
56 - Parte 2
El bucle, el pasado y la gran y crucial petición
Parte 2
NOLAN
Pensó que iba a ser desollado.
O que iba a caer de nuevo en el tortuoso abismo sin fin del tiempo.
O que iba a pasar la eternidad saltando de pasado en pasado.
Pero no.
No pasó nada de eso. En realidad, Nolan cayó de culo contra la grama del jardín de la mansión Cavalier.
De alguna manera inentendible volvió al momento adecuado al que pertenecía su existencia, tal y como había deseado, liberado de las garras del tiempo.
Y lo más raro fue que a pesar de seguir herido, rasguñado, desorientado, muy mareado, debilitado, tembloroso, con la mente revuelta y la ropa hecha jirones, el dolor físico ya no se sentía. No le ardía ni le dolía nada.
El sufrimiento exterior se había... ¿pausado?
Aunque no se tomó ni un segundo en tratar de descifrar eso, porque solo tenía un pensamiento: «Godric lo habrá cambiado todo. Yo se lo acabo de pedir, él lo arregló. Todos deberían estar vivos».
Por eso, aun tratando de obtener aire y con el pecho subiendo y bajando debido a el tempestuoso y horrible viaje que había experimentado, miró hacia los lados.
Pero vio la misma niebla que cubría el suelo como un manto. La misma noche oscura y detenida. El mismo descontrol de momentos del pasado que se habían manifestado al tratar de controlar al individuo número tres, todavía proyectándose por todo el jardín y repitiéndose unos sobre otros. En el centro, el mismo monstruo paralizado. Los mismos cadáveres, todos en el mismo sitio, víctimas de las mismas espantosas muertes.
Por desgracia, a pesar de que había regresado, ni el más mínimo detalle estaba diferente.
—No... —Nolan contempló el devastador escenario del jardín, anonadado, jadeante—. ¡No, no! ¡¿Por qué está todo igual?! ¡Le pedí ayuda a Godric, ¿por qué no cambió nada?! ¡¿Acaso no cumplió su promesa?!
—¡Godric Cavalier no es ni fue capaz de salvar a nadie, y tú no puedes tratar de manipular el futuro de nuevo! —oyó que le gritaron las tres cabezas al mismo tiempo con enfado. Sus voces superpuestas fueron más fuertes que las miles de voces que todavía se oían alrededor, provenientes de esos pasados desestabilizados—. ¡¿Es que haber experimentado la rabia del tiempo no fue suficiente para que te rindas?! ¡¿Cuántas veces piensas cometer el mismo error?! ¡El destino es abrir la caja! ¡Cúmplelo!
Aunque algo sí había cambiado: que el individuo número tres ya no estaba frente a él como antes de ser absorbido. Solo estaba la caja en el suelo, a menos de un metro de distancia, destacándose con su plateado entre la niebla.
Pero las cabezas no se veían por ninguna parte.
¿Se había ocultado?
Sí. Nolan tuvo la capacidad de percibir al individuo moviéndose alrededor, dando pasos en torno a él como un depredador, porque se había mezclado entre todas las imágenes superpuestas, entre todo ese caos de personas, momentos, voces y situaciones.
Ahora era difícil de detectar. Difícil de encontrar.
Eso lo hizo sentir acechado.
—¡No, no lo haré! —les gritó Nolan de todas formas, mirando en todas direcciones para que sus palabras llegaran a las tres cabezas. Se sentía dolido y furioso por haber sido traicionado por Godric, por el hecho de que no había hecho ningún cambio—. ¡No importa si me lanzas al tiempo o no! ¡Si no puedo traer a todos de vuelta entonces moriré también, pero no voy a abrir esa maldita caja!
En un impulso impetuoso e insensato, al borde de la locura en la que las circunstancias ya lo estaban haciendo caer, Nolan corrió atropelladamente hasta el cadáver de Dan y agarró la pistola que había estado en el suelo.
