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Capítulo 33

✳TODO ES MEJOR DESDE ARRIBA✳
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Pero si puede destacar en la ciencia. Y en eso mismo Sol pensó ahondar. Salió de ese vagón y fue a buscar el más tranquilo para ayudar su concentración.

Mientras, Killian seguía sin poder conciliar el sueño, y  Eavan ya estaba en uno profundo. Era un poco difícil dormir en el tren, así que estando de pie, se ocupó en acomodarlo.
Colocó el dedo índice debajo de su mandíbula con suavidad y la elevó, para que Eavan no pase la noche con el hocico abierto.

—¿Por qué siempre te desabrigas...?

Le reclamó musitando, agitando el mismo índice y tomado de su cintura. Y luego, empezó a caminar de lado mientras jalaba la manta hasta que poco a poco el cuerpo de Eavan se iba cubriendo.

—Ya quedó, ya quedó. Iré a caminar un momento, cielo —Habló en voz baja.

Killian deslizó la puerta hacia la derecha y se encontró con el largo pasillo de los otros dormitorios. Hacía frío y tenía suerte de llevar el suéter de Eavan puesto, aunque podría decir que ya era suyo si no fuera por el ligero aroma que quedaba del albino. Fue cuando más allá, halló una puerta abierta, se acercó rápidamente y reconoció que era la habitación de Finny y Sol.

Y la ventana estaba abierta y las cortinas de este casi volaban por el tremendo viento que ingresaba.

Pero Killian no tuvo tiempo para llamar a Eavan, así que solo le dejó un mensaje de texto para que lo leyera cuando pueda, porque se encargará de investigar sobre quién salió por la ventana. Se abrazó a sí mismo, pues sentía seguridad, era como si su novio estuviera con él ahora, entonces agarró valor para salir del tren.

—No, no debo tener miedo. Si Finny salió yo también puedo...

Poco a poco, su cuerpo comenzó a desaparecer del interior del tren hasta el final de su cola.

Asunto que para ese entonces, Eavan recién pasaba por el pasillo buscándolo y soñoliento. Se la pasó abriendo y cerrando puertas de cada vagón. Entró al dormitorio de las aves sin querer y salió corriendo por los picotazos de las féminas. Y ni hablar cuando entró a un vagón donde solo la luz provenía del agua de una enorme pecera por el brillo lunar, que dejaba flotar a un tiburón blanco dormido. Este mantenía los brazos cruzados y su aleta respondió al ruido de Eavan.

El leopardo pasó por su lado con los ojos cerrados, susurrando mil cosas, hasta que entró al próximo y cerró esa puerta apresuradamente. Si ese vagón le causaba malestar, no podía haber otro peor. 

Aunque un Sol mirándote enojado por interrumpirle su trabajo, deseando que te largaras era peor. 

—¿Viste a Killian?

—No vi a tu amigo, y si eso es todo no molestes, estoy ocupado —Se cubrió el rostro con la máscara que le protegía de humo al echar unas gotas en la probeta.

—No es solo mi... No importa —Sujetó un libro del estante— Tu proyecto fracasará otra vez —Espió de reojo a Sol.

—Ajá ok —Dijo sin importancia.

—¿Qué es lo que sucede? No estamos peleando como siempre, solo te limitaste a decir "ajá ok".

El lince enojón se quitó la máscara, miró los ojos de su contrario, desvió la mirada formando puchero y la restableció de nuevo.

—A mí también me encantaría discutir, pero guarda respeto por este vagón. Es el vagón silencioso —mencionó con ímpetu.

—Yo diría el vagón de la soledad.

—Shh...

Eavan se sintió ofendido que lo callaran, pero se lo merecía, hablaba mucho.
Así que decidió hablar, esta vez con prudencia y madurez.

—¿Te gusta el pan? 

Eavan alzó la ceja, y sonrió como si estuviera en propaganda de pasta dental.

—Eavan, ya. Este no es un buen momento.

Y fue cuando hubo silencio entre los dos por unos minutos, cada uno concentrándose en sus asuntos. Y si alguien quiere hablar en el vagón del silencio, su hocico moderado debía mantener.

—Me hubieras dicho que Carrie tenía novio —Sol murmuró.

—Carrie no tiene... ¿Un novio? —Eavan lo observó esperando una respuesta rápida.

—No sé que especie era, pero creo que siguen juntos en este momento.

—Vaya, al fin informas algo de importancia, ¿qué tiene que ver esto contigo? —Meneó la cola.

El suspiro de Sol fue intenso, afligido y deseando olvidar lo que había escuchado desde la puerta de la albina en ese momento, su expresión gruñona de siempre se relajó y sus manos  suavizaron el agarre de las herramientas.

