
56 - Parte 3
Nolan inmediatamente apartó la mano de la caja.
El fervor de la gran revelación sobre su existencia fluía como un hormigueo por su cuerpo. Pero lo que en realidad lo ayudó a conectar más los hilos de la verdad fue el hecho de que había tenido la capacidad de ver y oír todo al mismo tiempo cuando estuvo conectado al poder del individuo número tres.
El inmenso conocimiento de cada cosa, lugar, momento y suceso pasado se había quedado en su mente. Ahora él sabía todo sobre absolutamente todos, cada una de las palabras que se habían pronunciado.
Incluso las más importantes:
Las que Godric había dicho. Todas sus explicaciones, todos sus pasos, sus acciones ocultas. Gracias a eso más piezas encajaron, y más capaz fue Nolan de ensamblarlo todo:
—Lo que Godric hizo conmigo resultó ser la solución. —Sus pensamientos salieron de su boca en susurros al mismo tiempo que él los procesaba y les daba sentido—. Pero seguramente no se dio cuenta de esto al principio, porque después de nuestro primer encuentro él todavía no sabía nada sobre el gas. Tuvo que haberse dado cuenta muchísimos años después, luego de que entendió que la chica número dos no era la que podía ayudar al mundo, sino el niño con las moléculas que él consideraba inactivas. Cerca de su muerte, cuando estaba enfermo, fue que entendió que al hacerme el protector a la vez hizo que yo fuera la única salvación. Por eso escondió la caja en el bichito, y lo programó para que llegara a mí y me reconociera, ya que mi necesidad de proteger y traer a Mack de vuelta contrarrestaría la necesidad de abrir la caja. Ahora, al tenerla en mis manos, al tener yo que tomar la decisión de si liberar el gas o no, se crea un poderoso choque entre mi humanidad y el poder oscuro de Ax. Pero como yo no nací siendo un STRANGE y además estoy diseñado para pensar más en la seguridad de Mack que en cualquier otra cosa, mi humanidad y mi amor por ella ganan la batalla.
A Nolan lo inundó un enardecimiento gigantesco, porque todo esto era algo increíble, ¿no? ¡Era magnífico, ya que era una solución! ¡Era la respuesta!
Tras esa emocionante realización su mente fue iluminada por el hermoso brillo de la esperanza, y eso a la vez le dio más consciencia de su entorno...
Allí se dio cuenta.
El brillo de la consciencia no solo acababa de iluminar lo bueno, sino también lo malo, porque de golpe pudo notar detalles que había pasado por alto desde que el individuo número tres había aparecido.
Entonces pudo ver lo otro, y su emoción se puso en pausa.
De hecho, el pasmo y la conmoción desaparecieron de su rostro en un santiamén para dar paso a una expresión de precaución, porque lo que implicaba ese gran descubrimiento sobre sí mismo no era solo el de tener una solución.
Eso de ser el único que podía resistirse a la caja conllevaba a algo más. Algo muy riesgoso:
Que era cierto. Él sí era un gran impedimento para cumplir la misión de los STRANGE. No, ni siquiera un «gran» sino el único que solo podía ser derrotado si él aceptaba abrir la caja por su propia cuenta.
Y no había que ser un genio para entender lo que eso implicaba para alguien cuyo objetivo era liberar el gas, por eso un mal presentimiento le erizó la piel. Sospechó algo. Algo atroz, basado en las palabras del individuo número tres un rato atrás:
«El destino es abrir la caja, pero tú, el error de Godric Cavalier, la piedra que puso en nuestro camino, estás interfiriendo al no aceptar hacerlo».
Lo había llamado «piedra en el camino»...
Lo había llamado «error»...
Le había dicho que nunca tuvo que nacer...
Analizando esas palabras claves sin todo el revuelo del dolor y la desesperación, la forma en la que se había referido a él había sido un poco... despreciativa, ¿no? Como la de alguien que se encuentra en una posición contraria.
¿Pero era así? ¿Estaban en posiciones opuestas de una mala manera?
La intuición de Nolan le susurró que sí. Esa misma incómoda y palpitante sensación que en muchas ocasiones le había advertido que algo malo sucedería, y que nadie había escuchado.
Solo que el individuo le había dicho que eso no era un sensor de peligro, sino un vestigio de lo que había vivido en sus vidas pasadas.
Pero en ese caso, si eran vestigios, significaba que su desconfianza había sucedido en algún momento, lo cual convertía su intuición en un claro...
Déjà vu.
Aunque no podía ser cierto, ¿no?
Es decir, estaba tratando con un STRANGE. Alguien como Ax, como Vyd, e incluso como la chica número dos (ya que ahora también sabía su verdad gracias al poder del tiempo que había poseído y que había marcado todos los sucesos que habían presenciado todas las personas que pertenecían a ese pueblo).
Nolan sabía que a pesar de que parecían monstruos, había bondad en ellos.
Debía de haber bondad en este...
DEBÍA.
Pero... si por si acaso, solo por si acaso resultaba cierta esa repentina suposición que ahora tomaba más forma en su mente, entonces nada era como lo creyó.
En especial: nada era como el número tres se lo había dicho.
Nolan se puso de pie muy rápido, ahora sosteniendo el arma con fuerza en su mano, y ya no contra su cabeza. Con el pecho hinchado, la respiración pesada, una postura precavida pero desafiante, miró con cautela en todas direcciones, alerta y muy desconfiado, porque tras decir lo siguiente toda la situación podía tornarse muy peligrosa:
—¿Sabías esta verdad? —preguntó él en voz alta—. ¿Sabías que Godric me hizo la única solución? ¿Esa es la principal razón por la que yo desafío el destino, ya que prefiero morir antes que abrir la caja? ¿Eso te molesta?
La mirada ya suspicaz de Nolan recorrió con mucha caución el revuelo de pasados descontrolados, tratando de encontrar al individuo, porque a pesar de que no lo veía, lo sentía acecharlo, moviéndose entre las confusas capas de imágenes de personas y lugares.
¿Tal vez para no ser detectado?
Pero, ¿por qué?
El hecho de que se estaba ocultando no le apareció nada bueno.
Tampoco su silencio, porque el número tres no contestó a sus preguntas.
