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S3x & c#m (Final): S3x, c#m &...

Nayeon, tirada en el piso de aquel frío baño, miró la prueba de embarazo atragantándose con su llanto.

Eran las diez de la noche, sus padres dormían tranquilamente sin imaginar lo que le pasaba a su pequeña hijita.

Estaba embarazada, las dos líneas rojas lo confirmaban.

Se largó a llorar, tapándose la boca para no despertar a los mayores, asustada de que la encontraran en ese estado.

Estaba embarazada y mierda, por supuesto que lo estaría.

Luego de su primer encuentro con Tzuyu los siguientes días siguieron teniendo sexo, varias veces sin usar preservativo (otra vez) porque las dos eran demasiado calientes como para eso.

Tuvieron relaciones en los baños de la escuela, Nayeon siguió visitándola al departamento, hasta lo hicieron el último día de clases, cuando todos estaban lloriqueando y despidiéndose de sus compañeros de tantos años, ellas follaban como animales en un cuarto de productos de limpieza.

Su relación se mantuvo en secreto, pero ni Tzuyu ni Nayeon permitieron que la otra estuviera con más personas. Eran exclusivas sin la necesidad de acordarlo en voz alta.

Y joder, Im en ese momento pensó que iba a morirse. Su vida estaba arruinada, preñada de una estúpida que ni su novia era. ¿Podría entrar a la universidad en ese estado? ¿Sus padres la matarían? Probablemente. Tenía tantos problemas y cosas en mente que esa noche no pudo dormir, aterrada del futuro y lo que haría.

...

Im la había llamado a la una de la tarde, pidiéndole que fuera a verla. Estaban de vacaciones hace unas semanas, pero los padres de Nayeon seguían trabajando, por lo que tenía la casa sola para ella.

Tenía que confesarle la verdad.

Si bien al inicio pensó en la idea de ocultarlo y hacerse cargo sola, ya sea yendo a abortar o incluso criar al bebé, supo que Tzuyu tenía el derecho a saberlo. Ambas eran responsables del embarazo (aunque Nayeon sabía que la decisión final sería suya porque era ella la embarazada) y le gustaría conocer la opinión de la menor.

Cuando el timbre resonó en las paredes, tragó saliva y se levantó del sillón con las piernas temblando, abriendo la puerta de entrada.

—Hola…

Sus palabras quedaron el en el aire, pues Tzuyu la había tomado de las piernas, lanzándole una patada a la puerta para cerrarla y comenzó a llenarle de besos el rostro.

—Te extrañé —dijo, subiendo las escaleras para ir hasta la pieza de la pelinegra y recostarla en la cama.

Esa era otra novedad: Chou Tzuyu, luego de semanas y semanas con Im Nayeon, se había vuelto mucho más dulce, siendo una idiota solo a la hora del sexo cuando le gustaba jugar con la paciencia de su chica. Ya nada de insultos ni peleas ridículas.

Ambas actuaban como una pareja real.

—Tzuyu…

Nayeon debía decírselo, lo sabía, pero en cuanto la taiwanesa metió una mano entre sus bragas para comenzar a masturbarla, Im perdió la cabeza y se olvidó de todo a su alrededor.

Se lo diría luego. Sí. Eso haría.

Tzuyu usó su otra mano para tirar la ropa de la más baja fuera de sus piernas y luego desabrochó su propio pantalón, bajando su bóxer hasta la mitad.

Masturbó su pene ya erecto bajo la atenta mirada contraria.

—Abre las piernas.

Nayeon hizo caso y sintió el falo de la menor golpeando suave, pero morbosa y ruidosamente sus labios vaginales, rozándole el clítoris de paso.

—Chou… por favor —rogó.

—¿Por favor qué? —decidió jugar.

—No seas idiota —bufó, llevando sus propios dedos hasta su clítoris para masajearlo.

Tzuyu arqueó una ceja antes de tomar su mano y pegarla contra el colchón, sobre su cabeza.

—Ese es mi trabajo, Nayeon —frunció el ceño antes de meterse dentro de la chica.

