• Día 6 •
Día 6:
Propuesta de matrimonio
Sabito sabía que su novio no era la galletita más inteligente del tarro, pero a veces rozaba lo absurdo.
Giyuu era como un niño inocente de cinco años. No, estaba seguro que incluso los niños tenían más viveza que su novio; ellos, al menos, navegaban internet y conocían lo que era un meme.
O entendían indirectas. Y con indirectas, se refería a que la verdad fuese tan obvia que podría haberte abofeteado con ambas manos.
De hecho, Sabito estaba seguro que los jóvenes millennials venían configurados para calzarse las indirectas que incluso no estaban dedicados a ellos. Pero no Giyuu —su novio nunca se hubiera dado por aludido a lo que sea que Sabito soltara de repente en twitter.
Decidido a seguir el consejo de Kanroji Mitsuri, experta en bodas y romances, Sabito estuvo al menos veinte minutos decidiendo el tweet sutilmente perfecto.
No quería que pensaran que estaba desesperado por casarse... pero la verdad era que estaba desesperado por casarse.
@ s.sabito
Todo el tiempo me aparecen memes y catálogos de bodas en las redes sociales. ¿El universo intenta decirme algo...?
Su tweet tenía al menos diez respuestas de diferentes personas, las cuales, por supuesto, entendían las indirectas mejor que Giyuu:
@ nemishinazugawa
k te cases y cn tu marido se vayan bn a la mierda los dos
@ shinoshinobu
Oh!!! Boda???? Pues avisa con tiempo así confecciono una sorpresa para los novios uwu
@ Withlovemitsuri
Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah >3< QUIERO SER MADRINA
@ Kamadotanjirou99
Sabito!!!! Dice el abuelo Urokodaki que primero debes pedirle permiso a él!!!!
@ INOSUKE_SAMA
COMO SE ATREVEN A QUERER CASARSE ANTES QUE EL GRAN INOSUKE??? LES DARÉ UNA PATADA EN LA CARA!!!! @ GONPACHIROKAMABOKO VEN AQUI PARA QUE NOS CASEMOS AHORA MISMO!!!!!!
@ ThunderBoyZenitsu
@ INOSUKE_SAMA se dice "los abofetearé en la cara", patear es para zonas más bajas, tonto... y ese no es el usuario de Tanjirou! Aprende el nombre de tu novio, cerebro de jabalí!!!!
@ INOSUKE_SAMA
@ ThunderBoyZenitsu tu tmb quieres una patada en la cara...??!?!?!?
@ Makomo96
No crees que deberías aflojarle a las indirectas???? :P
Sabito resopló. No tenía que preguntarle primero al novio. ¡Así es como funcionaban las indirectas! Porque se suponía que Giyuu vería el tweet, y luego le preguntaría a Sabito qué demonios estaba insinuando con ese comentario, a lo que él usaría todas sus tácticas para desviar la conversación hacia una posible boda real...
Pero no podía suponer cosas cuando se trataba de Giyuu.
@ TomiokaGiyuu
Es el algoritmo. Recuerda que el otro día estábamos buscando imágenes divertidas de bodas junto con Kanroji y Uzui... no creo que sea nada extraño.
A Sabito le dolió aquel comentario. En su frente. Ya que se la palmeó demasiado fuerte por la frustración.
Estaba convencido de que Giyuu no lo hacía con maldad —no es que quisiera desestimar a Sabito para salvarse de las indirectas, sino que realmente Giyuu no las entendía.
Su novio era como un cordero bebé aprendiendo a dar sus primeros pasos con sus patas torpes. La diferencia es que Giyuu era todo un hombretón de veinticinco años y con pelos en los huevos; no tenía excusas para ser un despistado.
Por suerte, Sabito no era el único que pensaba igual respecto de su novio.
@ Shinoshinobu
@ TomiokaGiyuu creo que ni aunque nacieras otra vez dejarías de ser tan lento, Tomioka...
El plan de Kanroji no fue suficiente para avispar un poco a Giyuu, así que Sabito decidió desempolvar la lista que confeccionó junto a la misma: era una serie de pequeños pasos con aportes de cada uno de sus amigos sobre cómo atrapar irremediablemente el corazón de Tomioka Giyuu.
—¡Ajá! —Kanroji exclamó con emoción en la cafetería, y aplastó su libreta de gatitos sobre la nariz de Sabito—. ¡Sigue el plan de Shinobu!
