Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

«Jimin, ¿me quieres?»

Aquella inocente pregunta fue soltada a la edad de 12 y 10 años. Ambos eran amigos de la infancia. Misma escuela, mismo barrio, misma ciudad; al menos hasta que el mayor de los dos se tuvo que marchar.

Ahora eran miles de kilómetros los que los separaban. Sin embargo, aquello nunca fue impedimento para que ellos continuaran en contacto.

«¡Claro que sí, Yoonnie-hyung! ¿Y tú?»

Cada año que pasaba fortalecía aún más sus lazos a pesar de la distancia. Jimin admiraba mucho a su hyung por ser el mejor en todo. Y Yoongi, amaba a Jimin por siempre ser la persona más dulce y tierna del mundo.

«¡Hyung, eres increíble! Es el tercer año que tu equipo gana el campeonato regional»

«Lo sé. ¿No quieres a tu hyung un poco más por ser tan genial?»

Ambos reían por las bromas del mayor, disfrutando cada noche de esas interminables charlas que les costaba tanto finalizar.

Sin duda, su amistad era el vincula más fuerte que jamás querían romper. Aunque cada año que llegaba, también traía consigo nuevas encrucijadas que torturaban las mentes de ambos jóvenes.

Diecisiete y dieciocho años.

El dichoso amor...

«¿Hyung... tiene novia?»

Esa fue la primera vez que Yoongi hizo llorar al menor. Jimin se sentía tan mal consigo mismo por odiar a una persona que ni siquiera conocía. Pero es que la respuesta a su sufrimiento era muy simple, no quería a nadie cerca de su hyung. Era suyo, solo suyo.

«¿Te gustan... los chicos»

Esa fue la primera confesión que sorprendió tanto al que la dijo, como a quien la escuchó. Yoongi jamás esperó oír aquello de su menor y eso fue lo que más le dolió.

Porque a él no le gustaban los chicos. A él solo le gustaba Jimin. Pero Jimin seguía siendo un chico. Y eso siempre estaría mal.

Y si a Jimin le gustaban los chicos, alguien más podía ocupar su lugar.

Yoongi descubrió sus sentimientos por el pelinegro en su décimo segundo cumpleaños, cuando recibió un enorme muñeco de Kumamun de su mejor amigo. Nadie jamás supo de su secreto mejor guardado y aquel día lloró a escondidas por sentirse tan amado por aquel chico que lo conocía como ningún otro. Ese día Yoongi supo que no quería perderlo. Que siempre quería tenerlo a su lado, entre sus brazos, en su vida.

Pero lamentablemente sabía lo que eso podría significar. Y no quería que su tierno mejor amigo pasara por el eterno rechazo de la sociedad.

Aunque ahora... ese pequeño estaba dando sus primeros pasos por sí solo. Sin miedo, sin temores, sin agachar la cabeza o mirar atrás, comenzaba a avanzar por el camino sinuoso del desconcierto, listo para enfrentarlo todo por lo que más amaba.

Porque sí. Jimin amaba a alguien. Jimin lo amaba a él.

Lo quería a él.

Lo supo el día en que lloró a mares por la confesión de su hyung. Su madre se lo había hecho ver cuando le confesó lo mucho que odiaba a una chica que ni siquiera conocía. La risueña mujer, entre risas y lágrimas compartidas con su pequeño, le apretó las mejillas con fuerza hasta que el pelinegro dejó de chillar y oyó sus sabias palabras.

«Eso mi niño, son celos y no de amigos. Tú estás enamorado, mi cielo»

Después de aquel día, Yoongi no volvió a responder sus llamadas.

Jimin al principio creyó que el motivo era su orientación sexual, pero terminó concluyendo en que su amigo no era un idiota neandertal que dejaría de hablarle por eso. Y como él lo amaba, no iba a permitir que ese tonto peligris se fugara de su vida.

«Él tiene miedo de sí mismo»

Fue lo que le dijo el mejor amigo que Yoongi tenía en Daegu; Jin. Claro que a la primera Jimin no entendió y solo por eso y por miedo a perderlo, fue que a sus dieciocho años decidió realizar su primer viaje solo, para visitar a su amigo de la infancia.

«Vaya por su hombre»

Lo despidió su madre, haciendo colorear hasta las orejas al menor de sus tres hijos.

Jimin llegó una madrugada de otoño a aquella ciudad, muchos meses después de la última llamada que compartió con Yoongi. Todo se veía tan desolado como era de esperarse. Solo una única alma lo esperaba en aquella estación, como habían acordado. Aquel día, Jimin pudo conocer en persona al risueño hyung con el que había mantenido más contacto esos últimos meses.

Seokjin no tardó en ponerlo al tanto sobre el peligris y su repentino cambio de actitud. De pasar a ser el mejor de la clase y los deportes, a un completo vago y malhumorado chico.