La mente de Nolan volvió a escanear más de los detalles que antes había ignorado, y se dio cuenta de otra particularidad.
Pensando en eso tuvo una certeza. Ni siquiera entendió cómo, pero supo algo sobre el número tres que antes no sabía, de nuevo como se sabe algo sobre uno mismo. Algo muy parecido a cuando se había conectado a él.
Pero ya no estaban conectados, ¿no?
Bueno, igual otra sospecha latió en Nolan. Una aún más grave, que de nuevo esperó que no fuera cierta.
Probó algo más. Debía confirmarlo.
—Es cierto lo que dijiste antes, no puedes crear escenarios falsos, pero sí puedes escoger qué pedazos del tiempo mostrar —volvió a hablar. Luego hizo la inesperada petición—: Muéstrame la parte en la que me disparé. Muéstrame por completo mi propia decisión en todos los finales anteriores.
Estaba pidiendo eso por dos cosas que acababa de recordar y analizar:
Primero, porque en los escenarios que el número tres le había mostrado para que entendiera que estaba en un bucle, solo se veía su cuerpo muerto en el suelo con el arma sobre su inerte mano, ¿no?
Habiendo visto la escena superficialmente, y en especial estando preso del sufrimiento y la desesperación, la había considerado una parte sin contexto que podía ser interpretada de cualquier forma por cualquiera. Por ejemplo así:
«Bueno, me he suicidado»; y más si se le daba peso a esa interpretación con las cosas que el individuo le había dicho.
Pero aquí estaba la cuestión: ¿y la parte del disparo? ¿En qué momento los Nolan pasados se disparaban a sí mismos?
La segunda razón era porque cuando estuvo cayendo de pasado en pasado, siendo jalado y arañado por el tiempo, había visto flashes sin contexto en los que moría por un disparo.
En este caso fácilmente se podía pensar que, debido al caos del viaje, habían aparecido esos flashes de recuerdos, ¿no?
Se podía pensar que eran trozos del tiempo desatado que habían llegado a él para revelarle el preciso instante en el que sucedía el impacto que finalizaba con su vida y que lo reiniciaba todo de nuevo.
Pero la otra cosa rara estaba en esta parte:
Una mano le apuntaba de frente y le disparaba en la cabeza.
Una mano le apuntaba.
De frente.
Si se unían esos dos grandes detalles, quedaba esta duda:
—Porque no puedo entender esto: ¿por qué me mataría de frente? Si todo este rato me he apuntado a la sien. —Nolan lo resaltó, confundido—. Así que quiero verlo. Quiero ver cómo fue que acabé con mi vida.
Pero recibió el mismo silencio y la misma nada; el mismo acecho desde algún punto indetectable.
Ese misterioso mutismo aumentó más su desconfianza y le dio más peso a su sospecha.
—¿Por qué ya no hablas, eh? —le reclamó al individuo, mirando en rededor—. ¿Y por qué te estás ocultando? Si tus intenciones son buenas, aclara mis dudas.
—Estás haciendo lo mismo que ya hiciste, Nolan Cox, y va a terminar con la repetición de todo —finalmente recibió una respuesta de las tres voces con su tono mecánico, pero sin saber desde dónde.
—Quiero ver mi muerte —insistió Nolan—. Solo así abriré la caja. —Mintió en un intento de convencerlo.
Pero Nolan tuvo la impresión de que sabía muy bien su mentira, porque replicó:
—Otra vez serás el responsable del sufrimiento de todos tus seres queridos.
Un frío recorrió la espina dorsal de Nolan, y por su boca pasó un sabor amargo, porque solo pensó: «Dios, creo que lo que temí es cierto».
Apretó con determinación el arma en su mano, ya muy desconfiado, y decidió arriesgarse más.
—No respondes porque hay más en todo lo que dijiste, ¿no? —Nolan tuvo la valentía de acusarlo, ya revelando su gran sospecha. El seguir sintiéndose observado por el individuo, no poder verlo de vuelta, no poder encontrarlo, empezó a irritarlo—. No le presté atención a los detalles por estar tan afectado, pero no me estás diciendo todo. Así que muéstrame cómo me maté.
—Abre la caja —fue la respuesta del número tres sobre todo el caos de momentos pasados—. Termina con este bucle.
Ya también le estaba molestando el hecho de que el individuo solo decía las mismas palabras y eso comenzó a condensarse dentro de él. Sintió la irritabilidad mezclarse con el estrés de la situación, de la desconfianza, de la confusión, y aumentar al igual que un vaso que se llenaba y llenaba...
—Muéstramelo ya. —Afincó Nolan en lo que, inesperadamente, le salió más como una advertencia que una petición.
—¿Entonces necesitas verlo de nuevo? —preguntaron las cabezas.
Con su poder, otra vez realzó los escenarios de las muertes. Hizo que se vieran más vivas, más traumáticas, más sonoras, más capaces de vulnerar y de distraer a Nolan debido al sufrimiento que le causaba el solo verlas.
Fue inesperado para él que las hiciera lucir como si ya no fueran un pasado, sino que realmente estuvieran pasando de nuevo. Por lo que, mientras se movía sobre su posición contemplando con aflicción cada escenario uno al lado del otro, se debilitó la firmeza que había reunido para revelar sus sospechas.
Porque de un lado sucedía la muerte de Mack. Por otro lado la de Vyd. Por otro lado la de Ax, todas como si estuvieran sobre una base giratoria a su alrededor.
Así que otra vez casi se sintió derrotado y culpable. Otra vez casi la locura del trauma dominó su mente, preguntándose por qué tenía que vivir esas repeticiones.
Incluso quiso preguntárselo al individuo, gritarle que con eso solo lograba abatirlo y convencerlo más y más de que lo mejor era matarse para acabar con el dolor.
Un momento.
Convencerlo de acabar con el dolor...
La cara de Nolan denotó un pasmo repentino al pronunciar eso en su mente. Fue como que se aclaró algo para él al igual que un científico da con un gran descubrimiento.
Y una frase vino a su mente. Era algo que la chica número dos le había dicho a Mack. Él no estuvo presente aquella vez, claro, pero de nuevo gracias al poder del tiempo que pudo acceder a muchos sucesos pasados de muchas personas.
