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Capítulo 26

✳ME SIENTO BIEN SER YO✳
••


De un día feliz, termina de un modo difícil de digerir, se veía mal con unas bolcitas bajo esos ojos tristes, ya terminando de comerse la avena. Una comida ligera que al parecer, Killian considera que acomapaña bien con su poco apetito. 

-Hijo... -llamó padre, caminando hacia el mencionado, quien volteó a verlo- ...¿No me dirás lo que sucede?

Terminó de secarse las manos por los trastes.

-Killian yo... -cerró su pata por carencia de palabras.

-¿Si, pa'? -alzó las cejas.

Leonard frunció los labios, a lo que decidió tratar sonar animado. Tal vez así trate contagiar con una sonrisa como Killian siempre lo hace.

-Quiero saber de ti... Me gustaría conocer de tus sentimientos amorosos, sé que también te gustan las chicas, p-pero no vengo por eso en especial -se ajustó el cuello y tragó saliva-. Sé que es raro, pero puede que en algún futuro puedas oír algo de mi parte o un apoyo.

-¿Qué deseas oír, exactamente?

Leonard trajo al frente su tableta, tomó un extremo de sus lentes doblados en bolsillo de su pecho y se los colocó.

-Lo que sientes por Eavan.

Tal cual tomate, Killian copió su color en la cara, ya no quería ver a su papá por la vergüenza, pegó el rostro en una almohada del sofá y ahogó un grito en ella.

-Killian...

El zorrito volvió a chillar.

-Kili...

Abrazó la almohada y dio otro grito asustando a papá.

-¿No quieres que te diga de cómo me enteré?

-¡Ahhhh, papá! -se quejó con las mejillas encendidas.

-Pero se te nota... -se defendió alzando las cejas-. Yo sé que lo besas al saludarlo, he ido a tu habitación y me he dado cuenta que no siempre estabas.

-Shh... -Killian agitó las palmas- Papá, no es necesario decir lo que ya sé -musitó mordiéndose una garra.

Leonard lo miró con cierta calidez, al comprobar su teoría. Estaba feliz de saber que un bonito sentimiento habitaba en el corazón de su hijo. Palpó su propio hombro.

-Si lo amo mucho... es muy importante para mí -Killian aceptó recostar la cabeza en hombro de su papá.

-Me alegra que no hagas silencio sobre este tema. He estado leyendo para entenderlo -encendió la tableta, deslizando el dedo pasando por largos textos-. No pienses que te daré mi rechazo, o que te tenga lástima. Quiero hacerte crecer como especie para la sociedad y sus obstáculos. Porque creía ser ser gay o bisexual era solo moda de adolescentes. Pero por Eavan, supe que me equivocaba, pues en mi generación no era tan concurrente. Y es lindo que seas capaz de poder amar a ambos por igual... -Leonard hizo una pausa- Siento que estoy hablando demasiado...

-¿Debería pedirte perdón por ser así? Realmente pienso que te pongo estrés.

-No hay tiempo, debemos aprender a convivir con esta realidad, más bien yo pido perdón si tardo en comprenderte porque ese es mi trabajo cuando quise tenerte -habló acelerado con un ligero nerviosismo en las manos-. Si me entiendes, ¿verdad?

-Gracias por preocuparte por mí...

-¿Sucede algo? Esa cara tuya no me da buenas señales.

Killian se separó y lo miró con sus ojeras, todas notorias y marcadas.

-Estoy bien...

-Te pondré bolcitas de té para que se te pase eso, ven.

-Y yo prometo hablarte de mí con tranquilidad, al volver, papá.

-Oh, claro, claro.

Rápidamente, sus ojeras disminuyeron de su rostro, Killian subió a recoger sus cosas para marcharse. Y cuando estaba por bajar las escaleras:

-¡Killian! Antes de irnos, tengo algo que decirte.

El zorro giró para recibir un beso de su novio.

