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3.

-Pues fíjate que no, esta vez el niñero se quedó en casa mientras que la bebé salía- cerré aquella carta mientras levantaba la vista para ver al chico, el cual había llamado mi completa atención. Me llevé la maravillosa sorpresa de que estaba con un mandil color rojo abrazando su cintura, y con aquella chaqueta negra que llevan los chef.

-Muy mal de su parte, nunca se debería de dejar a una bebé sola- mi comentario le hizo gracia ya que en su rostro había una sonrisa.

-Ujum- de igual manera sonreí.

-Chef- otra chica que iba vestida igual a él se acercó a la mesa- Lo necesitamos en la cocina- la chica me miraba de vez en cuando, solo reí de lado y la observe de arriba abajo. No es fea, una chica bien parecida, de cabellos negro corto por los hombros, pequeñas pecas en las cara, buen cuerpo y piel ligeramente morena.

-Está bien Zoé, ahora voy- la chica hizo una pequeña reverencia y se apartó de la mesa- Fue un placer volver a verte, espero que JinYoung te traiga seguido, dispón de todo lo que quieras, la casa invita- me guiñó un ojo antes de irse, ladee mi cabeza mientras sonreía, para volver mi vista a la carta. El típico chico mujeriego, como si nunca hubiera lidiado con ellos.

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Picaba aquel filete de ternera y me encantó el sonido que hacía al cortarlo, la cocción de la carne, su color y sabor eran excelentes. Pero lamentablemente todo no puede ser de oro, sentía encima de una mirada muy pesada que llegaba al punto de hacerme mala digestión.

Levanté la vista encontrándome a una muy poca distancia de mí, como a unas seis mesas a aquella chica, que gracias a que el chico mencionó su nombre, se cual es.  Si por las miradas mataran yo ya estuviera igual o mejor que el filete que me estaba comiendo. Solamente le sonreí, para solo segundos después dejar de mirarme e ir hacia otro lugar.

Volví mi vista a la comida y a decir verdad, mi apetito se fue por completo, levanté la mano llamando a uno de los camareros y este enseguida vino a donde estaba.

-¿Sucede algo señorita?-

-Si- apreté los labios mirando hacia la comida- Mi apetito se fue por completo- quité la servilleta de mis piernas, levanté la vista para ver al chico- ¿Cuánto es?-

-No es nada señorita, la casa invita. Pero ¿Tiene algo su platillo? ¿Quiere cambiarlo?- sonreí mientras negaba.

-Todo esta excelente, mis felicitaciones al Chef- este asintió y yo me levanté de la mesa- Otra cosita ¿Dónde es el baño?-

-Venga, la llevo- lo seguí cuando empezó a caminar, hasta las escaleras, llegando al segundo piso- Es aquí- señaló una puerta en donde estaba aquel muñequito identificando que el baño era de mujeres.

-Gracias- el chico hizo otra reverencia y se marchó.

Entre al baño, para ir hacia uno de los cubículos, cuando la puerta se abrió de golpe.

-¡¿Así?!- era la voz de un hombre, una voz agitada.

-Sí, así- y esa era la voz de una mujer, de igual manera sofocada. La pequeña puerta del cubículo tenía una pequeña rendija que dejaba ver, llevándome la sorpresa de que era aquel chico y la chica causante de mi pérdida de apetito.

Ambos entraron a uno de los cubículos mientras se besaban. En mi rostro apareció una sonrisa y salí del cubículo haciendo bastante ruido, me acerqué al grifo, lo abrí para lavarme las manos, los jadeos y besuqueos se habían detenido, me miré una última vez en el espejo, y vi como aquella chica asomaba su cabeza por encima de la puerta.

-Usen protección chicos, recuerden que es muy importante- le guiñe el ojo mientras le regalaba una sonrisa, empezando caminar hacia la puerta, para salir de aquel lugar.

Cuando yo lo digo, de vez en cuando hay que ser igual a los hombres.

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Estacioné el auto, cogí mi móvil y bajé de este. Al cerrar la puerta una pequeña bolitas de pelo se enredó en mis pies.

-Hola- me agache sacándolo de mis pies, lo cargué levantándome- Ah que cosita- sonreí mientras lo miraba, era un pequeño perro color carmesí.

-¿Cómo te llamas?- busqué su correa- Killer- reí al leer el nombre-Bien Killer ¿Quién es tu dueño?- lo aguanté igual que cuando se alza un bebé. Este estaba de lo más tranquilo en mis manos.

-Soy yo- una voz ronca proveniente delante de mí, hizo que despegara la vista de la bola de pelo y mirara al dueño de aquella voz.

Era el mismo hombre que me encontré cuando iba a salir del ascensor esta tarde antes de ir al restaurante.

-Oh, bueno pues aquí está- sonreí mientras desviaba mi vista de él para mirar de nuevo al pequeño perrito.

-Gracias-  dijo una vez que le di el perrito, solo asentí y acaricié por última vez la cabeza del cachorro antes de ir hacia el ascensor.