Incluso si esas personas viajaban a otro lugar, él también sabía lo que habían presenciado. Y en la organización, cuando estuvo a punto de matar a Ax, la chica número dos había dicho esto:
«Lo mejor que aprendí de tu padre es que todo puede ser una mentira».
Ese día ella había dejado una pista sobre sus verdaderas intenciones. Mack no lo había entendido, pero ahora Nolan sí. El revelar indirectamente que estaba engañado a todos porque acabar con la vida de su hermano iba a salvar al mundo, al mismo tiempo desvelaba algo muy importante:
Que todos los individuos de STRANGE podían engañar muy ágilmente. Ella lo había hecho con mucha inteligencia sin importarle si todos la consideraban una enemiga aun cuando sus intenciones no eran crueles.
Pero en este caso... ¿y si era al revés?
La chica número dos había parecido mala, pero era buena.
¿Y si el individuo número tres parecía bueno, pero era malo?
De nuevo Nolan sintió un escalofrío y de nuevo lo que ya era... ¿un Déjà vu? Y se preguntó cómo no se había dado cuenta de lo que no encajaba. Quizás por el estrés del trauma, pero si se fijaba más en los detalles estaba todo allí. Siempre estuvo en las cosas que el individuo había dicho, y en especial en la manera.
Nolan luchó con todas sus fuerzas para no dejarse derrotar por el grito de Mack que se reproducía y por la lucha de Vyd antes de morir, y decidió ser inteligente.
—¿Por qué me muestras esto de nuevo? —lanzó la pregunta al individuo. Esa vez giró sobre sus pies con una lentitud muy precavida, con las piernas un poco flexionadas y la mirada escaneando en rededor igual a un cazador buscando a su presa. Trataría de encontrarlo. Trataría de dar con su ubicación entre el revoltijo—. ¿O es que acaso quieres hacerme sentir culpable y atormentado? ¿Quieres hacerme sentir mal hasta el punto en el que odie mi propia existencia? porque eso es lo que estás logrando al recordarme las muertes.
—Te lo recuerdo para que entiendas de una vez cuál es la solución —solo dijeron las tres cabezas.
—Pero no tiene sentido que tu manera de intentar convencerme sea mostrarme de nuevo lo que en otras vidas me llevó a matarme. —Nolan hundió las cejas. ¿En dónde se encontraba? En los pasados estaba sucediendo una fiesta que alguna vez la madre de Mack dio en el jardín. Ella estaba pequeña, la vio y le dolió, pero de nuevo se esforzó en ignorarla—. No entiendo por qué si quieres que abra la caja por el bien, me torturas y me llamas culpable. —Lanzó una jugada inteligente—: Pero de acuerdo, no lo haré en esta. No acabaré con mi vida. ¿Ahora qué?
—Ahora abres la caja. —Era la respuesta obvia, pero Nolan notó que el individuo ni siquiera era capaz de usar ese tono de simplicidad. Todo era neutral o enojado, pero nada amigable, empático o sensible. Incluso si lo recordaba ahora, hasta sus palabras "comprensivas" habían sonado algo falsas.
Era como... carente de emociones.
Vacío...
Otra vez muy diferente a Vyd, a la chica y sobre todo a Ax, que estaba enamorado de Mack.
—Y si tampoco hago eso, ¿qué? Dijiste que morirme es precisamente lo que acaba con las vidas de los demás y reinicia todo, pero si yo no elijo matarme, ¿no debería eso romper se bucle? Y eso es lo que podrías escoger también, ¿no? Lo que sea mejor para la humanidad —replicó Nolan a la instrucción anterior. Sonó igual a un retador rebelde. Pero solo recibió silencio otra vez. Nada. Y gracias a eso lo fue comprendiendo más—. Ah, no dirás qué pasaría después de no abrirla y seguir con mi vida aunque mis amigos estén muertos, ¿no? —Volvió a exigirlo—: Muéstrame lo que te estoy pidiendo. Muéstrame cómo morí.
Más silencio.
Nolan tenía que dar con él. Afincó su mirada, su atención en todas las direcciones. Era difícil con la voz de Mack de fondo, el sonido de las muertes, pero soltó aire lentamente por la boca para calmar su corazón fieramente acelerado, para dominarse a sí mismo, para despejar sus miedos, y se forzó a poner su mente en blanco. Solo pensando en quería la verdad. La quería con su corazón, con su pequeña esperanza ya viva, con todo su ser.
Diría él que jamás había alcanzado un estado así. Toda su vida ansioso, preocupado, pensando de más. Pero allí no pasó eso. Quedó todo tan callado dentro de su cabeza que pudo sentir una fuerte y vibrante energía fluir por sus venas, subir por su cuerpo para concentrarse su frente y en su mente.
«Déjame verte» ordenó en sus pensamientos, «déjame oírte».
Al instante, como si la cabeza entera de Nolan estuviera poblada de ojos, estos se abrieron. No eran visibles exteriormente, claro, pero él pudo observar todo su alrededor desde todas las perspectivas, incluso a través del montón de pasados que limitaban cualquier visión.
Tuvo la visión del mundo entero, pero en especial pudo escuchar el latir del corazón del individuo número tres. Efectivamente éste estaba caminando a su alrededor para no tener una posición exacta y confundirlo.
—Estás escondiendo algo importante, ya lo sé... —añadió Nolan ante el prolongado silencio, con su boca curvada hacia abajo en una mueca amarga, y con los ojos entornados que lo estudiaban todo. Quería ganar tiempo para hallarlo.
—Tú estás dejándote llevar por algo que dijo ella, la que verdaderamente era la maestra de las mentiras —pronunció la omnipotente voz—. Solo mira, incluso con su vida ya perdida te engaña, haciéndote creer que sus antiguas palabras tienen algún significado.
Nolan supo de inmediato que con «ella» se refería a la chica número dos, pues era su frase dicha a Mack que él había pensado al sentir sus dudas con más fuerza. Pero entonces eso significaba que:
—Ah, ¿cómo sabes mis pensamientos? —En ese caso de nuevo no hubo respuesta—. De todas formas ya lo entendí. No me muestras las muertes para que entienda cuál es el bien o el mal. Me las muestras para que no piense en nada más que en eso. Por eso las repites: como una estrategia para debilitarme, llenarme de culpa y drenar mi mente ¿cierto?