Sabito carraspeó un poco incómodo. No es que su memoria fuese excelente, pero era casi imposible de olvidar la propuesta de la dulce y letal Shinobu Kochou.
—No creo que el aporte de Shinobu vaya a funcionar —Sabito tomó la libreta entre sus manos, y decidió leer en voz alta—. ¿«Drogarlo con cloroformo, meterlo en una tina llena de hielos, extirparle el corazón mientras todavía late y venderlo al mercado negro»...?
Kanroji agitó su mano de uñas barnizadas en rosa. Ella soltó una risilla adorable, como si traficar corazones humanos fuese una actividad normal para las mujeres.
—¡Tú sabes que Shinobu solo bromea!
No, Sabito sabía que Shinobu no estaba bromeando. Shinobu nunca bromeaba, por mucho que hiciera sonar su tono de voz como que sí lo estaba haciendo para despistar a la audiencia.
Kanroji le pidió que le alcanzara otra vez la libreta, y se puso a inspeccionar una vez más la libreta en busca del plan perfecto.
—¡Oh! ¿Y qué opinas del plan de Muichirou bebé? —dijo ella con ojos brillantes al pensar en el más pequeño de todo el grupo—. Aquí dice que le lleves a mirar las nubes y jueguen a encontrarles forma... ¡y que digas puras formas relacionadas a bodas!
Sabito gruñó desde la garganta. Se frotó los ojos con frustración.
—Kanroji, eso es... —Sabito abrió de repente los ojos como platos, analizando con más cuidado la idea de Muichirou Tokitou—. Es brillante.
Kanroji aplaudió emocionada. Cerró entonces su libreta, y se dispuso a devorar el desayuno americano —aunque se veía algo frustrada por no saber si comenzar por los huevos revueltos, la tostada con aguacate, el vaso de leche con chocolate o el bacon crujiente— que Sabito le invitaba todos los sábados en la mañana que se reunían para orquestar juntos la operación Convertir A Giyuu En El Marido de Sabito.
Mientras Kanroji engullía su desayuno, Sabito solo se dedicaba a soplar la humeante taza de té que se pedía para sí. El presupuesto de estudiante de maestría quebrado solo le daba para dar de comer a Kanroji.
—¿Cómo es posible que un enano que apenas está entrando en la universidad y que no se corta el pelo desde que nació, sepa más de conquistas amorosas que nosotros? —preguntó Sabito.
Kanroji encogió los hombros, y habló con las mejillas todavía llenas.
—Bo zé — Ella negó con la cabeza. Tragó fuertemente, y dio un gran sorbo al jugo de naranja natural antes de volver a hablar—. Pregúntale a Genya Shinazugawa, que está literalmente muerto de amor a los pies de Muichirou.
Sabito llevó de picnic a su novio el día siguiente.
Por supuesto, la noche anterior decidió enviar un mensaje a Muichirou por privado para así agradecerle por su brillante idea, pero el muchacho de dieciocho años solo atinó a responderle con un signo de interrogación como si no entendiera de qué diablos le hablaba ese anciano.
Sabito se encargó de parlotear todo el camino hacia la playa donde harían el picnic —Giyuu no era muy conversador, y tampoco quería hacerle sentir intimidado. Además, ese debía ser un día especial, por lo que Sabito cocinó un cuenco de salmón a fuego lento, y compró unos ohagi en la despensa favorita de su novio.
Kanroji había insistido en que Sabito comprara también un anillo, pero no se sentía cómodo haciéndolo. Al menos no hasta que Giyuu diera el sí definitivo.
A Sabito no le gustaban las pedidas de mano súper pomposas y públicas. No quería que le aceptaran a casarse con él solo por la presión, o la lástima, que provocaría por el hecho de haber planificado algo tan grande.
Era por eso que se decantaba por las indirectas. Si Giyuu confirmaba que, efectivamente, deseaba pasar el resto de sus días unido en santo matrimonio con Sabito...
Entonces correría a comprar el mejor anillo de bodas. El más caro y hermoso de todos, incluso si debía hipotecar a toda su familia para conseguirlo.
Una vez terminaron de comer, Giyuu se recostó sobre la manta hecha a mano por el abuelo Urokodaki y dejó escapar un resoplido de paz. Sabito sonrió maliciosamente, y se acurrucó a su lado para confesar con la primera fase de su plan.
