
61
Bienvenidos a la familia STRANGE, todos están traumados, pero juntos, y saldrán adelante
MACK
—Así que acabaste con toda MANTIS para que ellos... no me lastimaran... y no solo eso, me cuidaste desde que éramos pequeñas —dije, asintiendo.
De acuerdo, así había pasado: yo misma había buscado a la chica número dos para tener esa conversación a solas que Nolan había dicho que debíamos tener, aunque no tenía ni idea de sobre qué sería.
Así que había ido a su habitación médica, pero resultó que una enfermera me dijo que ella ya me estaba esperando en el área libre para de pacientes, que era como un nivel al aire libre con césped y plantas artificiales, vista a los terrenos que rodeaban La Organización y bancos para sentarse a mirarlos por un rato y tomar aire fresco.
Aún sin saber nada me había encaminado hasta allá, y fue fácil ubicarla en una de esas sillas, quieta, esperándome, por lo que empecé a ir hacia ella.
Solo que mientras fui aproximándome, sucedió. La chica le fue entregando a mi mente todo eso que se suponía que yo debía saber acerca de mi padre, Jael y la caja, pero en especial sobre ella y cómo había sido su infancia debajo de la mansión.
Yo... había quedado en shock.
Ver lo que había pasado entre ella y mi padre, y entre él y Jael había sido impactante. Pero todo lo demás acerca de que ella me había mirado con cariño desde pequeña, de que ella había tenido un objetivo al hacerme conocer a Ax, de que ella también se había divertido viéndonos interactuar y específicamente eso de la razón por la cual la niña había salido de mi mente a defenderme, casi me habían violado la cabeza. Sumado a eso todo su sufrimiento, los momentos en los que tuvo que cumplir los planes de Godric o decidir matar a sus hermanos, el instante en el que había acabado con MANTIS.
Para cuando llegué al banco compartido mis pasos eran lentos y yo estaba fría, así que me senté de modo automático.
Pasaron como unos... ¿diez minutos de silencio? Sí, mientras mi mente comprendía la información que había recibido y el shock bajaba y toda la cosa. A ella no le molestó. Entendió perfectamente lo que estaba pasando dentro de mí, por lo que aguardó ahí a mi lado, tan quieta como yo.
Ya cuando por fin el estupor menguó y acepté las revelaciones, lo primero que pregunté fue si aquella sería una conversación de verdad, a lo que ella dijo: "sí". Luego yo pregunté si respondería todas mis preguntas, a lo que dijo "sí" también. Entonces fue que pude decir lo que dije sobre sus acciones.
—Si te hubieras proyectado ante mí como proyectaste a Ax... —quise agregar a lo anterior.
—A esa edad solo podía proyectar pobremente a uno de nosotros y por obvias razones debía ser él —recordó antes, sentada mirando hacia adelante.
—¿Por qué no me hablaste mentalmente? —sugerí. Yo sí la miraba—. Eso habría sido divertido. O mensajes con sangre en las paredes. O una manifestación de tu voz a través de algún muñeco. Ya queda claro que no me asusto fácilmente. —Alcé los hombros con simpleza—. Así que yo habría tenido la misma reacción que cuando lo conocí a él y habríamos podido ser amigas.
Ella endureció el gesto y giró un poco la cabeza hacia un lado. Lució como todo un gesto de indiferencia, pero me dio la impresión de ser una protección a sus propios ojos que podían delatar algo.
—No se trataba de que tú y yo pudiéramos ser amigas —aseguró—. Hice lo necesario para que Ax pudiera conocerte y que su parte humana no se perdiera debajo de la oscuridad.
—Pero, ¿a costa de lo que tú también deseabas? —le pregunté, y puntualicé algo que no sabía si había notado pero que yo sí y que entonces resultaba irónico—, porque haciendo eso hubo partes de ti que también se perdieron debajo de la oscuridad. —Con una voz que denotaba lo injusto que me parecía, dije lo que había sido obvio en todas esas revelaciones—: Vives atormentada por el dolor de haber matado a mi padre y de todas las muertes que causaste aquel día en MANTIS, aunque esas personas eran personas que te lastimaron desde que naciste.
Ella sacudió la cabeza con dureza.
—Soy una cruel asesina, Mack —replicó—. Si quieres puedes verme como la chica número dos o la hermana de Ax o la pobre víctima de MANTIS, pero soy realmente eso, una asesina no solo por naturaleza, sino también por entrenamiento, y yo...
