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Tercera parte:

the remains pt. 1

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[ 3:1 ]

La habitación de Taehyung es mucho más pequeña de lo que imaginé. Más lúgubre, incluso para el estándar de los dormitorios de seres oscuros (los de las criaturas mágicas tienen mejor iluminación y alcantarillado. Las camas también son mejores). Aunque eso es bueno; su aroma se conserva mucho mejor. Tengo que mirar dos veces para confirmar que solo hay una cama. Ni siquiera una litera: Una sola cama. No entro a la habitación, permanezco parado en el umbral mientras Taehyung da un paso dentro con total naturalidad (obviamente, es su habitación).

Se detiene tras dar dos pasos más y se gira para mirarme.

—¿No vas a entrar?

—Sí, . Enseguida.

Después de habernos quedado dormidos en la Habitación del Diablo, despertamos horas después gracias a un muy poco sutil golpeteo sobre la puerta. Fui el primero en despertar, y me las arreglé para quitarme a Taehyung de encima y abrir la puerta. Era Pusset y casi nos echó a patadas del cuarto, ya con otro estudiante detrás de ella listo para el peor castigo de su vida (peor, porque él estaría solo). El chico me dio una mirada extraña cuando me lo crucé saliendo de la habitación. Ojos entrecerrados, sonrisa coqueta. Me di cuenta de que era Park Sunghoon, el chico que besé hace un tiempo en los baños del edificio C.

En cualquier otra instancia, le hubiera devuelto el gesto y hubiera regresado al día siguiente, justo cuando su tiempo en la Habitación terminara, para llevarlo a comer algo y, con suerte, colarme en su habitación.

Ahora, con la cabeza un poco más fría, solo recuerdo que el tipo besaba mal.

Eran las dos de la mañana cuando Pusset nos dejó salir, porque esa era la hora a la que Taehyung tenía que salir de la Habitación del Diablo. Lo había atrapado con los dientes hincados en un conejo del establo en la madrugada del día anterior. Así que, según las reglas, yo debía quedarme en el cuarto más tiempo (porque Pusset me trajo ayer por la tarde). Me faltaban varias horas, pero (gracias a Santalan) Pusset me dejó salir antes, porque sería problemático para los horarios volver a tener dos estudiantes en un mismo cuarto, y porque mi falta no había sido tan grave.

De verdad, de verdad, le agradezco a Pusset. En el caso hipotético en el que yo terminara encerrado en un cuarto con Park Sunghoon, y que él se me lanzara encima (no estoy siendo egocéntrico por asumir que se me lanzaría encima, solo vi la intención en sus ojos), habría sido muy incómodo tener que rechazarlo y aún así pasar todo un día atrapado con él.

Después de salir, Taehyung me acompañó a mi dormitorio para dejar mi ropa. Él se quedó esperando en el pasillo mientras yo me escabullía sin hacer un solo ruido. Habían dos bultos, subiendo y bajando con la respiración en sintonía bajo el edredón de Yujin. Definitivamente eran ella y Jungwon, a quienes mi ausencia no les había importado una mierda. Me quedé mirándolos por un momento antes de salir del cuarto como si nada, sin haber dejado mi ropa. Taehyung, sentado en el frío suelo del pasillo con las piernas cruzadas, me miró con curiosidad. Le di una mano para ayudarlo a levantarse y le ofrecí una sonrisa apenada.

—¿Puedo dormir contigo hoy?

Aunque parecía escéptico (incluso un poco avergonzado, como pensando: Mierda, no he limpiado mi cuarto), dijo que sí.

Y ahora estoy sentado en la cama de Kim Taehyung.

Inhalo profundamente y sonrío al momento de exhalar.

Todo aquí huele a él.

—Entonces —pregunto, agarrando una de sus almohadas y abrazándola, hundiendo el rostro en ella. Taehyung se sienta a mi lado—, ¿qué hacemos ahora?

—Son las dos de la mañana —responde, como si fuera la cosa más obvia del mundo, y me arrebata la almohada, volviendo a colocarla en su lugar—: Dormir.

—¿No tienes hambre? —pregunto, frunciendo el entrecejo— La última vez que comimos fue, literalmente, hace un día entero.

—No —está por decir algo más, pero su estómago ruge de repente. Se encoge con vergüenza y yo no puedo aguantar la risa—. Quizás... un poco. Pero la cafetería está cerrada, y creo que es muy pronto como para arriesgarme otra vez con los conejos.

Divago por un momento, mirando el techo oscuro del cuarto, intentando que se me ocurra algo (Taehyung no ha encendido la luz aún. Seguramente porque alertará a las otras personas del piso. ¿Dónde estará su compañero de cuarto? Y, más importante, ¿dónde duerme su compañero de cuarto si solo hay una cama?). Algo me ilumina en el último segundo.

