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25. CONFÍA EN ELLOS

—Es impresionante — alcanza a decir Sabinael —. Su esencia, se siente...

—¿Cómo se siente Sabinael? — pregunta Fanuel aun sabiendo la respuesta.

—Como un humano con todas las virtudes — responde la pupila —. Pero es un ángel.

—Sí. Es un ángel — dice Fanuel —. Mas su origen es diferente al nuestro.

—Había escuchado hablar de él — recuerda Sabinael —. Otros demonios siempre decían: "¿Metatrón? Abandona todo y huye". Ya veo porqué.

—El origen de Metatrón es diferente. Mientras que nosotros surgimos de la esencia del Padre. Él solía ser un humano.

En su forma humana, los pardos ojos de Sabinael, se abrieron junto con su boca en una sorpresiva expresión casi incrédula.

—Así es — explica Fanuel con tranquilidad —. Fue un humano tan lleno de virtudes que el Padre le convirtió en ángel que mora en la Presencia. Su nombre era Enoc.

—Y al estar tan cerca del Padre...

—Se llena de mucho poder — completó el ángel de la esperanza —. Pero es un ángel, como tú o yo.

—¡Sí! — celebra la ahora ángel Sabinael extendiendo sus seis alas tan claras como la luz de las estrellas adornadas con brillantes ojos cual diamantes.

Se eleva por los cielos alzando sus brazos en victoria. Pero de pronto, recuerda algo que ensombrece su alegría y una cierta furia le invade.

—¡Mis protegidos! ¡Atacaron a mis protegidos! ¡Jacob, Raquel, Hope, Michael... Elizabeth... Joseph!

—Tranquila — le dice Fanuel —. Podemos verlos y notarás que su voluntad es más fuerte de lo que creías.

—¡Pero, pero! ¡Asbalot! — pronuncia el nombre del demonio con tanto rencor y odio, que piensa que perderá su Gracia.

—Sabinael, confía en la voluntad de tus protegidos. Los ángeles no estamos para guiarlos en todo. Solo podemos acompañarlos y ver lo que deciden por sí mismos. Pero algo te aseguro: una vez se encuentran las almas gemelas; sus decisiones siempre guiaran uno al otro.

—Tengo que protegerlos.

—Lo harás. Creo que la pequeña Hope, necesita más de ti que los demás.

—Entonces iré con ella.

Cuando Darkness atraviesa la puerta del privado, la sorpresa fue doble. Una por ver a Michael parado con las manos en los bolsillos de su pantalón y el rostro descompuesto al verla. Otra, por ver a un hombre a su lado, con el rostro neutro.

Internamente Michael esperaba que todo fuera mentira, pero esa esperanza se esfumó al ver a la chica que ama, cubierta con tan solo un trajecito negro cuyo escote apenas cubre sus pezones y la falda le llega justo a la parte más alta de los muslos.

—¡Michael! ¿Qué haces aquí? — abre ella la conversación. Y luego cambia la pregunta —. ¿Cómo llegaste aquí?

Michael fue lo más breve posible.

«Después de que salí del hospital el otro día, hice un par de cosas y me quedé pendiente de saber de Faith. Luego de charlar con el señor Messer, aquí presente, fui a verte, pero no estabas en la habitación. Tu madre me dijo que estabas trabajando, así que fui al restaurante, pero tampoco estabas ahí. Hablé con tu amiga y luego de darme muchas largas me dijo que estabas aquí.»

Darkness escuchó todo incrédula. Mira al joven frente a él y luego al caballero que lo acompaña.

—¿Y el señor qué hace aquí?

—Él me trajo.

Los ojos de Hope parpadearon rápido al notar la incoherencia.

Michael baja la mirada y nota los zapatos de tacón alto que ella lleva. Realmente parece otra persona.

—Hope, yo solo quiero...

—Aquí no me llamo Hope — le interrumpe ella de pronto sorprendiéndolos a ambos —. Aquí soy Darkness.

Michael se queda mudo por un instante, pero sabe que debe decir algo, porque no quiere verla caer en un mundo del que no le será fácil salir.

—¿Cómo puedes llamarte Darkness...si tú..., tú eres mi luz? — pregunta el joven mirando a los ojos esmeraldas de Hope; con la intensidad de un hombre real y sinceramente enamorado.

Darkness, permanece en silencio cabizbaja. Incluso Joseph, guarda silencio y distancia para no interferir en los pensamientos de la lucha que parece librarse en la mente de la chica.

No lo notaron pues no es posible para los humanos ver a los espíritus. Asbalot se descuidó emocionado, al susurrar lo último a Hope con el deseo de provocar más desilusión en el joven y sintió la presencia angelical, muy tarde.

Sabinael lo tocó. Y no solo lo tocó, literalmente entrelazó su esencia con la del demonio evitando que pudiera escapar. Con mucha furia lo contuvo, provocándole dolores insoportables.

La oscura masa de perversión que forma a Asbalot, parecía deshacerse en pequeñas volutas y su grito cambió de pronto a uno casi lloroso. Como si tratara de pedir piedad, algo que ningún demonio es capaz de pedir.

Fanuel no interviene, aunque está preocupado por la furiosa e intensa forma en que su pupila ataca a Asbalot. Tanta intensidad, tan parecida al odio, ni siquiera es propia de los demonios. Solo los humanos y el propio Metatrón, son capaces de eso.

Por toda la habitación Asbalot sufre su agonía hasta que la sección por la que lo tiene, se suelta deshaciéndose en la mano de Sabinael.

La mente de Hope se vuelve más clara y se abrazó a sí misma, cubriéndose avergonzada. Y Michael no esperó más; se acerca a ella para abrazarla, comprensivo y consolador.

—Lo siento Michael — dice ella con lágrimas comenzando a salir —. Tenía miedo. No te culpo si me odias.

Michael aumenta su abrazo.

—No puedo odiarte Hope — dice —. Te entiendo.

De pronto la separa y espera a que ella le mire a los ojos.

—Pero sí estoy molesto contigo — le dice de pronto —. Por no haber confiado en mí. Por no creer que sí estoy dispuesto a amarte junto a Faith. No lo querría de otro modo.

La chica comienza a llorar y a reír a la vez. Y Joseph cruza los brazos aliviado de ver que todo está bien.

—De acuerdo — dice ella hundiendo su rostro en el pecho del joven —. Te creo.

—Bien chica — escuchan a Coral Evans hablar desde la entrada —. De todos modos, tu no sirves para este negocio. Ahora lárguense los dos. Pero el caballero puede quedarse si gusta.

—Lo siento, los debo llevar de regreso — responde Joseph, sonrojado hasta las orejas.

Una vez en el auto del abogado, Hope pregunta.

—Espera. ¿Y tú auto?

—Lo devolví — responde Michael, añadiendo muy seguro —. Y con el dinero del reembolso, pagué gran parte de la factura del hospital.

El rostro de Hope, primero fue de sorpresa y luego asintiendo abraza bien fuerte a Michael.

Sabinael los ve alejarse del lugar. Su esencia brilla y las sensaciones en ella son intensas; mientras que Fanuel ríe.

—Bien — dice el ángel de la esperanza —. ¿Te gustaría ver cómo están Raquel y Jacob?

—No puedo esperar...


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