—No estoy diciendo que no hayas cometido esos asesinatos. No estoy diciendo que no seas una asesina entrenada, aunque yo no crea que seas una natural como dices. —La interrumpí, porque no pretendía dejar que reforzara más su coraza—. Me refiero al dolor con el que vives ahora por esos recuerdos. El tormento que te autoimpusiste tras esas decisiones. ¿Te duelen esas muertes? —Enfaticé el hecho pero ahora como una pregunta incluso más directa—: ¿Él te duele?
La vi apretar los labios y bajar la mirada. Sus ojos heterocromáticos delataron la ubicación de un punto de profunda aflicción, pero ella siguió dura sin dar respuesta.
—Dijiste que íbamos a hablar y que responderías —le recordé.
La chica alzó la mirada en un intento de mantener alzada su palabra, afincó el entrecejo, apretó más sus labios de modo que el inferior le tembló por la fuerza, como si luchara por sostener su expresión férrea.
—Todos los días. —asintió—. La decisión que tomé sobre Godric fue la más difícil porque tuve que acabar con una persona que yo... —Su voz no sonó débil, pero ella se la aclaró—... que yo amaba como a un padre. Pero de lo contrario él jamás me habría dejado salir de la celda. —Hizo una pausa, y al parecer la pregunta llevaba tiempo en su mente, porque así se sintió apenas la dijo—: ¿Me odias por haberlo matado?
¿La odiaba por haber plantado en la mente de mi madre el envenenar a mi padre?
Otra cosa que no me había detenido a pensar bien desde que me había enterado.
De acuerdo, estar en constante peligro de muerte no dejaba tiempo para nada.
Bueno, hay veces que piensas algo y necesitas más y más tiempo para analizarlo porque no lo tienes claro; y hay otras veces que piensas algo y de inmediato lo sabes.
—No —le dije, convencida—. Es decir, supongo que debería, ¿no? Pero no es así. No con todo lo que sé ahora. —Exhalé lentamente—. Además, ya sabemos que esto no iba a terminar de otra forma si no era con él muerto. Todo sucedió como tenía que suceder. Así que odiarte sería absurdo. Claro, mentiría si te dijera que no me gustaría que estuviera vivo, porque sí quisiera poder verlo de nuevo, pero ya no por la misma razón que antes. Tan solo durante estos minutos acabo de entender que días atrás habría querido tenerlo en frente para reclamarle por sus mentiras y por sus decisiones que hirieron a los demás y que pensé que habían llevado al desastre en el que estábamos, pero ahora quisiera tenerlo en frente para pedirle que hable contigo.
Eso la tomó por sorpresa.
—¿Conmigo?
—Sí, para que te diga la verdad: que sí te quiso.
Que era algo que la había afectado mucho más que cualquier otra cosa. En esas revelaciones, en sus propios recuerdos, pudo verse cómo gran parte de su sufrimiento estuvo basado en el sentir que mi padre le había mentido desde siempre. Ella había quedado profundamente herida, asumiendo que él le había ocultado la verdad de la caja, que me había preferido a mí y que la había abandonado porque la consideraba un monstruo y no un miembro de su familia como él había insinuado antes.
Pero yo lo había entendido todo muy diferente.
—Yo no era su hija ni su familia —lo dijo tratando de no sonar enfadada, pero solo volvió a confirmar que la herida estaba ahí.
—Lo eras, al menos cuando todavía estaba cuerdo —la contradije—. Él no te hubiera cuidado de la forma en la que lo hizo si no hubiera sido así. Y yo lo pude comprobar en cada recuerdo que vi. Te trataba de la misma manera que a mí. No había ninguna diferencia. No justifico ninguna de sus mentiras, aún hay cierta rabia dentro de mí, pero ahora puedo entender que gran parte de lo que lo volvió loco fue el deseo de que tú y yo pudiéramos sobrevivir precisamente porque nos quería. Él no deseaba sacrificar la vida de ninguna por la otra. Y él no deseaba que siguieras manchando tu consciencia con más muertes, porque tampoco te veía como una asesina. Así que si él mismo pudiera decirte lo que tu corazón no cree, pienso que aliviaría un poco tu tormento.
—¿Alivio? —Sonó absurdo al salir de su boca—. No merezco alivio tras lo que hice, y tampoco lo espero.
Eso me llevó a hacerle una nueva pregunta:
—Okey, bueno, ¿y qué es lo que esperas ahora? Tu plan de morir con los demás no se cumplió. De hecho se cumplió todo lo contrario, lo que seguramente creíste imposible: que ahora eres libre. ¿Qué harás?
