- Gracias.

- De nada- después de esas simples palabras entramos al salón.

Era imposible, ese chico tan apuesto, me ha defendido. No, esto no puede ser, de seguro fue un sueño, si eso solo pudo haber sido.

- Ey, ¿hiciste la tarea?- me pregunta SuKim.

- Si...

- Préstamela - murmuraba SuKim, como todos los días.

Él chico estaba sentando en el pupitre tras mío. Y juro que era súper incómodo ¿en realidad me ha defendido? Tendrá otras intensiones, de seguro se quiere hacer el bueno conmigo, para después pedirme que le haga los deberes, si, aquí hay chicos así.

Al terminar la clase, mientras guardaba mis cosas en la mochila él pasó por mi lado y chocó con mi codo. Nos miramos, y sentí mis mejillas arder cuando vi esa sigilosa sonrisa escaparse de su boca.

- Lo siento- se disculpó y salió riendo y platicando con su amigo.

No, joder, no puede estar pasando esto. No puedo creer que me esté gustando el chico. Por dios, solo me ha defendido, eso no quiere decir nada DaeNim, contrólate, por favor.

- Dae, ven con nosotras a la cafetería hay donas- me gritó desde la puerta SuKim.

- Voy enseguida.

Salimos juntas y al llegar a la cafetería, vimos una fila kilométrica, y todo por las donas cubiertas de chocolate.

- Ni modo, no alcanzaremos- se resignó JiSoo, cruzándose de brazos.

- Quizás si nos colamos, podemos alcanzar al menos una y la compartimos- propuso SuKim

- Dudo que logremos quitar a alguien, todos están muy dispuestos a salir con una dona en sus manos.

- Joder, debimos haber llegado antes...

- No importa chicas, cuando salgamos del cole podemos ir a comprar.

- Tienes razón, mejor vamos a comernos nuestra merienda.- enlazamos nuestras manos y nos fuimos al jardín.

Allí nos sentamos y comenzamos a platicar mientras comíamos de nuestros emparedados.

- ¿Que harán el fin de semana?- quiso saber JiSoo.

- Tengo que estudiar para el próximo examen.- respondí.

- Todavía faltan dos semanas para el examen, por eso propongo tener un día de sólo diversión, iremos al parque con nuestras bicis, compraremos hamburguesas para almorzar y por la noche veremos películas hasta el amanecer del domingo.- SuKim y yo nos miramos, y ella sonrió con aprobación.

- ¡I liked!- exclamó SuKim.- Me apunto como la primera.

- ¿Y tú DaeNim? ¿Vienes con nosotras?

- Está bien- no quería ser la aburrida como siempre.

- Pensé que dirías que no, como siempre.

- Pues te equivocaste.

- Entonces este fin de semana, nos divertiremos mucho. - SuKim es tan feliz, ella siempre a sido así.

(...)

Llegué a casa y vi que había algo raro. Mi madre estaba en la cocina con HaMin, habían muchas bolsas de compras, parecía que iban hacer un banquete. Habían cambiado las cortinas y los muebles habían sido cambiado de lugar.

- ¿Puedo saber qué sucede aquí?- le pregunté a mi madre .

- Hoy tenemos visita, ponte lo mejor que tengas y maquíllate ¿De acuerdo?

- No me gusta maquillarme y lo mejor que tengo ya no me queda.- hablé llevándome a la boca una uva, a mi me da igual la visita que venga a mi casa, ni siquiera me notan, solo hablan con mis padres y juegan con mi hermanito.- Además la visita es para ustedes no para mí.

- Es para toda la familia, así que no me hagas perder la paciencia Kim DaeNim, te pones ese vestido que te compré en tu cumpleaños y que HaMin te ayude con el maquillaje y el peinado.

- Claro señora yo la ayudo- esa chica es tan buena, ni se da cuenta que están abusando de ella.

- Bueno, me voy a mi habitación.

- Te metes al baño ya, cuando suba HaMin que ya estés vestida, ¿Entendido?

- Si madre- rodando mis ojos me fui hacia las escaleras.

Cuando estuve en mi habitación, abrí mi clóset. Vi el lindo vestido que me había comprando mi madre y lo agarré en mis manos.
Fui hasta el espejo y me lo coloqué enfrente. Lucía precioso, sin embargo, no creo que la cremallera cierre. Lo tiré en la cama y con un poco de miedo caminé hasta la pesa electrónico que tengo al pie de mi cama. Subí a ella con mis ojos cerrado, siempre le temo al número que marca. Pero esta vez me sorprendí. Ya no eran 85 Kg ahora eran 79 Kg. Había bajado de peso y eso me parecía lo mejor del mundo, a pesar de que no se me notaba mucho la diferencia.

