
7
AX, VYD Y LA CHICA NÚMERO 2.
Mientras tanto, en un lugar lejano...
Ax volvió de su proyección.
Y automáticamente, alguien lo agarró del cuello.
Fue un agarre agresivo pero rápido, como si lo hubieran estado esperando para hacerlo. Aunque no se trataba de un enemigo. Lo que vio frente a sí fueron esos ojos iguales a los suyos, pero con los colores invertidos. Estaban furiosos, amenazantes, peligrosos.
—¡¿En serio?! —le gritó la chica número dos. Sus dientes estaban apretados y a la vista—. ¡¿Por qué?!
Ella en verdad estaba enfadada.
Enfadados eran peligrosos.
Pero Ax sabía que no iba a matarlo.
Aun así, Vyd apareció corriendo e intervino, intentando apartarla para que lo soltara.
—¿Pero qué sucede? —exigió saber, preocupado.
Él también acababa de volver. Su mente estaba un poco difusa y revuelta porque se requería una cantidad enorme de energía y de fuerza mental y física para soportar la proyección, pero entendía que la chica estaba demasiado enojada, alterada, y que eso podía causar algo malo.
—¡¿Qué está pasando?! —exigió de nuevo al no obtener una aclaración—. ¡¿Por qué se atacan?!
Con fuerza logró hacer que ella soltara a Ax, y luego la soltó para ponerse entre ellos y evitar que tratara de ahorcarlo otra vez. La chica tenía las manos hechas puños y su pecho subía y bajaba. Su ropa sucia. Ojalá no le diera por soltar la energía de la ira, porque podía reventarles el cerebro.
—Usaste mi poder —le dijo ella a Ax con rabia—. Te dije que no podías y me controlaste para ir a verla.
—¿A Mack? —preguntó Vyd, confundido, alternando la mirada entre ambos—. ¿Así fue como apareciste? Y ya va, ¿qué estamos haciendo en este lugar?
Buen punto. Era como una tienda abandonada perteneciente a una gasolinera. Varias ventanas dejaban ver esa parte oscura, junto a una carretera solitaria bajo la noche. Una noche sin estrellas, ni luces, y frío. ¿O eran ellos quienes estaban tan descontrolados emocionalmente que el clima cambiaba a su alrededor? Lo cual también era posible...
—¡¿Quieres que nos rastreen?! —soltó la chica directo hacia Ax ante su silencio, aún muy enfadada.
Entonces, Vyd notó que Ax, sentado en el suelo, en realidad estaba herido. Sangraba del abdomen, en donde una raja larga y fresca se mostraba. Y estaba medio pálido. Qué caos era todo.
—¡¿Cómo pasó eso?! —preguntó, pasando a ser el alterado.
—¡Había trampas en ese lugar! —respondió la chica—. ¡Y estabas distraído!
Cierto. Aún lo estaba. En la mente de Ax ahora pasaban palabras como: rabia, molestia, impotencia, confusión, estrés.
También estaban Mack Y Dan. Él iba a besarla y cuando imaginó eso, simplemente... Explotó una emoción intensa.
Mack había dicho que las personas se sentían así, pero no era algo bueno. Era algo poderosamente molesto. No le gustaba. Ahora que conocía esa emoción, la estaba entendiendo y no la quería. Lo había descontrolado y luego todo había salido como de su piel, de lo más profundo de sí. Una necesidad de que ese beso no sucediera.
¿Odiaba a Dan?
No... No sentía algo como "odio". El odio que le habían explicado. Pero no quería a Dan besando a Mack porque había detectado algo raro.
Ax separaba a las personas entre "capaces de hacer cosas malas" y "capaces de hacer cosas buenas".
La primera vez que había visto a Dan, no había olido ninguna mala intención. Pero cuando llegó y lo vio a punto de besarla, percibió algo diferente. El olor de Dan no era el mismo... Eso era lo que lo tenía muy confundido.
E igual, esa no era toda la razón por la que había estallado. Había otra. Ellos habían tratado de salir de aquella base de Mantis. Abandonada. Ninguna persona allí ya, pero las trampas habían quedado. Su reflejo había fallado. No había visto venir esa hoja afilada y lo había herido. Y se había asustado, porque ese fallo significaba menos poder.
Su poder se estaba yendo...
Sus reflejos se estaban debilitando...
Algo no estaba funcionando correctamente, porque ellos no estaban completos...
Pero había percibido eso. Otra vez eso. Como que algo alrededor de Mack estaba mal. Algo incluso más malo que los celos.
Confundido y asustado, simplemente habían decidido controlar a la chica para asegurarse de que no fuera un error.
Entonces había visto a Dan.
Y ese olor...
—Ax —le habló Vyd—. No tenemos más inyecciones, si nos lastiman, va a ser difícil curarnos. Entiendes eso, ¿no?
Aunque su soporte al dolor era fuerte y todos ellos estaban preparados para sobrevivir el mayor tiempo posible aun estando heridos, era preocupante porque si Ax estaba débil, ellos empezarían a debilitarse también y débiles no eran muy buenos defendiéndose.
Vyd podía sentir que Ax no estaba muy bien en ese momento. Lo sentía inestable. Era un malestar inexplicable.
—¡Tienes que concentrarte! —le reclamó la chica a Ax—. ¡Nuestra misión es más importante que los malditos humanos!
—De acuerdo, no hay que gritar... —intentó mediar Vyd— además, también somos humanos.
La chica le lanzó una mirada asesina, intimidante, horrible, como si Vyd hubiera dicho lo peor que se podía decir.
—Ellos son capaces de torturarnos hasta que seamos lo que quieren —dijo entre dientes y le gritó a él—: ¡¿Eso es lo que eres también?!
—No, yo... —titubeó Vyd, nervioso por ser el centro del ataque ahora, y trató de entender los dos puntos, por lo que miró a Ax—. Ax, no puedes controlarnos así sin permiso, es... irrespetuoso. Aprendí sobre el respeto... y además, es cierto, pueden rastrearnos cada vez que liberamos energía.
—Debía ir —pronunció Ax. No como una disculpa, ni una explicación, sino como la única razón que tenían que entender.
La chica dio un paso adelante, tan amenazante que Vyd tuvo que ponerse de nuevo en pie para quedar en medio de ambos, por si la cosa se ponía agresiva otra vez. De todas formas, ella solo miró a Ax.
—¿Qué estaba haciendo ella cuando llegaste? —le preguntó la chica—. ¿Lo viste, cierto?
Aquellas palabras sonaron misteriosas, como si se tratara de algo que solo Ax y ella entenderían.
Ax se puso en pie con cierto esfuerzo. Serio, la miró por encima de Vyd. Hubo un momento de silencio, extraño. Vyd no entendió nada. Sospechó que hablaban de Mack.
—Tú también —le dijo Ax a la chica, lento—. Lo sé.
Vyd quedó como: ¿uhm? ¿Qué sabe?
De algún modo, fue un buen ataque, porque la chica apretó los labios, enojada, y se giró para moverse por la tienda.
—Agh, me duele la cabeza —se quejó, poniéndose las manos en ella—. Puedo sentirlo... Menos... Somos menos. Menos fuerza. Menos poder. No está saliendo bien.
—Supongo que no pudieron salvarlo... —mencionó Vyd con pesar.
—Estaba muerto —dijo ella—. Semanas.
Los escenarios aparecieron de nuevo en la cabeza de Ax.
Habían ido por uno. Y lo encontraron muerto.
Y luego por otro. Y también estaba muerto. Mutilado.
Pero cada lugar había estado desalojado, como si Mantis hubiera sabido que ellos se buscarían alguna vez... Entonces, solo les habían dejado los cadáveres.
—Debemos encontrar a los otros cinco —dijo Vyd—. Tal vez estén vivos. Lamento haberme ido...
—Ninguno va a desaparecer otra vez —advirtió la chica, amenazante.
—¿Tenemos la otra ubicación? —asintió Vyd—. ¿Quién es?
—El número siete.
Vyd pensó.
—Agua... líquido... —dijo, sintiendo que ese era el poder de ese número, aunque luego se dio cuenta de algo—. Un momento, ¿encontraron los registros? ¿Alguna pista del número tres?
Se suponía que en cada prisión, tenían los registros de todo STRANGE. De esa manera podían dar con la ubicación, además de que su propia conexión les hacía sentir si estaban cerca o lejos, pero...
—Nada —dijo ella.
Vyd suspiró con frustración.
—Si tenemos al número tres vivo, realmente lo lograríamos... —murmuró—. Es el siguiente en la línea de importancia.
Ax era el más poderoso.
La chica número dos le seguía.
Pero a veces Vyd pensaba que el número tres era la clave.
Manejaba uno de los elementos más importantes...
Incluso, si usaba su poder, ¿podrían cambiarlo todo?
—Su ubicación es desconocida —añadió la chica.
Mantis debía saber que de unirse Ax, la chica número dos y el número tres, estarían perdidos. Tenerlo muy oculto era una buena jugada.
Era inevitable no desanimarse y preocuparse.
Pero... Vyd tenía esperanza.
Él creía en la esperanza.
Y también se sentía humano, aunque la chica no quisiera oírlo.
—De acuerdo, vamos por número siete entonces —intentó animarlos—. Puedo sentirlo, está esperando. Nos ayudará.
Ella asintió, decidida. Debían salir de la gasolinera y seguir camino en el auto que habían robado.
Aunque justo antes, la chica cogió el botiquín de primeros auxilios que llevaban con ellos. Se acercó a Ax y se lo arrojó de mala gana. Cayó al suelo a su lado.
—Hazlo tú mismo —le soltó.
Se ayudaban a curarse mutuamente, pero estaba enfadada.
Su naturaleza y su misión eran primero. Que Ax se hubiera ido, se sentía como una traición.
Por otro lado, Ax estaba sospechando algo...
Algo muy malo.
¿Y cómo harían para arreglarlo?
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Hola, espero que aún estén ahí, traje cap con mucho amor para ustedes...
Espero que lo disfruten, los amo.
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