-Quiero hacerte una propuesta -empezó a acariciar debajo del mentón del zorro.

-Eava...aa...aa...n -el zorro relajó sus rostro y lo miraba agitando la cola- En verdad... nunca te dejaría por estas cositas, tuyas... -tomó la muñeca del leopardo.

Con la otra mano, Eavan entrelazó sus dedos en el cabello del otro.

-Entonces lo tendré que hacer más seguido...

-Y... ¿Qué me tenías que decir? - dijo mientras abría un ojo, con el rostro entre un par de palmas.

-Quiero que sepas algo, cariño. He empezado una nueva cuenta de ahorro y creo que será la más importante... -se encogió de hombros- Sabes que no siempre viviremos en esta casa, el tiempo pasa y hay cosas que deben cambiar.

Killian elevó el brazo de forma lenta para terminar en la mejilla albina. Eavan se regocijó en su tacto y abrió los labios ligeramente.

-Pensaba en cuanto tengamos lo suficiente, podremos vivir solo tú y yo... -decía mientras dibujaba una casa en el aire-. Aún no termino, ¡y te veo tan feliz, Killian!

-Es por verte, y me encantaría vivir solo contigo.

-Cuando tenga lo suficiente... Te daré la noticia, quiero que sea un buen lugar con buena vista al exterior, todo planeado.... Y ya podremos irnos -sujetó las manos de Killian entre las suyas.

Entonces el cuerpo del menor se movió rápido hacia Eavan, y le permitió darle un abrazo. Para después acariciar su rostro y darle un beso en la cabeza.

-Eavan... ¡Yo te amo! -exclamó alegremente, colocando ambas manos el las mejillas de Eavan y juntaron sus frentes.

Ese pequeño pedacito de amor, enloquecía a Eavan que le robó el aliento a su novio, por probar sus labios.

-Y podemos ser felices...

Y una tercera presencia dijo su petición.

-Promete que lo cuidarás mucho, por favor.

La pareja contempló a Leonard recostado en el umbral de la puerta, sonriendo de verlos.

-Leonard... -dijo Eavan avergonzado- acaso tú... -miró rápidamente a Killian, y este rió.

-Mi papá lo sabe...

-Prometo cuidarlo, Leonard -afirmó el albino.

El zorro adulto dejó de frotar su brazo y se acercó a los dos.

-Pero... al único lugar que deben ir ahora, es a la universidad. Vayan ya, chicos.

-¡Claro, papá! -se despidió cruzando por el pasillo -Te veo en la tarde.

-Adiós Leonard -le palmeó el hombro al mayordomo.

-¡Un gusto conocerte, pingüino! -salió Kenny detrás del zorro.

-¡Oiga, ¿y usted?!

-Déjalo, Leonard. Está de visita -vociferó Carrie, defendiendo al tigre-. Vino para acompañarme hasta la universidad. ¡Kenny, espera que te cuento la última!

Usando el tren pudieron llegar al lugar para otro día de estudio. Para el zorro un cambio emocional le sentó tan bien: La propuesta de Eavan y que su padre se interesara. Alcanzó el tope que influirá en su nuevo grupo del taller de música. Killian palpó su guitarra eléctrica colgando de su espalda, preparado para demostrar su don.

Se presentó al ver a una ardilla jugando con las baquetas.

-¿No traes nueces?

-Nop.

-Debo empezar a recolectar, ya viene el invierno -dijo la ardilla, tocando un poco de la bateria-. Pareces buen guitarrista.

-Gracias. Siempre me ha gustado crear música, espero ser bien aceptado aquí...

-Deja que eso diga el vocalista, siempre tiene la última palabra. Ese león tiene una gran voz para el rock y metal.

-Cierto, sus rugidos se oyen a kilómetros -tocó notas graves- ¿cómo empezamos hoy?

-Ja, eres el nuevo, intégrate a la música sin partitura. Es como para molestar un poco.

A Killian se le cayó la uñeta de la guitarra.

