó la mirada—. Te hubiera visto antes de ser así, lo lamento... Eh, aguarda —Gunwook se giró y utilizó su mano negra para alcanzar un libro de una repisa. Otra mano emergió para empezar a pasar las páginas del libro—. ¡Aquí está! —Gunwook tomó el libro con sus propias manos y se lo enseñó a Taehyung— Los híbridos no son muy comunes en Cradaia. Son considerados una aberración, una depravación de la magia, mucho más si son cruces con humanos, pero La Cacería del 94 dio lugar a una excepción. Somos tratados como humanos por los habitantes de Tearslam, porque nadie quiere mencionar en voz alta ese suceso otra vez, pero es imposible ignorar ciertos... detalles que nos diferencian —Gunwook señaló con su dedo índice un gráfico en el libro. Era una foto a blanco y negro de una clase, un grupo de niños humanos que sonreían a la cámara acompañados de su profesor. Había, por lo menos, cinco niños de sonrisa colmilluda y ojos negros—. Coloquialmente nos llamaron los Hijos del Diablo.
Taehyung tomó el libro y lo miró con atención. Parecía estar teniendo un momento difícil intentando procesarlo todo. Sus manos temblaban, así que me acerqué a él y cubrí sus manos con las mías. Dejaron de temblar, y se giró para sonreírme con disimulo.
—¿Hay más personas así?
—No quedan muchas. La mayoría huye de Tearslam al alcanzar la mayoría de edad. Hay una gran concentración de semi-demonios en Blackburn, aunque todos viven escondidos por lo que he escuchado.
—¿Por qué tú no te fuiste?
—Tengo que encargarme de la biblioteca con mi padre —se abrazó a sí mismo y nos dio una sonrisa apenada—. No tengo opción. De todas formas, este lugar no es tan malo. Prefiero vivir aquí y que algunas señoras me miren de mala manera en el mercado a salir de la ciudad y tener que sobrevivir en las sombras —los ojos de Gunwook cayeron sobre nuestras manos entrelazadas y soltó una risita— ¿Él es tu novio? Nunca había visto a un humano y a un semi-demonio juntos. ¿Eso significa que aún tengo oportunidad?
—¡É-Él no es... ! —se apresuró a decir Taehyung, aunque lo interrumpí enseguida. Nunca tendré claro si quería decirle que no era su novio o que no era un humano.
—Soy Jeon Jungkook —me presenté, con una sonrisa limpia y sin colmillos—. Es un gusto conocerte.
—Jeon —se agarró el mentón con gesto pensativo, y los cristales de los lentes le brillaron—. Ese apellido me resulta familiar. Hmm, ¿no es el de un clan de vampiros poderosos de la Edad Media... ? ¡Sí! —se agachó para buscar un libro del carrito, abriéndolo en una página específica, y me lo mostró— Jeon Alucard fue la mano derecha del Gran Demonio durante la Primera Invasión de la Gran Guerra. ¿De casualidad tu familia no tiene parentesco con algún vampiro, Jungkook? —se me acercó y estudió mi rostro— ¡Quizás tú también eres un híbrido! Uno entre vampiro y humano... Aunque eso solo daría como resultado un vampiro mucho más débil, y tú ni siquiera tienes colmillos...
—Eh, ¿ya cenaste, Gunwook? —dije yo, nervioso, y los dos se giraron para mirarme— Somos nuevos en la ciudad y no conocemos los alrededores, ¿quizás podrías llevarnos a un buen restaurante? Yo invito.
—¡Por supuesto! —exclamó él, dejando el libro y abrazándonos ambos por el cuello. Nos arrastró hacia la salida de la biblioteca— Conozco un puesto de pollo rostizado increíble en el centro de la ciudad. ¡Papá, voy a salir a cenar con unos amigos! —gritó en dirección al hombre del escritorio. Segundos después, un hombre mucho más joven se asomó por una puerta detrás y asintió en dirección a Gunwook. Llevaba una gran pila de libros.
—Está bien, pero vuelve antes de las nueve para terminar de organizar los libros nuevos. ¡Y trae a tus amigos la próxima vez! ¡Preséntamelos como se debe, muchacho!
—¡Sí, sí! ¡Lo que digas! —nos soltó cuando salimos de la biblioteca y dejó salir un suspiro. Taehyung y yo nos dimos una mirada de cómplices, seguramente pensando lo mismo. Taehyung, como el ser vivo con menos tacto de Cradaia, se atrevió a preguntar.
—¿Tu padre es humano?
—Oh, sí. Tu madre era la humana en el incidente, ¿cierto? —Taehyung asintió— Los Hijos del Diablo son producto del cruce entre humano y demonio, sin importar el género. Mi padre era un estudiante de quince años cuando todo sucedió. Estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado... —su mirada descendió hasta el suelo, sonriendo con tristeza—. Es difícil de creer que entre los monstruos de la Semana del Diablo también habían mujeres, pero algunos registros dicen que eran mucho peores que los demonios o vampiros. Eran despiadadas... En fin, ¿prefieren pollo o pescado?
¡Nos leemos luego!
[ Noduru, 2023 ]
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