—¿Te refieres a las muertes que son tu culpa, Nolan Cox? Las cuales seguirán siendo si no decides por fin abrir la caja. Y aunque sabes esto, en todas tus vidas has hecho lo mismo. Pero en esta puedes hacer algo diferente. Puedes terminar con esto de una vez por todas.
—La caja, la caja, la caja, todo es la caja —soltó Nolan de vuelta con fastidio y con un puño apretado de frustración por la insensibilidad del individuo, pero aun mirando, aun tratando de detectarlo: percibía que aquel corazón latía por la derecha, pero él giró a la izquierda, en contra para aplicar su misma estrategia: confundirlo y hacerle pensar que no lo ubicaba—. ¿En verdad eso es lo único que te importa? —Señaló los pasados de las muertes que se reproducían a su alrededor—. Tus hermanos son esos que mueren en esas imágenes, y no te inmutas al enseñármelas. ¿No debería dolerte como me duele a mí? En especial, como le dolió a Ax la de los demás.
Por un momento, honestamente, Nolan tuvo la esperanza de estar equivocándose. Tuvo la esperanza de que el número tres dijera que sí le dolía ver a sus hermanos morir al igual que Ax había sufrido por el resto de los individuos, y que con eso fulminara todas las sospechas que tenía de sus intenciones.
Pero no.
—Ábrela y salva al mundo. —Solo dijeron de forma mecánica, como si hubieran sido programados para insistir solo en eso.
—No, no te importan ni tus hermanos ni el mundo —suspiró Nolan, negando con la cabeza. Ahora su mohín se convirtió en uno de desprecio. De todas maneras estaba atento al latido, porque hasta su oído sobrehumano se amplificó el sonido de los pasos descalzos del individuo sobre la grama. Mejorando la estrategia, Nolan caminó al contrario de él, como si ambos fueran manecillas moviéndose en direcciones contrarias—. La verdad es que pensé que podías ser una ayuda. Pensé que como eres un STRANGE habría una parte buena en ti.
—Nolan Cox... —El tono de aviso que fue perceptible en la voz de las tres cabezas lo hizo advertir que ya sabían lo que él iba a decir.
¿Otro Déjà vu? ¿Entonces otra cosa que también había sucedido antes? ¿Él lo había enfrentado de la misma manera?
Cada vez era más cierto.
Pero eso no lo asustó, y siguió hablando a medida que se movía dentro del círculo central del jardín, ese que no estaba plagado de pasados.
—Como la hubo en Ax, en Vyd, y en la chica, pero sospecho que no.
—...no cometas...
—Así como también sospecho que estás mintiéndome en algo importante.
—...los mismos errores que antes...
—Y debo comprobarlo.
—...porque va a terminar mal —finalizó el individuo.
Eso sí sonó como una amenaza, pero a la vez Nolan se detuvo abrupta e inesperadamente, y giró rápido la cabeza hacia la derecha.
—Te tengo —lo atrapó con la mirada entre todas las imágenes. Entonces ahí lo descubrió. Apenas lo vio entre las capas de pasados, lo primero que resaltaron fueron los ojos de las cabezas:
Las tres tenían un ojo despejado, pero el otro teñido de negro, lo cual significaba que una parte del individuo número tres seguía bajo el control de de é, el número uno.
Es decir que, a su vez, Nolan debía de tener los ojos oscurecidos de la misma manera, solo que no se había dado cuenta al serle imposible verse.
Pero igual lo entendió muy rápido: por eso, desde que había vuelto del vórtice del tiempo, no se sintió aturdido por la abrumadora e inentendible mezcla de ruidos provenientes de los pasados proyectados, algo que habría reventado los oídos de cualquier persona.
Por eso, también, ambos podían oírse claramente por encima de todos esos sonidos.
Por eso pareció que el número tres podía leer sus pensamientos y sus dudas.
Y en especial, por eso el individuo se había escondido: para que él no se diera cuenta de que aún estaban conectados, de que Nolan aún poseía el poder del tiempo, aquel capaz de verlo todo al mismo tiempo.
—Ah, por eso no querías que te encontrara, ¿no? Sigo teniendo poder sobre ti —lo expuso Nolan, sintiendo una poderosa adrenalina por haber descubierto la ventaja que tuvo y que todavía tenía—. Aun cuando me lanzaste al tiempo no pudiste desconectarte de mí, porque el dominio del principal sobre los demás individuos es más fuerte —Con él en un extremo y el individuo en otro, finalmente se lo ordenó—: Ahora muéstrame por completo todas las veces que morí.
Como pasaba con todo individuo de STRANGE, aunque no quisiera, el cuerpo del número tres respondió de manera automática a la orden del número uno. Se despertó abruptamente el enlace entre las moléculas del poder colmena, los hilos de la oscuridad se expandieron como ramificaciones oscuras por los cerebros de las tres cabezas, y sus mentes se abrieron al control.
Nolan entonces se introdujo en ellas como un asaltante, con una intromisión que no fue experta, ya que él no había vivido con ese poder toda su vida como para saber condensarlo con naturalidad.
Pero aun así, en ese momento, el poder del pasado, presente y futuro estuvo bajo su jurisdicción, lo cual anuló lo que el número tres había impuesto. De esa forma se detuvieron las infinitas apariciones de capas de imágenes proyectadas por el patio. Las imágenes quedaron suspendidas, y tan paralizadas como los cadáveres de Mack, Ax, Vyd y Dan.
Todo quedó de nuevo en el más absoluto silencio.
Ahí Nolan lo demandó. Solo un pensamiento, una necesidad, y los trozos de pasados que él deseaba ver salieron con fuerza de las profundidades del poder del individuo y, otra vez por su inexperiencia manejando ese poder, golpearon a Nolan como intensos flashes contra sus ojos y propia su mente.
Lo hicieron echarse para atrás, defendiéndose con sus antebrazos:
Primero se vio a él mismo siendo escupido por el tiempo en el jardín con los cadáveres y la creación de Jael en pausa.
Luego no se oyó a sí mismo, pero se vio levantándose y girándose sobre sus pies mientras gritaba con histeria en el centro de todas las capas de pasados descontrolados, justo como había pasado un rato atrás.