Se apuntó a sí mismo directo en la sien, con el dedo índice sobre el gatillo.
Se mataría. Lo haría aunque le temblaban las manos; aunque un sudor frío le corría por el rostro, cubriendo las lágrimas que habían brotado ante Godric y que ahora se habían secado; aunque respiraba por la boca, jadeante, y todavía algo mareado.
Porque su cordura ya casi no existía. Estaba harto. Estaba cansado. Se sentía torturado, y si no había cambiado nada entonces no viviría en un mundo vacío sin sus amigos.
Cerró los ojos con fuerza, listo para acabar con todo.
—Así que por cobardía sí cometerás el mismo error de nuevo —dijeron las tres cabezas antes de que él pudiera dispararse, en un tono tan neutral que pudo haber pasado por el aburrimiento ante algo que ya fastidiaba—. Acabarás con tu vida como ya lo has hecho antes.
Nolan abrió los ojos rápidamente. Un terror fluyó por sus venas.
Aun con la pistola contra su sien miró hacia todos lados, tratando de encontrar el punto desde el que provenían las voces. Solo que le pareció que venían de todas partes porque el individuo se estaba moviendo a pasos lentos entre el confuso revoltijo de siluetas del pasado.
—¿Q-qué acabas de decir? —salió de su boca, desconcertado.
—Mírate, Nolan Cox. —Las tres voces lo invitaron a ver a su alrededor cómo los pasados superpuestos se opacaron, y cómo sobre ellas aparecieron unas nuevas y más claras imágenes.
Nolan las contempló entre horrorizado y pasmado, porque en todas estaba él:
Él con el mismo uniforme roto, las mismas heridas frescas por todo el cuerpo, el mismo rostro enrojecido y sangrante, el mismo dolor en los ojos y la misma desesperación en sus acciones.
En especial: en el mismo escenario del jardín cubierto de niebla, con los mismos cadáveres y ante el mismo monstruo.
—Has tratado de cambiar la muerte de tus queridos humanos todas las veces que has llegado a este final, porque sí, esas imágenes te muestran a ti mismo, pero en tus vidas pasadas —revelaron las tres cabezas con sus voces al unísono, caminando alrededor de él sin ser detectadas—. Solo que como no has conseguido tu propósito de devolver a todos a la vida, has sido un cobarde y tu decisión ha sido la misma: morir.
Era cierto. En cada imagen hacía cosas diferentes como tratar de controlar a los mellizos sin éxito, abrazar desconsolado el cuerpo de Mack, llorar sobre el cuerpo de Vyd.
Pero todas llevaban al mismo final: él muerto en el piso después de darse un balazo.
No se veía muy claro el momento en el que lo hacía, pero de acuerdo a la forma en la que su cuerpo reposaba inerte en el suelo con un brazo extendido y la pistola caída sobre sus dedos, daba la impresión de que sí, que después de haber tomado esa arma que estaba junto a Dan (justo como estaba sucediendo en ese momento) se disparaba a sí mismo por no soportar el dolor de la pérdida.
Entonces desde allí parecía que al final él había tomado esa fatal decisión. Y al parecer no una, sino muchas veces.
—¿Qué? —emitió Nolan en un hilo de voz, estupefacto.
—El destino es abrir la caja, pero tú, el error de Godric Cavalier, la piedra que puso en nuestro camino, estás interfiriendo al no aceptar hacerlo. Tu oposición a ese final ha creado un bucle. Así que nos hemos encontrado aquí muchas veces, en donde por decidir acabar con tu vida otra vez lo reinicias todo.
Nolan sintió que se le aflojaron las rodillas. No pudo parpadear. No pudo decir palabra. Solo pudo mirarse a sí mismo en todos esos escenarios, a su cuerpo sin vida junto a los de Ax y Mack.
—No, estás mintiendo. —Nolan negó con la cabeza como si nada tuviera sentido. Nuevas lágrimas salieron de sus ojos vidriosos e hinchados; sus cejas se arquearon.