—Juguemos a algo, Giyuu —propuso Sabito de repente. Era mejor no pensarlo tanto—. ¡Miremos la forma de las nubes!
Giyuu arqueó una de las cejas. Estaba abrazando a Sabito por los hombros, pero este se acomodó otra vez para quedar boca arriba hacia el perfecto cielo azul y despejado que les acompañaba ese mediodía.
Era como si el clima incluso quisiera cooperar con Sabito.
—¿Acaso te estás juntando mucho con Tokitou...?
—¡Ah! ¡Mira esa de allá! —Sabito le interrumpió y levantó el dedo hacia el cielo—. Está un poco redonda, ¿no crees? Se ve graciosa, ¿a qué podría parecerse...?
—Hm, yo no creo que se vea muy redonda —Giyuu decidió seguir el juego de Sabito—. Se parece más a un Inosuke algo deforme...
Sabito chasqueó los dedos varias veces como si fingiera estar pensándolo. Luego, iluminó su rostro con una sonrisa.
—¡Ya sé! ¡Parece un anillo! —Sabito carcajeó de forma exagerada—. Podría ser cualquier tipo de anillo: uno de graduación, una herencia familiar, uno de bodas...
Sus ojos zumbaron rápidamente hacia el silencioso Giyuu, que ya no parecía estar escuchándole. Iba muy enfrascado en intentar descifrar la forma de esa estúpida nube que en realidad no lucía en absoluto como un anillo de bodas.
El corazón de Sabito palpitaba con nerviosismo, y se desbocó todavía más cuando Giyuu volvió a abrir la boca para hablar.
¿Era el momento? ¿Acaso Tomioka Giyuu, al fin, respondería a todas sus inseguridades...?
—¿No crees que en realidad luce como un trasero? —preguntó Giyuu con toda la naturalidad del mundo—. No... es más bien como un ano...
Sabito gimoteó para sus adentros. Por supuesto, la idea se encontraba completamente arruinada.
¿Cómo podías hablar de bodas luego de verle forma de trasero a una nube?
Sabito y Kanroji se reunieron una vez más ese domingo en la noche —y tuvo que comprarle un hotdog para cenar a la muchacha— para así revisar una vez más la lista de propuestas.
Descartó la idea de Inosuke, ya que literalmente le decía a Sabito que realizara su propio ritual de apareamiento para atraer al pasivo. Algo así como regalarle bellotas y presumir de sus fuertes garras.
La idea de Zenitsu era demasiado cliché y estúpida: consistía en conseguir el anillo, comprar unas flores, un cargamento de chocolate, llevarlo al cine a ver una película romántica... ¿cómo es que Nezuko pudo caer ante tanta cursilería?
Y que, hablando de Nezuko, su idea tampoco era la mejor: le recomendó a Sabito que él y Giyuu se colaran a alguna boda a ver si al último le daban ganas de casarse.
Makomo, su amiga de la infancia, le había dicho que no se esforzara tanto; ella de verdad intentó hacerle desistir de intentarlo tanto. Que debía dejarlo ser. Que aquellas cosas venían de forma más bien natural, pero Sabito sabía que eso no funcionaba con Giyuu.
A Giyuu había que zarandearle un poco para que avispara.
Los hermanos Shinazugawa tenían ideas demasiado opuestas entre sí: Genya, el menor, le decía a Sabito que llevara a Giyuu a practicar tiro con arco y usara alguna frase muy empalagosa... al estilo de esta bala es tu belleza y el blanco es mi corazón.
Sanemi solo decía que le amenazara con casarse con él o se encargaría de dejarlo sin descendencia.
Tampoco era un fanático de la idea de Himejima, que le recomendaba leer algún pasaje de la biblia antes de pedírselo.
Uzui era tan, o incluso más, violento como Sanemi: le decía que pidiera el autógrafo de Giyuu encima de un acta de matrimonio.
Iguro se negó a aportar alguna idea. Dijo que no desperdiciaría sus conocimientos en dos peleles, y Sabito dedujo que era porque planeaba declararse a Kanroji no dentro de mucho.
Kanao solo lo mandó a volar cuando pidió un consejo, y Kanae no tuvo tiempo de decirle mucho ya que prefirió ponerse a regañar a Sanemi —su novio— por su idea tan brusca.
