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Capítulo 30

DOS ASESINOS ENAMORADOS

••

A menos que Kenny se lo impidiera.

Poseía un bonito cabello, ninguna parte de su cuerpo es de plástico. Tenía la capacidad de ponerse de puntillas y bailar de forma excepcional. Podía ser fría, y a veces sensible o tímida, con una reputación difícil de creer hasta que se ve. Kenny se percató en los tres años que estuvieron cazando gente por obligación, y en las hazañas aprendió que podría amarla por complicada que fuera, eso lo hacía sentir mejor ya que tenía la inquietud de ciertas cosas. «Muéstrame más de ti», y eso que el tigre podía ser paciente, pero por ella acabó en el extremo de la obsesión.

-Ya era hora de que me visitaras. Esas llamadas por teléfono solo me hacían desear verte.

Carrie lo había liberado de su trabajo por el día entero.

-Pude conseguir un tiempo para pasar el rato, Kenny -Carrie se subió a la camioneta al lado del tigre-. No sabía que te compraste un vehículo.

-Oh, ¿eso crees? -Encendió el motor-. Comprarlo -soltó una risa-, comprar dices...

Claro. Omitió la parte donde mató al dueño. Nada grave. Avanzó desviándose a los lados en la pista, con el timón a yendo de un lado a otro. Agitando las cosas que habían dentro.

-¡Pero, ten cuidado!

-¡Y yo desearía estar drogado! ¡Fue lo mejor no entrar a la secundaria!

Y no siendo un perfecto inicio, la camioneta avanzó, fueron más allá ciudad, y con lentes de sol, sintiendo la frescura del viaje por carretera. A Carrie le gustaba las escapadas, y al ser de las personas que se quedan hasta tarde, pensaba emplear esa costumbre para esa noche.

-Oye -Apoyó el codo en el espaldar y le sonrió-. Déjame hacerte una pregunta -Sus ojos entrecerrados captaron la mirada de Carrie-. ¿Me extrañaste?

-¿Cómo podría extrañar a una mosca molesta? -Le siguió la corriente, con la misma intensidad.

-Bueno, podrías extrañar su zumbido, por supuesto.

-Kenny.

-Hazme un favor, minina. Conecta mi celular con el auto, el cargador... creo que está en el suelo.

Carrie sostuvo el teléfono, lo dejó en su asiento y se agachó a buscar el cable perdido.

-Está todo sucio. Aghh... creo que toqué algo húmedo.

Afortunadamente su visión la ayudó a encontrar el cargador, pero al acomodarse, sintió que algo se rompió debajo de ella que la indujo a cerrar los ojos por los nervios.

-¡Carrie! ¿Qué hiciste? -Exclamó el tigre, disminuyendo la velocidad mientras la miraba.

-No sé lo que hice. No debí dejar tu celular en mi asiento -Dijo veloz, y se incorporó a penas.

Entonces, Kenny sacó su celular con la pantalla rota y el vidrio protector cayó. Sus cejas se pusieron rectas. Aunque Carrie no tenía la intención de averiarlo.

-¡Lo rompiste de un sentón, Carrie...! -Entonó su voz infantil e hizo un puchero-. Tú y tu gran...

-Ya sé. Ya no me molestes por eso -Sentía que se iba a morir de la vergüenza, aunque se abrazara muy fuerte por la cintura y tratara de calmar su rostro ardido.

-No diré nada, pero me debes uno nuevo, minina -Asomó su cabeza y su cabello castaño se agitó-. Fue genial lo que hiciste, ¿tienes hambre o aún queda algo en tu mochila?

-Kenny, ¿te has sentido bien últimamente? No pregunté antes.

-Me sentía bien cuando unas prostitutas me criaron luego de vagar por la calle, no sabía que podían ser cariñosas. Cuando llegaste tú, ya no estaba solo pero me di cuenta que soy infantil.

-Me refiero a los últimos días.

-Ah, si... No he visto a la tigresa últimamente, se me hace raro no escuchar su irritante voz.

-Está muerta.

-¿Y por qué no me contaste? ¡Carrie...!

-No creí que te importara.

-¿Sabes? No me importa saber cómo acabaste con ella, yo la empecé a odiar más desde que tú lo hiciste primero.

-Y si yo no la odiaba, ¿no hubieras hecho nada?

Kenny chasqueó la lengua y encendió las luces de la camioneta por lo tarde que se estaba haciendo.

No muy lejos, una leopardo albino indicó al tigre que se detuviera, Kenny miró a Carrie, después a ella, y que parecía que se iba a quedar visco por compararlas tantas veces.

