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✠ 17 ✠

[ 3:2 ]

—¿Por qué me trajiste a este lugar?

—Pensé que tenías hambre.

—Parece un bar.

—No es un bar.

Taehyung analiza la fachada del local con gesto inquisitivo. El nombre está escrito con parpadeantes letras neón, y un grueso telón rojo cubre todas las ventanas por dentro, así que no podemos ver nada de lo que sucede ahí. Taehyung alza una ceja y me mira por el rabillo del ojo.

—¿No es un bar? —pregunta. Pongo los ojos en blanco y agarro su brazo.

—Vamos, compruébalo por ti mismo.

Lo arrastro dentro del lugar y Taehyung se queda petrificado apenas pone un pie sobre el suelo de madera. Hay mesas repletas de gente por aquí y por allá, camareros que caminan con agilidad cargando bandejas llenas de comida y una banda independiente tocando en el escenario. La iluminación es tenue, pero no estamos en completa oscuridad. La música es suave, algo impropio de los seres oscuros. Incluso los demonios quieren tranquilidad de vez en cuando, supongo.

Encontramos una mesa libre junto a una de las ventanas cubiertas por el telón rojo. Me dejo caer sobre el asiento como si fuera el sillón de mi propia casa y Taehyung se siente frente a mí, cauteloso y mirando a todos lados. Sonrío, apoyándome contra el respaldar y con los brazos detrás de la cabeza.

—Hace mucho que no venía aquí —digo, poniéndome cómodo—. ¿Te gusta? Es mi restaurante favorito en Moonsheld.

—Me esperaba algo diferente por el nombre —responde, relajándose un poco. Tiene razón. Hell's sí suena como el nombre de un pub, no el de un restaurante elegante como este—. Pero el ambiente es acogedor. No sabía... que había un lugar así en la ciudad, mucho menos cerca del Chadburn.

—Vivimos atrapados en esa cárcel, es obvio que no conozcas mucho sobre la ciudad. Pero tranquilo, mi inocente demonio —le guiño un ojo y él se ríe, avergonzado—. Tienes suerte de haber encontrado a alguien experto en Moonsheld. La capital de Cradaia está llena de maravillas, y yo conozco cada detalle sobre ella.

—¿Sabes cuándo se fundó la ciudad? ¿Dónde está ubicado el Aquelarre y la CRMC? —me ataca con preguntas y sonríe con arrogancia al ver que me quedo en blanco— No eres un experto en Moonsheld.

—Qué aburrido que eres, Kim Taehyung —resoplo, riendo con nerviosismo—. Te lo dije antes, no he prestado atención a ninguna clase desde primer año... Mierda, ni siquiera sé qué es la CRMC.

—La Cámara de Relaciones Mágicas de Cradaia.

—Eres buen estudiante, ¿verdad? —pregunto, sonriendo de lado y enarcando una ceja. Él aparta la mirada y se encoje de hombros.

—Soy bueno memorizando información si me parece interesante.

Aburrido. Sé datos útiles sobre Moonsheld, no tonterías como la fecha de fundación o la cámara de no-me-importa.

—¿Cosas cómo qué? —apoya un hombro en la mesa y sostiene su rostro con su mano— ¿Bares y prostíbulos?

—¿Qué? Por supuesto que —, pero no se lo voy a decir. (Bares, no prostíbulos. No soy tan desvergonzado, por Santalan)— no. Hablo de lugares turísticos, bobo. El mercado comunal de Moonsheld es lo mejor que hay, y los museos son increíbles. Definitivamente tienes que llamarme si buscas un buen sitio para comer —extiendo las manos señalando el restaurante—. He aquí la prueba.

Luce avergonzado. Empieza a tamborilear suavemente sobre la mesa; sigue con el esmalte negro desgastado en el índice y el meñique. Debería pedirle que me pinte las uñas cuando volvamos a su habitación. O quizás por la mañana. Primera cita.

—Nunca he ido a ninguno de esos lugares.

—Bueno —divago un poco, intentando aligerar el ambiente—, ¿qué hay de Tearslam? ¿Hay lugares bonitos ahí? Nunca he ido... Bueno, obviamente nunca he ido —río con el nerviosismo saliendo a borbotones de mi boca—. Digo, nunca me dejarían entrar a la zona protegida.

Taehyung no me mira. Empieza a quitarse el esmalte raspándolo con las uñas.