—No sabía que tenías una hermana... bo... nita... —Le incomodó decirlo en voz alta, pero en su mente se sentía más satisfactorio.

—Entonces querías que ella fuera tu chica.

—Qué te importa.

Así que Eavan respondió lo primero que se le vino a la mente.

—Come torta.

—Carrie no es chica de nadie, es independiente y la respeto como tal.

El albino se reconfortó, sonrió como aprobación a su respuesta.

—De un feminista a otro, eso es muy admirable...

—Gracias —Dijo Sol en una mirada baja.

—¿Por qué estás aquí? Me refiero, tú y tu hermano, solos.

—Oh, ya sé lo que quieres decir. Desaprobé el examen y debo recuperarlo con una investigación.

—Carrie, Killian y yo solo estamos de paseo. Por favor, no lo arruines.

—Mejor dime que me vaya del tren. No te preocupes, al amanecer me iré, no tengo nada que hacer aquí, solo buscaba que Finny descansara bien.

—Y yo busco que Killian se sienta bien en todo el viaje.

EL leopardo albino, guardó el libro en el estante y mejor se entretuvo en el teléfono. Deslizó el bloqueo de pantalla de una foto de Killian juntando la mejilla con su peluche aplastado entre sus brazos. Además de enterarse de un mensaje de aquel zorro. 

El mismo zorro, manteniendo el equilibrio en el techo del tren, intentando buscar a Finny. Cada curva que el tren doblaba, debía aferrar las cuatro patas al metal a menos que quiera caerse. Si esa excesiva velocidad continuaba, su celular iba a salir poco a poco de su bolsillo. Un falso movimiento de Killian originó que el aparato se despidiera de él, desapareciendo fuera del tren, siendo seguido por Killian.

Se la jugó al lanzarse a sí mismo, consiguiendo golpearse el abdomen y quedar cara a cara con los rieles pasando a ciento noventa kilómetros por hora ante sus ojos. El susto de vida empezó cuando sintió que su peso estaba empezando a ganarle y desesperadamente intentaba retroceder en quejidos tan apresurados como su corazón latía. Los lagrimales querían arderle al darse cuenta que no funcionaba. Dando como resultado a esa fuerza interior de salvarse y con éxito retrocedió hasta quedar lejos del borde y se sentó para secar sus pequeñas lágrimas.

—Pensé que no lo lograrías —Musitó el lince pequeño a unos metros frente a él.

El zorro se destapó la caras con las manos por la voz del niño dejando colgar la pulsera del que pendía su celular con el filo de un hacha.

—Finny, no debiste subir... —Se sorbió la nariz, todavía sin superar lo sucedido, hablando en voz quebrada.

—Tú no debiste venir por mí —Se acercó abriendo los ojos con cada paso, sin embargo estos se desvanecieron frente a la mirada de Killian. Sus párpados inferiores alzados del zorros le indicaron estaba rendido de seguir en pie— ¿Esta cosa es tuya? —Regresó a una mirada tranquila, mostrando lo que su hacha de doble hoja sostenía.

—¡Si! —esbozó una sonrisa y lo recibió—. Esta cosa es un celular.

—¿Qué es... un celular? —Finny lazó las cejas.

—Pensé que todos tenían un celular.

—Y yo pensé que todos tenían un hacha —lanzó el arma y lo atrapó con la cola.

Killian se quedó pasmado, como si le indicara que ya tenía experiencia, pero se extrañó que Sol no se hacía responsable de esto.

—Gracias por recogerlo por mí. Tu hermano se va a enfadar si se entera que estás aquí.

—Sol dice que muchos accidentes ocurren dentro del tren —Empezó a andar extendiendo los brazos, hasta darle la espalda— técnicamente estoy más seguro aquí afuera.

—Buen razonamiento, pequeño —Rió meneando la cola por un momento y se puso de pie—. Yo sé porqué estás aquí.

El pelaje de Finny se erizó, aseguró su gorra roja en su cabeza. Y siguió escuchando al zorro.

—Es muy bello.

Con el viento frotando en su pelaje, la voz cantarina de Killian se oyó pasiva, en lo que sus ojos se iban elevando, encontrando el cielo salpicado de estrellas. Tras él permanecía la oscuridad de la noche, pero solo adelante y mirando lo que le depara el cielo, él se sentía como una pequeña silueta bajo la luna, la luz más grande de todas. Solo seguir adelante se topaba con lo mejor que la vida.

—Sé que debemos irnos a dormir, pero tú y yo podemos quedarnos solo un poco más.

Finny lo pensó, su hermano no le permitía juntarse con extraños. Pero su hermano no tenía que enterarse. Le convenía estar con Killian, porque en el zorro recae la responsabilidad de cuidarlo. Y podía admitir que le caía un poco bien. 

—¡La vista si es muy bonita! Desde aquí puedo ver un nido en los árboles de allá. Sol me revisará el pelaje para detectar que me divertí pero no me importa —se sentó a su lado y dejó el hacha a su otro costado.

—Oye, Finny. Sol es un poco...

—¡Sobreprotector! A veces solo quiero divertirme y perturbarlo mucho más —A sus mejillas le faltaron espacio para la sonrisa que formó.

—A mí me hubiese gustado tener un hermanito. Pero él solo quiere tenerte cerca y cuidarte. ¿Sol, sabe de tu hacha?

—Tengo esto y muchas más cosas en mi mochila. Aunque Sol no se ha tomado el tiempo de averiguar.

—Por de casualidad... ¿Tendrás asientos? Aquí arriba hacen falta, y tal vez un tobogán por allá.

Al fin, Finny gritó como cabra, y luego soltó una risa permitiendo que su pelaje se esponjara, Killian le sonrió, pues creyó que al fin empezaba a conocer un poco de su lado cándido. 

Su mente se nubló cuando Finny se quitó la gorra y le mostró una larga cabellera de un metro que se agitaba en el viento tras la pequeña cabeza del lince.

—¿Crees que tenga algo para atar mi cabello, Killian?

—Para un cabello así de sedoso, creo que debo tener algo en mis bolsillos.

En lo que el zorro iba metiendo las manos en sus bolsillos, la sombra de que algo tapaba la luna, le llamó la atención. Olvidó las preguntas que tenía por la longitud del cabello de Finny y se preocupó en el problema en el que estaban.

—Finny, hay que bajar ahora. ¡Nos acercamos al túnel!

Finny sostuvo su hacha y corrió al lado de Killian en dirección contraria al tren. Lastima que ellos estaban por los últimos vagones y el camino les iba quedando corto.

—Fácil, nos acostamos y pasamos —sugirió el lince.

—¡El túnel es estrecho, lo justo como para que solo el tren pase! ¡Ven conmigo, sujeta mi mano!

—¡Puedo morir hoy si yo quiero! Pero eso me quita la diversión de ponerle sanguijuelas en la ropa de Sol, por eso está flaco, el pobre.

—¡¿Qué?!

—¡Tranquilo, no le diré a Sol, aún! Pero si quieres morir hoy también, tienes mi bendición.

—¡Pero yo quiero vivir! 

—¡De acuerdo, será un secreto entre los dos! —Se fijó que faltaban dos metros para llegar al final del tren y no mucho para que el túnel se los tragara.

Finny le ganó en velocidad, sostuvo más firme su hacha y con su mano libre, enganchó sus dedos con los de Killian, y llevó al zorro hacia adelante para que con ayuda de su peso ambos cayeran por la parte trasera del tren, no sin que el lince se enganchara al tren con el hacha traspasando el metal de este. Y el túnel los cubrió de oscuridad, junto a los gritos de Killian y el silbato del tren.

Estar con Finny era como acercarse a la muerte. Esa era la conclusión final de Killian. Entró en desesperación porque que su vida dependía de un niño ahora mismo, más extraño cuando las dos luces rojas de su rostro no dejaban de mirarlo desde arriba. Luego, el tren se volvió a aclarar y Finny no dejaba de observarlo.

—¡Es la primera vez que lo hago en mi vida!

—¡Lo que hiciste... es perturbador! 

—Hablas con el hijo de la perturbación —sus labios se quedaron quietos con la última vocal dicha— ¡Hum!

—Finny, no debemos decírselo a nadie, ambos hicimos malas cosas.

—Y tú con los ojos hermosamente tiernos, nadie sospechará que hiciste algo malo.

—¡Gracias! pero ninguno de nosotros dirá nada. ¿Hecho? —Se incomodó un poco por todo el cabello de Finny le estaba por cubrirle la cara.

—¡Hecho! 

Mientras que otro par ya había notado la ausencia de Killian y Finny. 

Eavan y Sol se pusieron discutir, culpándose que uno causó la desaparición del otro.

—¡Tu hermano rarito, se llevó a Killian!

—¡Finny es incapaz de hacerle daño, tal vez Killian no es tan inocente como parece! —Sol contestó.

—¡Oh, pobre Killian, no te merecías este castigo! —Eavan juntó las manos y miró al cielo, dándole la espalda a Sol.