-¿Qué? -Dijo Kenny, y la chica vio que junto a él estaba Carrie.

-Buenas tardes, ¿acaso son primos? -Habló la chica tomando su lápiz.

-Ah, no te importa. ¿Es eso? -Kenny agitó los bigotes.

-Quiero decir, estoy haciendo una encuesta sobre la comunicación entre especies. Pregunta: ¿Qué haces en tu tiempo, libre? No pienses; contesta de corazón.

-La verdad hago cosas que no puedes saber, y estoy en mi tiempo libre con mi amiga.

-Ah, vale. ¿Sus conversaciones son cortantes, frías o tal vez amigables por ser felinos? Digo, puede que su amiga ya no le necesite, y prefiera el carácter de un ratón.

Kenny se disgustó por el comentario, hacía unos cambios para seguir su camino.

-El estado, y sus estupideces.

-¿Te molesta hablar de tus condiciones de pobreza?

-Solo porque ya no esté de humor, no significa que no quiera.

-Disculpe, señorita -Intervino Carrie-. No se dirija así con él, ahora se está poniendo muy...

-No estoy hablando con usted. No es mi culpa que su compañero parezca un niño -replicó sonriente.

-¡Solo cállense! -Kenny pisó el acelerador tan fuerte.

Dejó atrás a la chica y esta siguió caminando escribiendo en su libreta.

-¿Carrie, puedo pedirte algo?

-Dime. Creo que no conectaste bien con esa chica.

El tigre apretó más el volante, y le devolvió la mirada a la albina. A ella no le gustó verlo así. Lo quería. Siempre parecía que él no pensara en su vida por miedo a darse cuenta de lo que en verdad era. Pero acababa de hacerlo.

-Cuando muera ¿puedes decirle al mundo que fui alguien importante? -Empezó a jugar con un fusil, de un lado a otro en su mano.

-¿Qué quieres decir? -Entonó con cuidado.

-Estoy enfadado, ya no estoy tranquilo. Se supone que debería superar mis emociones hace mucho, y no puedo. ¡Por Dios, soy un adulto!

Además de dañarse, Kenny estaba a punto de disparar dentro del auto en su necesidad de desfogue. Pero Carrie se esta acercando él, que Kenny prefirió que Carrie llegara a salvarlo de sus pensamiento, abrazándolo por el cuello, realizar mimos con su cabello y que puedan tocarse por un momento. Kenny le había permitido continuar. Detuvo la camioneta y prefirió concentrarse en la calidez del pelaje albino.

-Ya. Calma, no te avergüences de ser así. Ya me tienes acostumbrada a tu actitud. -Frotaba su cabeza en círculos con solo los dedos, mientras silenciosa le iba quitando el arma, hasta que lo dejó caer y cerró los ojos.

Kenny no siempre la podía oír con ese tono de voz. Se sentía pequeño y mimado, causando que su rostro cambiara a un carmín del que quiso ocultar al sostener uno de los brazos de Carrie con delicadeza.

-Parezco un nene -No se avergonzó de decirlo-. Carrie... otra vez me dan ganas de matar al alguien...

-Si, si... Pronto podrás matar a alguien, ¿está bien? Ahí está el Kenny desquiciado.

-Pero, la verdad... me gustaría quedarme así hasta dormir.

Al rato, ella lo dejó recostado y regresó a su asiento, satisfecha de que al fin, estaba tranquilo. Pero Carrie no se arrepintió de tener ese acercamiento con el tigre.

-Mira. Un lugar para pasar el rato y comer algo. Hay que bajar, antes que la policía venga por la camioneta.

-Llamaré a mi hermano para decirle que estoy bien.

-Vamos. Mientras yo exista, siempre tendrás a alguien que te proteja.

Emocionado, Kenny bajó de la camioneta y enrolló el cuerpo de Carrie con su cola, y la sacó de allí también. Luego de que ambos pisaran tierra, les ardió el cuerpo por la inmensa fogata de en frente.

-Pero quiero que sepa que estoy bien.

-Bien. Quédate. Yo entraré al bar por unas cosas para comer -Empezó a alejarse para entrar al lugar iluminado.

Carrie llamó a su hermano. Le hizo saber que estaba en buenas manos, recalcó lo mismo cuando oyó la voz de Killian en la línea. Y al acabar, entró al bar colocando su mochila detrás.

-Eres tonto si crees que me ganarás en los retos.

Un lugar tan rústico albergaría cierta clase de personas: endeudados, sin dinero o que solo ahogan sus penas. Para Carrie, le era algo familiar, pero le desagradaba esos aspectos. Pero le disgustó más saber que Kenny estaba ahí metido. Lo peor era que ella tenía que abrirse paso entre la apestosa masa masculina.

