Ese chico de espalda fornida, tés ligeramente pálida dejo de embestir a aquella chica de piel ligeramente morena y cabellos negros, al sentir como los dedos de la chica se introducían en su cabello halando de este.

-¿Por qué te detienes?- el chico no dijo nada y solo se levantó de la cama, se puso sus boxer y recogió la ropa de la chica lanzándosela.

-He terminado contigo- caminó hacia el pequeño bar que tenía en la recámara. Vertió en unas de las copas un poco de vino. Y bebió de esta.

La chica bufa echando sus cabellos hacia atrás mientras tapaba su cuerpo con la sábana.

-¿Crees que soy igual a esas zorras?- el chico volteó lentamente sobre sus talones y la señaló.

- Eres peor - soltó tranquilo caminando despacio hacia ella, bebió por completo aquel vino- Sabes dónde está la puerta de salida ¿No?- río de lado poniendo la copa en una pequeña mesita y salió de aquella habitación dejando a la chica roja de coraje.

- Imbécil - oyó gritar a aquella chica histérica y río más caminando por aquel gran pasillo.

-No cambias ¿verdad?- una mujer de cabellos rizados color rubio de unos cincuenta años se acercó al chico una vez que llegó al último escalón.

- Nunca - dijo sonriendo hacia aquella mujer, la cual la consideraba como su madre.

- Toma - le entregó una de sus tantas batas blancas de algodón y se la puso- Será mejor que te vayas a tu recámara - él asintió y caminó por aquel pasillo.

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Aquel taxi se detuvo delante del gran edificio y de este se bajó una chica de tés oscura, con finas pero largas trenzas en el cabello.

-Gracias- se dirigió al conductor el cual había sacado sus maletas de dicho auto.

Aquel hombre se subió al carro y se fue, la chica miró a todos lados, un nuevo lugar para ella.

Sacó su móvil, y miró el mensaje que le había mandado su primo con la dirección, levantó la vista viendo la numeración del gran edificio y asintió al ver que era la misma. Acomodó su mochila en su espalda, sacó el bastón de las maletas para empezar a arrastrarlas hacia adentro del edificio.

-Buenas tarde- un chico de alrededor de unos veintitrés años se acercó a ella-¿Puedo ayudarla en algo?- el chico vestía un poco formal. Dedujo que sería alguien de la recepción del edificio.

-Buenas tardes- le devolvió el saludo- Si ¿Sabe si en el piso veintitrés apartamento 225 vive alguien llamado Jin Young?- el chico cambió por unos segundo el sentido de su mirada, pensando.

-Si-el chico volvió su vista a ella.

-¿Podría llamarlo?- el chico tenía sus manos detrás de su espalda.

-¿Por qué debería de hacerlo?- preguntó sonriendo.

-¿Por qué es su trabajo?- dijo confundida, mientras miraba al chico.

-Cierto- asintió y caminó hacia el ascensor, presionando el botón de este, la chica lo miraba sin entender que hacía, al llegar el ascensor volvió a caminar hacia ella-¿Las llevo?- extendió la mano para que la chica le diera la maleta pero esta caminó entrando al ascensor.

El chico sonrió e hizo puño su mano, siguió a la chica.

El ascensor se abrió en el piso 23, ambos salieron de este, el chico iba delante, cuando se detuvo de golpe.

-Es este- volteó a mirarla mientras señalaba la puerta que efectivamente tenía aquella cifra con los tres dígitos. Se oían unos gritos insoportables. La chica miró al chico y este se encogió de hombros-Tu solo toca- se alejó de ella- Otra cosa, solo quise ser cortes con una hermosura como tú, no trabajo aquí linda -

La chica rodó los ojos y volvió la vista a la puerta, se oían más altos los gritos.

-¿Son gemidos?- se preguntó ella misma al quedar completamente sola en el pasillo. Volvió a ver los dígitos en la puerta y si eran los que le dijo su primo, suspiró y tocó con fuerza la puesta.

Aquellos gritos se detuvieron. Volvió a tocar al ver que no respondían, no abrían. Buscó el contacto de su primo y lo llamó pero nunca contesto, bufo molesta y tocó por tercera vez la puerta.

La puerta se abrió dejando ver a un chico completamente desaliñado y con solo unos boxer puestos. Jin Young abrió los ojos al toparse con la mirada de la chica.

-Hola primito- le sonrió y cogió sus maletas para entrar al apartamento. El chico la siguió con la vista y cerró la puerta.

