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[ 2:2 ]

Taehyung no mueve los labios, pero tiembla un poco cuando nos besamos. Aprieta más los puños, agarrando las sábanas entre sus dedos. Antes de descontrolarme (porque sé bien que una lengua lo asustaría), me alejo, pero no dejo de sostenerlo. Él abre los ojos lentamente, aún con la boca entreabierta, y respira con dificultad.

La escena es suficiente para hacerme perder la cabeza, así que trago saliva y me concentro en sus ojos, tan encendidos como una hoguera, en lugar de mirar sus labios.

Ninguno dice nada por un momento, por lo que me aterra haberlo incomodado y que me ignore por el tiempo que nos queda en este lugar. Río un poco, demasiado nervioso para poder ocultarlo.

—¿Y bien? —digo, haciendo lo posible para no sonar desesperado. Taehyung no dice nada, solo jadea y mira mis labios como si fueran un incendio del que debe escapar antes de quemarse— ¿Qué tal estuvo... ?

Se relame los labios y en un movimiento (tan veloz que no me da tiempo para asimilarlo), se lanza sobre mí y vuelve a unir nuestros labios, atreviéndose a mover los suyos esta vez. Su boca encaja con la mía como un rompecabezas. Se mueve con lentitud y un poco de torpeza, pero este segundo beso se siente mucho más húmedo que el anterior, y un cosquilleo me recorre la parte baja como una ráfaga de calor. Me acerca más a él pasando sus brazos alrededor de mi cuello y cierra los ojos, así que hago lo mismo y lo agarro por la cintura.

Por Santalan.

El suéter holgado es una fachada. Mis manos toman con firmeza sus caderas, y confirman que Taehyung no estaba mintiendo cuando dijo que tenía una cintura minúscula. Mierda, incluso sin verlo puedo decir con toda seguridad que tiene un mejor cuerpo que Jimin, y eso es realmente imposible.

Se aleja tan pronto como se acercó, y jadea como un perro que acaba de darle dos vueltas a un parque. Tiene los ojos entrecerrados y, aún cuando no ha existido el más mínimo contacto entre nuestras lenguas (recalco, aún), un hilillo de saliva amenaza con caer desde su comisura hasta la mandíbula. Lo limpio con el pulgar.

—¿Así estuvo bien? —pregunta, tan bajo que solo yo podría escucharlo. Su aliento cálido choca contra mi rostro y sus brazos siguen aferrados a mi cuello. Y mi cordura ha llegado a su límite.

Vuelvo a atacar sus labios para un tercer beso, y es tanta la fuerza con la que me impulso sobre él que ambos caemos sobre la cama, uno sobre el otro. Acomodo las rodillas a ambos lados de su cuerpo, porque no quiero aplastarlo, tomo su rostro y vuelvo a besarlo. Abre un poco más la boca con cada movimiento, así que lo tomo como una invitación y decido que (mierda, por fin) es momento de explorar con la lengua la boca de Kim Taehyung.

Cada cinco o seis segundos, se aleja de mí empujándome con suavidad, me mira a los ojos con una expresión agitada y deseosa que me provoca aún más, y vuelve a besarme con desespero. Lo ha entendido enseguida y no tarda en seguirme el ritmo.

Incluso diría que es él quien intenta que el beso se vuelva más profundo, ladeando la cabeza y utilizando su lengua como si hubiera recibido clases intensivas de cómo dar un beso francés en lugar de ser un chico sin experiencia. Su saliva se mezcla con la mía en un intercambio impaciente y mojado que adquiere más intensidad con cada segundo, y sus jadeos resuenan con los míos acallando los sonidos de la lluvia del exterior.

En cierto momento, la lengua de Taehyung tiene el valor suficiente como para explorar mis dientes, lamiendo la cara anterior de mi dentadura hasta detenerse en mis colmillos y, con movimientos curiosos, pasar sobre la longitud de ambos caninos. La situación acalorada hace que pierda el control y termina ejerciendo demasiada presión, causando que uno de mis colmillos se clave en la punta de su lengua. Nuestras bocas son llenadas en cuestión de segundos por el adictivo sabor metálico y dulce de su sangre. Taehyung suelta un gemido de dolor y está por alejarse, pero la excitación que me arrasa con la repentina presencia de la sangre me hace tomarlo por el cuello y volver a besarlo con ferocidad.

Hago lo mismo que él y relamo su colmillo una y otra vez, aunque el suyo es tan pequeño e inofensivo que, sin importar la presión que ejerza con la lengua sobre la punta, no consigo hacerme una herida. ¿Siquiera puede comer con este colmillo de cachorro?

Pierdo la cuenta al llegar a beso número diez, más pegado a su cuerpo que antes, y una nueva ráfaga de calor se expande por el cuarto cuando siento algo rozándome sobre el pantalón.

Me alejo, con las manos a ambos lados de su rostro para no caer sobre él. Taehyung aún tiene los ojos cerrados y el rostro tan rojo como la sangre. Hay rastros de saliva alrededor de sus labios, y siento el mismo hilillo húmedo cayéndome por el mentón, así que me lo limpio con la mano al mismo tiempo que inspecciono su parte baja. Bufo cuando veo que sus pantalones, finalmente, muestran un singular abultamiento que también roza mi entrepierna.

—Taehyung.

—Hmm.

—Tienes una erección.

Abre un solo ojo para confirmar lo evidente, lo cierra al instante y rueda sobre la cama hasta quedar boca abajo y mostrarme su espalda, cubriéndose el rostro con las manos. Empieza a farfullar incoherencias contra la almohada, y solo puedo reírme mientras intento con todas mis fuerzas evitar que eso se me levante a mí también.

Gira un poco la cabeza, recostándose de lado sin dejarme ver su rostro aún.

—Esto es vergonzoso —se levanta de golpe, y entonces me doy cuenta de que, aunque es un demonio que ni siquiera ha dado su primer beso, también es un adolescente de dieciocho años que ha estado solo toda su vida y muy probablemente tenga un celular con acceso a todo tipo de material. No ha besado a nadie, pero es más que probable que se haya masturbado más de una vez, quizás incluso en este mismo cuarto. Se levanta de la cama y da un paso hacia el baño, evitando a toda costa mirarme—. Perdón, me encargaré de esto en el baño.

Le tomo del brazo antes de que pueda dar un paso más. Él se gira, mirándome con el rostro encendido y los ojos rebosantes del más puro espanto. Carraspeo, sonriéndole de forma coqueta aunque me estoy sintiendo más desesperado y vulnerable que en cualquiera de mis encuentros previos.

Taehyung no es un encuentro casual.

Quiero que esto dure más que otras veces, quiero volver a verlo aún cuando ya hayamos terminado con lo que sea que vaya a suceder ahora.

Quiero que sea especial.

Lo jalo hacia mí y consigo que termine sentado sobre mis piernas. Taehyung no sabe qué hacer, así que se limita a temblar, a verme con horror y a dejarse llevar. Vuelvo a besarlo, un beso rápido, antes de lamer cualquier rastro de saliva que tenga en su rostro, delineando con mi lengua la silueta entera de sus labios. Puedo sentir como su erección se endurece contra la mía, que ya empieza a aparecer también.

—¿Y si yo me encargo de eso por ti? —pregunto, contra sus labios. 

... 😳

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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