En otro salón, donde llevaban puestos gafas y un espacio para anotar cosas. El profesor de laboratorio no tenía tanta paciencia para nerviosismos de estudiantes en una prueba. Como de costumbre Eavan terminó su prueba, con otra aprobación de su calificación. Estaba seguro que no tendría problemas en cualquier rama de la ciencia, que ya era de los que podían solicitar permisos para experimentar sutilmente con algunos roedores a su voluntad, dejándoles alguna marca en el brazo. Sus favoritos eran los conejos.
E incluso continuar un proyecto que consiste en la aceleración del proceso de regeneración de algunos reptiles que poseen dicha habilidad.

Aunque Eavan culminó la prueba, podía quedarse observando a los sobrantes, en la ausencia del profesor.
"Hallar el punto de equivalencia del hidróxido de sodio"

Un lince suplicaba aprobar la materia, y es que con la presencia del profesor parecía un sabotaje para fallar.

-Anoto la molaridad... Y diluyo ácido clorhídrico... -hechaba un poco con la gotera en su recipiente.

-¡Cinco minutos para que todos acaben! -ordenó el mayor.

-Ahora... ¿Cuál de estos dos era? -miraba la etiqueta de ambos frascos, sin dejar de mostrar los nervios.

-Diferencia entre ácidos y bases... Hasta los cachorros saben eso -dijo el maestro para todos, sin abrir los ojos.

Los estudiantes poco a poco lograban que surgiera el humo rosa de sus pupitres como resultado final. Y el lince con la frente arrugada, virtió el líquido del tubo de ensayo hacia la bureta calibrada. Unas gotas cayeron al vaso cónico generando burbujas antes del humo.
Verde.

-¡Usted! -se acercó al lince manteniendo mirada-. Debería preocuparse por su carrera en vez de perder su tiempo en alguna chica o en fiestas -sacó un lápiz y su libreta- Tienes una baja nota.

Ya estaba acostumbrado a esto, el amargado golpeó la mesa y se jaló las largas orejas a cubrirse los ojos, con el fin de que nadie lo viera, testigos de su fracaso.

-Si quiere que le de otra oportunidad para pasar el semestre, tendrá que hacer más que eso.

-¿Y qué es? -preguntó el lince con desgano.

-Más tarde lo acordamos. -el profesor se alegró de la nada- ¡El resto está aprobado y la próxima clase, heremos algo divertido!

-¡¡Yei...!! -exclamaron todos con los brazos en alto. Excepto el lince.

-Algún día... -dijo Eavan con la mirada triunfante.

○————♠️————○

A las alturas del cielo, se podía divisar a la distancia una especie voladora llevando a alguien en su espalda.

-Un grupo de cuervos asesinaron a una rana, y dejaron todo sucio.

-Les deberían cortar esos picos -la murciélago se dirigió a Carrie.

-A veces tengo el pensamiento de un cambio en el mundo, jamás hemos vivido en paz.

-Para eso, mejor extermina a todos los carnívoros. Y eso nos incluye a ambas, Carrie. A poco no te gustaría probar un poco de carne.

La felina tragó saliva y miró a su amiga.

-La verdad, lo he pensado y supongo que sabe bien. Pero eso no se hace.

Gin se rió.

-Okey, solo sigamos. No debería volar de día, pero te hago un favor. Llevar estas pinturas entre mis patas me está cansando -la murciélago miró bajo ella las bolsas con pinturas entre sus garras-  lo voy a soltar..

-Espera un poco más, a cambio te compro lo que gustes en la cafetería. Y ni se te ocurra soltar la pintura

-Uy Carrie, lo voy a soltar -bromeó.

-No hagas eso...

-Lo suel...to. Uyuyuy lo suelto...

-No te creo, Gin...

-Carrie...

-No, ya no te hago caso.

-Pero es que ya...

-¿Qué cosa?

-Lo solté sin querer...

-¡Ahh, las pinturas! -le lanzó cuesta abajo.