La voz de la explicación se movió en torno a él, mirándolo, todavía acechándolo:
—Pero si miras bien tu vida, podrás entender que es cierto. Por ejemplo, todas las veces que tuviste un fuerte presentimiento de que algo malo iba a pasar y le advertirte a tus amigos, no fue porque tienes algún tipo de sentido que lo detecte, en realidad fue porque viviste esos mismos sucesos en tus vidas pasadas, y quedó un vestigio de recuerdo en tu alma. Entonces, no sabías exactamente qué era lo que sucedería, pero sabías que era peligroso porque has presenciado eso una y otra vez sin parar.
Nolan sí recordaba todas las veces que le había dicho a Mack que tenía un mal presentimiento. Recordaba muchas veces en las que había advertido algo. Pero estaba nervioso y asustado por el sentido que tenía lo que le estaban diciendo las tres cabezas.
—No... No, nada de eso es cierto —volvió a negar al igual que una persona que estaba perdiendo la cordura. Con la mano temblorosa señaló los escenarios en los que aparecía él enfrentando ese final en distintas ocasiones—. Y estas imágenes seguramente no son reales.
—No soy capaz de crear momentos falsos —aseguró el individuo—. Aunque quisiera, solo puedo mostrar las cosas tal y como sucedieron, suceden o sucederán. Tengo el poder del tiempo, no de la mente.
—¡¡¡No, es que esto ya tiene que acabar!!! —El súbito e histérico grito de Nolan dejó clara su desesperada y agónica negación; lo harto que estaba de todo—. ¡No puede haber más nada oculto! ¡Ya no puede haber más revelaciones! ¡Ya basta, maldita sea! ¡No puede! —Apretó los ojos, volviendo a negar con la cabeza mientras sus lágrimas y los fluidos de su nariz congestionada corrían sobre su boca. No podía evitar llorar con fuerza, por lo que su voz se debilitó de la misma forma que lo estaba su alma, y sus palabras sonaron como una súplica—: No puede... porque yo ya no puedo soportar más... Ya no puedo más...
Presionó más la boca de la pistola contra su sien. Se sentía víctima de una pesadilla interminable en la que había sido atrapado. Y no lo comprendía. No comprendía cómo era que todo se había torcido tan tortuosamente. Solo quería que acabara.
Aunque acabaría. Según las imágenes, él terminaba matándose. El haber visto esa horrible decisión tomada en lo que habían sido sus vidas anteriores, también lo destrozaba internamente.
—De acuerdo, entonces puedes seguir cometiendo el mismo error —lo invitaron las tres cabezas, neutrales—. Has decidido lo mismo todas las veces que llegaste aquí. Permites que el dolor te consuma y simplemente te disparas. Si es tu deseo, también puedes escoger ese camino en esta nueva ocasión. Siempre podrás acabar con tu vida todas las veces que quieras, pero nacerás de nuevo y volverás a este mismo punto hasta que la caja sea abierta y por fin se cumpla lo destinado.
¿Lo destinado?
¿Un bucle?
Un espantoso Déjà vu arribó finalmente y se lo confirmó. Una certeza se hincó en su ser, desvelando las huellas marcadas en su alma. Ya sabiéndolo, hasta pudo sentir en el fondo de sí mismo la desolación y el inmenso dolor que él había sufrido en todos esos pasados al enterarse de lo mismo.
No era una mentira.
Pero Dios santo, ya nada cabía en su cabeza. Ya casi se desmoronaba. No quería pensar. No quería dudar. No quería descifrar misterios o contradecir verdades.
—Yo s-solo quiero de vuelta a Mack, a Vyd, a Ax, a Dan... —sollozó Nolan, tan derrotado que sonó como una súplica. Ya ni siquiera se esforzó en tratar de encontrar a las cabezas entre las imágenes del pasado descontrolado—. No me importa lo que estás revelando, no me importa si he estado aquí muchas veces o no, solo los quiero vivos...