—Bueno, nos queda la idea de Tanjirou y Rengoku que, casualmente, dijeron algo muy similar —Kanroji estaba lamiéndose la salsa picante del ya inexistente hotdog que quedó entre sus dedos. Con la otra mano tachaba el resto de ideas—. ¿Quieres escucharla?
—Esto es prácticamente un fracaso —Sabito se sujetó el rostro con frustración—. Giyuu nunca se casará conmigo a este paso, y tendré que regresar a vivir a la casa de mis padres, y cuando ellos se mueran tendré que adoptar diecisiete gatos, los cuales me comerán a mí cuando me muera, y...
—Dicen que simplemente debes pedírselo —Kanroji continuó—. Que le digas que lo amas mucho y, porque lo amas, te gustaría vivir el resto de tu vida junto con él. Y que te encantaría que Giyuu tuviera el mismo deseo...
Sabito se quedó en silencio un momento. Él y Kanroji se miraron a los ojos de una manera intensa durante un par de segundos, antes de que Sabito bufara y continuara con su melodramático monólogo:
—Como decía... me comerán mis propios gatos, y...
—¡No, es perfecto! —chilló Kanroji con los ojos brillosos—. Tomioka jamás entenderá las indirectas, mientras más rápido lo aceptemos será mejor, Sabito...
—Él solo es un poquito lento —Sabito unió la punta de sus dedos índice y pulgar—. Pero ya crecerá. Ya madurará más, y va a entenderlo...
—Sabito, Tomioka ya tiene veinticinco...
—¡Es que es como un bebé! —rezongó—. ¡Tú también eres como una bebé!
—¡Pero yo apenas tengo veintitrés! —dijo Kanroji con lagrimillas en los ojos—. ¡Yo no soy tan lenta como Tomioka!
No, por eso Iguro lleva enamorado diez años de ti y tú todavía no te das cuenta que te ama, suspiró Sabito. Pero no quería hacer sentir mal a Kanroji —la única persona que en serio estaba ayudándole—, ni tampoco que ella se enterara del amor de Iguro de aquella forma.
—Tienes razón, perdóname —dijo él—. Supongo que... es la única opción que me queda...
Kanroji enroscó su brazo con el de Sabito. Ella asintió emocionada muchas veces, de manera que sus largas y rosadas trenzas se bambolearon en el aire.
—Hay que agotar todas las ideas antes de darse por vencido —comentó ella con una sonrisa—. ¡Y Tomioka te ama mucho, mucho, mucho! ¡Estoy segura que desea casarse contigo! ¡Cualquier persona se casaría con alguien tan genial y guapo como tú, Sabito! Eres bueno, fuerte, inteligente, varonil...
Sabito se sonrojó un poco ante tantos halagos. No estaba muy acostumbrado a que le dijeran todas esas cosas, y Kanroji a veces podía ser avasallante.
—Y si dice que no...
La mueca de Kanroji se ensombreció solo un poco. Sabito sonrió con algo de tristeza, pero sintió un pinchazo en el corazón de solo imaginar la posibilidad en la que Giyuu le decía que no.
Pero eso no podía ser posible, ¿cierto? Él y Giyuu llevaban un par de años como pareja, pero fueron mejores amigos toda la vida. Desde que eran dos gusanos de seis años de edad y tuvieron que competir contra el otro en el club de kendo de la escuela.
Sabito había apaleado a Giyuu sin piedad. Y, por alguna razón, Giyuu quedó prendado de su fuerza.
Lo sabían prácticamente todo del otro. Puede que en su juventud adolescente hubieran tenido épocas distanciados a causa de las peleas y diferencias, pero siempre regresaban a los brazos del otro.
Era imposible que Sabito y Giyuu decidieran alejarse para siempre. Nadie en el universo imaginaba un futuro tan sombrío.
Pero quizás eso asustaba a Sabito...
Él no tenía idea de qué pensaba Giyuu frente al matrimonio. Cuando eran más pequeños, a ambos les daba asco la mera idea de casarse en una pomposa y elegante ceremonia, pero eso fue mucho antes de que ambos decidieran que se amaban infinitamente.
Ahora Sabito sí quería dar ese pomposo y elegante paso. Pero...
¿Qué quería Giyuu?
Averiguarlo a través de indirectas le hubiese ahorrado dolores de cabeza y la posible humillación de ser rechazado. Pero ya vio que esas ideas no daban para más, y que debía ser un hombre valiente y afrontar la realidad haciendo la pregunta.
