-Hola- sentí uno toques en la puerta y  dejé de acomodar las sillas para ver hacia la puerta de la oficina-¿Puedo pasar?- asentí. Aquella chica entró a la oficina- ¿Cómo van las cosas?-

-Bastante bien- apreté mis labios- Los chefs me confirmaron que vendrían, estarán aquí ya para la próxima semana- esta asintió-Respecto a los hoteles, en media hora saldré a ver cuál de todos está disponible-

-Si no encuentras uno no te preocupes, lo podemos hacer en el restaurante de Taehyung- asentí.

-Ya es hora de almorzar ¿Quieres ir conmigo?- me propuso.

-Tenía pensado comer cualquier cosa en el camino hacia los hoteles- cogí mi bolso y lo puse en mi bolso.

-De eso nada, hoy almuerzas conmigo- tomó mi brazo y ambas salimos de la oficina.

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-Entonces, eres de orígenes cubanos, pero fuiste criada en Perú por tus abuelos adoptivos, los abuelos de Jin Young- asentí llevando un  poco de kimchi a mi boca- Bueno, yo soy coreana, solo orígenes coreanos y tengo una muy gran envidia a las mujeres americanas- despegué la vista de mi comida para verla -Pero de la buena, me gusta mucho las diferentes cultura en la que viven y su manera de ser-

-Cosas de la vida, muchas de allá quieren ser como las de aquí, y las de aquí como las de allá- reí de lado para luego tomar un poco de agua.

-¿Y tú? ¿Quieres ser cómo las de aquí?- negué.

-Así estoy bien gracias- ambas reímos- Me gusta mucho la cultura de corea, en general todo lo que tenga que ver con Asia, pero no para cambiar mi forma de ser o vivir- ella asintió llevando un bocado de su comida a la boca.

-¿Por qué quisiste venir a Corea?-

-Para molestar a Jin Young- negué riendo- Hace años que no lo veía, solo hablábamos por video llamada y estaba pasando por un momento un poco difícil allá en Perú así que decidí cambiar un poco de ambiente-

-¿Ruptura con el novio?- hice una mueca- Entiendo – se quedó callada.

-Es muy cierto eso que dicen que no se debe relacionar la vida personal con lo laboral, eso fue técnicamente lo que me sucedió a mí- llevé un poco de carne asada a mi boca.

-Asco- dijo mientras hacía como si tuvieres escalofríos y reí.

-Opino lo mismo- empecé a voltear los pequeños trocitos de carnes que había en la parilla en medio de ambas.

-¿Sabes? Yo una vez me enamoré- su mirada estaba ida, como si estuviera recordando- Es lo más malo que te puede pasar en la vida- cogió con los palillos un trozo de carne y sin enfriar lo metió en su boca.

-Nunca lo he vivido- llamé su atención- Si he tenido pareja, sentir esa atracción hacia él, pero decir enamorada, nunca- esta vez llevé yo un trozo a mi boca pero si lo enfrié.

-Vivirás mejor créeme, y es mejor estar así, sin nadie, nadie te controla, no tienes una correa – tal parecía que estaba borracha por todo lo que decía, ella me miró y me apunto, yo asentí.

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Suspiré una vez que salí del ultimó hotel que tenía en mi lista. Ninguno quiere hacer el concurso, muchos están lleno o ya tienen otros eventos para hacer.

-Ah mierda, me volveré loca- rompí la hoja en donde estaban anotados todos los hoteles con direcciones- No quedará de otra hacer el dichoso concurso en el restaurante del chico Póker. Cogí un taxi para ir hacia la casa. Necesito estar la tarde entera en el gimnasio, eso ayudara un poco a despejar, lo otro seria tener sexo con el primero que tuviera al frente, pero no.

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Al final me decidí por correr un poco en la ciudad, busqué por el teléfono un parque bastante tranquilo que muchos van a hacer ejercicios y otros hacer picnic u otra cosas.

No sé cómo no puede haber ni un solo hotel que quiera hacer el concurso. Además yo soy crítica de comida no organizadora de fiesta.  

Me detuve poniendo mis manos en mis rodillas tomando un poco de aire. Me repuse mirando a mí alrededor. Todo es muy diferente en este lugar. Puse mis manos en mi cintura mientras miraba hacia el rio que pasaba por dicho parque.