—Ten más respeto, yo sigo aquí —Intentó darse valor.

Eavan erizó la espalda y lo miró a los ojos emitiendo un gruñido, meneando la cola de forma lenta.

—Baja esa guardia, Eavan—la voz de Finny los interrumpió.

Eavan volteó pero ya no había nadie, y al regresar la vista a Sol, el pequeño estaba sentado sobre los hombros de su hermano.

—Solo yo puedo fastidiar a Sol —Finny habló con voz imponente, su cabeza baja y vista levantada decían todo— Buenas noticias Eavan, Killian está dormido y te espera.

—Gracias —luego miró a Sol, entrecerró los ojos y luego se marchó.

—Así de fácil son de controlar —Los labios de Finny se expandieron a más no poder.

Ahora solo quedaban Finny y Sol en el pasillo. Sol estaba cansado por avanzar su proyecto, tenía sueño y pronto tendría ojeras, ni de llamar la atención a su hermano tuvo las ganas. Pero cuando lo vio con el largo cabello atado como cola de caballo, se le subió la sangre.

—¿Qué traes en la cabeza?

—Killian dice que es un toque amistoso. Él dice que resalta mi lado varonil.

—Finny. A ti no te importan esas cosas —ladeó los labios en un ligero disgusto, pero sereno.

—Hay muchas cosas de las que no estás enterado —Dijo sin temer de Sol— Tengo mucho sueño.

¿Quién sabe dónde Finny escondió el hacha? Pero si se sabe que luego de ello al fin durmieron, sin escabullirse, trabajos pendientes o mal sueño, Kenny infiltrado, ya era suficiente con todo lo sucedido, pero el tren continuaba con su recorrido.

Por la mañana a primera hora el tren a vapor hizo su primera parada, los pasajeros de la primera clase recibieron su desayuno, además de Eavan, Killian y Carrie. Pero para ellos, no era el momento de bajar, aún.

Cepillarse los dientes seguía en el itinerario, donde Eavan y Killian estaban por salir de los baños.

—Cariño, hay algo de lo que quiero hablarte —Killian se detuvo y volteó dispuesto a escuchar a su novio.

—Dime, dime. ¿Qué sucede? —se le acercó.

—Es que dejamos de lado el tema de... nuestro hogar —posó las manos sobre las de Killian y las elevó ligeramente—. Así que cuando bajemos del tren, quiero que vayamos planeando y quiero que tú elijas la que más te guste.

El cosquilleo en las mejillas de Eavan se intensificaron con la imagen del zorro alzando las mejillas lentamente, mirándolo desde abajo. Eavan tuvo que relamerse para salir del nudo de sus palabras.

—Visitaremos a todos nuestros familiares, tómalo como dar un paso más a lo nuestro ¿Estás de acuerdo, Kili? —dedujo cuál sería su respuesta, pero prefería oír a su novio decirlo.

—¿Abrazo?

Ver a Killian tendiéndole los brazos, podía sentir la calidez sin tener que apegarse a su pecho. Y la fortuna de tener ese rostro que lo invitaba a venir a él. Eavan solo hizo caso y lo alzó entre sus brazos. En ese momento Killian aprovechó que tenían la misma altura por un beso sin esfuerzo.

—¡Totalmente de acuerdo! —el instinto de mover la cola surgió.

Los dos salieron de los baños, de forma que Killian estaba siendo cargado por su novio con ambos brazos. 

—Te traeré algo pequeño de comer, no tardo.

 Eavan plantó un beso en la mejilla de Killian y no dejó de mirarlo hasta que su figura desapareció de su alcance. Luego, estaba por tomar otro camino y allí observó a Finny muy quieto viéndolo.

—Espera... Eavan... ¿eres...? —el lince hizo sonidos de que le faltaba aire— ¿Eres joto? 

Esperó la respuesta del leopardo albino con una sonrisa abierta.

 —Esto debe ser difícil entenderlo para ti, Finny. Según yo, no tiene nada de malo ser... un poco diferen...

—¡No me mires con esos ojos gays! ¿oíste, gay? —Finny echó a reír, y al notar que su hermano mayor se aproximaba, miró con malicia a Eavan —¡Oye, Sol! Adivina quién es el nuevo lunático.

Finny se trepó y se sentó en los hombros de Sol. 

La etapa de Eavan sobre la discriminación la había superado hace años, en especial la de los padres de sus amigos, sin embargo ese hecho le dio más fortaleza. Siempre hay gente mala, pero que un niño le hiciera recordar esos días, le dio intriga las acciones que Finny tomaría sin dejar que le afecten.