-Espera- detuve las puertas antes de que esta se cerraran, el chico entró junto al perro aún en brazos. Marqué el botón veintitrés.

-¿También vives en el piso veintitrés?- oí un poco de confusión en su voz, volteé a mirarlo y asentí.

-Me mudé ayer, vivo junto a Jin Young ¿Lo conoces?- este rio de lado y asintió.

-Como no hacerlo, muchas de las mujeres con las que se acuesta cuando se pasan de trago van a parar a la puerta de mi departamento, igual que sus ruidos son molestos- dijo haciendo una mueca de asco, reí para volver mi vista al frente.

-Eso se acabó, ahora ambos vivimos juntos, así que tiene que controlarse un poco-

-Viniendo de Junior lo dudo mucho- rio de lado mientras ladeaba su cabeza.

-Verás que si- ambos reímos- Soy Kely, prima del demente de tu vecino y además nueva vecina en este gran edificio- extendí mi mano, él puso el perrito en el suelo y me correspondió. 

-Soy Stephan, tu vecino del apartamento 224- sonrió.

-Mucho gusto- las puertas del ascensor se abrieron, anunciando que ya habíamos llegado, el primero en empezar a andar fue la pequeña mata de pelos.

-¿Ves? No se oye ni un ruidito- le dije a Stephan una vez que nos detuvimos delante de la puerta.

-Espero que siempre sea así-

-Tranquilo, yo me encargo de eso- me agache para acariciar a la pequeña bola de pelos- Bueno ya voy a entrar, debe de estar mal ya que me llevé su auto- señale detrás de mí, este asintió y yo me despedí con la mano- Adiós- abrí la puerta.    

-¿Dónde estabas?- la figura de mi primo fue lo primero que vi al entrar al departamento, cerré la puerta detrás de mí.

-Por ahí- me encogí de hombros.

-Y te llevaste mi auto- asentí mientras le lanzaba las llaves, empecé a caminar hacia mi habitación- No me lo pediste Kely- me gritó.

-No tengo porque hacerlo- de igual manera le grité mientras me adentraba a mi habitación. Me quité la ropa solo quedando en ropa interior. Saque mi móvil del bolsillo trasero de mi short, cogí mi laptop y fui hacia mi cama- Bien ya puedo empezar a trabajar- conecté el móvil al portátil, pasando las fotos que había tomado de las comidas en aquel restaurante.

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Liberé un gran gruñido mientras ponía mi mano en las frías lozas del baño, pero aún sentía el horrible dolor en los huevos, por culpa de esa chica.

Hice mi cabeza hacia atrás mientras sentía el agua fría recorrer todo mi cuerpo, pero cada vez más sentía mi cuerpo hervir. Solo de imaginarme su cuerpo desnudo debajo de mí y todas las cosas que puedo hacerle. Diablos y el dolor vuelve, ni  Zoé que siempre es la que me hace pasar estos dolores puede pasarlo esta vez.

No queda de otra, siempre andar con la vieja confiable.


Después de pasar media hora gastando toda el agua de casa, salí del baño, aún sentía el dolor pero no era mucho. Tengo que controlar un poco mi mente para dejar de pensar cosas indebidas, algo que siempre he hecho con cada mujer que me gusta físicamente, pero esta vez es distinto, miré hacia la cama encontrando aquel cuerpo femenino dormido el cual era el de Zoé. Decidí seguir de largo para ir hasta mi closet. 

Salí de la habitación ya vestido.

-Hasta que al fin hermano- llegué al primer piso siendo recibido por Mingyu.

-Tenía cosas que hacer- hice una mueca.

-Ya lo creo- rio de lado mientras miraba hacia el segundo piso- Vamos, tenemos que ir a buscar a Jin Young- ambos caminamos hacia la salida de la casa.

-Viven en el mismo edificio ¿Por qué no viniste con él?- pregunté confundido antes de ingresar a su auto.

-Pues resulta que yo andaba igual que tú, pero no en mi departamento- entró al auto, de igual manera lo imite- Cuando lo llamé aún estaba durmiendo, así que opté por venir a buscarte a ti primero, pero ya vi que eres peor- se quejó.  

-Ya, calla y conduce- dije cogiendo el cinturón de seguridad para ponerlo.

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-Entren- dijo Jin Young aun con pijama.

-¿Aún no te has cambiado?- este negó mientras cerraba la puerta-

-Cuando me llamaste me quedé dormido- rio sin gracia y empezó a caminar hacia el living.

Mingyu iba a ir hacia la cocina pero este lo detuvo.

-No- negó – Ni se te ocurra. Quédense aquí, de aquí no se muevan- nos apuntó mientras que iba de espaldas hacia su habitación.

-¿Qué le pasa?- me encogí de hombros mientras me sentaba.

La puerta principal se abrió, dejando ver segundos después a aquella chica y que en mi apareciera otra vez aquel dolor de huevos.

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