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47

(...continuación de los recuerdos)


MACK


Godric pudo haber ido a buscar a la pequeña Mack a su habitación como Jael le había ordenado.

Pero en su lugar bajó corriendo hacia su laboratorio.

Entonces, allí empezó a suceder la misma escena entre Godric y la niña número dos que vi cuando estuve de intrusa en los recuerdos de ella: él nervioso frente a su celda, con su camisa manchada de sangre, sudoroso, asustado, pidiéndole con desesperación que le dijera si ella recordaba qué era esa caja.

Lo más importante: esa noche, él le había dicho que la convertiría en la número uno.

Pero en realidad se lo había dicho por una razón diferente a la que yo había entendido. La chica no había querido que yo supiera cuál, y por eso aquel día ella había tratado de sacarme a la fuerza de sus tan protegidos recuerdos.

Pero ya no podía hacerlo. Así que pude ver el resto de su conversación con Godric, siguiendo desde esa parte en la que él le dijo a ella: «lo que quiero decir es que no, no es del todo imposible inhabilitar al número uno para que tú tomes su lugar...».

—...la razón por la que quiero hacerte la número uno tiene que ver con este objeto, pero en especial con la verdad por la que ustedes están aquí. La verdad sobre la existencia de los STRANGE. —Le había dicho Godric, y luego añadió como en una súplica—: Te contaré más a su debido tiempo, pero por ahora, como el director Jael también ha descubierto esa verdad, quiere llevarte de aquí. Por eso necesito que me ayudes a evitarlo, y luego a que nadie acceda a esta caja.

Godric sabía que uno de los más grandes miedos de la niña número dos en ese tiempo era ser llevada de ese lugar en el que no era maltratada. Por eso, le explicó que los soldados aparecerían en dos horas porque Jael daría la orden.

—¡No, no quiero irme! —expresó ella luego de oír eso. La llenaba de pavor por el hecho de que MANTIS iría a buscarla—. ¡Quiero quedarme contigo! ¡¿A dónde me llevarán?!

Godric tragó saliva. ¿Cómo le decía que iban a llevársela para matarla? ¿O que tal vez iban a matarla ahí mismo? A pesar de que era muy poderosa, seguía siendo una niña con miedos y emociones.

—No sé a dónde —decidió mentirle. Además necesitaba que ella estuviera tranquila para poder conversar sobre el asunto—. Tal vez de nuevo a las instalaciones de MANTIS, a tu antigua celda.

—Pero, ¿cómo lo evitamos? —Sus pequeñas manos se aferraron al cristal de la celda. Sus cejas estaban arqueadas— ¿Quieres que borre sus recuerdos sobre esa verdad que dices?

—No, no quiero que borres la mente de Jael, porque igual no podrías. —Tuvo que confesar él—. Ambos desarrollamos hace unos años una inyección para que tu control mental sea casi nulo sobre nosotros. E igual lo que está pasando es grave. Así que lo que tenemos que hacer en esta ocasión será mucho más complejo...

A partir de allí ambos comenzaron a poner en marcha el plan, conformado por varias partes.

De hecho, por un lado vi el escenario con la niña dentro de la celda y con Godric frente a ella relatando el plan. Y por el otro lado, cómo cada una de esas situaciones relatadas iban sucediendo:

—Primero necesito que algún empleado de MANTIS le avise a los socios secundarios que Jael, el mismísimo director, ordenó la liquidación de los individuos de STRANGE —le indicaba mi padre.

Esa noche, un vigilante dentro de las instalaciones de MANTIS se levantó súbitamente de su silla como si sus piernas se lo hubieran ordenado. Tomó el teléfono de su cabina de una forma mecánica y llamó directo al asistente de uno de los socios secundarios.

Con la mirada perdida dijo una oración que luego ni siquiera recordaría:

—Jael acaba de ordenar la eliminación de los individuos.

Se puso en alerta a los socios de inmediato.

Ellos, alterados y confundidos por esa inesperada movida del que debía ser un jefe responsable y no un jefe traidor, acordaron ordenar que ningún soldado saliera de las instalaciones en búsqueda de los individuos y que, en su lugar, un equipo especial fuera a la casa de Jael para detenerlo.

Dentro de las residencias Hespérides, mientras Jael esperaba a que los soldados irrumpieran en la casa de Godric, pasó todo lo contrario: irrumpieron en la suya.