—Ahora no, Finny. ¿Qué quieres? —Sol pasó su palma por toda su cara, observando de reojo a Finny con unas notorias ojeras.

—¡Eavan es un sodomita, búrlate conmigo!

Abrió el cierre de la mochila que traía en la espalda y luego su mano salió sosteniendo una manzana muy peculiar.

Sol miró a ambos lados para finalmente mirar seriamente a Eavan y los labios un poco abiertos de la sorpresa. De los años desde que lo conoce no tenía la menor idea, aunque habían mejores cosas en que pensar que en la orientación del tipo que te cae mal. Arrugó un lado de su zona olfativa sin decirle nada y prefirió mirar lo que su hermano menor hacía.

—Oh, querida manzanda. Perdón por lanzarte hacia un ser repugnante — Finny llevó su mano hacia atrás, tomando impulso.

Eavan llevó una pierna atrás, levantando levemente los brazos, inseguro de si no lo haría, o si Sol lo iba a permitir. Así que el pequeño lince lanzó la fruta, pero Sol estiró el brazo y lo atrapó en el camino.

—No lo vas a hacer.

—Vaya, al fin haces algo bueno Sol —Eavan se quejó acercándose a los dos—. Tu hermano debe aprender a respetar...

—Tú no me dices como educarlo.

En lo que Sol se oponía al avance de Eavan, una sonrisa burlona surgió a las espaldas de Sol, sabiendo que era inmune.

Como otro día ordinario en que Eavan y Sol discutían, el pan de cada día. Aquello llamó la atención de los pasajeros de sus demás dormitorios, incluso a Killian que llegaba trayendo a Carrie. A ella sobretodo, le irritó su discusión.

—¡Sol ya cállate! ¡Sabía que eras un hombre problemático!

En ese momento, ambos cerraron el hocico, Eavan se cruzó de brazos y Finny se escondió en la mochila de Sol.

Sol pensó que Carrie no tenía que verlo así. Pero ya no importaba la forma, después de saber que a ella la le importaba alguien más. Solo no evito avergonzarse por el hecho que una mujer lo reprendiera teniendo razón. Un chico problemático.
Sol miró a un lado opuesto, tanto que juntó su mejilla con su hombro, frunciendo el ceño.

—Lo lamento —musitó—. Finny, nos vamos.

El lince salió de la mochila, sin mencionar nada. Manteniéndose en la espalda de Sol, en lo que se iban alejando.

—Hasta pronto Finny —Killian se animó a despedirse.

Aquello llamó la atención del niño, y su cuello giró completamente a ciento ochenta grados provocando un truene.

—¡No te preocupes, estaré en tus sueños! —Agitó la mano.

—¡Gracias!... creo —Respondió incómodo—. ¡Que te vaya bien, Sol!

—Mmm...

Respondió el lince, y caminó más rápido. No tenía nada que hacer en el tren y su proyecto podía terminarlo en otro lugar, menos en ese tren. Solo seguía en línea recta, hasta entrar a la locomotora donde el maquinista se lucía delante de ellos con lo que mejor sabía hacer.

—Disculpe, detenga este tren, mi hermano y yo necesitamos bajar.

—¡Claro! Solo muéstrenme sus boletos —el hombre les mostró la palma, esperando.

—Nuestros... ¿boletos?

Por fuera del tren, una escotilla superior se abrió y desde allí, se elevó un águila fornido, trayendo en cada pata a Sol y Finny con las piernas y brazos colgados. Dispuesto a echarlos del tren, volando varios metros lejos.

—¡Perdón, no nos lleve con la policía! ¡Podemos razonarlo!

Hasta que Finny sacó una aguja de su bolsillo y la clavó en la pata del águila, causando que los lanzara lejos de él, por el dolor.

A continuación, a los hermanos solo les quedó caer y acercarse velozmente hacia las copas de los árboles. Finny alcanzó su mochila en el aire, lo colocó bajo sus patas, para amortiguar cada golpe desde que empezaron a caer por las ramas los altos pinos. Hasta era divertido para Finny, deslizarse sobre las ramas pisando su mochila. Mientras, Sol lo seguía golpeándose la espalda, pecho, lateral y finalmente el trasero.

Finny llegó sano y salvo a tierra firme,  sacudió la mochila y su ropa, en lo que Sol llegaba atrás y terminó su descenso cayendo sobre Finny, levantando más polvo.

—Pensé que todos los gatos caían de pie —Finny farfulló, aún aplastado.

Y... gracias por llegar hasta aquí. Also, el nuevo usser es temporal, se me olvidó cambiar ae. Buenop, nos vemos hasta la próxima. ¡Bye! 🤚🤚

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