Por supuesto que ella no lo sabía. Por supuesto que ocultos debajo de ese hosco aspecto de que "podía con todo", debajo de la voz dura y las respuestas firmes y frías estaban el conflicto y la sensación de no pertenecer a ningún lado. Sin batalla, sin misión, sin MANTIS, sin celda, que eran todas las cosas que había conocido, ¿de dónde era ella?
Por eso no pudo responder, sino que volvió a evadir mi mirada, solo que esa vez tuve la impresión de que lo hizo porque sus ojos se humedecieron un poco y ella, con molestia, quiso ocultarlo.
—No estás sola, nos tienes a nosotros —le dije—. Tienes a Ax, a Vyd...
—No, ellos... —intentó refutar.
—Ax nunca dejó de creer en ti aunque lo estabas partiendo en dos —remarqué lo obvio porque, por favor, ¿a quién íbamos a engañar?—. Entonces sí, los tienes, y en especial me tienes a mí así como ahora yo sé que te tuve a ti. Y sí mereces alivio. Pensaste que no y por eso estuviste decidida a matar a todos y a quedar como una horrible villana cuando no lo eres, pero no tiene por qué ser de esa forma. —Tomé aire, valor y decidí compartir esto con ella—: Mira, sé que no es lo mismo, pero yo... hice algo impulsivo, que fue ir con Dan a esa noche de películas sin medir las consecuencias, solo porque estaba desesperada. Eso no salió bien, y tras lo sucedido me culpé, me odié, me autocastigué mentalmente y no tuve piedad de mí misma. Todavía me molesta eso. Lo sigo teniendo en la mente. No creo que yo vaya a olvidarlo jamás. Creo que voy a levantarme todos los días y voy a verme como la causante de algo irreversible. Pero ahora que miro un poco mejor la forma tan cruel en la que estaba pensando, me doy cuenta de que olvidé por completo que soy una persona, y más todavía, una muy joven que estaba siendo sometida a una situación horrible. Olvidé que es posible que a veces yo no pueda ser capaz de reaccionar de la forma más ideal y perfecta. Olvidé que me puedo equivocar. Nada de esto me quita culpa, pero creo que pude ser más tolerante conmigo y en lugar de acribillarme pude haber tratado de actuar con mayor madurez. Como sea, ya estoy segura de que no volveré a ser impulsiva nunca más, así que ahora solo me quedan dos opciones: seguir autodestruyéndome por eso o evitar cometer los mismos errores. Quiero ir por la segunda, pero obviamente será un largo y extraño camino porque es nuevo. Si quieres hacer eso también, podríamos apoyarnos la una a la otra en el proceso. Podríamos hacer esto juntas. ¿Qué te parece? —A ese punto quería llegar, por lo que me incliné un poco hacia adelante para buscar su mirada y que ella viera mi intención—. Sé que escogiste al mundo, sé que me escogiste a mí, ¿podrías escogerte a ti ahora?
Considerando que ese era el primer acercamiento directo, yo me estaba arriesgando bastante. Mi intención era sincera y en verdad quería empezar a crear un lazo con ella, pero esperaba que no estuviera lista y me lanzara una onda de energía que me arrojara como una figurita de papel hacia atrás...
Aunque eso no sucedió.
Sus cejas se relajaron un poco, su mirada sorprendentemente perdió ese brillo de defensa y amenaza, y ella suspiró.
—Solo lo haré si lo haces tú también —respondió—. Hablas como si yo hubiera sido la única en actuar egoístamente conmigo misma, pero yo te vi crecer y hacerlo contigo también. Has pensado más en los que amas que en ti. Has pensado más en el bienestar de los demás que en el tuyo. Has puesto a tu amigo Nolan por delante de todo. Conozco tu mente, darías tu vida por él, la darías por Ax, y si alguien apareciera en este momento y quisiera matarme, hasta la darías por mí. Así que no solo se ha tratado de que aprendas a dejar de ser impulsiva, sino a que aprendas a dejar de poner a los demás por sobre ti misma. —Los ojos heterocromáticos se deslizaron hacia los míos en un inesperado intercambio de papeles porque ella pasó a analizarme a mí—. ¿Lo harías? ¿Podrías escogerte a ti ahora?
Parpadeé, muy tomada por sorpresa porque ella estaba pidiendo esto con tal seriedad que indicaba que si yo no podía aceptarlo no tenía moral para pedirle lo mismo a los demás. O básicamente que si no aceptaba ella tampoco lo haría.
