
Extra #1
Casa del doctor Campbell.
Sucesos ubicados en el capítulo 29.
Vyd y Nolan.
Era de noche. Una noche extraña, oscura y fría como nunca las había en ese pueblo. Una noche silenciosa, de negrura densa, con un ambiente que Nolan, que llevaba toda su vida viviendo ahí, nunca había visto.
Él atravesó la entrada principal de la casa con una taza de café en cada mano. Había seguido el consejo de Mack de llevarle la bebida caliente a Vyd, que vigilaba las afueras frontales, mientras que ella se ocupaba de hablar con Campbell. Nolan no confiaba en ese hombre. Nolan no confiaba en nadie, pero la situación estaba tan difícil, tan aterradora, que debían arriesgarse. Así que ahí estaban, muy arriesgados.
Dios santo, qué vida tan difícil llevaba ahora.
Aunque... era emocionante en cierta parte. Era eso o estar en una universidad. Obviamente andar con los mutantes salidos de pelis de Marvel era mejor.
Aunque ese Vyd...
Nolan no sabía qué pensar de Vyd, y eso que siempre tenía algo que pensar de las personas. Le parecía muy genial su poder eléctrico, en serio le parecían asombroso, pero el tipo era demasiado... lanzado. Bueno, él también era lanzado, ¡pero era diferente el asunto! Nolan captaba totalmente que Vyd gustaba de él, era demasiado obvio, y por alguna razón que no lograba entender, eso le inquietaba.
Ese era el problema. Una inquietud fluía por su cuerpo cuando Vyd estaba cerca. Algo parecido al miedo, al temor, algo raro, no bueno, nada cómodo. Por esa razón reaccionaba en rechazo. Y era raro porque normalmente a él no le molestaba que alguien se sintiera atraído por su persona. Es decir, dah, él era muy guapo. Entonces, ¿por qué le inquietaba que Vyd lo mirara o le dijera cosas? No lograba comprenderlo. Se salía de su entendimiento, y lo intrigaba.
—Toma, cosa extraña —Nolan le ofreció la taza a Vyd apenas llegó hasta él.
Vyd alzó la mirada hacia él, sorprendido. Estaba sentado en el suelo contra la verja principal de la casa como un buen vigilante nocturno. Su cabello blanco resaltaba bajo la ligera luz de los faroles de la entrada. Su gabardina era tan vieja como sus botas y su tapabocas.
—¡Oh, wow, gracias! —aceptó la taza sin esperárselo—. Qué gesto, en verdad, gracias...
Parecía un vagabundo. Nolan lo admitió que su aspecto era feo. ¿Cómo no habían intentado conseguirle otra ropa? Por Dios. Solo por pensar en Ax, Ax y Ax. Bueno, Ax era el favorito, ¿qué decir?
—Bueno, Mack está hablando con Campbell y Ax está cuidando a la chica —suspiró Nolan—. No hay nada mejor qué hacer, así que...
Se sentó junto a él en el suelo, también apoyando la espalda contra la verja. Afincó su comodidad removiéndose y también soltó un suspiro que claramente dio a entender un: aquí me quedaré. Luego con una sonrisa misteriosa miró a Vyd a la espera de lo que quería: que se quitara el tapabocas para beber el café.
Vyd, que en verdad nunca se esperó que Nolan tuviera la iniciativa de pasar tiempo con él, lo observó con total asombro.
—Pues bienvenido —fue lo que dijo Vyd. Una nota de emoción podía notarse en su voz—. Yo solo estoy... estoy cuidando, ya sabes. ¿Crees que Mack también venga o...?
A Nolan le causó algo de gracia su actitud nerviosa solo por tenerlo cerca, pero no se rio porque el solo mirarlo de reojo le causó un escalofrío. Esos ojos en verdad eran espantosos. Tenían la forma de los ojos de un humano, pero siempre estaban inyectados en sangre y el iris era por completo amarillo, anormal.
—Nah —negó Nolan, obligándose a sentirse cómodo y no asustado—. Tengo la teoría de que en cualquier momento Ax irá a buscarla y ya sabes lo que pasará.
—¿Qué? —preguntó Vyd con curiosidad.
—Ya sabes —respondió con obviedad.
—¡Ah, sí, sí! —asintió Vyd con rapidez.
Nolan le echó una mirada entornada porque esa respuesta fue poco convincente. La respuesta estaba implícita. Todo el mundo entendía un "ya sabes". ¿Él no?
—No sabes, ¿cierto? —le preguntó Nolan.
—No —admitió Vyd, algo avergonzado.
Nolan lo soltó directo:
—Se van a acostar.
Vyd alzó las cejas al ya entenderlo por completo.
—¡Ah, el coito! —exclamó.
Nolan pestañeó, repentinamente atónito.
—¡¿El qué?! —le preguntó, al borde de una burla.
—Coito... —repitió Vyd, menos seguro de lo que había dicho por la reacción de Nolan—. Así se llama, ¿no?
Nolan no supo si reírse o sorprenderse. Vaya, esos seres de STRANGE sí que eran un caso. A él siempre le divertía demasiado todo lo que Ax no sabía. Al parecer era lo mismo con Vyd.
—¿Dónde viste eso? —quiso saber.
—Una película —Vyd sonó inseguro.
—Pues te diré que se llamaba así hace tres mil siglos —suspiró Nolan, divertido—. Lo normal es "sexo". No me digas que tendré que hablar de esto contigo como lo hablé con Ax.
Vyd alzó mucho las cejas. Sus ojos amarillos e inyectados en sangre resaltaron sobre el pañuelo de su cara.
—¿Hablaste de eso con Ax? —preguntó, asombrado.
—Sí, porque en cualquier momento él va a hacerlo con Mack y necesitaba ser guiado para que no fuera un desastre —asintió Nolan, muy seguro—. La primera vez entre dos vírgenes puede ser un caos. Más si el virgen es... bueno, como Ax.
—Wow, sabes demasiadas cosas —murmuró Vyd, impresionado.
—Pues sí, qué te digo —aceptó Nolan, orgulloso en su egocentrismo.
Hubo un momento de silencio en el que ambos parecieron admirar la amplia sabiduría de Nolan. Luego, Vyd lo soltó de improviso:
—Creo que eres fantástico.
Nolan salió de su propia admiración. Vyd lo estaba mirando, y ahí estuvo la inquietud de nuevo. Era muy extraña. Lo que Vyd transmitía era miedo, no había forma de que fuese diferente. Pero, ¿por qué solo con mirar a alguien o estar cerca? Con Ax no era lo mismo. Es decir, el condenado de Ax era intimidante, parecía capaz de patearte la cara si te le acercabas, pero al conocerlo ya no inspiraba eso. En cambio Vyd, wow, era como si el solo existir infundiera terror.
—Bueno, sí, pero bájale un poco —le aconsejó.
Vyd giró la cabeza y volvió a mirar hacia el frente de inmediato.
—Lo siento —susurró.
—Es bueno ser lanzado —dijo Nolan, rascándose la nuca— pero tanto es un poco incómodo. O sea, tú... me pones incómodo.
A Nolan le gustaba ser sincero, así que tuvo que soltarlo. Esperó que Vyd no lo tomara a mal.
—Ah, son los ojos, yo mismo —le explicó Vyd con naturalidad—. Es algo que no puedo controlar. Si quieres puedes alejarte, yo evitaré mirarte y se te pasará.
—No, no, estoy bien aquí —aseguró.
De nuevo, silencio. Los alrededores estaban muy tranquilos para ser una noche peligrosa. Uno que otro grillo cantaba por ahí. La casa de Campbell se alzaba enorme con sus varios pisos. Nolan sintió un ligero frío en sus brazos y bebió de su café para calentarse. Se relamió el líquido de los labios y se divirtió recordando que Vyd había dicho "coito". Por cierto, lo miró de reojo. Vyd sostenía su taza con ambas manos, muy quieto. Bueno, ¿qué esperaba?
—Bebe tu café para que no te dé frío —le sugirió a Vyd.
—Ah sí, se ve bueno —asintió Vyd, y emitió una risa que sonó medio incómoda—. ¿Sabes? Nunca había probado café hasta que Tamara me preparó uno...
—Sí, qué genial, tómatelo —sonrió Nolan.
Y con suavidad puso el dedo debajo de la taza y se lo impulsó un poco hacia arriba en dirección a la boca cubierta.
Vyd emitió otra risa y con disimulo bajó la taza.
—Es que está caliente —intentó desviar.
Nolan la impulsó hacia arriba.
—No, hace rato se enfrió—insistió.
Vyd la bajó un poco.
—Disfrutaré el olor primero.
Nolan de nuevo intentó subirla.
—Mientras lo bebes lo puedes oler.
Vyd de nuevo trató de evitarlo.
—Debo esperar un poco.
Nolan, por supuesto, perdió la paciencia:
—¡Tómatelo Vyd! —exclamó.
Vyd se le quedó mirando con los horribles ojos bien abiertos por el sonido y la exigencia de su voz. Nolan notó que eso había sido abrupto y esbozó una sonrisa amplia de disculpa. Luego se dedicó a tomar su cafecito, encogido en su sitio.
—Ya, solo quería ver qué tienes debajo de ese pañuelo —fue sincero. Después de todo no tenía ganas de discutir. Estaba asustado en el fondo.
Esa vez, la risa de Vyd no fue incómoda.
—Sé que da curiosidad —admitió— pero no es nada que quisieras ver, créeme.
—A pocos metros de nosotros hay una chica que literalmente puede meterse en la mente de alguien —resopló Nolan—. Eso me asusta más que ver una cara fea.
Era cierto. La chica número dos y sus poderes eran más aterradores que Vyd e incluso que Ax. Debía decírselo a Mack. Algo en ella le causaba una mala sensación. Una sensación como de alerta. Desde hace rato incluso estaba pensando en que tenía que cuidar a Mack de esa chica, que tenía que alejarla, pero, ¿por qué? Si también era de Strange...
Por pensar en eso no se dio cuenta de que Vyd se había quedado mirando la taza de nuevo con una fijeza afectada. Oh, ¿acaso lo había lastimado? Sí... Ver aunque fuese de reojo sus ojos le causó escalofrío, pero consideró que tal vez había sido cruel decir lo de la cara fea y hablar del pañuelo. De por sí la vida de esos de STRANGE había sido mala, no era justo que él hiciera comentarios de ese tipo.
—Tu cara no es fea, solo es inusual —quiso corregir.
Pero el mal estaba hecho.
—Claro —rio Vyd, y la risa fue de esas que delatan que el comentario ha caído pesado en vez de bien.
Nolan se dio cachetadas mentales. Dejó la taza en el suelo y se reacomodó sobre su lugar. Quedó de frente mirando a Vyd, aunque apuntó su vista solo a su cabello y no a sus ojos.
—Eh, Vyd, en serio —insistió, arrepentido—. No quise decir eso.
—Tranquilo, este soy yo. —Vyd hizo un ademán de que no tenía importancia.
Pero vamos que sí la tenía. Nolan se reprochó a sí mismo. ¡¿Es que acaso no podía dejar de ser un maldito insensible por un momento?! Claro que el tipo era raro y lo ponía incómodo, pero ahora formaba parte de su círculo. Eran Mack, Ax, Vyd y él. Y bueno, la chica, ¡pero no confiaba en ella! El punto entonces era que Vyd era uno de los suyos. No podía ser así de cruel. Eran un equipo.
—Qué idiotez —soltó Nolan, retractándose—. Lo lamento. Eres bastante genial, ¿de acuerdo? Como Ax. Ambos son muy geniales y yo envidio sus poderes. Quisiera patear culos así.
—No, no quisieras. —Vyd negó con la cabeza—. Estás perfecto así.
Nolan hundió las cejas.
—No soy perfecto —refutó—. Y no digas algo bueno luego de que yo te dije algo feo. Me siento peor.
Vyd lo miró de golpe.
—¡No quiero que te sientas mal! —exclamó con preocupación.
Nolan tuvo que girar la cabeza a toda velocidad para no caer en el profundo horror de esos ojos amarillos.
—¡Ya, Dios santo! —se quejó, repentinamente estresado, mirando hacia la casa—. ¿Por qué me tratas como si fuese lo único fantástico que has visto en toda tu vida?
La respuesta de Vyd fue rápida y muy sincera:
—Porque entre todo lo que he visto eres lo más fantástico.
Por un instante, Nolan no supo qué decir. Jamás le habían dicho algo así. Nadie lo había tachado de "fantástico". Su ego y su autoestima eran altos, pero en su vida le habían gustado personas que no habían gustado de él. Algunas personas también lo habían lastimado. Otros habían tomado sus sentimientos como un juego. Mack siempre estuvo en esos momentos para animarlo. Esto entonces definitivamente lo sorprendió.
Alguien creía que él era fantástico. Alguien que para él no lo era en lo absoluto. Le frustró un poco pensar así. Le molestó no poder decírselo de vuelta. Creyó que, en la vida, si alguien te decía eso debías sentir lo mismo. No sentir lo mismo por Vyd lo frustró, porque en el fondo no era tan egoísta como podía parecer. Tal vez era un idiota, pero no era de los que jugaban con los sentimientos de los demás.
—Ni siquiera me conoces bien —fue lo que salió de su boca en defensa para realzar que no era algo asombroso—. Tengo un montón de defectos.
Pero Vyd negó con diversión, convencido de lo que había dicho. Nunca se arrepentiría, de hecho.
—No lo creo.
Nolan se sintió ofendido por el desafío a sus defectos, y por esa razón los enumeró:
—Pues ronco cuando duermo, cuando voy al baño parece que expulso un cadáver por el culo, me caigo de la nada, soy prejuicioso y a veces no pienso lo que digo y termino soltando cualquier estupidez, como pasó hace un momento.
Aun así, Vyd no lució nada asombrado.
—No parecen cosas malas para mí —aseguró—. Y yo sí que sé de cosas malas. ¿O de verdad crees que esas características son peores que ser simplemente yo?
—Vyd, de seguro no es tan malo —intentó convencerle de que mostrara lo que había debajo de su pañuelo—. Puedes mostrarme.
Vyd sacudió la cabeza.
—Es que, ¿sabes lo que pasaría de hacerlo? —se negó—. Jamás lo olvidarías. Tendrías pesadillas.
Por un instante Nolan no dijo nada, solo asintió como si lo entendiera.
Luego se encogió de hombros.
—Bueno, ¿sabes qué? Me arriesgaré.
Entonces hizo algo impulsado por su curiosidad: en un acto veloz e inesperado intentó jalarle el tapabocas que le cubría el rostro a Vyd.
Mala idea. Muy mala idea intentar acercar una mano sin avisar a alguien como, bueno, Vyd, porque el reflejo automático, defensivo y nada intencional de un individuo entrenado para matar y para no dejarse lastimar, actuó aún más rápido que Nolan y le sostuvo la muñeca justo antes de que sus dedos tocaran la tela. El fuerte e imprevisto agarre envió de inmediato una corriente eléctrica a la piel de Nolan, dolorosa y eléctrica, así que él soltó un quejido alto:
—¡¡¡Auch!!!
Al oír la voz de dolor de Nolan, Vyd entendió lo que había hecho y lo soltó muy rápido. Quedó sorprendido por su propia reacción justo cuando Nolan se puso en pie de un salto, sosteniendo su muñeca contra su pecho.
—¡Agh, mierda! —soltó Nolan. El ardor y la sensación de quemazón en su piel sí eran algo fuertes, pero por supuesto que el gesto de dolor en su cara fue exagerado, tal y como solo él lo haría.
Vyd también se puso en pie, asustado. No supo qué hacer, si tocar a Nolan de nuevo, si alejarse, si llamar a alguien, si seguir disculpándose. Se sintió en un caos.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! —exclamó, preocupado y alarmado—. ¡No fui yo, fue la electricidad!
—¡Tú controlas la electricidad, genio! —se quejó Nolan.
—¡¿Pero por qué hiciste eso?! —replicó Vyd igual de alto.
—¡Qué sé yo! —bufó Nolan junto a otro quejido.
—¡Déjame ver! —le pidió Vyd, ansioso por comprobar que no lo había lastimado demasiado.
Pero Nolan se protegió:
—¡No!
Y se giró para darle la espalda, egoísta con su muñeca lastimada. Ni siquiera la había visto, la tenía cubierta por su otra mano, aferrada a su pecho. Le ardía, por lo que sabía que tendría una marca roja allí. Aunque no quiso ver. Solo sintió enojado por un mínimo instante, pero entonces en lo que escuchó a Vyd decirle:
—¡Por favor, déjame ver si te hice daño! ¡Jamás sería mi intención!
Se le ocurrió algo.
Su molestia desapareció. No lo había dañado demasiado después de todo, y convivir con Ax le había enseñado algo de tolerancia ante ese tipo de cosas, por mucho que costara creer. Ellos no controlaban sus propios impulsos. Ahora, toda la situación le servía. Es decir, ¿qué tan malo sería una pequeña manipulada? Muy pequeña, sin mala intención, solo para que Vyd se atreviera a enseñarle qué había debajo del pañuelo, cosa que él en realidad no creía que fuera tan mala. De hecho, creía que Vyd estaba exagerando, eso era todo.
Nolan sonrió dentro de sí, activó su modo más dramático y se giró.
—¡De verdad me duele! —exclamó de pronto con un exagerado gesto de dolor—. ¡Me duele muchísimo!
Vyd arqueó las cejas al verlo. Su corazón latió rápido de miedo. Nada más ese gesto de sufrimiento de Nolan les dio a sus ojos mucha aflicción. Lastimarlo era lo que menos quería en la vida, por esa razón lo abatió una profunda tristeza que lo inquietó. De nuevo no supo cómo actuar.
—¿En serio? —se lamentó, ansioso—. Oh no, ¿qué hago?
Nolan, por otro lado, fiel a su plan, se recargó en la verja como un herido de bala.
—¡Demasiado! —exclamó más alto—. ¡Vyd, creo que necesito un hospital! —Y rápidamente añadió—: ¡Pero no podemos ir a un hospital, así que no intentes llevarme!
—¡¿Llamo a Mack?! —propuso Vyd al borde de la desesperación.
—No, no... —Nolan se apresuró a descartar esa idea y le añadió más drama a su mentira—: Yo solo... ¡oh qué dolor! Y solo lo hice porque quería ver qué tenías bajo el pañuelo.
—¡Te dije que no puedes ver porque es muy malo y...!
—¡Es que me duele muchísimo! —lo interrumpió Nolan en un quejido agudo.
Se dejó deslizar hacia abajo, derrotado, y quedó sentado en el suelo con la muñeca contra su pecho como un moribundo en un campo de guerra. Aún le ardía, pero en definitiva no era para tanto, porque a pesar de que la acción de Vyd había sido inconsciente, no lo había lastimado con todo su poder.
—¡Nolan! —ahogó Vyd al verlo así. Se lo estaba creyendo todo.
Nolan no miró su rostro por razones obvias, pero miró su pecho como si en esa dirección estuviese viendo la luz de la muerte. Dios santo, si Mack lo veía de seguro le lanzaba un golpe, pero no importaba. Conseguiría lo que quería.
—Vyd... —pronunció en un aliento—. Ven. Acércate. Por favor.
Vyd acudió al instante y se agachó frente a él con una rodilla en el piso. Él sí miró a Nolan, preocupado, arrepentido.
—¿Qué necesitas? —le preguntó dispuesto a todo.
—En este momento de dolor agudo solo quiero una cosa —contestó Nolan en su drama.
—Cualquier cosa —asintió Vyd.
Nolan se relamió los labios como si su boca se estuviese secando porque su alma se estaba yendo de su cuerpo. Habría sido la escena perfecta de una obra de teatro. Sus ojos brillosos, su expresión de dolor, su cuerpo sentado en el piso con una pierna doblada y la otra estirada...
—Muéstrame —dijo tras un segundo de suspenso—. Muéstrame qué ocultas.
Vyd arqueó una ceja.
—¿Es en serio?
—¡Ah, me voy a morir! —exclamó Nolan, trágico—. ¡El dolor me va a matar!
Movió la cabeza de un lado a otro como si estuviera en agonía. Vyd se lo había creído al principio, pero con eso comenzó a sospechar que era más de lo que demostraba, así que soltó aire y se tranquilizó.
—Nolan dime...
—¡Ay, no aguanto! —emitió Nolan, nada dispuesto a fracasar.
Vyd le dedicó una mirada de: ¿pero es en serio?
—Nolan, dime la ver...
—¡Creo que veo la luz! —interrumpió Nolan.
—¡Nolan!
—¡Jamás había sentido un dolor así! —tampoco lo dejó hablar.
—¡De acuerdo te mostraré qué hay debajo de mi pañuelo si me enseñas tu mano! —soltó Vyd muy rápido antes de perder la oportunidad.
Nolan salió de su teatro, interesado.
—¿De verdad?
—Sí tanto quieres ver... —suspiró Vyd, no muy convencido.
—Sí, sí quiero —aceptó entonces, ya como si nada hubiese pasado.
Vyd extendió su mano hacia Nolan. Con cuidado, Nolan alejó la suya de su pecho y la acercó a Vyd. Soltó su propia muñeca y la dejó reposar sobre los dedos ya enguantados. Al contacto no hubo descarga eléctrica. Ambos miraron. Había quedado una tenue área roja que rodeaba la muñeca como una pulsera, pero no había llegado a ser una quemadura ni era profunda. El drama de Nolan en definitiva no combinaba con el estado de la herida. Vyd lo entendió, pero no dijo nada. Solo le divirtió.
—Está bien, podrías ponerte hielo —sugirió.
—Sí, fue el peor dolor de mi vida —suspiró Nolan para no perder todo su drama anterior—. Ahora muéstrame.
Nolan alejó la mano, ya olvidándose de ella, ansioso por enterarse de qué se trataba. Vyd... bueno, se quedó un momento haciendo nada, mirando el vacío, como pensando. Nolan quiso ver sus ojos para averiguar si se había arrepentido o qué, pero no lo hizo, solo aguardó. En los ojos de Vyd solo hubo algo de tristeza.
—¿Por qué tienes tantas ganas de ver? —preguntó de repente. Su voz sonó neutra, sin ninguna emoción reconocible.
Había muchas razones. La principal: el chisme. Pero no diría eso.
—Somos amigos —dijo con un encogimiento de hombros—. Los amigos se cuentan cosas. Tú no nos has contado qué hay debajo del pañuelo.
—Porque no quiero —zanjó Vyd. Y lució reacio.
En verdad que en otra ocasión Nolan no habría insistido tanto, pero sí que le daba curiosidad, y mostrarle qué ocultaba era un paso para la confianza. ¿Cómo pretendía Vyd que fueran un equipo completo sin confianza? ¡Y de seguro ni siquiera era tan malo!
—¿Porque no quieres o porque tienes miedo? —preguntó Nolan en un suspiro.
—Porque no quiero que nada cambie —admitió Vyd, un poco bajo—. Jamás he interactuado con personas de la forma que lo hago con ustedes. No quiero que... eso se acabe.
—No va a acabarse —le aseguró Nolan como si esa sola idea fuese absurda—. Si no nos alejamos de Ax cuando lo vimos comer insectos, cosa bastante asquerosa por cierto, ¿por qué nos alejaríamos de ti solo por lo que hay bajo tu pañuelo?
—Porque Mack ama a Ax —respondió Vyd—. Yo... no hay ninguna razón para que me mantengan con ustedes. Menos una como esa.
Oh, demonios...
A Nolan le entristeció eso, y también un poco la forma en la que Vyd aceptaba su realidad. Recordó aquella noche que habían encontrado a Ax y cómo él había querido que lo echaran a la calle por ser tan extraño. De no ser por Mack, jamás habrían tenido la oportunidad de descubrir el misterio de Strange, jamás se habían unido tanto y jamás habrían terminado viviendo cosas tan aterradoras pero maravillosas. Mack había confiado y había creído en sus sentimientos. Él había aprendido algo de Mack desde entonces, la paciencia y la importancia de las oportunidades. También había aprendido algo de Ax: un raro puede salir de repente y ganarse tu cariño.
Tenía a un raro en frente con el que tal vez había sido injusto. No, con el que en definitiva había sido muy injusto. No le había dado ninguna oportunidad. Tampoco podía culparlo por pensar que él era maravilloso porque a fin de cuentas Vyd nunca había visto mucho en su vida e incluso era probable que no lo viera. Algo muy malo podía suceder de repente.
Basta. Basta de malos tratos. Vyd no controlaba lo que producía en las personas, tampoco había elegido ser así. Lo importante ahora era hacer lo que Mack había hecho con Ax: enseñarle que había un lugar para él también.
—Vyd, hay cientos de razones —le dijo con suavidad—. La primera, eres un jodido superhéroe de la electricidad, eso nos sirve de mucho. La segunda, nos has ayudado y eso significa que podemos confiar en ti. La tercera, ya eres nuestro amigo.
Vyd alzó la vista. Nolan la desvió, pero sonrió.
—¿De verdad? —No pudo creerlo.
—De verdad —asintió Nolan—. Al menos el mío sí, así que yo guardaré tu secreto. Solo lo sabré yo. Jamás se lo diré a Mack si tú no quieres, aunque estoy seguro de que ella también piensa lo mismo sobre ti.
Nolan no comprendió el peso de esas palabras hasta que Vyd lo preguntó con fascinación en su voz:
—¿Tú y yo tendremos un secreto?
No quiso arruinarle eso.
—Sí, lo tendremos.
Vyd tomó aire. Tardó un momento como pensando, pero luego llevó sus manos al fuerte nudo que aguantaba el pañuelo tras su cabeza. Como solo él conocía el nudo pudo deshacerlo muy rápido. Sostuvo ambos extremos por un momento que a Nolan le causó suspenso. Después, con lentitud, bajó la tela.
Y su rostro quedó al descubierto.
Nolan no pudo apartar la mirada. Sus labios se entreabrieron de forma inconsciente y sus ojos dejaron de pestañear. Se preguntó qué había esperado antes. Había imaginado un par de cosas, pero al final no había acertado en nada.
Vyd tenía una boca, claro, el problema era que no quedaba mucho de ella. Tenía labios, pero eran delgados, más largos de lo normal y de un color negro desagradable, como si no perteneciera a su cuerpo, como si fueran parte de un monstruo. Tenía una mandíbula artificial, creada por algún tipo de material transparente que dejaba ver una compleja red de cables instalados en algún punto de su vida. Los cables se extendían por donde debían estar sus mejillas, enredados entre piel que parecía muerta, venas y músculo. La electricidad que acumulaba dentro de su cuerpo era conducida a través de ellos así que se perdían por debajo de sus párpados inferiores, en dirección a sus orejas y hacia su cuello. La forma en la que estaban tan tensados se veía dolorosa, injusta. Su nariz, por otro lado, era normal en el puente, pero hacia abajo era solo piel cicatrizada, quemada y de un color entre negro y gris, repleta de más venas moradas. En los orificios la sostenía más material transparente. Era como si estuviera a punto de caérsele y solo eso la contuviera, y al mismo tiempo era como sus labios, algo que no debía pertenecer a su humanidad.
Nolan lo miró todo tan fijamente que no notó que Vyd solo estaba mirando hacia un lado, afligido por estar expuesto. Nolan no lo sabía, pero a Vyd le dolía cada músculo por el que pasaba cada cable. Las descargas eléctricas también lo lastimaban y le causaban nuevas cicatrices, solo que gran parte de su entrenamiento había sido dedicado a enseñarle a lidiar con el dolor y estaba acostumbrado. Por otra parte, tenía mucho de la criatura que lo había engendrado. Esa piel negra y esas venas en el caso de Ax salían cuando sufría emociones muy fuertes. En el caso de Vyd, siempre eran visibles. La piel oscura y monstruosa se extendía por su cuello hasta sus hombros y su pecho, mezclada con las cicatrices de quemaduras eléctricas. Incluso sus dientes. Oh, Nolan aún no veía sus dientes... Ni siquiera eran reales. Se los habían sacado todos y le habían instalado un conjunto de dientes hechos de metal para servir como conductores.
Él no dormía bien por las pesadillas en donde lo mutilaban. Evitaba mirarse a espejos. Sufría dolores en los huesos, como si fuesen a rompérseles. Tenía cables, tubos y metal debajo del resto de sus músculos. Por su piel recorrían largas y gruesas cicatrices que lo hacían parecer un rompecabezas al que en cualquier momento podían quitarle una pieza para instalar otra. Estaba lleno de caminos de protuberancias, de tejido cicatrizado, de suturas, agujeros mal curados. Era una abominación. Era retazos de máquina, retazos de la criatura, retazos de un humano, porque había sido cortado y modificado al antojo de otros.
Vyd odiaba mirarse. Y se odiaba a sí mismo.
De forma inconsciente, tal vez entre su pasmo, Nolan alzó su mano lastimada. El asombro lo impulsó a tocar algo, solo para comprobar que era real. Esa vez, Vyd no reaccionó en defensa, solo se quedó quieto. Los dedos de Nolan entonces tocaron la parte derecha de su mandíbula. El material transparente era duro, tal vez era plástico, o tal vez era de ese material antibalas. Cuantos cables... Como fuera, las puntas de sus dedos se deslizaron con perplejidad hacia la nariz. Allí la piel era gruesa y las venas eran delgadas pero protuberantes. Eran un poco desagradables al tacto. Finalmente bajó hacia los labios. Eran ásperos y tenían algunas grietas que sangraban un poco.
Lo hipnotizado que quedó Nolan no le permitió darse cuenta de que Vyd había pasado a la perplejidad por tener sus dedos tocándole la boca. Nadie había tocado sus labios nunca, mucho menos nadie que a él le gustara...
Una electricidad muy diferente a la que él controlaba lo recorrió, así que se apartó. De golpe se echó hacia atrás y cayó sentado en el suelo con las palmas apoyadas detrás de sí. Nolan despertó de su admiración y pestañeó. Se dio cuenta de lo que había hecho, del asombro y nerviosismo en la cara de Vyd y por un momento solo hubo silencio entre ambos...
Hasta que Vyd se levantó muy rápido y con algo de desesperación intentó ponerse el pañuelo de nuevo.
—¡Hey, hey! —actuó Nolan con rapidez también. Se puso en pie y le sostuvo el brazo a Vyd para detenerlo. En un gesto rápido le arrancó el pañuelo de la mano.
—Ya lo viste todo —defendió Vyd. Y atónito, nervioso, acelerado, confundido, desesperado, trató de quitarle el pañuelo a Nolan, pero éste lo apartó.
—¿Eso es lo que te avergüenza? —preguntó, medio desconcertado—. Pensé que sería peor.
Vyd pestañeó y volvió a quedar inmóvil.
—¿Qué?
—Pensé que, no lo sé, ni siquiera tenías la mitad de la cara —resopló Nolan—. Es decir, aun con tu mandíbula falsa eso es cara. Y en cierta parte se ve genial. ¿Nunca has visto animé o qué? Pareces uno.
Vyd no lo entendió. No comprendió nada. O tal vez fueron todas esas nuevas emociones que le impidieron conectar sus neuronas. Solo tenía en la mente que Nolan lo había tocado.
—¿No te asusta?
—Tus ojos asustan más —aseguró Nolan, despreocupado—. Definitivamente pensé que sería peor.
Vyd soltó una risa absurda y perpleja al mismo tiempo. Normalmente era muy optimista, pero no le vio sentido al comentario de Nolan considerando lo horrible que era para él cargar con un aspecto así, de modo que solo se le salió:
—¿Crees que no es tan malo? —Su voz fue amarga—. ¿Crees que a alguien le puede gustar esto? ¿Crees que alguien va a quererme como Mack a Ax? ¿Crees que alguien querría siquiera besarme?
—¡Claro que sí! —exclamó Nolan automáticamente para darle ánimos.
—¿Tú lo harías?
Vyd lo preguntó serio y eso fue inesperado para Nolan, difícil de responder al instante, porque, ¿de verdad él lo haría? En su interior, ¿podía ser capaz de besar a alguien como Vyd? ¿A alguien con ese aspecto? Porque de eso se trataba. Si Vyd hubiese sido alguien como Ax, definitivamente habría intentado algo (como Mack) pero Vyd además tenía ese efecto aterrador y la influencia iba más allá de su control. Era muy difícil no pensar más que nada en el miedo que podía sentir si lo miraba a los ojos. Así que en realidad no tenía una respuesta. O sí. Solo... él... no quería... es decir...
Ante el silencio, Vyd lo entendió todo. Bajó la mirada y asintió.
—Quiero tener una oportunidad contigo, pero sé que no es posible —le confesó.
Pero de acuerdo, esa vez no sería un imbécil. Tal vez no compartía su mismo sentimiento, tal vez no podía decirle "sí, puedo besarte", pero ahora compartían un secreto. Uno que era emocionante.
Se acercó un poco más a Vyd y pasó sus dos manos por detrás de su cabeza para ponerle el pañuelo contra la cara. Empezó a atar los nudos, así que por un instante compartieron respiraciones. La cercanía dejó a Vyd inmóvil, frío, al borde de la muerte súbita por impresión. Vyd era un poco más alto que Nolan, más fuerte, pero fue más débil. Sintió algo que nunca antes, la necesidad de que se le acercara más. Experimentó esa exigencia de la piel, esa inquietud de las manos por buscar al otro, esa sequedad de la boca ante las ansias de un beso. Su corazón protegido para no ser afectado por la electricidad se aceleró con emoción. Imposible de entenderse a sí mismo, sintió miedo de hacer algo incorrecto, pero también sintió que todo su mundo solo giraba por Nolan.
Nolan ya había estado cerca de muchos chicos antes, no hubo ninguna emoción nueva, pero se dio cuenta de que, a pesar de lo viejo de su ropa, Vyd no olía mal. Vyd se dio cuenta de Nolan olía delicioso. Nolan se dio cuenta de que Vyd era fuerte. Vyd se dio cuenta de Nolan necesitaba ser protegido. Vyd se dio cuenta de que Nolan tenía unos ojos hermosos. Nolan se dio cuenta de que evitar los ojos de Vyd ayudaba a disminuir el miedo y que al final no era tan malo.
Habían ignorado muchas cosas el uno del otro...
Una vez el pañuelo quedó atado y ocultó el resto del rostro de Vyd, Nolan le palmeó la mejilla artificial con ánimo. Y luego, sin avisar, para la otra sorpresa de Vyd, le dio un beso en la mejilla, o bueno, en lo que debía ser su mejilla, justo sobre la tela.
—Créeme —le dijo a Vyd con una sonrisa misteriosa una vez se apartó— con lo que he visto ya sé que todo es posible. Solo esperemos a sobrevivir esta noche.
Vyd respiró hondo.
Sintió que moriría demasiado pronto.
Estaba irremediablemente enamorado.
Nolan...
Acababa de descubrir lo interesante que podía ser Vyd.
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Espero que les haya gustado este extra. No es mucho, pero sabremos más de estos dos en la siguiente parte de la historia. :)
Aprovecharé este espacio para recomendarles y pedirles que se pasen por la historia El capricho de amarte de Nacarid Portal (nacaridportal) ya que leyendo la historia ayudan a la fundación Tierra Nueva. Cada ingreso de venta del libro será destinado a la ayuda que la fundación presta a los niños de Venezuela. Es algo personal para mí porque esta fundación ayuda a un niño que ha llegado a mi corazón, así que valoraré si le dedican un poco de su tiempo a la historia.
Y recuerden que estoy en redes. ¡Un abrazo! Nos vemos en el siguiente extra de Nolan y Ax hablando sobre el "coito" jajaja.
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