-¡Kenny, vámonos! ¡Yo pagaré! -Con dificultad, finalmente llegó a su lado.

-¡Ella es Carrie! Le dice a todos qué hacer.

-Cállate, Kenny.

-¿Lo ves? -Kenny hablaba con su oponente y lanzó el dardo a la diana-. Rayos.

Al menos podía relajarse un momento. Carrie se sentó en la silla cercana a la barra y pidió un surtido de fresa.

-¡Trago por el otro tipo! -Carrie elevó su coctel de fresa y lo bebió.

-Carrie, ¿cómo te atreves? -Gritó su compañero y arremetió con un jab al zorrillo, y los demás alabaron.

Al final, ella se quedó observando al chico que ganó unas veces contra el zorrillo.

-¿Eso es todo lo que quieres hacer por hoy, Kenny? -llamó Carrie, sabiendo que se pasaba la hora.

Un poco de fuerza, y una pose de Tarzan, hicieron que Kenny se colgara de una lámpara del bar, intentando jugar con un compañero de la mafia a encender su cigarro que traía en el hocico, con la lámpara balanceándose. Kenny se reía por querer aprovechar la oportunidad de poder quemarlo con el encendedor que tenía en una mano.

-Te quemo, te quemo... Ya no te quemo -Repetía cuando la lámpara lo llevaba hacia atrás.

-Ya enciende mi cigarro, cara de rana -Se rió el puercoespin.

-¡Te quemo las espinas, ahí voy!

Con velocidad, Kenny se balanceó y tiró el encendedor a la espalda de su contrario, y este por simple reacción y el susto que lo dominó, lanzó la mayoría de espinas que poseía, sin importarle que fueron como flechas cubiertas de fuego a todos los lados del bar, donde lo peor que el fuego arrasaba con toda la madera. La aves salieron por todas las ventanas y los terrestres solo se empujaron para salir corriendo.

Aunque la leopardo de las nieves, no pensaba irse sola. Halló a Kenny, y aunque todo fuese su culpa por un juego, sujetó su brazo apresurada, pero el tigre se deshizo de su agarre.

-¿Viniste por mí? -Dijo con dolor al darse cuenta de la luxación en su codo, por aterrizar mal de la lámpara.

-Kenny, vámonos ya. O te van a culpar del incendio.

Apresurada, lo tomó del otro brazo y dio los pasos en dirección a la salida, rodeando diversas cosas en llamas, mas el humo estorbaba un poco la visión y Carrie creyó que no llegarían a salir. Kenny se aproximó, alzó a Carrie y empezó a correr teniéndola en brazos, evitando que ni una maldita flama los tocase.

-¡Estás herido! -exclamó llena sorprendida.

-Aún puedo. No te preocupes ¡La policía se dará cuenta que la camioneta es robada!

Entre la gente que corría, ella divisó otro vehículo más pequeño, y por unos momentos se sintió protegida, aunque no necesitaba aferrarse a él y bastaba con tener sus manos encogidas sobre su pecho, porque confiaba en que Kenny que no la soltaría tan fácil.

-¡Una moto por allá!

Kenny subió, hizo un acelerón con las manijas, y estaba listo para partir. Pero se dieron cuenta que era una moto de ancianos por la absurda velocidad.

Rápidamente cambiaron de vehículo. El tigre se puso el casco y automáticamente este reveló sus colores de neón en el visor.

-¡No sé quién deja sus llaves, pero amo al tonto que lo hizo! -Giró la llave y Carrie lo abrazó por atrás.

Dos adictos a la adrenalina. Huían. Kenny encorvaba la espalda como el manubrio lo exigía. Las muñequeras del tigre le permitieron estar fresco al sentir el viento sobar su pelaje. No se iba a detener, pues era alma libre; pero sin olvidar a la chica que lo abrazaba, que estaba tan callada desde que partieron. Aunque sabía que se ponía así cuando piensa mucho. Kenny giró el acelerador para asegurarse que se habían alejado de los policías; fuera de radar y superó en velocidad a otros vehículos que no les quedaba más que tragar polvo.

-Este... Carrie -Llegó a sentir su mano-. ¿Está todo bien?

Ella sintió que la tensión apaciguaba, y volvió a comprobar que su mejilla estaba junta al cuerpo de Kenny.

-Si te refieres a nosotros, no.

-¿Nosotros? Yo me siento genial con este casco de luces -Le dio unos toques y este cambió de patrón en una sonrisa.