Después se vio comprendiendo algo (que pudo ser el vendaje), y luego discutiendo, como reclamado a las tres cabezas que no podía encontrarlo. Lo mismo que también había pasado hace minutos.
Pero, ¿sobre qué discutía tan encarecidamente? ¿decía las mismas palabras que ya había dicho? porque le pareció que no.
A pesar de los flashes, Nolan afincó su necesidad de ver más a fondo sus pasadas muertes en la mente del número tres. En respuesta a su insistente orden, las enredaderas del poder oscuro y superior del número uno se clavaron todavía más por los surcos de sus cerebros, cavando en exigencia.
Eso hizo que las tres cabezas del individuo empezaran a sentir un dolor indescriptible que soltaron casi como gritos. Nolan también fue atacado por la fuerza de su propio esfuerzo de mantener y profundizar el control, y cayó en una rodilla sobre el suelo.
Pero no paró. Demandó la verdad que estaba bien oculta en lo más recóndito de aquella mente repleta de ojos, que era igual a como había sentido la suya rato atrás, aunque ya sabía por qué: porque se habían mantenido conectados.
Pero sí, si había representación del poder de ese individuo era este: que había ciento, miles, millones de ojos dentro de él. Grandes y pequeños, de todos los tamaños, cuyas pupilas e iris miraban con rapidez en todas las direcciones que existían.
Aunque otro flash le mostró algo diferente: le estaba gritando acusaciones al individuo. Oyó con ecos y medio distorsionadas bastantes de ellas que revelaban la atroz verdad que ya había sospechado.
Luego, finalmente, Nolan vio sus muertes pasadas.
Ahí lo descubrió.
Debido al impacto de la revelación su control se resquebrajó, trayendo de nuevo a consciencia una parte del número tres. Y como su poder volvió a activarse, todas las imágenes de pasados volvieron a reproducirse, las muertes a repetirse, los sonidos a mezclarse y superponerse, y el individuo quedó oculto otra vez entre todas las siluetas.
Aun así, sabía que podría escucharlo.
—Mentiste... —susurró Nolan, sombrío. Para ese momento ya estaba a gatas sobre el suelo, casi apaleado debido a los golpes de flashes. Le latían las sienes. La respiración era acelerada. En su campo visual aún estaba atravesado el centelleo de las imágenes, igual a cuando una bombilla encandila.
Ahora sabía la verdad gracias a los recuerdos que había cavado y extraído. Sus dudas no habían sido exageradas:
La mano que portó el arma que lo mató tantas veces en el pasado no fue la suya.
Nunca lo fue.
—Claro, sacaste momentos incompletos porque de esa forma me harías creer que todas las veces que llegué aquí acabé con mi vida a causa del dolor.... —Nolan negó con la cabeza haciendo una mueca de desprecio. Con esfuerzo se apoyó primero en una pierna para tratar de erguirse—. Por eso no mostraste el momento en el que apretaba el gatillo. Solo me permitiste verme a mí mismo ahí tirado con el arma en mi mano para que creyera que yo lo había hecho. Pero el arma nunca la disparé yo. Fuiste tú.
Sí, el dedo que había apretado el gatillo contra su frente había sido el de un niño (aunque en otros momentos la de un hombre, pero no él mismo).
Como sea, luego el cuerpo de Nolan caía al suelo con el brazo extendido y la cabeza girada en una dirección opuesta a la posición del espectador (para que, aun siendo proyectada la escena, no fuera visible el agujero frontal).
—Y lo has hecho porque comprendo la verdad... Lo descubro todo gracias a la venda que me hizo Godric, a los detalles en las cosas que dijiste, y a los vestigios de mis versiones pasadas. —Nolan jadeaba, pero logró alzarse más, mirando con rabia al individuo en su lugar—. ¿Qué es lo que pasa si no abro la caja? No es que el mundo se detiene, sino que tú me matas. Yo nunca me su¡cid*. Tú no me dejas vivir más allá de ese punto porque no hago lo que deseas, entonces acabas con mi vida, cortando así la línea del tiempo para que esta vuelva a regenerarse, yo vuelva a nacer, todo se repita y llegue otra vez hasta aquí. —Las palabras le salieron con repulsión—: Tú creaste el bucle y tú eres quien lo mantiene, porque solo así tienes más oportunidades para tratar de convencerme de liberar el gas.
»Porque nunca lo has logrado, ¿cierto? Nunca me has convencido de abrirla. Yo nunca he cedido. Entonces lo único que puedes hacer es intentar e intentar en cada nuevo final hasta que yo lo acepte, ya que no tienes la capacidad de obligarme. Por eso no puedes permitir que muera antes, pero tampoco puedes permitir que siga la vida sin la apertura de la caja. Me necesitas, y odias eso, porque estabas seguro de que Ax lo haría de inmediato, de que por haber nacido siendo un STRANGE él no vencería su necesidad de cumplir su misión. Pero no es igual conmigo, porque Godric hizo que mi humanidad combatiera eso. —Nolan resopló y negó con la cabeza con una risa amarga—. Así que no, no soy un error por mi nacimiento como has dicho para hacerme sentir culpable; ante tus ojos soy un error porque no contabas con que el número uno me transferiría sus poderes. Ese es el impedimento con el que te encontraste en la línea original en donde creaste el bucle por primera vez: que aun teniendo las moléculas de los STRANGE, yo no elegiría liberar el gas. Y no lo pudiste adivinar porque a pesar de que eras capaz de ver el futuro cuando estabas en MANTIS, al ser desactivado y dormido no viste cómo Ax lo cambió todo al decidir que yo tomaría su posición.
Nolan por fin se levantó. Sentía una gran parte del poder oscuro aún conectada al individuo, por lo que trató de detectarlo, pero sacarle la verdad lo había dejado algo aturdido y exhausto, así que no pudo leer ningún pensamiento de su parte. Hasta pareció que no existía ninguno dentro de las tres cabezas donde sea que estuvieran.
Eso era peligroso. Si no lo hallaba estaría en riesgo puesto que, a partir de ahí, lo que los recuerdos extraídos le habían revelado era su propia muerte a manos del individuo.