"Has pensado más en los que amas que en ti. Has pensado más en el bienestar de los demás que en el tuyo".
Bueno... no es que me molestara hacer eso o que fuera una carga, pero tal vez tenía razón. ¿Tal vez también era hora de darme una oportunidad de ser la persona a la que cuidar primordialmente...?
—Y sí, eso implica ser una adulta joven normal con problemas normales, como antes —añadió ella, y yo no pude evitar emitir uno de esos resoplidos/risa.
—Ya no recuerdo cómo son —confesé. Pero luego, desde el fondo de mi corazón, fui honesta—: pero sí quisiera volver a tenerlos. —Tuve que tragar saliva porque el solo pensar en esto me causó un repentino nudo en la garganta—. Quisiera volver a tener la oportunidad de vivir una vida normal, y esta vez aprovecharla del todo, porque no lo hice antes, y me arrepiento mucho por eso. Así que sí. —Asentí, sonriéndole—. Puedo intentarlo.
—Entonces yo también puedo intentarlo —asintió ella.
Quedó pactado en ese momento que ambas elegiríamos nuestro propio perdón para que pudiéramos empezar una nueva vida.
Solo que... de repente sufrí una gran realización que me dejó mirándola con fijeza y curiosidad. En serio, solo llegó sin yo esperarlo o querer pensarlo, y apenas arribó salió de mi boca sin que mi cerebro lo procesara del todo.
—Ev —pronuncié. Ella me observó con desconcierto al escucharme, sin entender a qué me refería, por lo que lo aclaré—. Es un nombre. No puedes ir por la vida sin uno, ¿cierto?
Sus ojos se abrieron mucho porque su mirada cambió a una de completo shock.
—¿Un nombre...? —repitió.
—¡Sí! Creo que Ev quedaría perfecto en ti. Viene de Eve, pero, bueno, pienso que sin la última "e" sería más peculiar y genial. Y por supuesto, se pronuncia así: "iv". ¿Qué tal?
Esperé por su respuesta, ansiosa. Ella parpadeó como si no pudiera creerlo, así que por un momento sentí que no le había gustado...
Hasta que de manera inesperada las comisuras de sus labios se extendieron un poco, formando una pequeña sonrisa que iluminó su cara pálida. En serio, qué diferencia hizo esa pequeña curvatura en todo su rostro, hasta le dio luz a sus ojos normalmente sombreados por el hundimiento de sus cejas e hizo que estos se vieran conmovidos.
—Me gusta Ev —me dijo, y sonando como si yo acabara de reparar un pedacito de toda su rota alma, lo reiteró—: Me gusta ese nombre para mí.
—¡Está hecho! —celebré, feliz. Ya solo faltaba lo siguiente: me reacomodé sobre mi lugar en el banco y extendí mi mano hacia ella—. Entonces, gusto en conocerte, Ev. —Ella dudó un momento, alternando la mirada entre mi mano y yo, pero mantuve mi postura firme y amigable. Finalmente, con algo de cuidado, alzó su mano también. En cuanto estrechó la mía, añadí lo siguiente—: Yo soy Mack. Si es posible, tu futura mejor amiga.
Debajo de esa pequeña sonrisa se escuchó una risa igual.
Soltamos nuestras manos, y justo tras eso, Ax hizo acto de presencia. Como yo no lo esperaba, me sorprendí al verlo rodear el banco en el que estábamos sentadas la una junto a la otra. Le habían dado un pantalón de esos color verde de los que usaban los soldados, así que solo eso llevaba puesto. El resto eran vendajes y puntadas en sus heridas. Por supuesto, iba descalzo. Estaba lleno de moretones, pero limpio.
La chica se puso en pie al verlo también. Caí en cuenta de que se estaban viendo cara a cara (sin una batalla de por medio) tras los acontecimientos de ella tratando de asesinarlo. ¿Qué pasaría?
Ambos se miraron a los ojos (mismos colores pero en lados invertidos). Hubo suspenso...
—Perdón —habló la chica tras un momento. Sorprendentemente, pareció más fácil para ella decirle algo así a él que a cualquier otra persona. Sonó honesto—. Espero que puedas volver a confiar en mí.
Ax ni siquiera tardó un momento en pensarlo o en dudar, lo cual a mis ojos se vio muy dulce.
—Confío en ti —le dijo, seguro.
Creo que de haber sido personas que se abrazaran, se habrían abrazado, pero no. Aun así, el momento dio esas vibras de que todo había sido perdonado. No, de que, de hecho, Ax nunca había sentido nada malo por ella a pesar de que había tratado de matarlo, y que por eso la parte del perdón era innecesaria.