«Si lo recompones, y haces que regrese al trabajo, tendrás café gratis de por vida»

Jimin solo rio, no necesitaba prometer nada de eso porque era lo único que tenía en mente. Hablar con el mayor, saber lo que había pasado.

«Largo»

La primera palabra que oyó en meses. La primera palabra que despertó el demonio que ese pequeño terrón de azúcar llevaba dentro. Sin duda, Yoongi se estremeció cuando el menor lo hizo caer sobre su trasero al abrir de una sola patada, la puerta de su apartamento.

«No viajé hasta aquí para que me trates peor que a un perro, Min Yoongi»

El mayor se odió aún más por querer reír y abrazar al chico. A pesar de los años, Jimin seguía desprendiendo era hermosa aura cargada de ternura. Incluso su voz enojada, era demasiado tierna.

Tan lindo...

«Me gustas»

Y ahora ya no quería reír. Por un segundo sintió que toda la sangre se drenaba de su cuerpo. Sus miedos de nuevo luchaban por ser los primeros en salir. El recuerdo de aquel día, de los golpes que se grabaron en su piel a fuego vivo...

¡Mi hijo no será ningún homosexual!

¡Te mataré a ti y a ese niño si te vuelves a acercar a él!

¡Se acabó, nos iremos de este mugroso lugar! ¡No permitiré que mi hijo se desvíe como toda esa familia de raros!

«No...»

«Siempre me gustaste, Yoonnie»

Sus ojos de cristalizaron al igual que los del menor, solo con sentir aquel desborde de emociones que cargaban esas palabras.

«Somos hombres, Jimin»

«Somos seres humanos»

«Tú no me amas. Seguro estas confundido, pero ya después lo entenderás y te avergonzarás de lo que dijiste y me pedirás que lo olvide y yo te molestaré por ello y tú me gritarás y me golpearás y luego-»

«Yoonnie...»

«... y luego te reirás conmigo y...»

«Yoonnie...»

«No, Jimin»

«¿Por qué lloras?»

El peligris restregó sus palmas contra sus mejillas y desvió su mirada avergonzado. No lo iba a admitir. No iba a admitir lo feliz que le hacía saber que su pequeño amigo lo amaba y a la vez, lo mucho que lo destruía tener que rechazarlo.

El menor por primera vez se permitió sonreír, y con cautela, se acercó al contrario, plantando sus rodillas en el suelo para sentarse frente a él, acariciando su rodilla como el mayor solía hacerlo cuando veían películas de terror a escondidas y el pelinegro tenía miedo.

«Yo te protegeré ahora, Yoonnie. No dejaré que los monstruos vengan por ti»

Esas fueron las últimas palabras que se dijeron aquel día, antes que el mayor dejara libre sus lágrimas frente a la única persona que en verdad amaba en este mundo.

Y como prometió, Jimin lo consoló, dejando que su amigo y único amor se aferrara a él, hasta dejar que todos sus miedos salieran de su cuerpo.

Porque hay personas que pueden parecer dulces y frágiles en la vida, inexpertos y torpes en los deportes, distraídas en los estudios. Pero cuando se trata de amor, hasta el alma más débil se vuelve fuerte si hay que proteger aquello que más nos importa.

Porque Jimin conocía los miedos de Yoongi sin que éste supiera. Porque Jimin, con tan solo nueve años, recibió las palabras más duras y crueles que un niño jamás debería escuchar. Y a pesar de todo, él decidió ser fuerte. Al principio, por su mejor amigo de toda la vida, al final, por su primer y único amor.

Porque los monstruos solo existían en las pesadillas. Jimin lo sabía, y solo por eso, es que ahora no le importaba susurrarle una y mil veces a ese joven, cuanto lo amaba.

«Yoongi, ¿aún quieres que me vaya?»

«Jamás... me dejaste decir mentiras. Así que mejor... pregúntame otra cosa»

«¿Me amas?»

«Creo que ya conoces la respuesta»

Eso fue lo último dicho por Yoongi, antes de que ambos sonrieran y probaran sus propias lágrimas en medio de aquel tierno beso, con sabor agridulce. Ese beso que sellaría sus labios con hermosas sensaciones, impidiendo que el miedo volviera a acunarse en sus corazones.

Porque no hay nada que no se pueda lograr, estando juntos.

...............

Dedicado para la personita que en solo un día logró sacarme mil sonrisas.
Porque mi pasión por la escritura no está marcada por la cantidad de leídos, ni los votos, mucho menos por el número de seguidores. Sino por la alegría de saber que mis palabras y versos pueden llegar aunque sea a un alma que disfruta de lo que hago con el corazón.

Feliz cumpleaños ParkSofiSuGitaJunG 💛💜💚💙

Nina Glastor❣

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro