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The seeker

Antes de (casi) todo


—En mi defensa... No, mamá—cerró sus ojos, respirando hondo y mirando a su alrededor buscando un lugar a donde huir mientras sostenía su teléfono. Había un par de chicos lavando sus manos cuando entró al baño y el teléfono sonó en su bolsillo, y sabía que una charla con su mamá dentro de la universidad sería algún motivo de burla pues, desde que se mudó a Vancouver para comenzar la universidad, la única razón por la cual le llamaba era para regañarlo por algo que encontró en su habitación.

Rápidamente entró a un cubículo olvidando completamente sus ganas de orinar que originaron el hecho de que estuviera fuera de clases.

—No necesito que limpies mi habitación, no más mamá—susurró—. Hay una razón específica del por qué todo está como está... Yo no guardo basura debajo de la cama—frunció el ceño—. ¡Ni siquiera me gusta el jamón! ¿Por qué dejaría la mitad de un sándwich de jamón ahí... Mamá...—escuchó un ruido ajeno a la conversación y miró la pantalla del teléfono—. Aguarda un momento, por favor—dijo rápidamente y respondió a la otra llamada entrante—. ¿Qué quieres, Fred?

—¿Por qué no respondes mis mensajes?

—Se supone que ambos estamos en clases.

—¿Pero si me respondes las llamadas?

—Creo que eres la razón por la cual no tengo novia.

—Genial, escucha, necesito contarte algo. ¿Dónde estás?

—En el baño.

—¿Y cómo va todo? ¿Eh? —rio.

—Estoy oculto en un cubículo por...—sintió que alguien le miraba y volteó hacia arriba, unos ojos color avellana le miraban desde el cubículo de la derecha acompañados con una sonrisa siniestra como si éste fuese su presa—, wow, hay un chico loco viéndome...

—¿En qué baño estás?

—Tercer piso—dijo sin dejar de ver al chico castaño que no dejaba de verle, como si esperara a que terminara de hablar por teléfono. Wesley lo hizo y esperó.

—¿Eres Wesley? —preguntó él.

—Sí—dijo con algo de miedo.

—Soy Oliver—extendió su brazo por encima de la pared, Wes dudó en tomarla—. No he hecho nada malo con ella—rio. Aún con duda, Wesley lo saludó.

—¿Qué haces espiándome?

—No te estaba espiando.

—Espera... ¿no vas en mi clase de...?

—Creo que en casi todas—asintió—. Parece que te gusta esto, yo estoy aquí porque tuve suerte en mi examen, no creí que lograra entrar. Soy músico, tenía una banda pero hace dos meses nos separamos, estoy buscando nuevos integrantes, ¿sabes tocar algún instrumento?

—Necesito la razón.

—Mamá quería que estudiara algo que me diera un buen futuro—se encogió de hombros.

—No, la razón del por qué estás ahí arriba.

—Ah—se alejó un poco de la pared y miró sus pies arriba del retrete—, se veía mejor en mi mente.

—Mamá, te llamaré luego—Wes dijo retomando la otra llamada, sin esperar algo de su mamá y colgó. Salió del cubículo y vio como Oliver se bajaba del retrete para salir también.

—Te miré el otro día con una camisa de The Who y me dije a mi mismo que tenía que hablarte.

—¿No era más fácil acercarte en un lugar que no sea el baño?

—Siempre estás con tu amigo el ruidoso.

Wesley lo miró detenidamente, y no pudo evitar reír por culpa del "BONJOUR BITCHES" que estaba en el centro de su camiseta blanca. Larguirucho, castaño, con una chaqueta de cuero negro y con rostro excesivamente expresivo.

Golpearon la puerta del baño y entró Fred de forma triunfal como si el piso mereciera ser pisado por él. Los miró a ambos detenidamente y después se quedó simplemente en Oliver.

—¿Quién es él?

—Es Oliver—respondió Wes—, él es Fred—lo presentó.

—¿Tocas algún instrumento? —preguntó de inmediato.

—Seis.

—Wow, ¿seis?

—Piano, guitarra, ukulele, el bajo, flauta y batería—numeró con sus dedos.

—¿Quieres unirte a mi banda?

—No. Wesley también sabe.

—No, no sé.

—Claro que sí, bueno, al menos sabes cosas básicas.

—Pero no creo que sea suficiente.

—Vamos—Oliver rio—. Seamos los tres, así seremos como los tres mosqueteros.

—O los tres chiflados—inquirió Wes, yendo hacia el lavabo.

—Te llamas Fred, ¿solo así? Fred—pronunció con voz lenta casi cautivadora.

—Es diminutivo de Frederick.

—Wow, qué coraje—arrugó su nariz.

—Se supone que es por Frédéric Chopin pero la música no es mi pasión.

—Hey—Oliver sonrió en grande golpeando el hombro de Fred, éste simplemente no dejó de mirar donde había tocado enfatizando el problema—: También tengo nombre de un músico, me llamo Amadeus, como Mozart, pero papá quería que me llamara Amanda.

—¿Por qué Amanda? —preguntó Wesley mirándolos en el espejo mientras lavaba sus manos.

—Querían una niña—se encogió de hombros.

—No vuelvas a tocarme, no lo hagas—Fred dijo reaccionando de nuevo.

—Ah, lo siento. Una vez me sacaron de un concierto porque golpee la calva de un hombre se seguridad—rio, recordando—, era tentador, digo, ¿cómo puedes tener eso a un lado y no hacerlo? —metió las mano al bolsillo de su chaqueta y sacó una barra de chocolate que estaba a la mitad, la mordió entre risas—. No diré que no lo valió, de todas maneras no me gustaba tanto la banda como para permanecer ahí, conocí una chica afuera y fuimos a pasear por ahí; recuerdo mucho esa noche porque ella tenía un tatuaje de una daga en el brazo y estaba loca. Me esposó a un poste de luz y me dejó ahí toda la noche hasta que regresó por mí porque recordó que tenía las llaves de su casa—carcajeó.

Wes volteó, intercambiando miradas con Fred quien simplemente hizo un gesto de disgusto instantáneo.

—¿Cómo es que sigues vivo? —cuestionó Wes con algo de gracia.

—No planeo morir joven—dijo como si fuese su decisión—, y si eso pasa, será a los veintisiete, después de una vida próspera y muy loca siendo un músico aclamado. Si no, no lo quiero.

—Oh—Fred frunció el ceño y lo miró de arriba abajo—, buena suerte, amigo—soltó en suspiro.

Oliver sonrió—: Gracias, amigo—respondió.

—Vamos, a clases—Wesley dijo, caminando entre ellos para poder salir.

—¿Y si nos saltamos las clases? —el rubio pidió.

—No.

—Yo puedo saltármelas también—Oliver dijo.

Fred lo miró nuevamente; el castaño de ojos oscuros que sonreía como si tuviese millones de ideas en su mente no dejó de sostenerle la mirada. Dejó caer sus brazos con resignación al notar que Wes había dejado el baño—: ¿Tienes hambre?

—Siempre.


The seeker - The who


¿Y que pasó? Oliver terminó siendo padrino de Eleanor jaja

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