O que cualquier otra parte lo sería. No necesitaban largas conversaciones o explicaciones, porque sabían que jamás existiría ningún tipo de rencor entre ellos. Por esa razón no hubo más palabras. La chica simplemente avanzó hacia adelante y cuando pasó junto a él le puso la mano en el hombro en un gesto de apoyo y cariño, y luego se fue.
No estuvo muy lejos cuando Ax me tomó del brazo que me levantara del banco y me acercara a él.
—¿Qué pasa? —le pregunté porque sentí su agarre como si me necesitara de algún modo.
—No fuiste a mi habitación —me dijo. Pasó su brazo por mi cintura y la envolvió, lo cual me hizo poner los antebrazos sobre su pecho. Luego atrapó mi boca en un beso en la boca que habría dado la impresión de que no nos habíamos visto en una semana.
Yo le correspondí, y habría deseado seguir besándolo, pero separé nuestros labios tras unos segundos.
—No lo hice porque las enfermeras dijeron que debes dormir, así que te dejé hacerlo porque tienes muchas heridas —le recordé aun con su rostro cerca del mío— y no podemos tener mucho contacto...
—¿Qué heridas? —Él frunció el ceño, y otra vez acercó su boca. Volvió a besarme, solo que yo no pude evitar sonreír.
—Todas estas que tienes en el pecho, en las piernas y en la espalda y que si reciben presión no van a curarse tan rápido como quieres —le aclaré, palpando las vendas de su pecho desnudo con mis manos—. Así que ya, ven, volvamos a la habitación. —Nos separé para tomarlo de la mano y jalarlo. Aunque lo señalé abruptamente con el dedo para advertirlo de una vez—: Te acompañaré, pero no dormiré contigo esta noche. Me quedaré con Nolan en la habitación de al lado, ¿de acuerdo?
Iba a retomar el tirón, pero él se negó a moverse.
—No, espera —me detuvo. Yo me giré para mirarlo, sin entender. Me encontré entonces con esa mirada algo concentrada y esa expresión seria que indicaban que él estaba pensando en decirme algo y que estaba buscando las palabras, esforzándose en formar las oraciones en su mente.
Como a veces eso se le hacía muy difícil, quise tratar de ayudarlo, pero de pronto sucedió algo impresionante. Su rostro se relajó un poco como si hubiera hallado la mejor forma, el camino menos intrincado, y las palabras estuvieran listas para ser pronunciadas, claro serían no perfectas, no saldrían sin algunas trabas, pero sí claras y concisas.
Sumado a eso, él tomó la mano que yo le tenía sostenida de tal forma que su pulgar quedó sobre mis nudillos, un gesto de estar a punto de hacer una petición.
—Mack, yo... no soy la persona normal que esperaste —me dijo, mirándome a los ojos—. Todo va a ser... conmigo va a ser difícil y diferente. Pero te amo y te quiero conmigo, así que... yo estaría muy feliz si tú aceptas ser mi novia. ¿Quieres?
Ahí en la bonita área libre con trama artificial y vista al cielo y a los terrenos, me quedé mirándolo sin poder parpadear, sin palabras.
—Ax... pero tú y yo ya... —balbuceé con el corazón acelerado por la sorpresa.
—Nunca lo pregunté oficialmente. —Me interrumpió, negando con la cabeza—. Y es importante.
Ni siquiera habría sido posible medir lo que sentí en ese momento por él. Cuando estuvo desaparecido hubo momentos en los que me sentí mal pensando que no éramos una verdadera relación, que él no nos veía como una pareja. Ahora estaba aquí pidiéndome formalmente que fuera su novia.
¿Que si estaba a punto de explotar de emoción? Sí.
—Sí, claro que acepto ser tu novia. —Jalé su mano de forma inesperada, lo atraje hacia mí, rodeé su cuello con mis brazos y se lo dije con una amplia y enamorada sonrisa—: Y no me importa cuán diferente sea. Lo quiero todo contigo.
Estuve segura de que algunas enfermeras que pasaban por ahí nos vieron mal, porque ambos nos besamos con tal intensidad y amor, como si el mundo no existiera alrededor. Fueron solo el sabor de nuestros labios, el contacto cuerpo con cuerpo que a la vez significaba que ninguno de nosotros había perdido al otro, sus manos grandes sobre mi espalda sosteniéndome con una firmeza que me hizo sentir que jamás sería soltada por él:
El extraño que un día apareció herido y ensangrentado en el patio trasero de mi casa. El extraño con un ojo claro y otro oscuro. El extraño que no decía más de tres palabras: "sí", "no" y "aquí". El extraño que resultó no serlo. El extraño con un secreto aterrador, proveniente de un mundo peligroso. El extraño del que aún así me enamoré.