Sabito supuso que debía preparar a su mente —y su corazón— para cualquiera fuese la respuesta.
Sabito llegó una de las noches a su apartamento. Giyuu ya estaba allí viendo la televisión —su novio tenía la llave, por supuesto. Y, además, Sabito fue el que le pidió que se presentara allí porque necesitaba hablarle de algo importante.
Si su novio fuese cualquier otro ser humano, por supuesto se estaría comiendo la cabeza acerca de si Sabito iba a romperle esa noche. Pero era Giyuu. Giyuu nunca pensaba nada extraño de absolutamente nada.
Al menos eso decía su cara. Cuando Sabito entró al apartamento con un poco de comida tailandesa para llevar, Giyuu apagó la televisión. Le dedicó una minúscula sonrisa desde el sofá.
—¿Día pesado? —inquirió Giyuu con algo de sorna—. Si vienes hasta aquí, puede ser que te dé un beso que todo lo cura.
—Maldito flojo —Sabito refunfuñó, pero estaba sonriendo al mismo tiempo—. ¿Ni siquiera puedes despegar tu culo del sofá?
Giyuu le sonrió de regreso, pero Sabito no esperó a que se levantara. Prácticamente se lanzó encima de su novio, sacándole un pequeño aullido de dolor cuando le aterrizó sobre las piernas.
Ambos se miraron a los ojos durante un instante. El corazón de Sabito apenas podía soportar a la sonrisa diminuta de Giyuu y sus inmensos ojos azules mirándole a él, y solo a él.
Como si Sabito fuese la única cosa en el universo.
Le gustaba sentirse así con Giyuu. Tal vez por eso quería casarse y que pudieran verle de esa manera todos los días de su apestosa existencia.
—¿Te habían dicho que eres el ser más hermoso de mi apestosa existencia? —Sabito preguntó sin pensárselo; seguía embelesado por su mirada.
Giyuu arqueó una de sus cejas.
—Pues acabas de decírmelo —respondió con cuidado—. Y estoy seguro que alguien diría que estás mintiendo...
Sabito rodó los ojos. Desde su perspectiva, Giyuu era hermoso. No importaba lo que nadie más pensara.
De hecho, le alegraba que nadie más pudiera verlo tan hermoso como él. Porque si alguien más se acercara para cortejar y pedir matrimonio a Giyuu, Sabito tendría que salir a demostrar sus habilidades con el kendo...
Matrimonio. La palabra le cayó como un yunque en el pecho.
Había llegado el momento. Tenía que hacerlo, porque como siguiera dando vueltas se acobardaría, y los gatos le comerían cuando muriera, y...
—¿De qué querías hablarme? —cuestionó Giyuu de repente; como si quisiera hacerlo sonar casual, pero llevara pensando en ello toda la noche—. ¿Ha pasado algo?
Tú pasaste por mi cabeza y mi corazón, pensó Sabito. Pero si te digo esa babosada me dirás no antes de que siquiera te pida matrimonio.
Sabito se acomodó para sentarse a su lado. Tanta cercanía le estaba poniendo demasiado nervioso como para pensar con claridad. Se acomodó el largo cabello color durazno un sinfín de veces; tanto, que estaba seguro que comenzaría a engrasarse con el toque de sus propios dedos desesperados.
Intentó sonreír a Giyuu para tranquilizar las ansias, pero Sabito también estaba seguro que su sonrisa sería aterradora y lo estaría empeorando.
Okay, debía dejar de divagar tanto. Como continuara haciéndolo, lo arruinaría en absoluto.
Y ahí sí encontraría su destino en ser devorado por sus propios gatos.
—Tú sabes que te amo mucho, ¿verdad? —Sabito dijo—. Estoy seguro que te amo más de lo que eres capaz de imaginarte.
Giyuu miró hacia sus manos sobre el regazo. No pudo contener la débil sonrisa, ni mucho menos el leve sonrojo por encima de las mejillas. Se veía tan puro y precioso que Sabito solo quería desvestirlo en ese momento y besarlo por completo hasta que saliera el sol.
—Por favor, dime que no estás rompiendo conmigo —Giyuu resopló de forma dolida—. Shinobu dice que esa frase solo puede anteceder a dos cosas, y que ambas son catastróficas...