—Ya no hay lugar para ellos aquí —negó el individuo número tres, lacónico—. Este final te lo ha demostrado muchas veces. ¿Son las suficientes para que lo aceptes?
—P-pero, ¿por qué tiene que ser así? —Nolan sacudió la cabeza. Su dedo índice aún en el gatillo. Quería presionarlo. Quería terminar aquel martirio. Estaba destruído.
—Porque la vida de este mundo debe terminar. —Eso sonó mordaz. Aunque luego las tres voces añadieron en un tono que extrañamente no sonó enfadado, sino comprensivo—: Pero tu dolor también puede terminar, Nolan Cox. En esta nueva oportunidad tienes frente a ti la clave para no volver a vivir esto, para no pisar este mismo escenario nunca más.
Nolan vio la caja que seguía reposando en el suelo ante sí, lista para su toque, tan quieta y brillante como si esperara y como si a la vez ofreciera ser abierta.
Dio unos derrotados pasos hacia ella. Al tratar de devolver los acontecimientos, Nolan había escuchado todo sobre su contenido. Había entendido que ese era el gran secreto de los STRANGE.
Abrirla significaba matar a la humanidad entera.
No abrirla significaba volver a repetirlo todo hasta llegar al mismo punto de nuevo.
Se sintió condenado.
—Pero si abro la caja todos morirán y yo sobreviviré por el poder en mi interior... —dijo, asustado y triste, entre la espada y la pared—. Y no quiero vivir de esa forma. No podría...
—No, no será así —aseguraron las cabezas con su omnipresente voz—. Cuando la abras podrás descansar en paz. Todo este horror terminará solo si rompes el bucle. De esa forma tus seres queridos no volverán a sufrir este destino, ni tú a presenciarlo.
Con la pistola todavía lista para dispararse, Nolan cayó de rodillas sobre la grama, sin fuerzas, abatido, exhausto de tanto sufrimiento y de tanto dolor.
—¿C-cuántas veces he estado aquí? —No pudo evitar preguntar. Su voz fue baja y débil en comparación con todas las voces de los pasados que transcurrían a su alrededor, pero el individuo número tres lo escuchaba muy claro.
—Muchas. Tantas que has impedido el flujo del tiempo y este planeta no ha podido alcanzar un futuro.
—¿Nadie ha podido vivir un futuro luego de mi muerte, aun sin abrir la caja? —Nolan sonó más triste al comprenderlo, y más se presionó la boca de la pistola.
—Exactamente —confirmaron las voces en perfecta sincronía—. Después de que mueres, el resto de las personas también. Esto pasa porque morir sin abrir la caja no es la decisión correcta, no es el destino que debe cumplirse, así que en lo que tu vida termina rompes el flujo del tiempo, cortas la línea a seguir, y todo acaba. Luego la línea se regenera y la vida vuelve a empezar, repitiéndose, intentando otra vez seguir su curso predestinado.
Nolan no podía creerlo. Se odió a sí mismo en ese momento. ¿Incluso acabar con su vida no era el camino acertado? ¿Él causaba un final tan horrible sin importar cuál eligiera?
—Pero todavía no creas esa rotura —añadieron las tres cabezas, quizás muy conscientes de sus dudas—. Aquí, en este momento, la línea está intacta, por lo que aún puedes permitir que se desarrolle el futuro correcto.
—Pero el futuro... ¿cuál sería? —Nolan estaba demasiado confundido y afectado—. Todos morirán, no quedará nadie. ¿Cómo podrá haber un futuro luego de eso?
—Este planeta seguirá existiendo, pero será para nuevos seres. Seres más desarrollados, como aquel que nos creó. Utilizarán los recursos de esta tierra, y repoblarán con una genética superior. Una que no sufrirá de hambre como ya sufren aquí; una que no padecerá enfermedades como padecen aquí; una que no será víctima de la codicia, lujuria desmedida o crueldad como lo son aquí; una que no cometerá los mismos banales errores del hombre. Puedes dar paso a eso.