De milagro estábamos vivos.
Sí, definitivamente quería aprovechar esa vida con él.
Nuestros labios se separaron con dulzura, entre pequeños besos superficiales. Aproveché para entrelazar mi mano con la suya y ahora sí lo jalé para que nos fuéramos a su habitación médica a que descansara.
—Por cierto, Ax —le dije mientras caminábamos de la mano—. Ahora que lo recuerdo, debemos hablar sobre lo que deseas a partir de ahora para tu vida. Ya somos libres. Ya eres libre, ¿qué quieres hacer? Sé que dijiste "una vida normal", pero hay muchas cosas dentro de una vida normal, ¿en qué has pensado?...
Su expresión se tornó pensativa y otra vez muy concentrada.
De acuerdo, esto estaría bueno...
****
—¿Cómo que yo convoqué esta reunión y tú llegaste antes que yo? —me preguntó Nolan a la vez que se sentó junto a mí en la escalerilla en la que yo llevaba rato esperando—. Como sea, los demás llegarán en un rato. Les están cambiando los vendajes.
La escalerilla era una que daba a los amplios jardines de la organización. Se veían los terrenos verdes, limitados en cierto modo por los muros de seguridad, pero aun así bonitos y suficientes como para apreciar. Arriba, el cielo estaba en pleno atardecer, pero era un poco inusual, uno púrpura con veteados azulados. Me tenía hipnotizada.
—Es lindo —solo dije. Nolan, con las manos ya apoyadas hacia atrás, las piernas estiradas y la cabeza inclinada hacia el cielo, estuvo de acuerdo.
—Sí es —suspiró—, me hace caer en cuenta de que no bebemos alcohol desde que Ax apareció.
—¿Qué —Casi reí.
—Sí —resopló—, había buen whisky y vino en tu casa. Lo tomábamos a escondidas y nos sentábamos a ver el cielo...
Sonreí y asentí.
—Es cierto, hasta que nos quedábamos dormidos en el césped.
Nolan soltó una casi risa.
—Luego tu mamá nos despertaba enojada y me enviaba a casa diciendo que no podía volver en dos semanas pero yo volvía igual porque ella se iba de viaje al día siguiente.
Se me salió la risa completa.
—Y volvíamos a beber en el jardín mirando el cielo.
Nolan asintió rápido.
—Y llamabas "la coja mayor" a "la osa mayor".
Me carcajeé.
—Y tú decías que era ofender a Dios, que me callara o seríamos castigados.
Ahora fue Nolan quien soltó la carcajada con la cabeza inclinada hacia atrás.
—Y quedábamos como asustados así que nos íbamos a la habitación a dormir.
Ambos nos reímos a carcajadas, recordando esos momentos. Luego las carcajadas fueron disminuyendo a risas, y luego entre esas pequeñas risas nos miramos el uno al otro al mismo tiempo, porque como que lo supimos. O bueno, mucho antes de que yo me sentara allí, mucho antes de que él llegara y se sentara a mi lado, ambos sabíamos qué iba a pasar, qué nos íbamos a decir.
Nuestra conexión no iba a morir nunca. Era tan profunda y fuerte que hasta podíamos presentir qué mencionaríamos al vernos. Por eso extendí una mano y le acaricié desde la mejilla hacia el cabello color miel con afecto. Él me sonrió.
—Desde que tengo uso de razón hemos hecho todo juntos; has hecho casi todo junto a mí —le dije con suavidad. En mis labios también la sonrisa más dulce que jamás le hubiera dedicado a mi loco/fastidioso/asombroso mejor amigo—. Es momento de que hagas todo junto a alguien más, y es momento de que yo también haga todo junto a alguien más.
Nolan asintió no solo indicando que había acertado, sino que también estaba de acuerdo.
—Tomaré este año y llevaré a Vyd a conocer el mundo —me contó.
—Me parece una idea perfecta. —Di mi no requerida aprobación pero quise decir todos modos—. ¿Hay una oportunidad entonces para ustedes dos?
Nolan amplió la sonrisa. Me gustó mucho que se le vio algo así como un destello de emoción en los ojos, de que quería embarcarse en esa aventura tan pronto como fuera posible.