—No salía de casa cuando era pequeño. Solo iba al bosque de vez en cuando, eso era todo. No tenía por qué salir, mamá compraba todo lo que necesitaba y lo traía a casa—los ojos se le iluminan de repente—. Oh, pero sí salía por mi cumpleaños al mercado. Aunque el mercado de Tearslam seguramente no es ni la mitad de grande que el de aquí —sonríe sutilmente, y alza la mirada para enfrentarme por fin—. Llévame al mercado la próxima vez, para comprobarlo.

Mi corazón late rápido, por sus palabras y sus gestos. Por todo. Por Kim Taehyung. Muy rápido. Se me saldrá por la boca, y por las orejas, como un manojo de carne inútil que solo quería latir hasta el fin de los tiempos por Kim Taehyung, pero que explotó por la emoción. Estoy sonrojado, de eso no hay duda. ¿De dónde he sacado la sangre para sonrojarme? No he bebido nada desde hace más de veinticuatro horas. Estaba pensando en pedir un poco con la comida, pero eso solo hará que esté rojo toda la cena.

Su sonrisa es hermosa.

—Seguro. Podemos ir al museo la próxima vez. Al de los Seres Oscuros. El de las Criaturas Mágicas es una mierda —le digo, y Taehyung se ríe, así que yo también lo hago—. ¿Puedes creer que los ángeles tienen su propio museo? Son unos egocéntricos.

—Era de esperarse. ¿Cuál era el nombre de la ciudad que solo está habitada por ángeles? ¿A la que llaman la Ciudad del Sol o algo así?

Trago saliva. Sé bien a lo que se refiere Taehyung, y también sé que lo ha dicho como un comentario inocente para contribuir a la conversación, pero un recuerdo recorre mi cabeza como un flash rápido que me deja helado al escucharlo.

—Me mudaré a Sonteris después de la graduación —lo dijo con esa voz de niño descerebrado al grupo de tarados aún más descerebrados que tenía alrededor. Creía estar en un pedestal desde los trece años, el muy estúpido... Era Jimin—. Mamá dice que no será bueno para mi futuro permanecer en un lugar plagado de... insectos como Moonsheld. Sonteris es mejor. Podré especializarme en artes angelicales si tengo suerte.

Los imbéciles de sus amigos empezaron a murmurar, encantados y asombrados, y Jimin solo sonreía con absoluta superioridad. En primer año, aún no nos separaban tan radicalmente como ahora, así que la cafetería tenía mesas y estaba repleta de tanto seres oscuros como criaturas mágicas. Jimin y su grupo estaban en el centro. Yo estaba sentado en la mesa de al lado, escuchando todo con atención.

—¿Y los ángeles no son insectos también? —lancé, sin medir mis palabras. Sus amigos se quedaron en silencio, todos girando para mirarme con las bocas abiertas de par en par— Tienen alas, al igual que los insectos.

—¿Qué dijiste? —Jimin se levantó de su mesa y caminó hacia la mía, tomándome por el cuello de mi camiseta y acercándome a él de forma amenazante. Tenía el cabello mucho más corto en ese entonces, pero era del mismo tono cobrizo. Esos ojos de un hipnotizante ámbar mirándome con odio puro— Repítelo.

—Los ángeles son insectos —dije, enfatizando cada palabra. Su ceño se fruncía más con cada segundo. No medía mis palabras, era un niño. Tonto, desubicado, enamorado. Quería llamar su atención, quería que me mirara desde la primera vez que lo encontré en la pista—. Y, ¿sabes algo, Park? Los insectos más repugnantes son los que tienen las alas más grandes —ese fue un golpe bajo, lo sé muy bien y me arrepiento hasta el día de hoy. No debí decir eso. Algo se rompió en su mirada, su agarre se volvió flojo en mi camiseta—. Esos insectos ni siquiera pueden volar; sus alas son muy pesadas. Son inútiles.

Con los dientes apretados, espetó un insulto y me empujó con fuerza, echándose a correr fuera de la cafetería. Sus amigos lanzaron otra ronda de maldiciones en mi dirección antes de desaparecer tras él. Me acomodé el cuello de la camiseta y continué dándole sorbos a la cajita de sangre artificial.

No podía dejar de pensar en la última mirada que me dio. Parecía a punto de empezar a llorar.

¡Nos leemos luego! ♡♡

[ Noduru, 2023 ]

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