Hoy es el gran día, ambos se van a aconocer.

Clarisse se preparó, aún no sabía que haría cuando lo conociera, no se cree lista para verlo cara a  cara, miedo y mucho se hace presente en ella pero al mismo tiempo emoción.

Dos horas y lo conocerá, por fin sabrá quién es "J" y también aclararía sus dudas.

Se miraba una y otra vez en su espejo, era la primera vez que se arreglaba de tal manera para alguien.

«Debo verme perfecta» Se decía a sí misma.

Mientras que él, se buscaba su mejor ropa y se preparaba mentalmente para lo que venía, era consciente que ese día sería el último en él que ambos se verían. No era su elección, pero al menos debía decirle quién era él, quién era el chico de las cartas.

El tiempo pasó realmente rápido, él se terminó de arreglar y ella esperó a sus amigos para irse.

Ambos estaban nerviosos y mucho, ninguno tenía idea de lo que sucedería. Cada uno imagina distintos escenarios de las situaciones que pueden existir en el momento que se conozcan.

La limusina en la que venía la chica, aparcó frente a la escuela, por las ventanas se veían luces de colores. Cuando bajó del auto empezó a buscar con su mirada algún indicio de su enamorado.

Conforme se acercaba al gimnasio (lugar dónde se llevará el baile), siente cómo su corazón late rápido, siente un revoltijo en su estómago, un ligero temblar en sus piernas y sus manos sudorosas.

La puerta se abrió, y a lo lejos se distingue una caballera rubia, pero más haya de eso, una mano alzada sosteniendo una rosa roja. Un brillo en los ojos de Clarisse aparece, prontamente comenzó a abrirse paso entre la gente, hasta que finalmente llegó a ese chico.

Él se encontraba de espaldas, ella le tocó el hombro, el chico se giró a verla, Clarisse se quedó asombrada al verlo cara a cara, por un instante se perdió en aquellos ojos azules que mostraban dulzura y amor.

Él se acercó a su oído y le susurró: —Vamos a un lugar privado.

La tomó de la mano y la hizo salir al patio trasero de la escuela, y ya ahí él se atrevió a hablar.

Sostuvo las manos de ella.

—Yo soy Joe, mejor conocido como "J".

Se quedó impactada, en su mente se imaginó un momento mucho más romántico, pero no le molestaba en nada la forma sencilla en la que él le había dicho su identidad.

—Wow, eres increíblemente bello en persona. Eres el chico más lindo que conozco y romántico.

—No, nos volveremos a ver.

—¿¡Qué!? ¡No! Apenas te conozco y te vas, ¿así?

—No es decisión mía, Clarisse.

—Pero Joe, no es justo.

Lágrimas empezaban a caer de su rostro, él sostuvo el rostro de ella entre sus manos y acercó lentamente sus labios, cuando se dieron cuenta estaban en un lindo y cálido beso. Que él finalizó, dejándola con ganas de otro beso así.

—Adiós.

Y se fue alejando lentamente. Ella no comprendía porque cuando recién se conocían tenían que alejarse.

—¿¡Sabes!? ¡Me gustas! ¿Me oíste? M-E-G-U-S-T-A-S —gritó ella, él se detuvo de su andar y corrió hacia ella y la abrazo, ella le robó otro beso.

—A mí también —susurró.