Aquello solo llenó a Nolan de más angustia. La elección que se cernía sobre él parecía una tramposa encrucijada que hacía latir su corazón con miedo. Era el peso del mundo sobre sus hombros.
¿Por qué demonios no había una tercera opción? Una que no implicara muerte en todos los sentidos.
¿O en verdad la caja podría ser el buen final?
Porque él ya solo quería un final...
La frustración afligió su expresión.
—Pero, ¿por qué yo? —se lamentó Nolan. No podía entender qué cruel e inhumana fuerza en ese universo lo había elegido a él para vivir tal martirio—. ¿Por qué tuve que ser yo el que estuviera ante este final? ¿Por qué tengo que tomar esta decisión?
—Porque tu nacimiento fue una burla al destino, que no te tenía planeado ni preparado. —Las tres cabezas resolvieron su gran duda con esa revelación—. Tú no tenías lugar en este mundo, pero Godric Cavalier te introdujo en él a la fuerza, desafiando así lo predestinado para esta línea. Te encuentras aquí porque eres aquel que no debió nacer; porque tu simple existencia se interpone en el curso de la vida. Tú eres un error, Nolan Cox.
Un error era la frase perfecta para describirlo. Así se sentía en ese momento.
—Pero no pedí serlo... —dijo él en un aliento lloroso.
—Por eso ahora puedes hacer lo correcto y abrir la caja —instó el individuo—. Te liberará a ti y los liberará a ellos.
Nolan sentía la fría boca de la pistola sobre su sien, pero eso no le asustaba tanto como el tener que elegir qué hacer, en especial porque dentro de sí estaba seguro de algo. Lo que su instinto le indicaba era muy claro. Podía tener dudas sobre todo, pero al menos esto era muy simple:
—Pero es que no quiero hacerlo —confesó, revelando el porqué hasta ahora no lograba acercar completo la mano y dar el toque—. Yo... realmente no deseo abrirla.
—Entonces muere —respondieron las cabezas con simpleza, de nuevo acentuando que la única opción contraria a la liberación del gas era seguir en el bucle—. Acaba con tu vida de nuevo, y cuando volvamos a encontrarnos aquí, otra vez te diré cuál es la decisión correcta hasta que entiendas que matarte es hacer el mal, y que abrir la caja es hacer el bien. —Hubo una pausa. Luego, de nuevo con ese extraño tono que tenía un toque de compresión, añadió—: ¿Y no quieres hacer el bien, Nolan? ¿No quieres compensar al mundo por el futuro que les has quitado todo este tiempo? ¿O quieres volver a llegar hasta este final para vivir el mismo dolor de la pérdida y volver a descubrir lo que significa tu existencia?
No, no quería eso. Aunque volviera a nacer y no recordara nada, de todas formas llegaría hasta allí para verlo de nuevo. El impacto sería igual de fuerte que la primera vez. Sería igual de devastador.
No, no podía. Nolan entendió que realmente no podía vivir algo así otra vez. Tampoco quería seguir condenado, castigando a su propio ser a repetir una y otra vez esa vida.
En especial, castigando a sus amigos a sufrir la misma horrible y dolorosa muerte de forma infinita; a Mack viendo morir a Ax por siempre, e impidiéndole al mundo entero cumplir sus futuros.
Porque aún sin el gas, las vidas de ellos se detenían tras detenerse la suya.
¿Quizás debía liberarlos de eso? Nolan jamás acabaría con la vida de nadie de forma intencional, pero, ¿tal vez abrir la caja los liberaría a todos de la condena del bucle y les permitiría descansar en paz?
Una sensación de rendición lo hizo bajar más la cabeza, y debilitó su mano. Lentamente, mientras pensaba con tristeza en todo lo que su decisión implicaba, en el error que su simple nacimiento había generado en la línea del tiempo y del mundo entero, su brazo fue cayendo lánguido, casi soltando el arma.