—Sé que es tarde, pero ¿quieres que te enseñe algo?

◇ ◆ ◇

Debió haber llovido mientras estábamos en la Habitación del Diablo, porque el pasto del patio central está mojado. Taehyung mira hacia todos lados, paranoico, y me grita en susurros que aminore el paso. Yo no le hago ni el más mínimo caso: Tomo su mano, con la fuerza suficiente como para que no sea capaz de soltarse incluso si lo intentara, pero procurando ser gentil. Corro como si estuviéramos en plena luz del día, como si no estuviéramos en riesgo de ser atrapados. Tropecé un par de veces, y todas esas veces estuve a punto de llevarme a Taehyung conmigo, pero siempre me equilibré antes del impacto.

El viento golpea mi rostro y me siento vivo.

Después de varios años, aprendes como funciona este lugar. Hay gente patrullando solamente en los lugares cercanos a los edificios. Salir del dormitorio no fue tan difícil, al menos no para mí (Los vampiros básicamente nos volvemos invisibles en las sombras. Desaparecemos en la oscuridad, nos mezclamos con la negrura de la noche. Sé que en el pasado, en especial en épocas como la Gran Guerra, esta habilidad sobrepasaba cualquier límite y los vampiros podían convertirse en sombras a plena luz del día, un recurso bastante útil para espiar al enemigo. Ahora somos bastante débiles y solo funciona en la noche, pero sigue resultando útil).

Sacar a Taehyung fue otra historia, pero el destino estuvo de nuestro lado, pues el maestro que patrullaba esta torre de dormitorios era el señor Russel, un ángel viejo que solía darle Sanación a las criaturas mágicas hace veinte años, pero que ahora fue degradado a bibliotecario por su edad y suele recibir las zonas más tranquilas para el patrullaje, porque siempre se queda dormido. Mala idea darle a alguien como él a patrullar la torre de demonios. Probablemente la mitad ya se escapó, incluyéndonos. 

El Chadburn es un colegio enorme. Y me gustaría que no tomen a la ligera el término enorme. Es casi del tamaño de una ciudad pequeña (creo que Tearslam es más pequeña que el Chadburn). Bueno, quizás no una ciudad, pero sí un pueblucho. Los edificios para las clases son el A, B y C. El primer piso del edificio A es la secretaría, y en el último piso del edificio C está la biblioteca. En la cima del B hay una pequeña pista destinada a las clases de vuelo de los ángeles.

Hay cuatro torres que se levantan hasta rozar las nubes que sirven como dormitorios para estudiantes. Una para angelicales, una mágicos, una para oscuros y otra para humanos. También hay otros edificios más pequeños repartidos por aquí y por ahí, como la casucha de la clase de Sanación, la Habitación del Diablo (que todos piensan que es una bodega en mal estado), un pequeño establo con caballos y conejos (de igual forma para prácticas de sanación o hechizos) y la cafetería comunal, que es el único lugar en el que seres oscuros y criaturas mágicas pueden convivir sin que esté fuera de los límites.

Y tampoco es mucha convivencia para ser sinceros, porque el comedor de la cafetería fue cerrado hace unos dos o tres años. Ahora solo está habilitada una pequeña columna para hacer fila y recibir el almuerzo o la cena. Las mesas fueron reubicadas a una porción del patio central (obviamente, dividida entre seres oscuros y criaturas mágicas. Los humanos comen con los mágicos, porque no representan ningún riesgo para ellos, según Pusset).

Los horarios también están estrictamente hechos con el propósito de que no nos crucemos. Si los mágicos tienen un día clases en el edificio B, los oscuros ocuparán el A; así que, durante esos días, si un ser oscuro es encontrado en el edificio B, será sancionado. Los humanos siempre están en el edificio C. Y, si se quiere pedir prestado un libro de la biblioteca, se tiene que enviar una solicitud a secretaría de antemano. Es demasiado

Jungwon y yo conseguíamos colarnos a otros edificios de todas formas. Una noche en primer año, incluso pude entrar en la pista del edificio B, que solo permite el paso a seres angelicales. Permanecí escondido tras unos conos de plástico anaranjados, porque noté que había alguien. Nunca había visto a un ángel de cerca por ese entonces (era mi primer mes en el Chadburn), así que ver como uno abría sus alas fue la cosa más majestuosa que había visto en toda mi vida (¿de dónde mierda salían las alas? Porque normalmente no las tenían. ¿No rasgaban su ropa al salir? ¿Estaban hechas de un material mágico o algo así?). Mucho más increíble fue verlo alzar vuelo, aunque Jimin seguía sin pulir sus habilidades con las alas y solo alcanzó a levantarse unos diez metros antes de volver a caer.