-Quiero decir que en parte fue tu culpa lo que pasó. Dices ayudarme a salir de la organización, pero no colaboras en nada, y eso también me afecta.

-Quiero ayudar, pero por años he sido esto y dudo cambiar por amor -Dijo con la mirada al frente.

-¿Cuándo te dije que debías hacerlo por amor? Hazlo por ti si quieres tener una vida tranquila -Y entonces las orejas de Carrie decayeron.

-¡Es el miedo! Miedo al cambio y a lo que es ajeno a mi vida.

El frío aumentó para dar paso a una intensa lluvia, que con cada gota hacían chillar a la carretera, lo que perjudicaba al vehículo de los felinos.

-¿Cuál será tu motivación para tener una vida en paz?

Carrie hacía eso con la esperanza de querer que Kenny se diera cuenta; ambos lo sabían. Aunque Kenny pensaba, mientras llevaba el manubrio de la moto que empezaba a complicarse por la lluvia. No es un misterio de cómo sabía manipular distintos vehículos. La adrenalina de no ser atrapado lo llevan a tomar distintos métodos de escape.

Carrie alzó la cabeza. La luz de la moto debía ser la única en la carretera. Pero una estaba justo detrás de ellos. Sus pupilas se contrajeron y actuó con rapidez: subió los brazos hasta rodear el torso superior, lo que lo sorprendió. No había momento de cambiar de dirección y solo quedó ir directo a la pista y resistir el golpe a costo y evitar ser arrollados por el loco conductor del ómnibus. Kenny podía ser un experto con balas, pero Carrie era todo sentidos y calculadora que no dejaba que una discusión no la cegara.

Tantas gotas que cayeron en sus cuerpos al mismo tiempo, Kenny giró y ahora los dos daban la cara hacia el cielo nublado.

-Carrie... ¿Qué fue eso? -preguntó atónito en voz baja, todavía tendido en el suelo.

Estuvieron en peligro de muerte pero no debía resolverse así, o algo así pensaba Carrie.

-Casi mueres.

Pero a Kenny le encantó seguir vivo. Carrie, mientras se calmaba, escuchó de pronto una pequeña risa de gozo de lo feliz que estaba de que nada les haya pasado. El frío en la espalda era insoportable, a lo que Kenny se levantó, se quitó el casco, giró varias veces y terminó lanzándolo a la nada, para luego agitarse el cabello y llevarlo hacia atrás con ambas manos, permitiendo a la humedad estar por todas partes.

-¡Carrie! ¡No te quedes tiesa!

La levantó cuidadosamente y la abrazó como agradecimiento por darle una gran noche.

-No hay vuelta atrás en cómo te ves esta noche, lo veo en tus ojos.

-Kenny, ni siquiera puedes ver mis ojos.

Musitó con la cabeza sobre su hombro. Luego Kenny volvió a reír de la tontería, pero ya no lo hacía solo. Él, se apartó un poco para verla a la cara y quedar encantado de su sonrisa gracias a él. Estaban en medio de la nada, es un hecho; y no cualquiera sobrevive a menos que seas aquellos felinos al mismo tiempo. No pasa nada, porque de alguna u otra forma saldrán de un aprieto.

Kenny llevó atrás un mechón de Carrie por la lluvia, y se tomaron de ambas manos. Y frente a frente, empezaron a dar vueltas, mientras un rostro era el escenario principal del otro. Una risa masculina, otra femenina y la lluvia era todo lo que se podía oír; no importaba nada ni un carajo por ahora. Solo ser felices.

°----♠️----°

La lluvia no tenía la sensatez de detenerse.

-Kenny, ¿dónde pasaremos la noche? -Preguntó en una tonada alegre.

-Tengo dinero. ¡De la apuesta!

Ella se sorprendió y le dio un golpe de alegría en el hombro.

-Solo nos falta buscar un hospedaje.

-Ven conmigo, bella dama.

Luego de caminar un largo rato, descansaron sus patas en un motel de servicio nocturno, en la que se la pasaron hablando de cómo estuvieron al momento de realizar tal cosa sorprendente.

-Deberías probar de nuevo la ducha. Te deja el pelaje tan esponjado -Kenny salía de este con el vapor detrás.

-Ya no hace falta dos veces. Ya acomodé todo: ese es tu lado de la cama, y este es el mío.

-De acuerdo, pero no patees dormida.

-Tú fuiste el que pidió solo una.

-Pero ¿por qué dormir ahora? Escuché que te gusta quedarte hasta tarde. Ahora cúbrete, necesito cambiarme.