—Si la vida de las personas no sigue tras mi muerte, de todas formas les estoy impidiendo continuar —susurró, lleno de pesar y de culpa—. Tras esta noche, ellos en realidad no tienen ninguna posibilidad de nada. Entonces, o abro la caja o muero, y con ambas decisiones mato a todos. Así que al menos puedo evitar que se siga repitiendo esta historia... Es... —Las palabras no le quisieron salir de la garganta apretada. Pero se forzó a tragar saliva y lo decidió—: Es lo que haré.
Nolan extendió su otra mano con lentitud y resignación hacia la caja. Era solo un toque con su dedo índice, ¿no?
Un toque que no quería dar, pero que daría porque cortar con el bucle parecía la opción menos cruel.
Pensó que ya un minuto después de que el gas fuera liberado él podría tratar de acabar con su vida. Es decir, sobreviviría por tener los poderes de Ax, pero en definitiva no se quedaría a ver la muerte del mundo entero, así que se...
Un momento.
Eso.
Nolan de repente frunció un poco las cejas ante su propio pensamiento, porque se dió cuenta de algo. Un detalle importante que antes no había notado por estar tan alterado y desesperado.
Pero fijarse en ese detalle hizo que su mano se detuviera antes de tocar la caja.
—Si mi destino no es acabar con mi vida, ¿por qué dijiste que luego de que abra la caja no sufriré más? —preguntó al individuo número tres, súbitamente suspicaz. A pesar de que no sabía su posición, ambos podían escucharse entre todo el ruido—. Diste a entender que moriré después de abrirla, pero, ¿entonces no sería lo mismo que morir ahora?
Esperó la respuesta, pero sorpresivamente no llegó. Aún así, Nolan lo seguía percibiendo moverse entre el caos de pasados.
Aunque de pronto ese hecho también le despertó otra duda. Esta sí la había pensado, pero ahora sí profundizó en ella un momento: ¿por qué el individuo se había ocultado? ¿Por qué al volver de los pasados, ya no encontró las tres cabezas frente a él?
Todo eso aumentó su suspicaz confusión. Tanto que, cauteloso, detuvo su intención de tocar la caja, pero de todas formas no apartó la mano para que pareciera que sí lo haría en cualquier momento.
—¿Por qué mi muerte no puede suceder antes pero sí después? —insistió en que se le diera una respuesta.
—Solo ábrela, Nolan —En ese caso sí hablaron. Aún con la suavidad de la "compresión"—. Estás confundido por el dolor, por la tristeza, por lo que se ha perdido dentro de ti. Pero, ¿permitirás que tus amigos vuelvan a sufrir así?
Con su poder, el individuo número tres hizo que se realzara la capa de los escenarios en los que Mack, Ax, Vyd y Dan morían. Ahora estas se vieron con mayor intensidad sobre el resto de los pasados.
—Mira lo que supone seguir manteniendo el bucle —le recordaron las tres voces—. Pero tienes el poder de romperlo. Tienes el poder de liberar a tus amigos. Puedes darles paz.
El corazón de Nolan dolió como si fuera víctima de mil cuchilladas. Flaqueó el poco aguante que le habían otorgado las dudas, porque los colores de los sucesos se avivaron, la sangre de cada uno se vio más roja, el grito de Mack se oyó más fuerte.
Lo peor fue que el cuerpo golpeado de Ax cayó justo frente a él. La escena de su muerte, el momento en el que el monstruo se acercaba para decapitarlo, se reprodujo en la precisa ubicación en la que él estaba arrodillado, justo ante su cara.
Vio con todo detalle que antes de morir, Ax se retorció boca arriba con la vida yéndose de sus ojos porque ya no podía más, porque su cuerpo estaba muy débil, muy golpeadomuy golpeado y él ya no era capaz de defenderse.
Aunque al Nolan estar inmóvil sobre la imagen de sus piernas, pareció que lo último que Ax estaba viendo era a él.