No había visto bien cómo llegaban a eso. Tal vez por el hecho de que él lo exponía todo. Pero aun así, ya sin miedo, solo por rabia, lo reveló:
—Así que el villano principal no es ese monstruo que sin consciencia mató a mis amigos. —Nolan negó con la cabeza, ya muy claro—. No es la chica número dos que quería desesperadamente salvar a Mack del mal de la caja aunque eso implicara su muerte. No es Jael que estaba dolido por la injusta pérdida de su hijo. No es Godric que se volvió loco tratando de encontrar una solución que permitiera a los humanos y a los STRANGE vivir al mismo tiempo. Incluso no es el gas que acabaría con todo. Tampoco mi muerte. —Se giró en rededor sobre sus pies a pesar de lo sacudido y tembloroso que había quedado su cuerpo debido a los flashes, y lo lanzó, acusatorio, igual a como todas sus versionas pasadas también lo habían hecho—: Eres tú, el único individuo de STRANGE que jamás conoció la vida ni la empatía del ser humano por estar siempre dormido e inactivo. Creció tu poder, creció tu mente, pero estuviste aislado de voces, de rostros, de experiencias, por lo que jamás sentiste el dolor que vivieron tus hermanos al ser modificados. Así que lo único en lo que crees, tu único propósito, es cumplir la misión de abrir la caja. No sientes culpa, no sientes tristeza, no sientes compasión o cariño. No sientes nada porque eres el más fiel pedazo de la criatura que los engendró. Estás tal y como él los trajo al mundo, dispuesto a ello. Tú sí eres todo lo que Jael temió que fueran los individuos de STRANGE: algo maligno, sin humanidad, programado para hacer lo que sea con tal de liberar el gas, incluso si eso requiere crear un bucle en el tiempo. Y eso solo porque no has podido contra mí, ya que por ser el portador del poder del número uno soy el único capaz de liberar el gas aun con el tiempo detenido, y en especial: soy superior a ti.
Nolan se señaló a sí mismo en el pecho, todavía girando sobre su posición para que su voz que lo ponía en evidencia y su rostro desafiante le hicieran entender al individuo que él también lo estaba mirando todo, que él también era capaz de buscarlo y rondarlo.
—¡Yo soy el enemigo que nunca has podido vencer, ¿no?! —exhibió Nolan en un grito retador, y dispuesto a todo lo provocó aún más—: ¡¿En dónde estás?! ¡Te ocultas porque sabes que apenas te vea estarás bajo mis órdenes! ¡Pues nunca tendrás el poder principal! ¡Tendrás que matarme eternamente, pero no lo vas a lograr! ¡Nunca voy a ceder!
—En esta ocasión tampoco lo decidiste, ¿eh? —obtuvo una respuesta tan automática que no se supo si el individuo había reaccionado a la provocación o no—. Entonces supongo que tendremos que empezar de nuevo.
Esto Nolan no se lo esperó porque realmente no estuvo en los flashes que lo golpearon, así que lo tomó desprevenido: todos los pasados proyectados en el jardín se fueron contra él.
El individuo usó la parte de su poder que de nuevo podía dominar e hizo que las imágenes se arremolinaran sobre y a través Nolan. Estas lo traspasaron al igual que fantasmas, lo rodearon arriba, abajo y a los lados, inconscientes de su presencia, pero confundiéndolo, mareándolo e impidiéndole ver nada más que un enredado revoltijo de sucesos, personas, eventos, recuerdos.
Atrapado en ese torbellino, Nolan trató de alejar las proyecciones con sus manos. Se le calló el arma por el lío y porque trató de despejar su campo visual.
A la vez, camuflado desde algún lugar y viendo su desesperación, la ominosa voz de las tres cabezas se escuchó como proveniente de todas partes:
—Tienes razón, Nolan Cox. No pude prever lo que el número uno haría en la línea original, porque aunque mi poder creció debido a que la energía colmena del resto de los individuos lo hizo, mi cuerpo se congeló y eso me causó fallas. Cuando en la línea principal llegaste por primera vez a este final portando el lugar del número uno y te negaste a abrir la caja a pesar de la muerte de tus amigos, me vi obligado a dejarte vivir, porque no pueden ser alteradas las líneas originales del destino. Solo que aunque lo respeté, no me quedé con la derrota. Sabía muy bien que con la caja bajo tu poder jamás se liberaría el gas, así que lo que hice fue crear una línea alterna a partir de la original (a pesar de que las alternas siempre tienen y tendrán marcas de la principal) para volver a intentar convencerte. De esa forma no desafié al supremo tiempo puesto que solo añadí una línea más, una pequeña copia. Pero volvió a fallar, porque mientras yo dormía, Godric y Jael revelaron la verdad y MANTIS lo amenazó y obligó a crear un indestructible contenedor para el gas. Luego dejaron a Ax adentro y lo torturaron para que la abriera, después de todo, la verdad es que no se necesita mi poder para detener el tiempo. El número uno puede hacerlo por su propia cuenta. Por eso después de su apertura mataron a todos los STRANGE. Solo que por lo que pude ver en su futuro: en cierto punto Godric y Jael serían asesinados, MANTIS se apoderaría del contenedor y el gas sería modificado y expulsado para depurar a los humanos, más no para permitir que los de mi raza vengan pues habría sobrevivientes.
»Sin embargo, cuando me despertaron y me sacaron para matarme también, y en tan solo un segundo vi el futuro y vi mi destino, me aseguré de crear una segunda línea, que es en la que nos encontramos justo ahora. No ha habido errores porque a pesar de que también tienes las moléculas, la marca indeleble de la original, todo va como debe ir. En especial, la ventaja es que esta sí puede ser modificada porque no pertenece al destino inicial. Yo puedo terminarla y volver a regenerarla para repetir todo y que vuelvas aquí. Eso significa que, en esta réplica a la que esta versión de ti pertenece y siempre pertenecerá, yo soy quien decide lo que va a suceder. Yo decido cuando cortar el bucle y yo decido cuando seguir. Entonces, sí, si necesito tratar de convencerte eternamente, lo haré.
Nolan escuchó todo con claridad, pero aún se cubría la cara con los brazos, porque el montón de imágenes superpuestas amenazaban con reventarle la cabeza.