Tras verlo intentar un par de veces más, lo comprendí: Sus alas eran demasiado pesadas. Eran hermosas, pero eran enormes y poco prácticas. Casi sentí la necesidad de acercarme a él y ayudarlo (un vampiro no serviría de nada, solo quería darle palabras de apoyo), pero Jimin se fue de la pista sin notar mi presencia antes de que pudiera hacer algo por él.

Quizás ese fue el momento en el que me fijé en él...

Me desvié un poco, pero el punto es que conozco este lugar como la puta palma de mi mano. No por nada he sobrevivido durante cinco años. En el Chadburn, no puedes salir a menos que sea un día festivo o las vacaciones de fin de curso. ¿Quién en su sano juicio va a pasar los diez meses que dura un año escolar sin salir más que dos o tres veces a tomar aire fresco? Nadie, ningún estudiante con un poco de cerebro lo aguantaría sin hacer nada. Y, aunque no lo parezca, soy un estudiante con un poco (un poco es suficiente) de cerebro.

—¿Quieres ayuda?

Taehyung está sentado sobre la enorme pared que amuralla el colegio. Tiene una pierna colgando de cada lado y sus manos agarran el ladrillo del tope con fuerza, con los nudillos blancos por el esfuerzo. Aún con la oscuridad y la distancia que nos separa (yo sigo a salvo con los pies en el suelo, él está a unos tres metros ahí arriba) puedo ver que está temblando. Tiene los ojos llenos de lágrimas y me mira con el entrecejo fruncido y los dientes apretados. Estoy haciendo un gran esfuerzo por no echarme a reír.

—¿Cómo mierda subes hasta aquí por tu cuenta? —me grita en un susurro. Casi pierde el equilibrio, por lo que su agarre se vuelve aún más fuerte y puedo ver como el alma se le sale del cuerpo.

—Los vampiros saltamos bastante alto —le respondo planamente, encogiéndome de hombros—. Además, hay ladrillos salidos. Es fácil trepar.

—¿Fácil? —bufa, riendo entre lágrimas— Para gente como .

—¿Es un halago o me estás insultando?

Ambos.

Con un poco de impulso, doy un salto lo suficientemente alto para agarrarme de un ladrillo a unos dos metros de altura. Mi pie trastabilla hasta dar con otro ladrillo y solo basta un tirón más para estar sentado en la misma posición que Taehyung, frente a él. Le sonrío mostrando los colmillos y él está muy tentado a lanzarse sobre mí para que ambos caigamos al suelo. Quiere matarme. Es encantador.

Fue otro suplicio tener que subir a Taehyung. Creí que le sería más fácil saltar grandes tramos por su altura (la gente pequeña salta más alto, ¿no?), pero la realidad fue que da saltitos de no más de treinta centímetros. Tuve que subirlo a mis hombros para que alcanzara el tope del amurallado. Me clavó sus converse viejos en la espalda, pero al menos ya estamos aquí.

Parece a punto de insultarme, así que escapo de un salto y en cuestión de un segundo ya estoy fuera del colegio. Luce genuinamente sorprendido, pero su rostro cambia al instante y resopla. 

Presumido. 

Abro los brazos, invitándolo a saltar.

—Ven aquí. Te atraparé, salta.

—Estás demente.

—Te prometo que te atraparé. He hecho esto millones de veces, confía en mí.

—Estás loco, desquiciado. Eres un psicópata, Jungkook. Eres —se traga sus propias palabras y le echa una miradilla rápida al suelo.

Se aclara la garganta. Sin respirar, consigue poner ambas piernas de este lado y continúa balbuceando insultos mientras se impulsa hacia adelante. Tiene los ojos cerrados y se está mordiendo el labio inferior cuando lo atrapo, cual princesa caída del cielo. Al ver que se ha sacado un poco de sangre por la mordida, le doy un beso rápido y me relamo los labios. Taehyung me empuja con ambas manos para que lo ponga en el suelo.

—Te odio —dice limpiándose la boca con la manga del suéter. Lo jalo hacia mí y beso su frente.

—Estás mintiendo.

Bufa, fastidiado, pero no se aleja. Deja mi brazo alrededor de su cuello mientras lo guío a nuestro destino, lejos del Chadburn.

—Te odio.

Después de un pequeño hiatus que nadie se esperaba, por fin Sacrilegious regresa ;)

(Pequeño aviso: Estoy intentando terminar el borrador de todas mis historias antes de seguir publicando. Tengo ya bastante material de Sacrilegious -solo me falta el final-, pero por el tema de la revisión sigo sin tener claro el horario de actualizaciones. ¡Lo siento! Voy a intentar aparecer de vez en cuando como ahora, promesa T_T).

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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