Y a pesar de que no había sido así, a Nolan le partió el alma ese contacto visual, porque sus ojos heterocromáticos lucieron como un ruego de ayuda.
Nolan otra vez volvió a sentirse inmensamente triste. Otra vez odió que todo fuera su culpa. Otra vez quiso irse con ellos.
Hasta pensó: «¿de qué estoy dudando? No puedo dejar que eso se repita. Están muertos. Muertos por mi culpa. Pero puedo liberarlos de vivirlo de nuevo. Entonces no, no hay nada de lo que sospechar o dudar. Solo hay una solución».
—Sí es la única solución —confirmó el individuo número tres, otra vez como si supiera sus pensamientos.
En ese punto Nolan ya estaba tan devastado, tan destruído, tan drenado que sí estuvo dispuesto a abrir la caja. Por eso reanudó el movimiento de su mano, directo hacia ella.
—Godric... ¿por qué has abandonado a tu hija? —susurró Nolan con suma decepción y tristeza mientras estaba a punto de activar el final.
Porque sí, ese sería el gran final.
El definitivo.
...
...
...
...
...
...
O... ¿tal vez no?
Unos centímetros antes de que la yema del dedo de Nolan hiciera contacto con el frío y plateado metal...
Unos segundos antes de que se liberara el gas que iba a acabar con la humanidad...
La imagen del Ax pasado, ese que estaba a punto de morir, alzó débilmente un brazo hacia arriba. Del mismo modo, por la posición, sus dedos lánguidos parecieron señalarlo a él.
Nolan se vio detenido por ese gesto. Pensó que apuntaba a su corazón, pero tras bajar la mirada se dió cuenta de que apuntaba a su brazo izquierdo.
Justo en donde tenía la venda improvisada que el joven Godric le había hecho para evitar que sangrara más por la herida...
...La herida causada por el pedazo de piel que el tiempo le había arrancado...
...Un pedazo de piel que se había quedado en el pasado. Específicamente, en el lugar de trabajo de aquel Godric.
Nolan alzó la cabeza súbitamente como quien experimenta una importante pero shockeante revelación.
Revelación que fue confirmada porque de pronto una voz llegó a su oído izquierdo. O más bien una frase.
Como por alguna razón él seguía teniendo la capacidad de entender a la vez las miles de voces de los pasados que estaban repitiéndose y apareciendo por todo el jardín (que extrañamente no lo habían aturdido todo ese rato), captó algo en el momento más indicado:
—¡Lo hice porque Nolan podría salvar a Mack! —Era la voz de Godric, quien discutía con su esposa cerca de la piscina, en un pequeño momento del pasado que fácilmente podía pasar desapercibido por estar muy mezclado con todos los demás.
Nolan no escuchó lo que respondió la mujer, pero fue suficiente con las palabras de Godric para que él de nuevo buscara con la mirada uno de esos escenarios de sus vidas pasadas. Esos que el individuo número tres le había enseñado para revelarle la horrible decisión que él había tomado ante ese final.
De acuerdo, el Nolan actual había estado tan desesperado, tan impactado, tan afectado por las muertes, la tristeza y el dolor que no se había fijado en los detalles.
Y en los detalles estaba todo. Siempre estuvo todo.
Así que en ese momento, ya con un poquito de claridad mental de vuelta a su cerebro, no se fijó en el dolor que mostraban los ojos de su versión pasada o en sus lágrimas, con sus actos desesperados, o en su cuerpo muerto.
Se fijó en que ese Nolan también tenía una venda improvisada en el brazo izquierdo. Una con la misma tela de pañuelo.
Pero no solo en ese, sino que en todos, pero en absolutamente TODOS los escenarios, los Nolan tenían esa venda en el brazo.
Es decir que en todos los finales él había ido al pasado de la misma forma y se había encontrado con Godric en la misma situación.
Y en todos le había pedido ayuda.