Fui corriendo al baño y me quité toda la ropa, me examiné y si, tenía algo diferente se notaba más en mi barriga. Ya no tenía esa pansa tan elevada, ahora estaba un poco más discreta, solo un poco. Me sentía feliz, y me di cuenta que si lo intentaba podía lograr bajar de peso. Tomé en ese instante la decisión de hacer lo posible por lograrlo. Estoy segura que con unos kilos de menos me sentiré más cómoda.

Luego de bañarme me probé el vestido, el cual hace dos meses no me quedaba y ahora la cremallera subió, aunque pasó un tilín de trabajo. Al ratito entró HaMin y me vio tan sonriente que sin saber el motivo también me sonrió.

- ¿Por qué tan feliz?- preguntó.

- El vestido me quedó Unnie ¡bajé de peso!

- Eso es genial Dae, estoy feliz por ti.- me abrazó.

- Unnie, voy a intentarlo, haré lo posible por mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio, solo quiero que me ayudes en eso ¿Si?

- Cuentas conmigo.

- Gracias.- le sonreí y después me senté enfrente del tocador.

- Bueno, ahora a ponerte bonita, hoy será un día súper especial.

- ¿Sabes de algo? Cuéntame por favor ¿cuál es la visita?

- Son unos amigos de tus padres que llegaron recientemente a Seúl, solo se que vienen a hacer un acuerdo que cambiará la vida de todos en esta casa, eso fue lo que me dijo tu mamá con mucho entusiasmo.

- Exagera, de seguro es una asociación normal con la empresa de mi padre, no entiendo que tengo que ver yo con eso, pero bueno, para no llevarle la contraria a mi madre, asistiré.

- Entonces debes de lucir bien, te voy a dejar muy bonita.

HaMin estuvo unos minutos maquillándome, se esperó pacientemente en hacerme lucir bonita, no sé si lo logró pero a mí me gustó el cambio. El peinado también quedó bonito, hizo unas hondas en las puntas y luego unió en un moño mis flequillos.

- Me gusta mucho Unnie, te lo agradezco.

- No hay de qué- hizo algunos ajustes en la posición de mi cabello y sonrió- Ya estás lista, ahora podemos bajar.

- Sip, vamos.

Estuve sentada en el sofá de la sala como una hora, escribiéndome con JiSoo y SuKim. Mi madre le dio las últimas órdenes a HaMin de llevarse a mi hermanito a su habitación y luego se sentó a mi lado a tomar de una copa de vino. Más de tras llegó mi padre y mi hermano NamJoon, pero este último llegó y se disculpó, diciendo que no iba a poder asistir debido a un trabajo que tenía que hacer.
Al sonar el timbre, la otra chica de servicio corrió a abrir. Mi madre dejó la copa en la mesita y se puso de pie al igual que mi padre.

- Ya llegaron DaeNim, ponte de pie ¿Si?

Con pereza me puse de pie, aún tecleando algunos mensajes. Ellas me tenían loca, querían saber sobre lo que iba a suceder aquí y yo no sabía que decirle porque ni yo sabía.

- Buenas noches- sentí la voz de un señor.

Miré hacia el frente y pude ver un señor muy elegante con una señora enganchada en su brazo y más de tras venía...Espera, ese chico es...¿Jungkook?

- ¿Cómo estás amigo? Cuánto tiempo sin vernos.- mi padre y el otro señor se abrazaron.

- Vaya, pero que alegría me da verlos de nuevo- las dos señoras se saludan también, mientras que Jungkook y yo nos mirábamos sorprendidos.

- Mira éste es mi hijo menor, Jeon Jungkook, del que les hablé.- habló el señor, dando unos toques en el hombro del chico.

- Es muy guapo, qué alegría conocerte hijo- mi padre y el chico se dan la mano.

- Encantado señores Kim.- murmuró el chico.

- Y bueno, ella es Kim DaeNim, nuestra única hija.- que vergüenza, ahora todos me miran a mi.

- Hola- saludé de una manera bastante tímida.

- Uh, pero que tierna es esta niña- casi y me agarra un cachete la señora.

- Creo que se llevarán muy bien estos chicos ¿Verdad?- de seguro no saben que ya nosotros nos conocemos.

- Si, se verán muy bien juntos, eso se los aseguro- espera, de que habla mi madre.

- ¿No entendí? ¿A qué te refieres con "se verán muy bien juntos" madre?

- Oh, casi lo olvido, esta cena es para confirmar su compromiso, a partir de ahora serás la prometida de este guapo chico, cariños.

- ¡¿Qué?!