—Sí, eso parece, pero primero debo hacerlo sentir cómodo; espero no cagarla, me esforzaré —contestó. Luego pasó a mí—. ¿Tú qué harás?
Yo creé unos segundos de suspenso y después lo lancé:
—Me iré con Ax a la ciudad.
—¡¿Qué?! —Los ojos de Nolan casi explotaron de lo mucho que se abrieron. Quedó impactado, que fue la reacción que esperé—. ¡Pensé que te ibas a quedar aquí!
Negué con la cabeza, manteniendo mi sonrisa e incluso los ojos entornados.
—No. Como mis padres están muertos ahora todo su dinero me pertenece por lo que puedo mudarme a donde sea. Además, ya lo hablé con Ax y te sorprenderá que fue él quien eligió la ciudad.
Nolan alzó las cejas, se enderezó, apoyó el codo en su rodilla y la barbilla de su mano para prestarme más atención.
Es decir: se puso en posición de chismoso.
—¿Y por qué lo eligió? —preguntó, sumido en el tema—. ¿Qué dijo que no fue "aquí"?
—Dijo que le gustaría que yo fuera a la universidad —revelé—. Es decir, si yo deseaba eso. Y que lo que él quería era... —Volví a hacer el suspenso. Nolan alzó más las cejas, expectante—... Era aprender a hacer las cosas que una persona normalmente hace.
Nolan pestañeó.
—¿Que uno normalmente hace? —preguntó, algo perdido—. ¿Cómo...?
—Como coger el teléfono, subirse a un bus, tender una cama, freír un huevo, pedir una pizza, ir a un museo...
Nolan seguía parpadeando.
—Sí le dijiste que para subirse a un bus se tiene que poner zapatos y camisa, ¿no?
Me reí. No pude evitarlo.
—No, es que no quise cortarle la ilusión en ese momento. De todas formas empezará con el huevo frito, así que lo del bus seguro irá mucho después.
Nolan soltó una risa con una negación de cabeza.
—Bueno, le podría parecer absurdo a cualquiera, pero para alguien que siempre estuvo encerrado, la normalidad es un sueño. —Suspiró, conmovido—. Él por fin podrá cumplirlo.
—Y después de aprender a ser normal quiere ser piloto de avión militar —lo arrojé.
Nolan giró abruptamente la cabeza.
—¿Qué?
Ahora yo estaba pestañeando.
—Sí, solo lo dijo. Tampoco lo entendí. Creo que siempre ha sido experto en pilotear y de todas las cosas que le enseñaron es la que más le gusta, pero por alguna razón el huevo frito tiene prioridad...
Ambos ladeamos la cabeza y nos quedamos pensando un momento.
—Ax es bastante curioso, ¿no? —comentó Nolan con los ojos entornados—. A veces olvidamos todo lo que sabe y todo para lo que fue entrenado...
—Sí...
Nos subimos en el pensamiento colectivo sobre la rareza de Ax hasta que Nolan me sobresaltó al señalarme de repente, advirtiéndome algo.
—Ah, que quede claro que el estar en lugares diferentes no significará que estaremos separados para siempre. Yo te enviaré mensajes a cada rato y haremos videollamadas. También nos veremos en navidad y en año nuevo, y el próximo año nos mudaremos cerca de ustedes. —Me echó una mirada asesina que fue deslizando de mí hacia el cielo—. Así que no hables como si esto se fuera acabar...
Me quedé un momento contemplando su perfil mientras él observaba el atardecer. Viendo las heridas de su rostro que estaban sanando, estuve segura de que tan solo un año atrás esas marcas le habrían molestado. Ahora, aunque le quedaran cicatrices, no sería una molestia, porque no solo seguiría siendo muy guapo, sino también sabio.
De la misma manera, aunque estuviéramos cerca o lejos, vivos o muertos, en un tiempo u otro, nuestra amistad nunca se acabaría.
—Esto nunca se va a acabar, Nolan —le revolví el cabello. Luego me incliné hacia él y apoyé mi cabeza en su hombro. No pude evitar preguntárselo—: ¿Estás enojado con él?
Ni siquiera tuve que decir el nombre. Supo de inmediato que me refería a mi padre.
—No, ya no —me dijo.
—Yo tampoco —admití.
Miramos el atardecer un rato, solo comentando cosas sobre el cielo como lo hacíamos antes (nada más que sin el alcohol) y riéndonos sobre eso. Hasta que por fin aparecieron Ax, Vyd y la chica número dos después de haber sido limpiados y vendados.