Nolan se quedó frío y paralizado apenas cada pieza se unió y finalmente le dio forma a lo que por años estuvo desperdigado; a lo que tanto él como Mack siempre se preguntaron y nunca pudieron contestar.
Sobre todo, a lo que por fin esclarecía la gran razón de Godric Cavalier para manipular su nacimiento.
La respuesta se encontraba en esos momentos pasados en los que había caído sin control un rato atrás cuando era perseguido por el tiempo. Nolan recordó las conversaciones entre el doctor Campbell y Godric:
—Sí, el nacimiento de Nolan y el hecho de que no murió fueron algo sorpresivo. És el único que ha podido soportar la edición que le hice con la muestra de piel. Todos los bebés que edité antes y después con la misma muestra han muerto, excepto él.
¿Muestra de piel? Claro que solo con eso existía la posibilidad de que le perteneciera a cualquiera, pero esta otra parte de la conversación lo reducía a una sola persona:
—...Me temo que tras tantas inserciones ya no queda casi nada, y al portador no lo he vuelto a ver jamás desde aquel día...
—El día que hablaste con Teodorus y te negaste a ayudarlo a tener un bebé, ¿no?
—Sí. El portador de esta muestra apareció luego de esa conversación, y lo cambió todo.
Luego de esas palabras, Godric había mirado hacia atrás y lo había visto en la escena, y su impresión antes de ser jalado había sido de que él le pedía que no se fuera.
Sí fue así.
Y lo fue porque Godric lo había reconocido.
Ya que, ¿quién había aparecido luego de la conversación entre el joven Godric y el joven Teodorus, precisamente dejando un pedazo de piel?
Nolan.
—No puedo detenerme a pesar de los errores, porque prometí lograr esto; prometí que ayudaría de alguna forma, y esta es la mejor.
—¡¿Pero a quién demonios se lo prometiste?!
¿Y sobre todo quién, preso de la más pura desesperación, le había hecho prometerlo?
Nolan.
—¡PROMÉTEMELO, GODRIC! ¡Prométeme que harás algo que cambie ese futuro! ¡Prométeme que crearás algo que sí la ayude, algo que la salve! ¡Por favor, prométeme que no abandonarás a Mack!
—Lo prometo.
Nolan comprendió, en shock, que él siempre fue el portador de la muestra de piel.
En cada final él había ido al pasado y se había encontrado con Godric. Y ya como última esperanza, como último recurso, le había pedido ayuda...
—Y él lo hizo; Godric sí cumplió su promesa de ayudar —murmuró Nolan, perplejo, frío, impactado por el más grande descubrimiento: aquel que explicaba su propia existencia—: Tal y como se lo pedí, creó algo lo suficientemente fuerte para proteger a Mack: a mí. —Bajó la cabeza con rapidez, y conmocionado miró su mano a centímetros de la caja. Su propia piel. Sus propios dedos. Su razón de ser—. Al ir al pasado con las células de Ax dejé la muestra de piel repleta de ellas. De esa forma llegaron a Godric. Entonces él estudió la muestra, entendió que las células estaban cargadas de poder, y en aquel tiempo sin saber que pertenecían al número uno de STRANGE, trató de implantarlas en algún embrión para crear a un ser poderoso capaz de proteger. Ninguno funcionó, todos los bebés murieron hasta que aceptó ayudar a mi madre a quedar embarazada, las implantó en mí y fui un éxito. Pero lo fui solo porque Ax ya le había transferido el poder de forma voluntaria a mi versión adulta. Entonces las células, como siempre han estado en mí, solo me reconocieron y por eso se acoplaron perfectamente. —Y por fin Nolan lo desveló—: Yo... yo soy la gran ayuda. Siempre lo fui.
Porque sí, el haber sido creado para proteger a Mack a su vez lo convertía en el único capaz de evitar que se abriera la caja.
Así que Nolan Cox era, gracias a Godric Cavalier y en especial gracias a Ax, la gran salvación de la humanidad.
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Continúa...
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