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⠀⠀⠀x. king of curses

CHAPTER TEN
KING OF CURSES








EL AMOR QUE SE ENTRETEJE
ENVUELTO EN ARROGANCIA,
SE PIERDE SIN VALOR ENTRE
LA CODICIA DE TU ALMA,
ESCONDIDO BAJO LA SONRISA QUE
HUNDIÓ SU PROPIO JUICIO CON
UNA FURTIVA MIRADA INFINITA.











2006, OTOÑO



⠀⠀Akihiko observó una vez más al escudo del mundo y escuchó. Una vez más lo hizo.

⠀⠀—Akihiko. ¿Sabes por qué tú?— preguntó. Él negó, los intereses de por medio jamás le iban a concernir si el usuario no los deseaba expresar.— Tu creador, o como lo veas tú, quién te trajo a la vida antes de morir realmente, mucho antes de traerte a la vida nuevamente como alguien poderoso, prometió algo.

⠀⠀—No imagino qué—. Después de un largo tiempo, la imagen de su padre volvió como una estrella fugaz a su mente, rápido, nítido y claro.

⠀⠀—Crearía a alguien tan poderoso capaz de protegerme, más no sería tan fuerte como el portador de los seis ojos. Fuiste el precio que pago por su vida, por no matarlo sin realizarse como un científico— Tengen apostó con aquel hombre tan ambicioso. El pecado de su hermano y el perdón del mismo yacía en sus manos. Su vida se dedicó a ello. Aseguró que aquel niño, tomado de su mano, aferrándose de manera vana a él, lo miró, fijamente y no pudo ver nada. Las puertas de su alma estaban ahí, y lo único que pudo ver, era la carencia de un brillo, usualmente lo ves, en cada persona. Leerlo no le dijo nada.

⠀⠀—Entiendo, Tengen-sama—. Se mantuvo impasible, neutro y sin sentimientos negativos de por medio. Él lo supo, supo que algo había sido destinado a realizar para poder vivir. El precio de la vida, el precio de su vida se basaría en ello. No sabía qué, pero en el propósito de su padre.

⠀⠀Tengen observó, analizó si reacción. Si las condiciones dentro de su acuerdo resultaban favorables, entonces perdonaría a su clan por el fallo que tuvieron, de lo contrario, serían aniquilados. Todo pendía de un hilo.

⠀⠀—¿Tanta devocional le tienes a una familia sin lazo sanguíneo?— preguntó, curioso y con ansias de conocer su respuesta y su razón.— O, ¿Es acaso tu fe tan grande que ni esa barbarie es capaz de torcerte?

⠀⠀—No se trata de ellos, tampoco de mi fe. Se trata de mi padre— respondió, suspiro entrecortadamente antes de proseguir.— Si ese acuerdo lo hizo mi padre, entonces cumpliré con él, hasta que mi cuerpo perezca y mi alma desaparezca.

⠀⠀—Haha. No sé si tú sacrificio debería ser el dictado en nuestro acuerdo, niño. Pero es el mundo de hechicería y eso significa poco— habló, y él sudó frío. Tengen sabía bien que aquel chico enfrente suyo no era más que un simple niño. Nacido en los finales de los sesenta y principios de los setenta. Más nunca supo su pasado, solo un día, aquella propuesta llegó a él, y bajo un acuerdo, sellaron su trato. Aunque estuvo presente cuando fue congelado, y el día cuando despertó después de haber dormido años.
Hasta un año previo a su elección final como su escudo se le fue otorgada un papel con escasos datos sobre él. Huérfano. Luxemburgo su país natal. Dedujo que se trataba de un clan caído, pero jamás lo comprobó y prefería dejarlo tal cual estaba. 

⠀⠀—Lo sé. Puedo asegurar que mi técnica, mi dominio, irá para resguardarlo.

