Todo lo que quiero

Un par de meses antes de Capítulo veintisiete | Ti amo

—Tú míralo, no me siento lista.

—Está bien...—metió la paleta sabor fresa en su boca.

—¡No! —regresó a él y cerró sus ojos—. Yo lo haré.

—Correcto—rio. Tan nervioso como ella pero soportando sus ganas de mostrar su miedo ante el resultado.

—No, no, no—Claire se giró nuevamente y cerró sus ojos—, no puedo verlo, Wes.

—Alguien tiene que hacerlo—murmuró, tomando la prueba de embarazo de la mesa de noche que estaba al lado de la cama, sin darle tiempo de que se retractara. Wes suspiró—. Negativo—dijo.

Más tranquilo, con su alma de nuevo en su cuerpo pero al mismo tiempo decepcionado. Comenzó a preguntarse qué pasaría si aquello fuese diferente.

—¿Qué? —Claire volteó, con una sonrisa en su rostro y tomó la prueba de la mano de Wes—. ¡Oh sí! —hizo un baile con sus caderas mostrando lo aliviada que estaba—. Ya me siento más segura.

—¿En serio? —Wes enarcó una ceja y la rubia hizo una mueca deteniendo sus movimientos.

—Que una prueba casera sea negativa no nos salva—dejó caer sus brazos; buscó el papel higiénico que robaron del baño y envolvió la prueba con él para después tirarla a la basura—. Mi periodo no está cuando debería estar; estas pruebas pueden equivocarse así como los métodos anticonceptivos—regresó y se dejó caer en la cama.

Wesley se sentó en la cama y sacó el caramelo de su boca.

—¿Quieres probar la última prueba? —Wes comenzó a leer con más cuidado la cuarta prueba de embarazo que había comprado en su momento de tensión cuando Claire le comentó su retraso; metió de nuevo la paleta y se dispuso a abrirla.

—No—Claire lo detuvo con sus ojos en el techo—. Guárdala para el recuerdo—se sentó nuevamente, tomó la última botella de agua que tenía sobre la cama para terminarla y la dejó sobre el suelo con las demás que bebió—. Mañana iré con Alex en el hospital, él me hará un ultrasonido y así estaremos seguidos.

—¿Puedo ir? —dejó la caja en la mesa y rio.

—Así está bien—la rubia se encogió de hombros.

—¿Y... y si es real?

—¿De qué hablas?

—Ya sabes... ¿Y sí en verdad te fecundé? —bromeó.

Claire lo miró con gracia, pero no soltó su carcajada, simplemente negó con su cabeza.

—Amo que lo hayas dicho así pero no es el punto—suspiró, poniéndose de pie—. Creo que decidiría seguir y tú lo harías conmigo, mi papá me restregaría en la cara que tenía razón y mamá trataría de convencernos de casarnos antes de que sus amigos lo sepan—suspiró—. Necesitaría comprar un vestido para embarazada para el día de tu graduación y nacería un lindo día de primavera—hizo una mueca—. ¿El bebé de Fred y Sue tendría un primo con quién jugar?

—¿No acabas de pensarlo, cierto?

—En un momento así, mi mente trabaja rápido.

—¿Quieres dormir ahora? —sonrió.

—Sí—se encogió de hombros y regresó a la cama, colocándose en el lugar donde siempre dormía mientras que Wesley se levantó para apagar el foco de la habitación.

Se metió en la cama con cuidado, Claire lo esperaba para acomodarse sobre él como si quisiera un consuelo sin saber exactamente de qué; no sabían si sentir tranquilidad o decepción, aunque lo más probable era que necesitaba una razón más.

Wes abrazó a Claire y comenzó a acariciarle la cabeza para que durmiera rápido, normalmente funcionaba pero sabía que en ese momento ella estaba con su energía completa. Pero igual siguió.

—No quiero usar un vestido para embarazada en tu graduación—fingió lloriquear.

El castaño siseó.

—Duerme—susurró después, besándole la sien con esperanza de que el asunto terminara ahí.

No durmió tanto como esperó pues los sábados eran los días en los que podía despertar más tarde. Sintió que solo cerró sus ojos y al siguiente segundo, los movimiento de Claire sobre la cama lo asustaron causando que los abriera, pues la violencia con la cual ella lo despertaba lo alarmó abandonando por completo su somnolencia.

—¿Qué? —frunció el ceño, tapando el rostro de la rubia con su mano y sintiéndose molesto casi al instante.