Ella se giró viendo hacia ventana, contemplando su propio reflejo, llamó a Killian para avisar que mejor llegará mañana temprano. Cuando colgó, sintió que Kenny quería llevarse el celular. Se lo permitió y este terminó en la mesita.

-Mira, me tuve que vendar el brazo, también obtuve unas heridas por la caída. Quédate quieta.

Con un paño con hielo en mano, lo apoyó en la cien de la albina aunque haya reaccionado con un salto de hombros. Luego de que el dolor haya disminuido. Kenny no tuvo tiempo de lavar el paño por oír la voz de Carrie.

-Kenny, ahora que estamos tranquilos... -El tigre prestó atención. Esto era lo que necesitaba. Aunque, en este momento, dudaba si era merecedor de un poco de su amor-. Para mí fue increíble tener un día entero estando contigo. Hoy fue tu día, y espero que se haya celebrado como te gusta.

«Feliz cumpleaños, Kenny», avisó la asistente del celular averiado del tigre. Él la tomó de la mano, se emocionó al notar que ella no lo negaba. Se sentaron en la cama para solo celebrarlo entre los dos.

-Solo te tengo a ti. No me decepcionas.

-Estamos aquí para hablar de ti, cumpleañero -terminó de acomodarse, estando sentada.

-¿Crees que este sea un buen momento?

Un adicto a la locura como él, queriendo obtener la cima de su «yo» un sentimiento tan extraño que ahora podía experimentar en esa habitación, y la mejor compañía que estaba a su lado desde los dieciséis. Esa atracción estaba presente.

-De todas formas, quiero que te sientas cómodo de cualquier manera.

Kenny no había respondido, como si la ignorase.

-Kenny.

El asesino acercó su hocico al de Carrie, sus labios semiabiertos se rozaron, y luego él capturó los suyos. No evitó tomarla de las mejillas ni resistir a seguir besándola. En cuanto, Carrie estaba quieta, sus ojos no cambiaron por lo que estos observaban a Kenny empalagado. Ella entendía lo mucho que él le gustaba. Podía ser decepcionante el tipo de persona que era, pero prefería querer sentirse amada. Estaba completa como un ser renovado, mejor cuando Kenny no se rendía todavía.

Carrie posó sus manos sobre las de él con suavidad. Aquel beso era genial, pudiendo sentir un cosquilleo interno y terminó cerrando los ojos. Le siguió el movimiento de sus labios. Existen personas que fueron hechas para besar con exquisitez, y amaba los suyos, tanto como a él.

Por poco al separar los labios, Carrie no se lo permitió, necesitaba uno más largo hasta que terminó por acostar al cumpleañero; no necesitaba un regalo físico. Pues esto no se comparaba al día que se conocieron:

«Anda, dispara» Le propuso la pantera a una felina, sosteniendo el arma con ambas manos y temblando al apuntarlo hacia un corpulento lobo golpeando a un tigre adolescente, abusando de su fuerza al tenerlo entre sus puños y el suelo. «Elige a cualquiera» Fue cuando Carrie, se preparó y prefirió apuntarle al lobo tuerto. Entonces, este se percató y trató detenerla «Parezco el malo, pero no lo soy» dijo, pero sus propias plegarias ni lo convencieron e iba a abalanzarse hacia la nueva. Carrie disparó del susto y al abrir los ojos, estos se estancaron con la mirada del tigre malherido «Bien hecho, ahora él será tu nuevo compañero» dijo la pantera, y la empujó hasta que cayó sobre Kenny. «Hola» dijo el muchacho a verla más de cerca.

Enamorarse de su mejor amigo es el más grande sentimiento del mundo, cuando en el presente Kenny y Carrie solo se dedicaron a unos juegos de miradas hasta que el cansancio los llevó a misma suerte.

Ella apagó la luz y él la cubrió con las sábanas, para pasar otra noche juntos.

Gracias por llegar hasta aquí. Espero que te encuentres bien en salud y emocionalmente. Quiero agradecer la ayuda de RimskyGreencatcher por la corrección y mejora de detalles que consideraba innecesarias y una idea ligera para que quedara si cabos sueltos, lo hizo tan genial que lo agradezco mucho, tenga un chocolate (・∀・)ノ y sus historias son finas (⓿_⓿). Y a ti lector, por apoyarme tanto. Quédate y lleguemos juntos al final, aunque si falte un buen jsjsjs. Hasta luego. Bye 🖐🖐

AaaaAaaaAAaaaa Wattpad no me elimines los guiones largos, te odio!!!

Ya me gustó hacerle bordes a mis fotos de perfil, ahre

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