Y otra cosa que ya estaba cambiando: empezaba a escuchar los sonidos fusionados con mayor fuerza.
Eso significaba que el individuo estaba desprendiéndose de él. La conexión se estaba debilitando, y si se rompía, el cuerpo humano de Nolan no soportaría todas esas voces y ruidos al mismo tiempo. Sus tímpanos se reventarían.
Intentó mirar alrededor por si lo encontraba, pero solo vio sonrisas, llantos, caras preocupadas, niños, muertes, incluso a sus versiones pasadas muriendo del disparo.
¿Entonces era así como lo había llevado a la muerte? ¿Primero aturdiéndolo con ese remolino de pasados y luego disparándole?
Tenía que evitarlo. Esta era su nueva oportunidad. No la última, pero luego tendría que pasar otra vida sin recordar nada. Era ahora que debía detener de una vez por todas el atroz bucle del número tres.
Desesperado, Nolan trató de encontrar entre la niebla el arma que causaría su muerte. Incluso tanteó el piso. Era confuso y difícil. Demasiados sonidos. Estaba entre un mar en donde en vez de agua había gente y en donde en vez de ahogarse estaba sintiéndose sofocado cada vez más. Era como si se estuviera haciendo todo más pequeño, los escenarios cerrándose mucho.
No la hallaba. No estaba. ¿Ya el número tres la había tomado?
No se quedaría averiguarlo. No se quedaría a recibir el disparo.
Nolan salió corriendo de allí. La marea de pasados lo persiguió a través del jardín, avecinándose detrás y a la vez surgiendo nuevas frente a él.
A medida que corría de nuevo vio flashes pertenecientes a sus versiones pasadas que se encontraron en la misma situación:
Él corriendo para huir de las proyecciones que el individuo le estaba arrojando.
Él mirando hacia atrás para comprobar si el individuo mismo también venía tras él.
Algunas versiones habían muerto solo en la huida. Habían recibido el disparo allí, inesperado.
Pero, extrañamente, otras versiones sí habían advertido que venía el disparo, y se habían desviado.
Nolan entonces entendió que en cada final a los Nolan pasados también se les habían revelado esos flashes, ayudándolos así a ir cambiando la forma en la que podían evitar la muerte.
Aunque esta, en todos los finales, terminaba sucediendo.
Nolan se desvió antes de recibir el disparo, deduciendo esto gracias a lo que el individuo le había revelado: «debo evitar que me dispare, porque él no puede cortar la línea si yo no muero antes».
—Pero morirás de todas formas, Nolan Cox, todas las veces que sean necesarias hasta que aceptes abrir la caja —le respondieron las tres cabezas a sus pensamientos que podía escuchar gracias a la poca conexión que quedaba entre ambos.
De todas formas, ¿cómo iba a evitarlo? Si en su huida, como todo estaba repleto de niebla, Nolan no vio lo que se avecinaba en el suelo y cayó por la entrada del laboratorio subterráneo de Godric.
Aterrizó como plasta contra el duro suelo de metal, pero, de nuevo, aunque estaba repleto de heridas nada le dolió. Se levantó tan rápido como pudo y aunque le pareció de los peores destinos correr hacia un lugar sin salida cuando alguien te persigue, no le quedó de otra que seguir adelante.
Un nuevo flash lo acometió y encandiló en ese momento: eso ya había pasado, porque se vio corriendo por el mismo lugar, directo hacia el nivel principal del laboratorio.
Usó esa misma dirección y estrategia, ya haciéndole caso a los recuerdos de sus vidas pasadas que, aunque habían muerto, en cada final habían logrado sobrevivir un poco más.
Corrió a través de las mesas, los paneles y las máquinas. Al voltear vio que ya no estaba siendo perseguido por los pasados, pero sí percibía (por la conexión) que el individuo se avecinaba.
Solo que en ese nivel principal del laboratorio no había nada en donde ocultarse, así que decidió bajar al inferior, el de las celdas.
Allí se escondió entre los enormes y repletos estantes de metal. Había uno tirado en suelo, obvio, de cuando él había tratado de evitar que Vyd siguiera hablando con el soldado, pero los demás estaban intactos, de pie, y servían como pasillos oscuros.
Se camufló entre dos de ellos. Contuvo el aliento tanto como el silencio que se profundizó apenas él se quedó quieto.
Algo pisó una de las escaleras de metal que daban hacia ese pisto.
Fue un pie, estuvo seguro.
Luego otro pie descendió.
Con sus ojos abiertos como dos faroles, Nolan miró entre los delgados espacios del estante que lo ocultaba.
Vio la silueta y los pies descalzos y ya sucios bajando con lentitud los escalones, tan mezclado con la oscuridad que solo podían apreciarse sus líneas: un cuerpo, tres cabezas con cuello, sostenidas a la vez por un cuello central. En su mano, una pistola.
El peligro estaba aproximándose de verdad.
Nolan sintió un miedo frío. Se encogió más entre las sombras, que eran su único abrigo y posible salvación.
El número tres llegó al final de las escaleras y empezó a moverse con una calma perturbadora por el laboratorio, buscándolo. Cada paso suyo pareció medido. Y a pesar de que Nolan no podía comprobarlo, sabía que estaba escudriñando cada rincón con sus seis ojos.
¿Sabría en dónde se estaba ocultando?
—Sí, porque como lo descubriste, esto ya ha pasado antes, Nolan Cox —aclararon las tres voces, de nuevo leyendo su aterrorizada mente—. Sé exactamente qué harás.
Un nuevo flash atacó la mente de Nolan: esa vez él mismo recibiendo la bala contra la frente porque el individuo había leído su mente y por moverse en la dirección exacta en la que él sabía que se movería.
Eso lo ayudó a comprender algo: no se salvaría si el número tres podía leerlo.
Entonces, si quería evitar el mismo error, tendría que hacer algo muy peligroso: desconectarse de él.
Corría el riesgo de no poder advertir sus movimientos tampoco. Se quedaría a ciegas, a oscuras, pero, ¿y si funcionaba? Además, ¿y si eso también podía ayudar a su próxima versión? Al menos sería algo.
Se desconectó de él. Muy rápido antes que el individuo pudiera siquiera evitarlo, Nolan rompió la conexión entre el número uno y el número tres para que las moléculas se desactivaran y no hubiera ningún enlace entre sus pensamientos.