-¡¡Qué manía de suicidarse así!! -gritó Gin descendiendo con velocidad.

La murciélago abrió las garras y atrapó a Carrie de los hombros.

-¿Las tienes?

-Solo una se me escapó -abrazó más las pinturas que rescató.

-Entonces le caerá a alguien -balanceó las patas hasta tener la suficiente fuerza de enviar a Carrie devuelta a su espalda- Mejor vámonos.

-Si, si vamos -la felina se aferró y la murciélago se aceleró al volar.

Sin pensar que la pintura le caería a su hermano mayor. Eavan quedó empapado de color azul en su bata de laboratorio. Salió corriendo al baño, repitiéndose la misma frase.

-¡Rápido, que se escurre! ¡Rápido, que se escurre! ¡A un lado, es una emergencia!

Dobló la última esquina, se quitó la bata y rápidamente la tiró en un tacho de basura. Y claro que paró de preocuparse cuando oyó su alegre voz.

-¡Eavan! ¡Qué bueno que estás aquí!

El leopardo ártico, abrió tanto lo ojos de la impresión que pudo olvidar el asunto de la pintura.

-¿Killian...? Pero... -miró confundido.

Y es que todo el grupo zorros se quedó mirando a Eavan. Como ocho pares de ojos estaban sobre él. Algo peor. Todos estaban teñidos de negro que ni podía diferenciarlos ni por la ropa.

-¡Ven! ¡Quiero un abrazo tuyo, Eavan!

"¿Quién dijo eso?"  Pensó con rapidez, fijándose de qué boca salió esa frase. No debe ser tan difícil, Killian era unos pocos centímetros más bajo que él.
Eavan dio los primeros pasos, dirigiéndose al que él creía que era indicado.

-Creo que estoy en lo correcto... Amm... hola Killian te extrañé...

El menor giró la mirada, para que su rostro cambiara y empezara con su tic en el ojo derecho, después de ver que Eavan abrazaba a otro zorro.

-¡Eavan! -grito con los brazos tensados- ¿Qué estás haciendo? Mandy, déjalo.

-Ay, pero como no rechazar solo un abrazo... -volteó la zorra que lo abrazaba.

-¿Como puedes fallar? -Killian se quitó la pintura de la cara, mostrando sus pupilas diminutas.

-¿Pero quién les manda a pintarse igual? -dijo Eavan acercándose al correcto.

-Lo hicimos todos los zorros del club de música, por el rock y metal -se volteó de brazos cruzados. Recordando que se la pasó moviendo la cabeza al tocar la guitarra eléctrica.

-¿Estás molesto? -Eavan dejó caer las cejas.

-Nop, para nada.

-¿Ah, no? -negó con la cabeza.

-Nel...

Entonces Killian se dio cuenta de la fuerte presencia de Eavan tras él.

-A ver, dame un beso -sus cuerpos se juntaron. Killian elevó ambos antebrazos lentamente, para permitirle el paso a Eavan de rodear su cintura.

Con los ojos, el zorro hizo la seña para los zorros sobrantes se marcharan.
Dejando solo al que Eavan había escogido para él y solo él.

-¿Y bien...? -susurró el mayor-. Sabes muy bien que solo te quiero a ti...

Una de las manos traviesas de Eavan, subió a frotar el pecho de su novio con lentitud, gustoso de volverlo a tocar.
Un dedo, dos, tres, cuatro; masajeaban un pezón del menor.

-No lo hagas en público... -imploró en un suspiro.

Killian sabía lo que Eavan quería al final de cuentas, era como otro juego. Aunque no negaba que disfrutaría jugar más partidas de insinuaciones al sexo.

-Entonces... -muy tarde para seguir hablando. Su noviecito ya lo estaba besando con fuerza y colocó sus manos en su abrigo, causando sorpresa en Eavan. Abrió los ojos ante lo salvaje de sus movimientos.