Sabito se alarmó de forma horrible. Agitó las manos por delante de su rostro.
—¡¿Qué?! ¡Claro que no! —exclamó—. ¡Antes me tragaría una katana que romper contigo...!
Giyuu giró velozmente la cabeza para mirarle a los ojos. Sus irises azules comenzaban a intimidarle de verdad.
Sabito tosió un par de veces. Se alisó alguna arruga imaginaria en los pliegues de su camisa, pero era más que nada para mantener ocupadas sus manos: no quería que Giyuu viera el tembleque de las mismas.
Se tomó su tiempo hasta que las palabras comenzaran a tomar forma en su boca. La abrió y cerró tantas veces que Sabito estaba seguro que alguna mosca se le colaría por la misma en cualquier momento.
Cuando finalmente creía haber encontrado el coraje para decir las palabras, Giyuu abrió la suya también, y destruyó su mundo al completo para volver a reconstruirlo en un único segundo:
—¿Quieres casarte conmigo, Sabito?
El sistema nervioso de Sabito había sufrido un cortocircuito. Y su sistema circulatorio estaba a punto de fundirse por ponerse a trabajar de más.
Intentó dar crédito a lo que escuchaba, pero cada vez que intentaba reproducir otra vez las palabras de Giyuu, más se convencía de que todo era producto de una fantasía colectiva de su cuerpo moribundo mientras era comido por gatos.
¿Acaso Giyuu...? ¿Giyuu estaba...?
Tenía que mandar un mensaje de texto a Kanroji para que llamara a los bomberos, porque todo su cuerpo se encontraba prendido en llamas.
Giyuu volvió a bajar la cabeza. No había una sola mueca que delatara lo que en verdad estaba sintiendo, y Sabito le envidiaba por ser tan bueno para mantener la calma. ¡Estaba seguro que toda la ansiedad se la llevó él mismo cuando nació...!
—¿Estás...? Giyuu, ¿me acabas de...? —Sabito carraspeó otra vez. Se pasó la palma de la mano por su sudada frente—. ¿Acabas de pedirme matrimonio?
Matrimonio. Había pasado quién sabe cuántas semanas pensando en decir esa palabra en voz alta, pero realmente no imaginaba que acabaría diciéndola en aquel contexto.
¡Acababan de arruinar todos esos planes que le trajeron noches y noches en vela! ¡Tanto nerviosismo, tanta ansiedad, tanto dinero gastado en desayunos para Kanroji...!
¡¿Y Giyuu era capaz de venir y decirlo como si le preguntara si quería cenar arroz?!
Tras repetir las palabras de su novio, este al fin fue capaz de esbozar otra de sus sonrisas pequeñas. El flequillo azabache estaba tapándole los ojos, pero Giyuu quería sujetarle de la cara para obligarlo a mirarle directamente.
Tal vez solo quería una excusa para besarle por puro impulso.
—Te escuché hablando con Kanroji el otro día —confesó Giyuu—. Y la verdad es que entré en pánico de pensar en la sola idea. Es loco, ¿no? Tú y yo, casados... a veces me olvido que realmente no lo estamos, porque llevo toda mi vida estando a tu lado...
—Giyuu —La voz de Sabito salió como un hilillo. El corazón se le iba a salir del pecho—. Yo...
—Decidí pedirle consejo a Makomo —agregó su novio—. Ella me dijo que tú estarías como un idiota queriendo lanzarme indirectas para descubrir qué pensaba al respecto del matrimonio, pero luego pensé...
Giyuu se acomodó el cabello negro hacia atrás. Clavó sus ojos en Sabito. Y sí, era particularmente difícil resistirse a besarlo en ese mismo momento.
—Tú fuiste el que siempre dio el primer paso en lo que respecta a nosotros como pareja —dijo Giyuu—. Quería que sepas que también te amo, y que también quiero pasar toda mi vida a tu lado tanto como tú lo deseas. Así que regresé a pedir ayuda a Makomo, y entre los dos elegimos algo para ti...
El corazón de Sabito se hundió mientras Giyuu sacaba una cajita de terciopelo del bolsillo de su abrigo. Se cubrió la boca con ambas manos mientras su novio la destapaba, y enseñaba un pequeño anillo que brillaba en plateado como la luna.
Era una alianza de compromiso.
—Me llegó hace unas dos semanas, pero necesitaba planear el momento perfecto —siguió diciendo—. Pero luego me dijiste que querías hablar de algo importante, así que supe que solo podía decírtelo hoy...
