23. NACE OSCURIDAD
—Tu pequeño experimento ha fracasado Fanuel.
El arcángel Yejudiel, mira desde lo alto al ángel que ha sido llamado a la presencia del coro principal. Junto a los arcángeles y principados, juzgan su proceder.
—Me temo que te han engañado — dice lastimosamente el arcángel Uriel.
—Los demonios han atacado a los protegidos de Sabinael — comenta Camuel.
Fanuel no cree que la demonio haya dado para atrás. Pero no la encuentra y no ha sabido de ella.
Hessediel se dirigió a los presentes buscando la concordia entre ellos.
—¡Hermanos! ¡Se le concedió la entrada a Sabinael! Yo mismo regué misericordia sobre ella como se me ordenó.
—Entonces; ¿Por qué no está aquí? — pregunta Sariel.
—Necesito de su ayuda para encontrarla — suplica el ángel de la esperanza — Temo que algo malo le haya sucedido.
—Si recibió misericordia, ahora es un ángel. Ningún demonio podrá contra ella.
—Pero pueden atraparla, encerrarla — replica Fanuel —. Debilitar su voluntad y hacerla caer otra vez.
El silencio se hizo general. Se vuelve obvio que lo que Fanuel les propuso años atrás, fue una ilusión de su naturaleza. La esperanza de redimir a un demonio.
—El poder de la voluntad es más fuerte en los humanos, pero ella es un ángel. Está sola. ¡Necesita ayuda! — replica Fanuel apelando a la bondad de sus hermanos mayores.
Con todos sus ojos medio abiertos por la pena, el ángel tutor de Sabinael suplica:
—No dejemos que piense que la abandonamos.
El espacio en el que se encuentran queda en un silencio, pues es de consenso general de que la decisión de una incursión, queda en manos del Padre. De pronto, el recinto se inflama con fuego divino.
La presencia que se aproxima, es poderosa. Todos conocen esa presencia. Y solo dijo una frase.
—¡DEBEMOS GUIAR A NUESTRA NIÑA A CASA!
La voz, resuena por todas partes, llena y sacude las esencias de todos los ángeles y arcángeles presentes, pero con paz, luz y en especial a Fanuel que sonríe con esperanza.
Hope camina de lado a lado frente a la habitación en la que se encuentra Faith. No quiere que su madre la vea nerviosa y preocupada. Por más que piensa, no se le ocurre nada para resolver el asunto de dinero. Aun con las opciones de pago que le ha ofrecido el hospital, será muy pesado. "¿Cómo cubriré ese gasto?"; piensa. "Las medicinas para el corazón de mami no son baratas a pesar de su seguro". "La comida de Faith, el cuido de Faith."
Su mente es un amasijo de interrogantes, pero solo se aferra a su orgullo de que puede sola, alentada por los susurros del demonio sobre ella. Los mensajes por los altoparlantes, se escuchan lejanos, las conversaciones amenas de las enfermeras en el mostrador central, son apenas susurros.
"Tienes alternativa"; resuena la voz en su mente. "Michelle te la dijo".
Se detiene en seco. Tan solo con pensar en las ideas de su amiga, se le revuelve el estómago. "Money, money"; recuerda en la voz de Michelle. Fácil, rápido. "Una, dos, tal vez solo tres veces serán suficientes para saldar la deuda." "Y lo habrás logrado tú sola". Los susurros la abruman, no le permiten pensar con claridad.
El recuerdo de los números en los papeles la asustan y es algo que no puede ignorar. Por mi hija, por mi madre. "Tú puedes hacerlo, solo lo necesario".
Vio su reflejo en la ventanilla. Aún es bonita, tiene curvas. Dinero extra.
Saca su teléfono y marca a su amiga.
Los dedos en su forma semi humana, se asoman temblorosos. En esta ocasión, es Lillith quien se acerca para desalentarla, esperando sacudir su esencia y hacerla caer en la desesperación.
—Tu protegida Elizabeth está por morir en el hospital — le miente la reina de la lujuria —. Si no regresas, tu amado Joseph, Yamir o como quiera que se llame, se hundirá en una profunda amargura; y recurrirá al licor hasta que nada más le importe que ahogar su dolor.
Lillith mira por los barrotes, hacia la oscuridad que permanece en absoluto silencio.
—¡No soy estúpida! — exclama Lillith — No dejaré que me toques.
Silencio.
—La perversión es tan fácil. Tu amiguita Hope, está por exhibirse para ganar dinero extra para pagar los cuidados de su pobre hijita.
La demonio que una vez fue humana, se pasea alrededor del agujero con pasos felinos y provocadores.
—La muy tonta cree que le será fácil salir de ese mundo en que se va a meter — dice y se detiene para acariciarse a sí misma por todo su cuerpo corrompido — Pero una vez pruebe de los placeres de la carne...
Un haz de luz brota de entre los barrotes y emite una intensa luz aunado a los gritos de dolor que emite Sabinael. Una vez más el coro de condenados la acompañan. Lillith se ríe divertida de haber podido provocar esa reacción en un ángel.
Sabinael no pretendía agarrar a Lillith. Ni siquiera lo intentó, aunque sus palabras la lastiman. Tan solo espera que su intensidad haya sido suficiente para llamar la atención de Fanuel a quien invoca.
Lejos, en otra realidad distinta, el ángel de la esperanza siente que ha sido invocado.
¿Por qué no hablamos en persona? Le había dicho la mujer al teléfono. Y dos horas más tarde, Raquel se encuentra parada frente a la puerta de la ingeniera Luisa Jordan, para...
No lo sabe. No entiende el porqué está a punto de tocar el timbre de la elegante casa de ese suburbio elegante. "Maldición. La casa es hermosa"; se dice y tragando hondo, toca el timbre.
Un atractivo joven de unos dieciocho años abre la puerta y Raquel estuvo a punto de lanzar un chillido al notar el parecido impresionante de Jonas con su padre.
—Busco a Luisa Jordan — dijo luego de recomponerse con una sonrisa plácida en los labios.
—Esa es mi mamá — responde el joven jovial y tan cordial como su padre, le abre paso para que entre.
Apenas se acerca a la sala principal cuando de entre los pasillos se asoma una atractiva mujer de piel morena y ojos de ámbar.
—Señora Jordan — dice Raquel extendiendo la mano —. Raquel Samuels.
—La señora Jordan es mi madre — responde la mujer tomando la mano de Raquel —. Llámame Luisa.
La abogada la miró un tanto confundida y miró al joven Jonas parado con sus manos atrás. Luisa al parecer le leyó la mente.
—Sí. Recuperé mi apellido de soltera al divorciarme de Jacob — explica —. El mismo me ayudó en eso. Es que Luisa Lucas, suena como personaje de historieta.
Luisa se ríe de su propia ocurrencia y Raquel le secunda. "¿Por qué no se me ocurrió eso?"; pensó. En ese momento, Jonas llega con dos copas de cordial y se sienta junto a su madre.
—Bien... Raquel — dice Luisa dejando el vaso sobre la mesa y posando sus manos en sus rodillas —. ¿De qué me querías hablar?
Powerful Girls, es el nombre de aquel lugar en el que Hope se siente como pez fuera del agua. Luces de colores se mueven por encima de los presentes, la música es algo embriagante, incluso mucho más que el trago que la dueña del local le diera para calmar los nervios.
—No suelo hacer entrevistas en estos momentos, pero Michelle me dijo que estás necesitada chica — le dice sin dejar de mirarla de arriba abajo.
—Sí. Es que...
La palma de la mano de aquella mujer apareció frente y cerca del rostro de Hope. Le da el alto del modo más dramático que había visto jamás.
—Nah, nah — dice negando con el dedo también — A Coral Evans, no le interesa tu triste historia. Solo quiero verte bailar.
La joven asiente. Y trata de concentrarse en la música que suena un remix de gimme more de Britney Spears.
Los movimientos, aunque rítmicos, son lentos, inseguros y poco sensuales.
—Niña. No me hagas perder el tiempo — le dice Coral Evans con una mueca de desagrado.
—¡Por favor deme una oportunidad! — le suplica Hope. Se ha decidido y prefiere liberar toda la sensualidad de la que sea capaz con tal de lograr ganar algo de dinero extra.
Los ojos de perrito. Esos ojos que a Coral le dan la idea de que el problema de la chica es muy serio o al menos ella lo piensa. Mirándola bien, sabe que no es una bailarina para esto. Pero le puede dar algo que hacer.
—De acuerdo — cedió la mujer — Te vestirás como las demás y servirás tragos, pero no bailarás. Al menos, hasta que aprendas y me lo demuestres.
—¡Gracias, gracias!
Coral se sintió conmovida con la joven y eso la enojaba mucho, porque de algún modo le hizo recordarse a sí misma en otro tiempo.
«Camina entre las mesas, supongo que eso lo sabes hacer. Vigila a los que se quedan demasiado tiempo con el mismo trago. Pregunta si desean algo. Y no seas antipática. Si te preguntan tu nombre, responde. »
Coral levanta el dedo en señal de advertencia.
—Pero no darás tu nombre real — le aconseja —. Inventa uno. Uno llamativo.
Con el semblante serio, comprendiendo la situación en la que está. Hope mira a la mujer e invadida de una certeza pronuncia el nombre que quiere usar.
—Darkness. Mi nombre será Darkness — dice con el gesto en su rostro más sensual que puede imaginar.
—Bien cariño, tu nombre es Darkness.
Asbalot está muy satisfecho.
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