⠀⠀—Muy bien. No confió en ti, como todo, mantengo esa duda. Claro que has de saber por qué razón no lo hago— dijo, dándose la vuelta. Recordando aquella vez. Él lo supo, o dudaba de. Y Akihiko jamás cambiaría su versión de los hechos—. Y sin embargo, me has dado los resultados esperados mediante las misiones a las que te he asignado— admitió, inclusive para una mente tan débil si de un experimento se tratase, un homúnculo que no tuvo oportunidad de poner a prueba ya que era el único con el ADN compatible a las células y la genética resistente para sobrevivir al congelamiento durante años, su temor se mezclo con satisfacción.

⠀⠀«La paciencia es una virtud, y la desesperación; la tragedia misma. Promesas vacías, palabra sin valor, resguarda el honor y con ello, tu valor.» Como un último regalo, aquel último suspiro, no hubo perdón, ni enmendación porque su arrepentimiento jamás existió. En cambio, atrás dejó palabras que él grabaría en su mente.

⠀⠀—Las palabras y mis promesas no tienen significado, acaban siendo palabras que pueden tener peso o estar vacías. Dedicaré mi vida a servirle, hasta la última gota de sangre en mi cuerpo, el último aliento de un cuerpo padeciendo. Es mi propósito en está vida—. Tengen únicamente asintió.

⠀⠀Aún podía recordar la plática que tuvo con él ese día.

⠀⠀El orfanato, aquel que lo acogió. El lugar donde su sentido de vida deterioro hasta hacerse uno con el polvo, que el mismo viento de otoño se llevó. Que con el mismo tic tac del reloj él olvidó.

⠀⠀Akihiko siempre había robado las técnicas de hechiceros, los despojaba de sus vidas y en una carta en blanco las resguardaba. Como un último símbolo de su vida, de su presencia en el mundo.
No era algo humanamnete posible, pero él, ya no era uno. Él no era nada más que un homúnculo, la perfecta invención de alguien con un complejo de dios, de una infinita superioridad y codicia.

⠀⠀Bajo sus manos, usaba la vida de tantos, jamás encontrados. Una tonelada de cuerpos, de huesos y sangre que se entrelazaban con sus venas, con su energía maldita emergiendo en cada uso de su habilidad.









𖤛ᩴ◦ — sacrifice !






2018, DÍAS PREVIOS A LA MUERTE DE ITADORI YUUJI.

⠀⠀Él jamás pudo entender cuando fue hallado, cuando fue curado y superficialmente sus heridas fueron sanadas. Un final feliz jamás cabría en su mundo, gobernados bajo la carencia de piedad. Un régimen por el cual estaba condenado 

⠀⠀—Escuché que habías regresado por el director Yaga. Jamás creí que te encontraría aquí —una voz muy conocida, o al menos, sus recuerdos y pocos encuentros con ella hicieron que esa voz fuese reconocible.

⠀⠀—Es un gusto volver a verla —dijo, con cortesía sin girar su cuerpo totalmente. Manteniendo sus ojos en ella para devolverlo al mismo sitio donde se encontraban momentos antes. Su atención regresó de nuevo a ese lugar, a revisar las cajetillas de cigarros.

⠀⠀—Siempre con esa línea de respeto. Suena muy formal.

⠀⠀—Es educado —dijo, siguió rebuscando, nada en particular, solo algo suficientemente llamativo para acaparar su atención y fuese de la preferencia de su abuelo para decidirse por comprarlo—, ¿qué es lo que le trae por aquí?

⠀⠀—Lo mismo que a ti —señaló el objeto en sus manos. Algo que había dejado hace mucho tiempo, pero que, justo aquel día, lo recordó con ímpetu—. No sabía que gustabas del cigarrillo.

⠀⠀—No lo hago —negó, movió suavemente la cajetilla, pagando y guardando la misma en sus bolsillos. Tomó una más, y al igual que la anterior pagó por ella, extendió su mano, sus dedos tocaron delicadamente y de forma fugaz los dedos de ella—, tómalos.

⠀⠀—No fumo ahora. 

⠀⠀—Mmm. Has abandonado ese hábito. Eso es algo grato de escuchar.

⠀⠀—Es extraño verte ahora. Después de tantos años —dijo, Shoko mantuvo su bata blanca y su mano derecha resguardada en su bolsillo, la costumbre lo llevó a hacer eso de manera inconsciente y sus labios se movieron antes de siquiera percatarse, sin embargo, no dudó y en su mente no hubo rastro de arrepentimiento—. Desearía que fuese en circunstancias diferentes, pero es por eso, ¿no?

⠀⠀Shoko siempre fue alguien lista, captaba cosas más rápido que otros, aunque no fuesen todas, su análisis era impresionante, él lo vio una vez, recuerda muy poco de aquella ocasión, sin embargo, puede recordar ese momento, cuando ella lo resolvió de manera veloz. 

⠀⠀Akihiko solo le dio una sonrisa ladina, aquel gesto le había dicho todo sin necesidad de hablar, revisó su reloj colocado en su muñeca izquierda, uno análogo que con el pasar de los años seguía manteniendo a su lado. Un reloj que se había bañado en sangre, se contempló de gritos de tragedia y miseria. Memorias y momentos. 

⠀⠀—Entonces, tómalos como un recuerdo, es un viaje del tiempo por los buenos tiempos de juventud —su mano era más pequeña y más chica, las tomó suavemente y dejó la cajetilla en ella, Akihiko hizo que sus dedos enjaularan a ese regalo suyo, que ella no negó—. Debo irme ahora. No mentí cuando dije el gusto al verte. Nos veremos en otra ocasión. Con permiso. 

⠀⠀—Me gustaría saber, ¿qué hablaste con ella? —su tío sostuvo su mirada en la ventana del auto, sin girarse, solo habló. Akihiko entonces decidió entrar antes de responder y apaciguar su duda. Refutó cuando no le dijo las palabras de Tengen, aún con el pasar de los años seguía haciendo lo mismo ante su contestación «Es algo en lo cual me veo incapaz de mencionar fuera de nosotros dos, tío.»

⠀⠀—Nada muy interesante. Solo que, ambos comparten la adicción por el tabaco, tío —una respuesta simple. Su mano rebuscó entre sus bolsillos, en busca de aquella cajetilla que anteriormente guardo en ellos, dejándola a un lado de él, en medio de ellos dos. la distancia era corta, pero significativamente aceptable—. Bueno, tío. Ya que hemos terminado el paseo de hoy, quisiera continuar por mi propia cuenta. Tengo trabajo que hacer.

⠀⠀El silencio inquebrantable prosiguió, él sonrió levemente, no era nada extraño. Cerró la puerta y espero a que avanzara. 
Su andar era constante, no tenía prisa. El dedo de Sukuna estaría bajo su poder ante cualquier circunstancia, de ello no cabía duda.





𖤛ᩴ◦ — sacrifice !





2018, DÍAS POSTERIORES A LA MUERTE DE ITADORI YUUJI



⠀⠀Era un lugar bastante concurrido. Para ser el ayuntamiento de la prefectura donde se encontraba, parecía estar lleno de gente. Resignado, se dedicaría a esperar mientras vigilaba los alrededor. 

⠀⠀Akihiko sabía sobre Sukuna, más no lo suficiente. Ignorante de cada parte de ese hecho. Quizá, hubiese sido mejor si seguía ajeno a ello. Si ese chico no hubiera devorado aquel miembro de el cuerpo de Sukuna.  
La desgracia danzaba con el viento, inclemente bajo el destino elegido por aquel chico. 
Los hilos de hechicería se entretejían con la miseria, los susurros de piedad cada día al compás con un final más.
Ahora era su camino. Su destino se mezclaría con los lamentos de sufrimiento implacable. Y sus lágrimas se convertirían en amargos elixires que cargaría sin piedad.
Ahora solo le quedan los desgarradores lamentos de su alma en súplica ante la tragedia.

⠀⠀Un pueblo lejano, a las afueras de la prefectura. Su rosario enrollado en su muñeca por sus dedos fue tomado. No se atrevió a tocar alguna carta de su baraja. 
Sus ojos no vacilaron, sus pies se impusieron y su andar fue lento. Examinó cualquier cosa que estuviera ahí. Solo polvo, el pasar del tiempo en las casas inhabitadas. 
Suspiro, dejando ir cada rastro de indiferencia, con la sola idea de llevar aquellos dedos con Tengen sin perder tiempo.

⠀⠀—¡Hey! —una voz sumamente conocida asomó cerca de ahí. Particularmente divertida y emitiendo sonidos vivaces, el anhelo de antaño se desvanecía, no residía más ni perturbaba sus sueños, frente a él yacía el dueño de sus lamentos—. ¿Qué haces aquí, Akihiko? 

⠀⠀—Trabajando —respondió con simplicidad. Sus prendas manchadas y desgarradas debido a la actividad reciente se dieron a notar. Sus ojos claros lo analizaron, en busca de nada en particular y tomándose la eternidad de los segundos.

⠀⠀—Dime algo inusual —farfulló, una simple acción de irritación como lo era rodar sus ojos. Era tan conocido que los lentes suavemente bailaran en el puente de su nariz, él se atrevió a acomodarlos; Satoru no borró su expresión, se mantuvo impasible y ni la ventisca más helada, la más furiosa o el invierno más crudo podría cambiar. 

⠀⠀—¿A dónde irás entonces? —inquirió—. ¡Yuuji! —un nombre que de sus labios alegremente fue pronunciado, una sonrisa que se mantenía, prevalecía y que la nostalgia azotó su alma, su memoria distorsionada en medio de tal escena lo llevaron a los primeros fragmentos de la cinta desgastada; una sonrisa extinta, Satoru Gojo había perdido la gracia en su rostro, la alegría de una dulce melodía que emitía cuando hablaba. Y en sus oídos retumbaron las últimas palabras de aquel ángel caído, cruelmente condenado y brutalmente lamentado.

⠀⠀—Necesitas ir a la reunión con el director y llegar puntual, ve ya —dijo, sin contestar a su pregunta y al contrario, evadiéndola notoriamente. Satoru no emitió palabra alguna, sus labios se sellaron y se curvaron visiblemente. 
Lo divertido no se veía por ningún lado, simplemente su evasión le gritaba mucho claramente fue ignorada, aunque se sintiese igual que antes, hubo un cambio, la sinceridad de Akihiko fue diferente. Después de la última misión que ambos tuvieron en conjunto, él ya nunca más volvió a decir todo con tanta libertad, una sensación amarga lo sumergía en un cieno de melancolía profunda, incapaz de escapar de el, se dejó sumergir e ignorar su terrible final.

⠀⠀Y su actitud le recordó a viejos tiempos, la nostalgia lo atacó sin piedad y como de una cinta de video reproduciéndose dentro de su mente, sus ojos se pausaron en el rostro cambiado de Akihiko.

⠀⠀Una cinta de video vieja y olvidada; arrumbada y abrumadora. Su adolescencia y lo que fue. La sombra del pasado que se mantenía, era sin duda alguna, imposible de olvidar. 
Como todos, la costumbre o la añoranza a regresar invadían con rabia, pero la comodidad que emitía la presencia de un viejo amigo era suficiente para apaciguar la inquietud perturbando a su alma. 

⠀⠀Si el amor era una maldición, ¿qué era la comodidad a su lado? La perdición de su alma o el refugio a la condena que lo ataba desde su nacimiento, ignorante de aquel hecho, prosiguió sin titubear.

⠀⠀Y genuinamente cuestionó si aquel amor era algo vagamente dulce y eternamente agonizante, la posibilidad de ser capaz de torcer el roble que por años cuidó, el camino siguió y su rumbo jamás cambió o dudó; dejando su egoísmo atrás entre la neblina del olvido.




2024 — sacrifice @honnyless

VALENTINE DAY'S PART ONE!
(next part: tulips & fate)

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