—Por eso es que la muy maldita de Makomo me decía que dejara ya las indirectas —Sabito ahogó un jadeo—. ¡Estaba compinchada contigo!
Giyuu curvó uno de los lados de la boca hacia arriba. Era la primera vez que le veía sonreír con la misma malicia que caracterizaba a Sabito, pero no le importaba.
Todo lo que quería era agarrar ese maldito anillo, besar y follar con Giyuu hasta que saliera el sol, llenar de audios a Kanroji contándole lo que acababa de ocurrir a los gritos, y festejar que no moriría como postre para gatos.
—También te amo mucho, ¿lo sabes? —Giyuu habló—. Y sé que te amo más de lo que eres capaz de imaginarte. Te quiero tanto que no me entra en el cuerpo, y estoy convencido que es por eso que a veces no sé cómo exteriorizarlo, y parezco aburrido cuando en realidad eso no es cierto, y...
Sabito ya no podía escucharlo divagando tanto.
Se lanzó para besar a Giyuu.
Su novio se quedó sorprendido al principio, pero no puso ninguna resistencia. Se besaron tanto que ni se dieron cuenta que la alianza de compromiso se le cayó de las manos a Giyuu, y la perdieron entre los cojines del sofá antes de que tocara el dedo de Sabito.
Les tomó al menos tres horas y cuarenta y ocho minutos encontrarla entre el desastre de comida y agujeros que era el sofá rojo de Sabito.
Pero en cuanto la encontraron, Giyuu se encargó de colocarla sobre el dedo anular de Sabito. Se sintió como una colegiala siendo cortejada por su ídolo adolescente, y no dudaba de que debían estar saliendo chispas de sus ojos mientras miraba la alianza.
Giyuu besó la alianza sobre su dedo. El roce de sus labios sobre su piel le erizó todos los cabellos de la nuca —sin importar que habían estado un poco atrás besándose como si no hubiera un mañana.
Sabito también lo besó. Y juró a Giyuu que conseguiría un anillo para él, y que tendrían la boda más pomposa, ridícula y elegante. Que haría realidad todos sus sueños, y que le querría hasta que ambos murieran juntos en sus camas para así ser devorados por los gatos que tendrían de mascotas.
Giyuu no parecía entender de qué iba mucho el chiste, pero si era al lado de Sabito no le importaba la manera en que sus vidas terminaban.
Y es que tanto Giyuu como Sabito, ambos sabían que lo verdaderamente importante era pasar lo que durasen sus vidas al lado del otro.
Tal como habían hecho desde que tenían memoria. Y lo sería hasta que la misma memoria los consumiera a los dos.
Es el OS que más apurada hice, y terminó siendo el segundo más largo de esta week ;u; acabo de terminarlo hace como dos horas xDD
Tenía miedo que no quedara como lo había estado planeado, pero me gustó. Me gustó bastante cómo quedó, y si bien obvio podría haber quedado más largo... el final me quedó incluso más lindo de lo que planee. Ya que fue todo improvisado ;u;
Ahora, oficialmente, he terminado de escribir la week y estoy sad </3 claro, todavía queda el oneshot de mañana, pero ese está listo desde el miércoles. Me encantó escribir sobre estos dos tontos a los que amo mucho, pero mejor mañana nos ponemos más sentimentales xD
Hay una pequeña indirecta a otras de mis ships favs en este OS... me hubiera gustado explayarme más, pero como dije, hice todo lo que pude. En el futuro me encantaría traer más contenido InoTan, o adentrarme en el ObaMitsu, GenMui, ZenNezu... hasta puse SaneKana HAHAHA amo todas las ships, perdónenme.
El de este día se lo dedico a mi amiguita HusbandoLover justamente porque puse un mínimo de InoTan y ella lo ama uwu y yo también (? te prometo que escribiré más de ellos algún día :"v pero ese día no será hoy, ni mañana... pero vendrá... ya me conocen, sabes que cuando la inspiración golpea, viene la historia como sea
Muchísimas gracias por todos sus votos y comentarios en esta week! ♥️ Soy muy feliz del apoyo que ha recibido, no lo esperaba en absoluto. Es un honor que les esté gustando ;u;
Nos vemos mañana con el último día de la SabiGiyuu Week 2020! Besitos ♥️
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