Llegó Halloween. Y lo festejaríamos a lo grande.

Sonó el timbre, mis amigos vinieron a buscarme para ir a la fiesta, mis queridos amigos eran mi cable a tierra, ellos me conectaban con lo bueno de la vida.
Y allí estaban Nam, Yoongi y Jin exhibiendo con orgullo sus mejores intentos de parecer terroríficos dentro del disfraz. Terroríficos sí, porque es Halloween y para esta fecha a nadie le preocupa ser juzgado por lo que lleve puesto. Por lo general las personas tienden a liberarse de todo tabú y eso es debido a que detrás del traje o máscara uno puede ocultar su verdadera identidad, yo, soy uno de ellos.

Abrí la puerta, los tres ingresaron y pude sentir a la cosa detrás de mí, porque la maldita es jodidamente curiosa e intuí que se regodeaba anticipadamente frente a la presencia de tres potenciales almas jóvenes. La vi entrelazar sus dedos y observar a sus futuros "donadores" de energías.

Pero... percibí algo muy claramente, por primera vez en mi vida pude ver cómo la entidad que me habitaba, sentía miedo.

¡Sí, la maldita cosa maligna expele miedo por sus poros!

Pero, ¿A qué le teme? ¿A los disfraces? ¡Sí! sonreí de que fuera tan tonta.
¡No distingue que son disfraces!

Una carcajada salió de mi garganta, fuerte y estruendosa.
¡Me reí de ella!

—«Me río de ti cosa inmunda que no me has dejado vivir en paz desde que soy niño» —pensé sabiendo que ella leería mis pensamientos.

Volví a reírme, mirándola a los ojos, desafiándola, sin importarme que mis amigos no me entendieran porqué le reía a la nada

Ellos no podían verla, ya lo sé, solo yo puedo verla, como siempre ha ocurrido.

Mi sensación de poderío frente al ser, duró sólo pocos segundos. Sus asquerosas iris y escleróticas absolutamente negras, se le encendieron en las cuencas hasta transformarse frente a mí en dos ardientes fuegos y su cuerpo creció de manera demencial, sus formas desafiaron al tamaño de la casa que apenas resistía frente al enorme monstruo dentro de ella.

En un microsegundo se deslizó hacia mí, podía sentir su aliento gélido sobre mi cara, su boca se había abierto de manera espeluznante y del fondo de la garganta le salió un escalofriante chillido que, una vez más, fui el único que lo escuchó.

—Quiero oírte reír esta noche cuando seas mi puta —gruñó contra mi cara—bastardo infeliz, hoy te mueres...

Y yo, sencillamente, caí de rodillas, aterrado.

Una vez más ella fue la maldita ama de la situación.
Este ser se alimentaba de mí, cada noche me sometía a sus asfixias, solo había logrado adquirir fuerzas para tomar mi cuello, pero sus horripilantes jadeos iban acompañados de obscenidades de todos tenores y formas, su voz masculina vomitaba todo aquello a lo que deseaba someterme y qué gracias a "no se qué", no avanzó más allá.

Desconocía porqué no podía pero le doy gracias al cielo que así haya sido.
Pero... lo que acababa de pasar me dio miedo mortal, nunca me había amenazado de muerte.
Me ha llamado bastardo toda mi vida, haciendo alusión a mis padres abandónicos, porque, obvio, ella pegaba donde más me dolía, pero nunca me había amenazado ni con matarme, ni con violarme y acababa de hacer las dos cosas...

Jin se acercó y me ayudó a ponerme de pie, él ignoraba qué fue lo que me llevó a caer de rodillas, pero creo que se dio cuenta que yo no la estaba pasando bien. No hizo preguntas porque ante sus ojos, yo siempre he sido el "chico raro" y nuevamente, frente a ellos, había dado señales de mi «rareza»

—Levántate dongsaeng¹ querido —Me dijo y me dio un pequeño abrazo.

La cosa volvió a hacerse pequeña frente a mi amigo que llevaba un disfraz de fantasma, ella lo miró espantada...

Me hubiera reído nuevamente, pero no quise someter mi pobre corazón a otro embate de la bestia.

Glosario:

¹| Dongsaeng: en Coreano es un honorífico mixto. Se traduce literalmente como "hermano menor". También se le llama así a cualquier amigo de menor edad.