Pero al otro instante, el individuo lo notó.
—Aunque hagas eso igual voy a encontrarte —oyó que le dijo—, y volveremos a empezar de nuevo.
Nolan se movió cautelosamente hacia atrás, porque lo vio cruzar al pasillo contrario al que él se ocultaba, buscándolo entre esa oscuridad. Aunque también vio algo más mientras lo contemplaba desde su escondite. Algo que le puso los pelos de punta y lo hizo ponerse la mano contra la boca para que su miedo no le hiciera escapar ni un aliento:
Que con cada paso, en el que aguzaba el oído intentando captar algún sonido que delatara la ubicación de Nolan, el número tres se fue transformando.
Fue como si ese camino oscuro también fuese el camino de su vida, capaz de transcurrir aceleradamente. Se le fueron estirando las piernas, los brazos, el torso, tal cual niño que crece, pasa por la adolescencia, llega a la edad adulta y finalmente a la vejez.
—¿Saldrás si te muestro la realidad de mi alma y mi mente, Nolan Cox? —preguntó el individuo, avisándole con esas voces sombrías que pensaba descubrirlo a toda costa—. Porque seguramente me subestimaste por mi tamaño, que nunca se desarrolló, pero puedo hacer que tus ojos vean lo que soy a la vez en mi interior: el niño, el hombre, el viejo. El que existió, existe y existirá.
Nolan se apretó más la mano sobre la boca, silenciando su aliento, pero en contra de su corazón que retumbaba al ritmo de la caza que estaba viviendo.
Dios, ¿qué podía hacer? ¿cómo podía acabar con el bucle sin morir? ¿cómo luchaba contra aquel individuo sin ser Ax?
Eso mismo se preguntó: «¿qué haría Ax, el verdadero líder, rey de la oscuridad, invencible maestro de las tinieblas y del frío silencio?».
Y pensó: «Oh, Ax, ojalá estuvieras aquí con tu rareza para hacer algo que te hiciera ver más raro pero poderoso y que un así hiciera volar las panties de Mack..."».
Aunque de repente vino a él: ¡eso!
Ax dominaba las sombras. Entonces él, en ese lugar, ante ese peligro, usaría la oscuridad a su favor.
¿Y precisamente cómo estaba ese nivel de las celdas, allí en el área de los estantes? Repleto de ella. Fundido en negrura.
El individuo número tres cruzó hacia otro de los pasillos de estantes, apenas distinguible. No había prisa en sus movimientos, seguro de que el final de esa persecución estaba cerca.
Pero no contó con el nuevo flash que golpeó a Nolan:
Otra de sus versiones previas había llegado hasta ese mismo punto, oculto detrás de los estantes, pero no había sido asesinado tan pronto. Había logrado ver los movimientos siguientes del individuo, hasta que este lo había sorprendido al girar inesperadamente la cabeza del pasado y lo había encontrado a través del delgado espacio entre las cajas y el metal.
Entonces allí le había disparado.
Pero eso ayudó a Nolan a predecir lo que haría, así que cuando la cabeza del pasado volteó porque creyó detectarlo, Nolan se agachó.
El individuo no vio nada.
Pero Nolan sí vio algo. Algo que su anterior versión no había podido ver, pero que él sí. Algo que estaba sobre una bandeja que Godric alguna vez dejó puesta en la parte de abajo de ese estante.
Ante ella, él descubrió lo que necesitaba, y entendió lo que debía hacer.
Nolan no sabía si eso iba a salir mal. Si iba a crear una paradoja, si iba a hacer explotar todo, si iba a hacer estallar el universo, pero se estaba basando en esto:
¿Qué había dicho el número tres? Que él lideraba esa línea del tiempo. Él la cortaba y él la restauraba si quería. Siendo entonces el único que mantenía el bucle, la única solución era muy obvia.
Nolan tomó lo que había visto sobre la bandeja y de cuclillas avanzó lentamente en dirección contraria hacia donde avanzaban los pies descalzos del individuo, eso para poder cruzar hacia el otro pasillo e ir detrás de él.
Ordenó a su propia mente, a su propio cuerpo, a que sus pasos fueran tan imperceptibles como podría serlo un fantasma en la oscuridad. Y así fueron, cautelosos, pero sin sonido a pesar del contacto de la suela de sus botas contra el suelo del laboratorio. Fue como que solo se mezcló, sintiéndose parte de las sombras, deslizándose entre ella, acercándose al número tres.
—Sé hacia dónde te moverás, Nolan Cox —susurraron las voces al unísono—. Sé que volveremos a estar en la misma situación.
No, el momento más valiente de Nolan no fue ese en el decidió morir y corrió por ese pasillo repleto de seguridad química.
Tampoco ese en el que desafió al tiempo debido a su desesperado deseo de volver al pasado.
O ese en el que expuso la verdad del número tres, aunque era peligroso.
En realidad fue ese en el que, contra su moral, contra su bondad, tuvo que matar a un STRANGE.
Se levantó cuando estuvo justo detrás de su espalda, siendo uno con la oscuridad, alzó el largo y afilado escarpelo que había tomado de la bandeja del estante, y con su fuerza sobrehumana lo clavó primero en la parte trasera de la cabeza de en medio.
—Tienes razón, en todas mis vidas pasadas hice lo mismo; ahora haré algo diferente: primero acabaré con este horrible presente. —Con valentía sacó el escarpelo de la carne y el cráneo, y con mayor fuerza lo clavó en la siguiente: la parte trasera de la cabeza del futuro—. Terminaré tu bucle para que se construya un nuevo futuro—. Sacó el escarpelo y finalmente lo clavó con toda su rabia en la cabeza del pasado—, y cambiaré el pasado, a donde me llevarás en este momento antes de morir por completo.
Nolan arrancó el escarpelo, que cayó en el suelo al mismo tiempo que cayó la pistola de la mano del número tres, y puso sus dos manos alrededor de la cabeza del pasado. Volvió a activar la conexión entre ambos, sus ojos se tiñeron de negro, y dio la orden.
Entonces, todo desapareció.
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Se viene la batalla final :D
Me perdonan si hay errores, estos capítulos no están por completo editados.
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