-¿Qué haces aquí Kely? ¿No se supone que vendrías en dos días?-

-Si- asintió- Pero quise adelantar el vuelo-

De repente unos ojos verdes se toparon con los de la chica.

-¿Quién es ella?- la chica de piel pálida señaló con algo de molestia en su voz a la prima del chico- ¿Otras de tus amiguitas?-

Kely la examinó de arriba abajo y negó con desaprobación. Apretó sus labios.

- Ya quisiera él estar dentro de mí- apunto al chico a su lado-¿Y por esto, volviste aquí?- miró a su primo mientras apuntaba a la chica - Las hay mejore en América-

-¿Cómo dijiste?-

-También es sorda- hablaba como si la otra chica no estuviera presente.

-¿Dejaras que me hable así?- la castaña miró al chico, él cual permanecía callado.

-¿No tienes boca para defenderte?- volvió su vista a la de piel oscura y esta sonrió sin mostrar los dientes.

- No tengo porque aguantar eso- empezó a recoger sus zapatos y pasó de largo saliendo del departamento. Kely la despidió con la mano.

-Gracias prima, me acabas de joder el calentamiento de hoy- a la chica se le salió una carcajada.

-Eso ni a un abdominal llega- negó riendo y miró todo a su alrededor.

-Junior, esto es un desastre- el chico cogió una botella de cerveza que había encima de la mesa de centro, se sentó en uno de los sillones mientras levantaba sus pies y los ponía encima de otro.

-Pues mi querida primita, bienvenida a mi hermoso hogar-

-Eso cambiara mi amor- fue hacia él y tumbó sus pies de donde lo tenía- Recuerda que el departamento es de ambos- su primo bufo- Ahora pondremos varias reglas por aquí - fue hacia su maleta y la tomó, pasó por al lado de su primo, moviendo el cabello del chico, antes de ir por aquel pasillo.

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Taehyung se encontraba sentado en una de aquellas elegantes mesas, mientras esperaba a aquella persona. Sintió una vista encima de él, así que despegó su vista de la pantalla y decidió buscar aquella mirada. Al hacerlo se encontró con una chica de cabellos castaño claro, labios bien pintados de un rojo vino y un rostro bien parecido.

El chico río de lado y volvió a su teléfono. Pero eso no impidió que la chica lo devorara con la mirada. Y no era la única, tal parecía que en aquel lugar no había ningún otro hombre, descaradamente las mujeres se lo comían con la mirada.

-Perdón por la demora- una voz suave lo sacó de su entretenimiento. Levantó la vista topándose con una chica rubia, bonita, pero no era su tipo. Este hizo un además con su mano para que se sentara- Gracias- a simple vista se veía lo inocente y tímida que era.

Llevaban unos cinco minutos sin pronunciar ni una sola palabra y a decir verdad al chico ya lo estaba aburriendo.

-Mis padres me dijeron que tienes un restaurante- Taehyung despegó la vista del trasero de aquella chica para volver a ver a la que tenía a solo centímetros.

-Perdón ¿Qué dijiste?- cogió la copa que tenía agua y tomó de esta.

- Me dijeron que eres dueño de un restaurante- volvió a dejar la copa en la mesa, para echarse hacia atrás pegando su espalda a la silla.

-Ah, sí es cierto- la chica sonrió con un poco de timidez y también bebió de la copa. Taehyung miró la hora en el reloj que llevaba en su muñeca.

-Bueno- llamó la atención de la chica- Sabemos a dónde llegará esto, siempre que esto sucede solo tiene un final- en el rostro de la chica apareció aquel rojo carmesí- No llegaremos a nada, no habrá compromiso y yo me voy - se señaló así mismo mientras le sonreía a la chica, la cual cambió su expresión completamente- Adiós- empezó a caminar hacia la salida de aquel restaurante.

La puerta se abrió dándole salida a este, fue hacia su auto. Lanzó su móvil al asiento del copiloto.

Cuando iba a arrancar el auto su móvil sonó, volteó su rostro y rio de lado al ver quien era, decidió ignorar y empezar su recorrido.

Tardó unos veinte minutos de viaje para llegar a su restaurante. Al hacerlo detuvo su auto.

Volteó para tomar su móvil, y tenía varios mensajes de su padre. Bufo y se bajó del auto, pero se detuvo al ver aquel cuerpo femenino.

Delante de aquel gran restaurante se encontraba aquella chica.

-Guao- tuvo que levantar un poco la vista- Es hermoso- hablaba mirado el restaurante.

-No tanto como tú- la chica oyó una voz masculina a su lado.

Esta confundida volteó su rostro encontrándose con el dueño de aquella voz.

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