-Oh, que curioso ¿me puedo unir? -dijo el lobo Tom a un lado.

-¡Ay, pero claro! -respondió Killian moviendo la muñeca, y Eavan le dio un zape en la cabeza, causando que el zorro se riera-. Perdón, pero este es solo un beso de dos.

-Ahh... -dijo desanimado con la cabeza gacha.

-Vamos a casa, Eavan... -depositó un besó en la zona de la nariz.

-Era venganza lo que hiciste, ¿no? -estrujó las mejillas del zorrito.

-En realidad fue mi naturaleza. ¡Y es que me baso en ser filántropo! -exclamó y achinó los ojos.

-Lo entiendo, pero no lo hagas -sacudió el cabello del menor.

-Ah, eso de beso de tres si fue venganza -cambió de cara.

-¡Mejor cállate! -se rió- ¡Te pasas!

-¿Ganaste en básquetball?

-Por poco, y ganamos, ¿por?

-Te premiaré hoy... En la noche... -entrecerró los ojos.

-Suena bien... Te veo al salir -se despidió.

Eavan encaminaba al salón de enfermería a ver si podrían quitarle la venda de la cola, pues sentía que ya no la necesitaba, recordó que el corte fue fino con el arma de obsidiana.

Aunque se sentía bien al recordar esa hazaña.

-Quedó como nueva, cuídala mucho -dijo la enfermera, deshaciéndose de la venda.

-Muchas gracias - Eavan miró atrás, enroscando la cola.

-Solo no la uses con brusquedad, que recién acaba de sanar.

-Eso lo tengo entendido -se levantó del asiento.

De pronto se empezó a oír un grito de niño que cada vez se hacía más fuerte. Eavan elevó la cabeza por ser proveniente de los ductos. Seguía el grito, finalmente paró al golpearse con la rejilla de la pared que realmente provenía del ducto de ventilación.

La enfermera abrió la rejilla, y rápidamente salió polvo espeso, así que con una mano sacó a quien estaba dentro. Le mostró a Eavan, una masa negra, que lo cargaba como peluche.

-Saluda nene -la criatura se sacudió y el polvo desapareció, revelando a un pequeño lince-. Hiciste un gran trabajo limpiando todo eso -sonrió la mujer.

Eavan se quedó sin decir nada.

-El nombre de este pequeñín es Finny.

-¡Holap! -el lince fue soltado y saludó al albino.

-Hola... -dijo Eavan una vocecita aguda, agitando la pata- Señorita, disculpe.¿Usted, lo mandó a limpiar?

-Más bien, él se ofreció a hacerlo -le entregó al niño unas monedas-. Pero ya viene su apoderado, yo lo estoy cuidando.

-Señor, si quiere puede quitarse la ropa y yo la lavo -Finny corrió hacia Eavan.

-Gracias, gracias. Pero estoy bien así -contestó avergonzado viendo a la enfermera.

-Bueno, ya pueden irse ambos, cuídense.

Los dos felinos salieron. Y Eavan se estaba dando cuenta que se le hacía tarde para volver a casa.

-Aquí te dejo, Finny. Ya me voy.

Mas el lince, parecía que tenía una dificultad con unos de los botones.
Eavan se descendió a su altura, y rápidamente enganchó el botón.

-Admiro esas ganas que tienes sobre la limpieza...

-Siempre. Eres el primer chico al que conozco, realmente.

-¿Y por qué? -dijo Eavan en la misma posición.

Segundos después, su sonrisa se esfumó al sentir algo frío tocando su cuello, tras él.

-¿Quién eres tú? -Eavan volteó-. ¿Y qué haces hablando con mi hermano?

Te agradezco por leer. ¿Todo bien? Solo llego a avisar que para un próximo capítulo, tardaré más porque pienso actualizar una siguiente parte para la otra historia. Mini spam ahr. Hasta luego. Bye bye 🤚🤚

Claro, un clásico. ¿A quién no le pasó con su zorrito? 🖤

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