—Ahh… joder.

Tzuyu entró lento, bajando su torso hasta que sus labios chocaran con los otros en un beso suave, amoroso.

Empujó las caderas, llenándola con su pene, haciéndola gemir audiblemente.

Mientras entraba y salía ahora con mayor velocidad, aprovechó para bajar la cabeza un poco más y comenzar a chuparle las tetas, estimulándole los rosados pezones y mordiéndolos un poco.

—¡Tzuyu! —ahora ambas de sus muñecas estaban aprisionadas sobre su cabeza por esas manos grandes, la extranjera penetrándola rápidamente y haciéndole chupones en la piel.

Nayeon sentía que iba a explotar, tal vez por las hormonas o tal vez por el secreto que tenía guardado.

—Nayeon, quiero follarte toda mi vida —habló en un hilo de voz. Nayeon tragó saliva—. Eres deliciosa —le susurró sobre el cuello, dejando más marcas allí.

Nayeon se sintió mal, estaban teniendo sexo y no hablando seriamente de lo que pasaba en su vientre.

Las sensaciones fueron muchas, Tzuyu seguía gruñéndole, su coño apretándose al pene y pronto sus ojos comenzaron a llorar.

Se sentía de la mierda aun cuando estaba a punto de correrse.

Y así, entre más gruñidos de Tzuyu y sus gemidos, terminó gritando antes de que su cuerpo cayera rendido en medio del orgasmo.

—¡Estoy embarazada! —gritó, y pronto las caderas contrarias detuvieron el movimiento.

Nayeon se largó a llorar esta vez soltando sonidos dolorosos de sus labios.

La calentura del cuerpo más grande se fue de inmediato, sus ojos abiertos y su boca seca.

Salió de ella, elevándola en sus brazos para que ambas quedaran sentadas en la cama mientras Nayeon seguía en sus sollozos.

—¿Qué…? Nayeon, ¿es en serio?

La nombrada salió entre sus manos, asintiendo lento y con las mejillas coloradas. Sentía sus líquidos pegajosos cayendo sobre sus muslos.

—S-sí. Y-yo… —limpió una lágrima—. Me hice un test anoche porque estuve sintiéndome muy mal, vomitaba y tenía extraños antojos… — sorbió su nariz, negándose a mirarla.

—Mierda.

Tzuyu tragó saliva, atónita. Eran unas adolescentes de dieciocho años y serían madres. ¿Cómo llegaron a eso?

Se pegó mentalmente por dejarse llevar y no usar protección.

—Tzu-yu… yo… —quería desaparecer, estaba desesperada porque no sabía qué sería de su futuro. Intentó volver a formular una oración, pero volvió a estallar, llorando más fuerte y con más tristeza.

Había tenido una educación excelente, era una alumna responsable y aplicada, pero aun así había terminado embarazada. ¿Cómo fueron tan estúpidas?

Chou sintió su corazón apretarse ante la imagen tan frágil de Nayeon. La abrazó con fuerza, dejando que reposara su cabeza en su pecho y le acarició tras la nuca.

—Tranquila, mi amor, lo resolveremos.

Mi amor.

Con el pasar de los días Tzuyu le decía apodos como: NayNay, Yeonnie, bonita, etc. Pero mi amor se sintió especial, más grato y personal.

Le alivió saber que no había asco en sus palabras, que Chou no fuese una idiota que le diría que ella se tendría que hacer cargo de todo o ese tipo de cosas. El apodo la hizo sentir como si en verdad fuesen una pareja que batallarían con todo unidas.

Tzuyu la separó un poco para bajar a sus labios y besarla lento. Limpió sus lágrimas, besándole ahora los pómulos y frente.

—¿Se lo dijiste a tus padres?

—N-no.

—Está bien, está bien —le acunó las mejillas con cariño—. ¿Y ya pensaste qué quieres hacer?

—Es que estoy muy confundida, Tzu… Siempre quise ser mamá, pero no a esta edad. No sé cómo me afectará esto y… y…

—Respira, Nay, está bien.

Nayeon hizo lo que le pidieron, cerrando los ojos.

—Sé que hace uno o dos años legalizaron el aborto, pero… Joder, no sé qué hacer, Tzuyu —negó con la cabeza—. ¿T-tú… tú qué quieres? ¿Prefieres que no lo tenga o…?

—Deseo lo mejor para ti, Nayeon. Hace casi dos meses nos odiábamos, pero debo admitir que ahora en tan solo pensar en que estés sufriendo… me vuelve loca —le dejó un pico y ambas sonrieron—. No te negaré que será extraño para mí tener un bebé, pero tampoco me desagrada la idea si es tuyo... —sus ojos se pusieron aguosos, al igual que los de la mayor—. No sería complejo para mí mantenernos porque sabes que mis padres tienen dinero — los padres de ambas, de hecho, tienen mucho dinero. Es decir, iban a la mejor escuela de Corea de Sur, por supuesto que serían ricas—. Pero tú… Serías tú quien tendría que llevar a una criaturita contigo durante nueve meses y no sé si sea lo mejor ir a la universidad así… —Yo… Anoche estuve viendo universidades online, no sería igual de bueno que una carrera común y corriente, pero… al menos lo que dura el embarazo y unos cuantos meses después… También pensé en tomarme un año.

Nayeon no podía creer que estaba hablando de ser madre con Chou Tzuyu, la chica que siempre odió. Ambas, en aquella conversación sonaban tan íntimas y maduras que su corazoncito se apretujó en pensar en ellas como algo más.

A Nayeon le gustaba Tzuyu y estaba segura que era correspondida.

—¿Entonces prefieres tenerlo? Sabes que no tienes que decidirlo ahora, podemos esperar un poco más, tal vez para oír la opinión de nuestros padres y amigos, pero… ¿te gustaría tener un bebé conmigo, NayNay?

¿Por qué carajos esa pregunta sonó tan romántica? La sonrisa en los labios de Tzuyu la hizo imaginar una vida junto a ella, casadas o con su pequeño hijo corriendo por allí. Sus latidos se aceleraron porque le encantó lo que veía.

—¿Te gustaría a ti? —devolvió la pregunta.

—No es por presionar, pero me encantaría. Además, así nadie se atreverá a tocarte y te reclamaría mía oficialmente —se alzó de hombros, escuchando la maravillosa risa de Nayeon.

—Eres una celosa —mordió sus labios, encantada.

—Y tú eres mía —la besó, expresándole los nuevos sentimientos que habían surgido en ella desde que se besaron por primera vez.

A Tzuyu también le gustaba Nayeon. Quizá hasta enamorada estaba.

—Sí, también me gustaría tener tus bebés, Chewy.

Tzuyu sonrió en grande, pegándola al colchón nuevamente.

—Entonces definitivamente ahora puedo follarte todo lo que quiera porque ya estás preñada —se frotó contra ella.

—¡Eres una estúpida! —rió, dejándose ser.

Y unos minutos después, las carcajadas fueron reemplazadas entre gemidos y gritos de amor, porque se sentía bien para ambas saber que estarían mucho tiempo juntas.

—T-Tzu-Yu… —Nayeon, con la mejilla pegada a la almohada, mordió sus labios con el culo alzado hacia la taiwanesa que se dedicaba a recorrerla con sus maravillosas manos.

—¿Qué pasa, bebé? —se burló, hundiendo un dedo en su mojado coño.

—¡Tzu! ¡Chewy! —Nayeon cerró los ojos de golpe cuando sintió un segundo dígito dentro, frío y largo.

La masturbó hasta que Nayeon se corrió y manchó sus propias sábanas. Tzuyu la volteó, dándole un beso largo en los labios.

—Me gusta estar contigo —Chou cambió a un tono de voz más tranquilo, cariñoso, pensando que la chica estaría cansada y que lo mejor sería dormir un poco.

Pero en los ojos de Nayeon no había cansancio.

Había una chica hormonal con muchas ansias de chuparle la polla.

Cuando Tzuyu la acostó sobre su pecho, Nayeon se separó, con un lindo puchero.

—¿Qué pasa?

—¿Crees que te dejaré así? —cuestionó, bajando su mano al falo que seguía un poco duro.

Tzuyu sonrió.

—Tranquila, Nay. Es mejor que duermas, cuando des…

—Tengo tantas ganas de chupártela que dejaría que me dejaras embarazada tres veces más.

Wow.

Tzuyu sabía que Nayeon era una caliente de mierda, tanto como ella. Pero verla con esos ojitos inocentes, su tono de voz desesperado y necesitado, le removió el estómago.

No pudo responder porque la mayor ya estaba entre sus piernas, masturbándole con sus tetas.

Im Nayeon tenía su pene entre esos perfectos senos mientras los frotaba con el labio inferior entre sus dientes.

Mierda.

Tzuyu quiso dar un salto y enterrarle la polla posesivamente, porque le daba igual si sonaba repetitivo, pero Nayeon era suya. Y tuvo que hacer un esfuerzo para no querer tomar el control de la situación, así que solo se dedicó a respirar con calma para disfrutar de lo que le estaban haciendo.

Ese día, Nayeon terminó con semen en todo su abdomen, cara y, por supuesto, su boquita, que terminó desbordándose por lo llena que la dejó Tzuyu.

Que bien se sentía.

...

Tenía siete meses de embarazo.

Su pancita se volvió notoria y tuvo que dejar de lado las playeras XS.

Estaba acostada en la cama de su novia, mirando la televisión mientras esta estudiaba para un examen de la universidad. Tzuyu había logrado entrar a ingeniería comercial y Nayeon decidió que se tomaría un año por el bebé.

Sus padres por supuesto las habían reprochado, molestos con sus hijas. Tzuyu tenía a sus progenitores viviendo en Taiwán hace mucho y ella vivía en un departamento en Seúl, el cual ahora compartía con su linda chica. Aunque luego de la molestia por la irresponsabilidad de las jóvenes, pronto pasaron a la emoción, los señores Chou prometiendo ir a visitar a su nieto en cuanto naciera y los Im comprando muchos juegos y ropita de bebé. Hasta habían comprado una silla de niños para instalarla en su auto.

—¡Estoy aburrida! —gritó Tzuyu desde el escritorio, golpeando su cabeza contra la torre de papel que debía estudiar.

Nayeon rió, apagando la televisión.

—¿Por qué no vienes a entretenerte conmigo, Chewy? —propuso, coqueta.

Y pronto, ya tenía a una castaña sobre ella besuqueándole el cuello.

Bajó sus manos hasta el vientre de la mayor y lo acarició con cuidado.

—¿Sabes qué es lo más sexy de tenerte cargando a mi hijo?

—¿Qué?

—Que tus tetas se ven más grandes y eres más sensible.

Se rió, desabotonándole la blusa, que parecía asfixiar sus pechos. Antes de que la más baja pudiese reclamar, la boca de Tzuyu sobre sus pezones la hizo gemir.

—Te odio… —logró susurrar, cerrando los ojos.

Tzuyu se la folló esa tarde, con mucho cuidado de no hacer saltar mucho su pancita y susurrándole cosas dulces al oído. La hizo suya otra vez, reclamándola con intensidad, pero sin dejar su toque cariñoso de lado. Ese que había adquirido con el pasar del tiempo, reemplazando casi por completo a la Chou Tzuyu de sonrisas arrogantes que actuaba como una idiota.

Y aunque al principio ambas estaban aterradas del embarazo, ahora Tzuyu se derretía viéndola con el estómago hinchado, y sabiendo que Nayeon era de todas las maneras posibles, suya. Y bueno, a Nayeon le encantaba ser la mimada de su novia que cumplía cualquiera de sus caprichos de embarazada.

—T-te amo —susurró Nayeon, su frente sudorosa por las suaves, pero complacientes embestidas que estaba recibiendo.

—Te amo más, mi amor.

___

Por cierto, para los que les interesan mis historias, hoy no habrá actualización de Ice coffee ni de Chupones. Razón: me dio flojera.

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