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Te quiero un poco

           

Algún día

Cuarto álbum | Chasing cars

Horas antes de Cool song no. 1 | Stolen Dance


—No, no me gusta tu camisa.

—¿Un simple saludo cuesta mucho? —Wes enarcó una ceja entrando a la habitación, arrastrando sus pies; bostezó y se sentó en la cama, dándole la espalda a Camille.

Ella rodó los ojos viéndolo desde el espejo, como él comenzaba a quitarse los zapatos mientras tarareaba alguna canción que ella desconocía. Regresó su atención a ella; intentó acomodar su cabello atándolo pero se deshizo de esa idea al notar que su ropa no la apoyaba en la idea.

Lentamente se paró de ahí y fue al otro extremo de la cama, se subió a ella apoyándose en sus rodillas para llegar a la espalda de su esposo; le besó la mejilla.

—¿Por qué no respondiste mis llamadas? —preguntó después de eso.

—¿Hola? ¿Cómo te fue? ¿Lograste que algo avanzara? —dijo irónicamente, volteando a ver, pero ella simplemente hizo una mueca como si aquello fuese lo de menos.

—Tampoco me preguntaste cómo me fue.

—Me viste y despreciaste mi camisa—bromeó—. No es fea—la miró—, es blanca. ¿Cómo puedes odiar una camisa blanca?

Camille le miró de arriba abajo, pensando.

—Ese tipo de cuello hace que te veas gordo—se levantó de la cama.

Wesley notó el corto y ajustado vestido que ella usaba, negro que la hacía lucir más pálida de lo que era. Ella caminó descalza hasta el baño que estaba frente a él.

—¿Hoy es la fiesta de Oliver, verdad? —preguntó al conectar todo, con algo de pena y al mismo tiempo rogando porque dijera que no, pues solo quería tirarse a la cama y dormir.

—Te llamé tantas veces para recordarte pero al parecer ignorar mis llamadas es una especie de placer para ti—dijo, algo molesta, buscando algo en el botiquín detrás del espejo del lavabo.

—No sé por qué llamas tanto, odias hablar por teléfono.

—Sí, y por eso lo hago solo cuando tengo algo importante que decirte.

—¿La fiesta de Oliver es algo importante para decirme?

—Eres tan insensible—masculló, pero no lo suficiente para que él no lo escuchara—. Mierda—soltó, harta tras ver como caían cosas del botiquín en la porcelana del lavamanos. Cerró sus ojos suspirando y esperando a que todo terminara de caer.

—¿Desde cuándo tú eres tan sensible? —preguntó él, poniéndose de pie y yendo hacia ella para ayudar a levantar todo lo que había caído—. Yo digo que después de que dejaste de teñirte con colores extravagantes.

—No comiences con eso—se hincó en el piso con cuidado y comenzó a revisar que nada se haya quebrado.

—¿Pasa algo malo? —él rio, imitando su acción—. No sabes ocultar tu enojo, ¿recuerdas cuando querías ser actriz de cine independiente?

—Sí, si—se negó seguir con ese tema—. Pasa que... mi papá me preguntó la semana pasada sobre cuándo comenzaríamos a tener hijos.

—¿No es muy pronto? —frunció el ceño, sin dejar de ayudar.

—Lo sé, pero...

—¿Pero?

—¿Y si pasa?

—¿Estás poniéndolo a discusión?—enarcó una ceja, mirándole fijamente y Camille se encogió de hombros.

—¿Sería bueno si nos pasa?

Wesley se quedó en silencio, por miedo de arruinar el momento con su verdadero pensamiento al respecto, así que se lo ahorró; imitando su acción dándole  a entender que no lo sabía.

—Wes, ¿qué piensas de mí?

—¿Qué pienso?

—Sí—dijo con confianza y sin esperar una respuesta algo enorgullecedor.

—Veamos—él dejó las cosas en el suelo de nuevo y respiró hondo—. Creo que eres una persona que odias o amas, no hay un intermedio.

—Wow—rio.

—Recuerdo que cuando te conocí tus mechones eran verdes y me hablaste sobre lo mala que eran las películas turcas y como fingiste que te gustaban solo para agradarle a una chica que conociste una vez... todo como si te conociera desde hace meses. Creo que mi primera impresión fue que eras algo... ¿extraña? Tal vez que nunca podría esperar algo de ti, digo, por impredecible.

—¿Por qué yo no recuerdo eso? —volvió a reír—, vaya memoria que te cargas.

—Creo que no olvidas a una persona así—se encogió de hombros—. Dejabas ver tu piercing en el ombligo ignorando por completo el uniforme de trabajo y lograbas que los hombres compraran algo solo por recomendación, yo apenas si lograba que escucharan lo que decía.

—Tengo un par de amigos que hicieron ese trabajo por mí—arqueó sus cejas, con una sonrisa de lado.

Wesley sonrió también.

—Puedes ser muchas cosas, pero eres buena amiga, aunque no todos lleguen a creerlo.

—¿Y esposa no?

—Nunca había tenido una antes—hizo una mueca—, así que no lo sé.

—Mmhh...—suspiró—, creo que eres el primer hombre que me ha gustado. Y no sé por qué, creo que porque te veías todo indefenso y tonto cuando te conocí.

—Oye, gracias.

—Y luego comenzamos a tener relaciones y eso definitivamente mejoró mi visión sobre ti—ignoró su comentario.

—¿Debo sentirte orgulloso?

—Yo creía ser plenamente lesbiana cuando te conocí—abrió más sus ojos enfatizando aquello—. Me gustas Wes, pero no hablo de algo precisamente romántico, quizá tú como persona—inclinó su cabeza pensando—, sería bueno decirlo así.

—¿Y a qué viene todo esto?

—¿Qué pasa si alguna vez nos toca críar a alguien? ¿Cómo lo haremos así?

—Como todas las personas lo han hecho desde siempre.

—¿Cómo en el siglo XV?

—Sin saber cómo hacerlo—rio.

—Ay, no—se puso de pie.

—¿Qué? —juntó todo de nuevo rápidamente e imitó su acción.

—Se me antojaba besarte y aun no me acostumbro que eso salga de mí ser solo porque siento que te quiero un poco—bromeó.

—¿Es muy malo? Yo ya te he dicho que te quiero—arrugó su nariz.

—Un poco—corrigió, recordando el chiste con el que él lo había dicho antes.

—Un poco—repitió harto—. ¿Es malo?

—No—se cruzó de brazos, evitando mirarle—. Pero, hace tres meses fui con mi ginecólogo y me tocaba cambiar mi aparato—frunció el ceño—, y no lo quise.

—No lo quisiste...

—Decidí que solo continuaría con píldoras y no—frunció sus labios—, no funcionó.

—¿No? No, ¿qué?—fingió no haber escuchado bien.

—Eres bastante bueno, si lo ves del lado de las probabilidades.

—¿De qué estás hablando?

Camille negó con su cabeza con algo de ternura, colocó sus manos en las mejillas del chico mirándole fijamente; los ojos verdes de Wesley pedían a gritos una explicación directa aunque ya conectara todo. Ella rio y dejó un beso corto en sus labios.

—Decir que me quieres, al menos un poco, ayuda, gracias—dijo, con tranquilidad—. Llegaremos tarde—lo soltó, saliendo del baño.


Te quiero un poco - Carlos Sadness


Maratón de dos capítulos con canciones en español(?)

Sé que no es la pareja que más aman, bueno jeje

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