—¿Adivina quién llegó? —la rubia quitó la mano de su novio y mostró una enorme sonrisa de oreja a oreja que parecía que nunca se iría.

—¿Santa?

—No, mi periodo—saltó sobre la cama, bastante contenta por ello—. No tienes idea de lo feliz que me hizo tener que ir al baño tan temprano y descubrir que llegó, nunca en mi vida me había sentido tan feliz de tenerlo—saltó con más fuerza moviendo a Wesley con ella.

—Wow...—murmuró él, un tanto cohibido.

—Tenemos que celebrar.

—Normalmente estás cascarrabias cuando llega—entrecerró sus ojos tratando de verle; había luz pero era tan temprano que todavía no se podían escuchar los autos pasar por la calle.

—Vamos, vístete—se bajó de la cama, mirándose en el espejo—. No, ¿qué más da? —rio, tomando su abrigo para colocarlo encima de su pijama.

—¿Para qué? —intentó sentarse y bostezó.

—Tengo tantas ganas de comida mexicana—intentó arreglar su cabello—. Hay un lugar delicioso, que está algo lejos pero si llegamos temprano no tendremos que esperar tanto por nuestra comida, normalmente está repleto.

—Son las cinco con cuarenta—le recordó, viendo su teléfono celular y bostezando nuevamente. No habían dormido más de cinco horas.

—Abren a las seis—se acercó a él, sentándose en la orilla de la cama. Lo abrazó de una manera efusiva y le atacó la mejilla con besos—. Esta noticia merece un burrito como festejo, ¿por favor? —se alejó de él, haciendo un puchero.

Pero no duró mucho pues después soltó una risa; Wesley le había dado es mirada de pocos amigos que siempre tenía en las mañanas, y la misma que le dio cuando lo conoció por primera vez. Quizá su gesto favorito de Wes.

—¿Por favor? —insistió.

—Si logras comerte tu burrito de cinco mordidas.

—Oh, vamos—se puso de pie y bufó—. Lo haré de tres, y como no lo disfrutaré, tendré que comprar otro—comenzó a buscar sus zapatos.

Claire levantó su dedo índice hacia él en señal de que esperara; intentaba masticar su segunda mordida a ese burrito que compraron a las seis y media de la mañana en un puesto de comida mexicana al otro lado de Vancouver. Estaban completamente solos, la fila comenzó a hacerse después de que ellos obtuvieron la comida.

—No puedo creerlo—Wes frunció el ceño, asombrado y con una sonrisa que le causaba presenciar aquello.

La chica bailaba en su asiento mientras respiraba hondo preparándose para su último bocado, cumpliendo con lo que prometió antes de salir cuidadosamente del departamento para no despertar a los demás. Sus mejillas estaban repletas y la comisura de sus labios con restos de queso y frijoles pues la gentileza al comer la abandonó cuando dio la primera mordida.

Intentó poner algo de salsa al resto de ese burrito y un poco de ésta cayó sobre su pijama, cosa que la hizo reír al instante; no sabía si por pena o por su felicidad ya establecida. Daba igual.

Wesley comenzó a pensar si habría otra persona que fuese tan feliz como Claire lo era en ese momento con un burrito en sus manos. Aunque no era precisamente la comida o el hecho de enterarse de que no estaba embarazada sino que ella era así. Claire era feliz, y sabía que todos le dirían lo mismo si le preguntaran por ella; una rubia sonriente y radiante aunque todo pronóstico le diga que no debía estar así. Una chica que cree que siempre va a haber algo bueno en el mundo y que decidió estar junto a alguien que cree casi todo lo contrario.

Tenía a su lado a una chica inteligente, buena y muy bella que lo hacía sentir el hombre más feliz del mundo con tan solo recordarlo.

Con su cabello despeinado, su rostro manchado y sus ojos haciéndose pequeños con cada sonrisa que soltaba; Wesley pensó en las pocas probabilidades que tenía de encontrar a alguien así en su mundo y agradeció tanto tenerla.

Sonrió contagiándose de ella y en su mente quedó claro algo; ese sentimiento latente dentro de él se hacía cada vez más grande al verla y no podía negarse a admitir que el amor que sentía por ella ya no le daba miedo.

La amaba, y era así, no podía hacer nada al respecto.

Claire comió el último bocado y levantó sus manos de manera triunfal, Wesley aplaudió festejando aquello sin importarle que los demás los miraran.

Tal vez pasar su vida junto a Claire no era una locura después de todo.

Electric love - BORNS