-¿Esta interesante la vista?- di un brinco en mi sitio volteando a ver quién fue el que me interrumpió mi hermosa mirada hacia aquel río.

-Me sales hasta en la sopa- reí de lado mientras quitaba uno de mis audífonos.

-Puedes estar segura de que soy mejor que una sopa- se señaló así mismo, reí mientras negaba para pasar por su lado.

-¿Qué harás ahora?- empezó a seguirme.

-Irme para mi casa- se detuvo frente a mí.

-¿Quieres ir a ver una película?- lo miré confundida.

-¿Me buscaste por toda la cuidad para preguntarme eso?-

-No lo hice, solo te vi aquí, y como no tengo nada que hacer quise invitarte- se encogió de hombros y me quedé mirándolo, tampoco es que tenga algo que hacer sola en el departamento y a decir verdad, correr no hizo nada.

-Está bien, pero primero necesito ir a mi casa a cambiarme- empecé a caminar con él a mi lado, visualice su auto a una distancia de nosotros.

-Podemos ir a mi casa –

-Como quieras chico Póker- me adelante hasta ir hacia su auto y me monté en este, en el asiento del copiloto.

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Después de haber pasado por mi casa fuimos a la de él, ya estaba al caer la noche.

-Ponte cómoda, iré a cambiarme, puedes ir a la cocina y tomar lo que quieras- asentí, chico Póker empezó a correr escaleras arriba, miré a mi alrededor, era una casa bastante bonita, fui hacia el sofá y dejé mi bolso en él. Empecé a caminar para buscar la cocina, después de unos cinco minutos la encontré.

Era bastante grande, dudo mucho que él viva solo en una casa tan grande. Localicé el refrigerador y fui hacia él, miré de arriba abajo.

-¿Jalea de fresa?- tomé el frasco en mis manos y reí lado. Tomé dos cervezas y cerré las puertas del refrigerador.

La pequeña cesta que estaba encima de la isla me hizo frenar. Al parecer Eros me pone estos presagios, reí y tomé en un pequeño bol varias de las fresas que estaban en dicho frutero. Salí de la cocina y caminé por el gran pasillo, estando nuevamente en la sala, en donde ya estaba chico póker buscando la película que veríamos.

Pero vamos, ambos sabemos que lo menos que haremos será ver película. Dejé las cosas en la mesita de centro y me senté en el sofá junto a las fresas.

-¿Qué quieres ver?- me encogí de hombros.

-No tengo deseos de ver nada a decir verdad- llevé una fresa a mi boca de la manera más erótica que se podía hacer, este asintió y se levantó de donde estaba para sentarse a mi lado y tomar la cerveza.

-¿Jalea de fresa?- volteó a mirarme, yo asentí- ¿Para qué es esto?-

-Me gusta la jalea de fresa ¿Algún problema?- este rio y negó, abrió al cerveza y bebió de esta, no me canso de decir lo excitante que se ve cuando toma.

-Y bien ¿Qué quieres hacer?- se recostó al espaldar del sofá y volteó a mirarme, y tampoco me canso de verlo pasar su lengua por sus labios- Tengo cartas, por si quieres repetir lo de hace unos días atrás- se acercó más a mí- Pero créeme que esta vez, no pararemos-

-Nunca soy de repetir los juegos- terminé de comer la fresa- No con el mismo hombre- le guiñé un ojo y me levanté de donde estaba, coloqué el plato encima de la mesita y me quité la blusa que llevaba quedando solamente en sostén, volteé sobre mi talones, señalé hacia su abrigo y este sin protestar se lo quitó, no llevaba más nada cubriéndolo.

Cogí una de las fresas y me acomode encima de su regazo. La puse en mi boca sin llegar a morderla, me acerqué a la de él y la tomó.

-Si la muerdes, me levanto y me voy- despegué mí vista de la fresa para verlo a los ojos- De ti depende si esta noche tenemos sexo o no- noté en sus ojos ese deseo y lujuria- No puedes morderla, ni soltarla- cogí sus brazos y los puse a cada lado en el espalda del sofá- Tampoco puedes tocarme, no hasta que yo lo diga- mordí el lóbulo de su oreja y moví un poco mis caderas, sin demorar mucho en sentir ya lo duro que estaba.