Formamos un círculo para vernos los unos a los otros. La reunión de Nolan entonces empezaría.
—Bueno, se preguntarán por qué los he convocado aquí...
—¿En serio? —lo interrumpí—. ¿Con los dedos juntos y modificando tu voz para que suene más grave y misteriosa?
Nolan resopló y bajó las manos.
—De acuerdo. —Su voz volvió al tono normal, y prosiguió, pasando la mirada de uno a otro a medida que hablaba—: Bueno, como ya sabemos el bucle está roto y número tres está muerto lo cual nos libera de que él pueda volver a que suceda otra vez algo así, pero... aun hay una cosa más por resolver.
Nolan entonces detuvo la vista sobre Ax, y por la preocupación que vi que apareció en su cara yo me pregunté cómo había sido tan tonta como para olvidarlo.
—La caja —dije en un susurro. Aun así, fue audible para los demás.
—Sí. —Nolan asintió. Su boca hizo un mohín de pesar y sus ojos relejaron algo de temor en cuanto extendió la mano hacia Ax en una invitación a estrecharla. Ya hecho, se lo preguntó—: Sabes lo que tienes que hacer si quieres tener una vida con ella, ¿no? No vas a sentir el deseo de abrir la caja si me los cedes. Recuerda que yo podré dártelos si llegas a necesitarlos, pero solo cerraremos esto si no se quedan contigo todo el tiempo.
Tragué saliva. Claro, Ax debía entregarlos de nuevo. No podía quedarse con la oscuridad o esta lo obligaría a buscar el gas. Solo que no era una decisión tan simple. Implicaba que, diciéndolo de alguna forma, Ax tenía que guardar su oscuridad en una cajita y no pensar en ella a menos que fuera absolutamente necesario.
Por eso se sintió una especie de expectativa/tensión en el circulo que estábamos formando. Todos aguardamos por él, que estaba quieto, mirando la mano algo temblorosa de Nolan (no lo juzgué por estar nervioso, hasta yo me sentí así).
¿Qué decidiría? ¿Se negaría? ¿Y si la misma oscuridad hablaba por él en esos momentos? ¿Y si le dolía en el alma separarse de sus poderes?
Él me miró por un instante. ¿Sería que estábamos pensando lo mismo?
«Sabes lo que tienes que hacer si quieres tener una vida con ella, ¿no?».
Todo dependía de eso.
Cuando pareció que Ax no lo haría...
Estrechó la mano de Nolan. De una sola vez, con firmeza. Los hilos oscuros como venas se activaron sobre la piel de ambos, entrelazados en sus nudillos y en sus antebrazos. Duraron unos segundos sobre los de Ax y permanecieron un poco más sobre los de Nolan. Luego terminaron desapareciendo.
Entre el tenso silencio se oyó un suspiro de alivio.
—Ah, qué bueno, pensé que todo se pondría feo y que lo que luchamos sería en vano así que tenía el culo apretado, pero ya pasó —dijo Vyd, volviéndole el alma al cuerpo.
Yo también sentí tal alivio que no pude evitar reírme fuerte por su comentario.
—Mira, yo también estaba apretando todo —fui honesta.
Ax se rascó la nuca, algo perdido. ¿Habría entendido que por un momento no confiamos en él? Mejor que ni se diera cuenta.
—Los guardaré bien para ti, Ax. —Nolan se lo prometió—. Ahora, bueno, doy por terminada la reunión. —Anunció en voz alta como si fuéramos un gran público—. Muchas gracias por venir, eso era todo. ¿Qué tal si ahora vamos a comer algo? Ya deben estar empezando la cena.
Estuvimos todos de acuerdo, así que empezamos a caminar hacia el edificio. Sí me rugía el estómago, así que pensé en pedirles a todos que se apuraran para llegar más rápido, pero Nolan me tomó del codo un momento para que le siguiera el paso. Lo hice y ambos fuimos andando atrás, mirando cómo Ax, Vyd y la chica hablaban mientras avanzaban bajo los colores púrpura y azul del atardecer.
O bueno, mientras Ax oía y los otros dos hablaban.
—Mack, ¿acaso es esto algo así como lo que la gente llama «un final feliz»? —me preguntó Nolan, inclinándose un poco para que fuera algo secreto entre él y yo.
Sonreí, y mirando con vida al chico que amaba, a mi mejor amigo y a los que a partir de ahora se convertirían en mi familia, no tuve ninguna duda sobre cuál era la respuesta a eso:
—Sí, este es uno de esos finales felices.
FIN.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro