✠ 14 ✠
[ 2:5 ]
Nos hemos estado besando por tanto tiempo que perdí la noción. No siento los labios, los tengo entumecidos, pero sí siento la lengua de Taehyung cuando se mueve sobre mi mandíbula hasta bajar por mi cuello. Húmedo, húmedo, húmedo. Sus manos se remueven con torpeza sobre mi pecho, bajo mi camiseta. Tocan todo lo que pueden tocar, todo lo que tienen a su alcance. Sea con su mano o con su lengua o con todo su cuerpo. Taehyung se retuerce sobre mí, buscando más y más contacto.
Me alejo de su boca y él se mueve hacia mí, buscando besarme otra vez, pero le quito el suéter antes de que pueda hacerlo. Taehyung no se niega; al contrario, levanta los brazos y hace más fácil todo el trabajo. Ahora tengo a Kim Taehyung completamente desnudo frente a mí, recostado sobre sábanas blancas con el rostro enrojecido y el cuerpo sudoroso, y es una imagen que difícilmente saldrá de mi cabeza. Sonrío, sin poder evitar relamerme los colmillos, y él traga saliva cubriéndose el rostro. Toma una bocanada de aire temblorosa. Agarro sus piernas con cuidado, y él se deja llevar, abriéndolas un poco por cuenta propia.
—Jungkook —dice mi nombre en un susurro, jadeante. No me mira, no tiene el valor—, sé sincero conmigo... ¿Dolerá?
—No, mientras te preparemos bien —no puedo dejar de verlo, de grabar cada parte de Taehyung en mi memoria. No quiero olvidarlo, aún cuando hayamos salido de aquí. Levanto sus piernas hasta que quedan sobre mis hombros y beso su tobillo izquierdo. Taehyung gime por lo bajo—. ¿Quieres que lo haga yo, o... ?
—Nunca lo he hecho.
—¿Nunca?
—No. Es decir... —se limpia el sudor que le cae por la frente y cierra los ojos, frunciendo el entrecejo—. Lo intenté una vez. Lo intenté... aquí... —traga saliva, y una gota de sudor acompaña el movimiento por su garganta—. Pero no pude terminar. Entré en... pánico, supongo.
Acaricio su pierna, dibujando pequeños círculos sobre su rodilla.
—¿Estás seguro de que quieres hacerlo, Taehyung?
Me mira directamente a los ojos. Entrelaza sus piernas en mi cuello, acercándome más y acercándose más. Termino inclinado hacia adelante sobre el cuerpo de Taehyung, y él ahora tiene la espalda arqueada sobre la cama. Intenta sonreír, pero luce más desesperado que nada.
—Hazlo, Jungkook. Haz lo que quieras, es tu turno —alarga la mano para acariciar la mía por unos dos segundos. Su piel es tan suave y tan cálida. Quiero tocarlo, quiero tocarlo—. No tienes que hacer preguntas. Solo hazlo, tienes mi permiso para hacerlo.
Respiro profundamente, dejo que el aire caliente de la habitación me llene los pulmones. Cuento mentalmente hasta tres, y entonces mi cerebro deja de funcionar.
Me inclino hacia atrás, poniendo abajo las piernas de Taehyung (ya volveré a tenerlas sobre mis hombros, solo tengo que hacer algo primero), y pongo su cuerpo boca abajo sobre la cama de un movimiento rápido. Taehyung se queda sin aire, con los ojos muy abiertos, y las piernas separadas. La vista es... maravillosa. Me permito tocarlo un poco más, acariciar y apretar y quizás lamer un poco. No puedo detenerme. Quiero sentir más a Kim Taehyung, quiero probarlo, quiero llenarme de su esencia. Acaricio su espalda y me inclino sobre él, besándole el cuello y llevando una mano hacia abajo. Taehyung lloriquea y gime y jadea sin control.
—Respira. Solo —lamo debajo de su oreja y Taehyung tiembla— relájate para mí.
Lo hace, respira lentamente y se destensa un poco, lo suficiente como para darme el tiempo necesario. Llevo una mano hasta su boca, con dos dedos tocando su labio inferior. Él me mira de reojo, y asiento con mi cabeza, indicándole que lo haga. Él se aclara la garganta, y se mete ambos dedos a la boca. Su lengua se enrosca como una serpiente húmeda, y puedo sentir sus dientes (el colmillo me roza el dedo índice). La saliva forma un río hasta su mandíbula. Saco mis dedos con lentitud y beso su espalda.
—Eso es. Lo estás haciendo muy bien, Taehyung.
Sigo besando su cuello, besos largos y húmedos que se mueven hacia su nuca mientras deslizo un dedo hacia su interior. Taehyung se tensa y se contrae un poco, pero no me detiene. Lo introduzco aún más profundo, y el interior de Taehyung envuelve mis dedos. Empiezo a separarlos con lentitud, con cuidado de no ser demasiado brusco, y los muevo como tijeras. Taehyung agarra con fuerza las sábanas. Se muerde el labio con fuerza y se deja caer hacia adelante. Se acomoda sobre la cama, con las rodillas encajadas sobre el colchón, y se apoya sobre sus antebrazos.
Cuando siento que empieza a acostumbrarse, saco un poco los dedos y vuelvo a meterlos enseguida. Taehyung deja de morderse el labio para gemir mi nombre con fuerza, la voz rasgando su garganta. Aumento la velocidad, mis dedos entran y salen con un sonido mojado y obsceno que se mezcla con los gemidos de Taehyung y llenan mis oídos. Lo beso por debajo de la oreja: Está ardiendo. Introduzco otro dedo y empiezo a susurrar en su oído. Taehyung tiembla.
—Eso es, cariño. Relájate. Relájate para mí, Taehyung. Hazlo para mí.
Sigo con el movimiento de tijeras hasta que siento que Taehyung se correrá por segunda vez. Por Santalan, ni siquiera he encontrado ese punto aún, pero Taehyung está por tener un segundo orgasmo. Saco los dedos, y él se arquea con un último gemido, mirándome de reojo con el ceño fruncido. Jadea y su respiración empieza a relajarse.
—¿Por qué —jadeo, jadeo— te detuviste?
Dejo salir una risa, lenta y ronca, mirándolo con el deseo bailando en mis pupilas. Taehyung me mira de reojo. Tenerlo contorsionado de esa manera, con el sudor bajando por su frente, el sonrojo latente en sus mejillas y los ojos entrecerrados rogándome por más es realmente una imagen que nunca quiero olvidar. Nunca antes me había sentido tan impaciente antes de hacerlo, tan sediento, tan anhelante. Quiero a Kim Taehyung. Lo quiero, lo quiero. Me sorbo la nariz y le sonrío con sorna, desabrochando los botones de mi pantalón.
—No me detendré. Solo —ladeo la cabeza, con los dedos bailando sobre los bordes de mi pantalón. La respiración de Taehyung se vuelve pesada, pero me mira con atención, con los ojos poco disimuladamente centrándose en lo que sea que escondo debajo de las capas de tela. Río —creo que estás listo para sentir algo más que un par de dedos.
Bajo mi pantalón junto a mi bóxer de un tirón, y Taehyung traga saliva. Lo observa por un momento, asimilando que en unos segundos eso estará en su interior. Se sonroja salvajemente, dejando su rostro caer hacia adelante, sobre una de las viejas almohadas, y se remueve sobre la cama, apretando los puños.
—Está bien. Estoy listo.
—Aguarda, chico impaciente, ¿crees que lo haremos sin protección? —Taehyung se encoge con vergüenza y no me mira. Alcanzo uno de los bolsillos de mi abrigo y abro uno de los cierres.
Agradezco infinitamente que Pusset no revisó de más la ropa que traía a la habitación, y saco un pequeño empaque cuadrado de plástico. Quería estar preparado para lo que sea, pero no creí que realmente lo usaría. Lo abro con los dedos (usar los dientes es, evidentemente, una mala idea. Ehem, colmillos) y me lo pongo meticulosamente. Lo he hecho tantas veces que mis manos se mueven automáticamente—. No hay vuelta atrás, Taehyung—beso su espalda, con la punta rozándolo peligrosamente. Él no responde, pero separa un poco más las piernas, así que decido tomarlo como una invitación.
El interior de Taehyung se siente diferente. Más apretado que cuando lo exploraba con un par de dedos. Más cálido, más húmedo. Suelta un gemido largo y ronco, y entierra el rostro en la almohada. Yo también empiezo a jadear. Agarro su cintura con fuerza, salgo de su interior lentamente y vuelvo a entrar. Una y otra vez, lento en un inicio. Taehyung gime con el rostro enterrado en la almohada. Me muerdo el labio, aumentando la velocidad, penetrándolo con más fuerza. Más profundo, más y más, hasta que Taehyung y yo seamos uno solo.
Por un momento, quiero que seamos uno solo.
Quiero unirme a él, saber que es mío y que soy suyo. Al menos mientras estemos en esta habitación.
No, quiero que me siga perteneciendo aún cuando salgamos de aquí.
Lo quiero. Lo quiero tanto, mierda. Lo quiero como nunca antes había querido algo o alguien.
Y quiero que él me quiera también.
Que me desee tanto como lo deseo a él.
Kim Taehyung.
¿Qué has hecho conmigo?
Apego mi cuerpo a su espalda, gimiendo directamente en su oído.
—Jungkook —ojos cerrados, voz amortiguada por la almohada, jadeos rápidos y desesperados—. Por Santalan, Jungkook.
—¿Sí, cariño? —gimo, quedándome sin aire y moviéndome más rápido.
Mi respiración es irregular contra su cuello, y puedo sentir el sudor acumulándose en mi frente. Todo mi cuerpo está caliente, fundiéndose contra el de Taehyung. Debería quitarme las pocas capas de ropa que me quedan, pero mis manos están ensimismadas en sostener a Taehyung con fuerza por las caderas, indispuestas a soltar, acercándolo más con cada estocada. Solo puedo moverme dentro de él, no puedo pensar en nada más.
Me alejo y lo pongo boca arriba sobre la cama. Me observa con expresión horrorizada, pero abre las piernas y las posiciona sobre mis hombros. Entro en él en cuestión de un segundo. Sostengo sus muslos con fuerza, separando aún más sus piernas y abriéndome paso entre ellas. Ahora puedo verlo a los ojos, ahora el contacto visual es inevitable. El rostro de Taehyung se contrae por el placer, sus labios húmedos por la saliva y rojos por la sangre producto de mordérselos tanto. Me inclino sobre él y vuelvo a besarlo, lamiendo la sangre de sus labios.
—Jungkook, por favor.
Beso su cuello y regreso a mi lugar. Echo la cabeza hacia atrás, mirando el techo, sin dejar de moverme. Más rápido con cada segundo que pasa. Las voces de ambos resuenan contra las paredes de la habitación, la cama se mueve a la par de nuestros cuerpos, tan vieja que empieza a chirriar. No puedo detenerme, no quiero detenerme. Los pies de Taehyung se arquean, sus dedos se mueven con impaciencia. Gime mi nombre con fuerza cuando finalmente encuentro el punto que he estado buscando, y me ruega con la mirada que vuelva a hacerlo. Concedo su deseo, golpeando ese punto otra y otra vez. La voz de Taehyung empieza a temblar entre súplicas y maldiciones, y entonces sucede.
La magia de los demonios...
No tengo comentarios. Ehem. Tadán! (?)
¡Nos leemos luego!
[ Noduru, 2023 ]
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