Es una respuesta común, cortante, concisa y directa, pero una o bien que no te gusta oír o bien que te puede salvar el culo. En mi caso...no deseaba escucharla por nada del mundo.

No comas eso...

No llegues tarde...

No mientas...

No puedes ir al cine...

No tienes edad para...

No, mientras vivas bajo mi mismo techo...

No hagas eso...

No, estás castigada...

Y mil "Noes" más.

Puedo darte una lista muy larga, pero seguramente tú la conocerás de sobra porque en más de una ocasión has escuchado el mismo no que yo. Pero esa respuesta la odiaba por otro motivo y porque me la diera otra persona.

El verdadero no que me mataba era el suyo, y era el que venía acompañado del dolor más profundo ese...

No te quiero.

No quiero estar contigo.

No soy para ti.

Rechazo, uno detrás de otro. Que te castigaba duramente sin saber bien como convertir ese no en un sí.

Ahora, cansada de recibir tantas negaciones, he considerado la idea de que...Le toca a él, escuchar de mis labios un: NO.