Apuntando y sin piedad, lo sorprendieron en su despacho. Y se lo llevaron esposado, sin explicaciones.

Ni su esposa ni su hijo vieron aquella detención porque no se encontraban allí en ese momento.

—En cuanto Jael esté retenido por MANTIS sin posibilidades de ordenar nada, los socios secundarios convocarán una reunión/juicio con él para darle la oportunidad de explicar las razones de su traición —continuaron las indicaciones de Godric—. Jael dirá lo de la caja. No lo dudará, y confesará que yo lo he ayudado. Pero no tendrá la caja para demostrarlo, ni tampoco mi confirmación. Así que debes plantar en la mente de los socios que todo esto no es cierto. Debes hacer que lo vean como alguien que quiso atentar contra la vida de su posesión más valiosa, y que lo mejor es sacarlo de la dirección. Necesitamos que, al final, ninguna persona le crea lo que él intentará decir sobre ustedes.

La reunión convocada por los socios se dio al día siguiente en una de las salas auditorio de MANTIS. Se trató y movilizó a Jael como un prisionero. Godric estuvo ahí, al fondo, oculto entre los espectadores.

No se sentía bien viéndolo apresado de esa forma, pero era lo necesario para mantener vivos a los niños. Después de todo, lo único que quería era que alejaran a Jael de ellos y que nadie supiera sobre el gas, nada más.

Un rato después, el veredicto fue claro: Jael sería removido del puesto de director y se le prohibía acercarse a las instalaciones de MANTIS, en especial, a los individuos.

Tampoco podía relacionarse con ningún trabajador, ninguna empresa asociada a MANTIS y mucho menos decir palabra alguna sobre sus años de trabajo allí o lo que acababa de suceder.

La sanción por incumplir algo de eso era más que grave. Era amenazadora:

Cualquier intento de ataque o conspiración en contra de los individuos de STRANGE o contra la empresa misma sería pagado con la muerte propia y la de su familia.

Para evitarlo con mayor precisión, a Jael se le impuso vigilancia permanente y la restricción de no salir del estado, de acuerdo con las condiciones establecidas en su contrato como director en el que aceptaba sanciones por traición, y en especial por la amplitud de lo que conocía sobre el pasado y sobre las acciones ilegales y legales de la empresa.

Es decir, debía mantenerse en su residencia actual.

Algo parecido a: casa por cárcel.

—¿Esto asegura que él no intentará buscarnos luego? —preguntó la niña a Godric. Un paréntesis entre las indicaciones.

—Lo detendrá por bastante tiempo —aseguró él. Eso se sintió como un alivio para ella a pesar de que no era un "sí" definitivo—. A su vez, este plan nos permitirá a nosotros ocuparnos de resolver lo de la caja. En cuanto a eso, podríamos lograr una solución, pero lo que hay que sacrificar en el proceso... —Un aire de suma preocupación surcó rostro—. Es que no estoy seguro de si va a funcionar, pero al menos debemos intentar lo mismo que hizo la criatura antes de morir: movilizar las moléculas que conforman sus poderes.

La niña frunció un poco las cejas. Toda esa parte, desde su perspectiva, era muy rara.

—Es que no entiendo cómo esperas que eso pueda funcionar —dijo ella, sinceramente confundida—. No es posible como crees, y además no soy tan poderosa como lo fue él...

—¡Ese es el punto, sí eres igual de poderosa que él! —Godric lo enfatizó incluso con el gesto de las manos. Pero el desconcierto no desapareció de su pequeño rostro, lo cual le indicó a él que tenían que ser más claro—. Ah, ¿cómo puedo explicártelo?

Se levantó y empezó a caminar inquietamente frente a la celda, tratando de ordenar sus ideas para expresarlas de una forma que no fuera complicada de comprender.

La niña lo siguió con sus ojos dudosos. Solo estaba segura de algo: escucharía todo plan que evitara que ella fuera llevada y que evitara que el resto de los individuos no fueran lastimados.

—De acuerdo, escucha, ¿recuerdas cuando te conté que dentro de la muestra de esa persona normal que no nació de los doce vientres y que tampoco estaba relacionado a la criatura, las moléculas especiales dieron indicios de que podían movilizarse? —le preguntó. Ella asintió, confirmando que se acordaba de ello—. Bueno, cuando yo recibí la muestra, las células estaban débiles, pero con el pasar del tiempo noté que fueron recuperándose. Eso, sumado al hecho de que vi que podían moverse, me hizo sospechar lo que te dije de que la criatura preservó sus poderes dentro de ustedes. Creo que en este caso pasó lo mismo: en algún momento de la adultez de esa persona, las moléculas se trasladaron a su cuerpo y se adhrieron a sus células para no morir. Sospecho que se alojaron en él para tener un lugar seguro en el que regenerarse. Es decir entonces que el traslado de moléculas no sucedió solo una vez cuando ustedes nacieron, sino una segunda vez con esa persona normal. Eso nos demuestra que la criatura no era la única capaz de lograr esto. Porque, ¿cómo se movieron esas moléculas a alguien que no está conectado a ustedes? Pues pienso que un individuo de STRANGE, poseedor original de ellas, tuvo que haberlas enviado.

La niña no pudo ni parpadear.

—¿Uno de nosotros se las cedió? —Sonó atónita—. Pero, ¿cómo? Ni siquera podemos salir de las celdas para interactuar con personas comunes y corrientes... ¿cómo... pasó?

—Hay una parte muy enredada sobre la aparición de esta persona que por ahora no voy a contar, aunque eso podría explicar cómo estuvo en contacto con un STRANGE —dijo Godric, haciendo un gesto de que eso era lo menos importante en ese instante—. Pero el punto es que cada día que analicé su muestra estuve más seguro de que él recibió esas moléculas de alguno de ustedes. Y si esto es cierto, significa que la razón de todos los fallos al tratar de duplicarlas es porque las moléculas no se deben tratar de implantar ni extraer. Ellas mismas deben migrar a otro individuo porque tienen esa gran capacidad. Eso a su vez podría significar que a pesar de que ustedes son el contenedor perfecto y original de sus poderes, estos no están atados a sus cuerpos.

—Es decir que podrían ser una energía totalmente individual... —completó la niña, entendiendo los puntos de aquella sorpresiva teoría.

—Que tú eres capaz de enviar y recibir —asintió Godric. Sus ojos cansados mostraron el brillo de la más desesperada pero peligrosa ilusión—. Siendo la conectora, y sobre todo teniendo la capacidad de manipular la materia, que fue precisamente lo que le permitió a la criatura lograrlo, podrías movilizar las moléculas hacia otro individuo.

Ella sacudió la cabeza. Un repentino pensamiento la confundió.

—Pero, entonces, ¿sí es posible pasar nuestros poderes a una persona común? ¿podemos deshacernos de ellos así como así?

—No cualquier humano podría soportarlo —Godric negó—. Incluso me atrevo a creer que las moléculas podrían rechazar a la persona aunque les ordenaran alojarse allí y hacer que ocurra la muerte celular. Pero me parece que sí es posible delegar los poderes si ustedes quieren hacerlo. Y esto es lo que podemos intentar. Si trasladas las moléculas del número uno a tu cuerpo, él quedará sin ningún poder, y creo que no le será posible activar el sensor final de la caja, porque ésta necesita detectar esa energía. —Se tomó un momento, demostrando con honestidad lo difícil que era estar diciendo eso—: Me parece la mejor opción a pesar de que no sé lo que pueda pasar. Pero el objetivo es que nadie, nunca, pueda acceder a lo que hay en el interior de la caja. En especial él, ya que es el más necesario para abrirla.

Ella no pudo decir nada por un instante. Entreabrió los labios, pero la perplejidad y la enredada realidad de la información no le permitieron emitir una palabra coherente.

Hasta que lo comprendió.

—Significa que yo tendría que... ¿robarle sus poderes? —preguntó ella, incrédula.

Godric tragó saliva.

—Básicamente.

La niña de pronto frunció mucho el ceño y apretó los puños. Su expresión denotó una clara desconfianza.

—Pero nosotros no estamos hechos para desear los poderes del otro. Tampoco para atacarnos entre nosotros mismos. No es solo incorrecto, también es una traición. Y yo no los quiero. No quiero sus habilidades.

—No, no, no —soltó el nervioso Godric de inmediato, invitándola a no pensar de esa manera—. No vas a atacarlo ni vas a traicionarlo. Tampoco estarías quitándole sus poderes porque los deseas. Vas a... —Algo lo dejó en media palabra, con los ojos bien abiertos. Tal vez la realización de que no podía revelar por completo la razón. Así que carraspeó la garganta—... Con esto vas a evitar que él abra la caja. Que como ya te dije es algo que tenemos que evitar a toda costa.

Por supuesto, esa petición solo tenía mucho sentido dentro de lo que Godric sabía sobre el gas. La niña desconocía gran parte. Por eso, solo con entender que tenía que traicionar y robar los poderes de quién podía ser su propio hermano, la puso a la defensiva.

Muy rápido, intentó buscar en la mente de Godric las razones exactas por las que él estaba proponiendo algo tan horrible. Pero debido a la inyección que Jael y Godric habían desarrollado para sí mismos, no pudo extraer nada.

Es decir, sí podía entrar en su mente, pero las voces de los recuerdos no tenían sentido. Lo que veía era negrura e imágenes indefinidas.

Ah, pero sí había alguien con trozos de recuerdos de la conversación que habían tenido aquellos dos hombres esa noche. Alguien cuya actividad mental le era fácil de escuchar y explorar: la pequeña Mack.

La niña lo detectó muy rápido. Así que, con una fácil intromisión a su mente, incluso estando metida en una celda, vio lo que Mack había visto, y oyó lo poco que Mack había oído.

En especial la parte de que había que matarlos a todos.

—¡No! ¡No lo haré! —Se opuso la niña de inmediato, de repente alterada por los diálogos sin contexto que había en la mente de Mack—. ¡Esto es todo un plan del director al que sigues ciegamente! ¡Quiere llevarme para matarme, y tú estás con él!

—¡No, ¿de dónde sacas eso...?! —Godric solo estuvo confundido un segundo, porque al otro recordó que Mack había oído algunas cosas y que era eso lo que estaba viendo la niña. Así que agregó—: Lo que Mack escuchó no fue todo. Hay un plan para matarlos, pero no es mío y es precisamente lo que quiero evitar...

—¡¿Por qué quiere matarnos?! —le interrumpió ella.

Pero la forma en la que lo hizo fue un tanto amenazante, dando a entender que si la respuesta no era convincente, usaría sus poderes para cualquier tipo de defensa.

—Eso fue lo que él propuso, no lo que yo propuse... —Godric intentó ser cauteloso.

Pero ella lo enfatizó, enfadada:

—¿Por qué quiere matarnos?

Godric entendió que no le quedaba más que ser honesto. Lo que menos necesitaban era que explotara la inestabilidad de los poderes de la niña.

—Porque Jael no cree que ustedes son capaces de actuar y sentir como humanos —le confesó, apesadumbrado—. Él no cree que ustedes puedan convertirse en algo más que salvajes o máquinas de matar. Él simplemente no cree de ustedes lo que yo sí. —Se pasó la mano por el cabello, lleno de culpa y de frustración, y siguió hablando, aunque parecían más palabras para él que para la niña—: Cuando te traje aquí mi primera intención era que desarrollaras más tu parte humana. Durante el tiempo que fuimos compañeros intenté demostrarle a Jael que eso era posible, pero nunca llegó a pensar igual, así que ya no trabajaremos juntos. Solo que eso significa que ahora somos enemigos y al mismo tiempo significa que es enemigo de ustedes. Y lo siento mucho, si tan solo hubiera logrado convencerlo de que ustedes sí son capaces de tener empatía y sobre todo de amar, tal vez habría solucionado tantas cosas...

—¿Amar? —repitió la niña, entre la confusión y el enfado.

—Querer, apreciar, proteger, todas las cosas que hacen a uno humano. —Godric la miró con una triste y débil sonrisa, de la misma manera que se contemplaría la luz de la esperanza—. Como tu cariño por Mack. Yo ya sabía que tú no eras el monstruo que decían, pero ese cariño que desarrollaste por ella me lo reafirmó. Es lo que me hace estar seguro de que debo estar de tu lado. Del lado de ustedes.

Godric se acercó al cristal de la celda. Su expresión era casi suplicante.

—Quizás ya no es posible que Jael entienda que ustedes sí pueden ser buenos —añadió—, pero aún es posible que uses tu parte buena para ayudar a los demás.

Ella sacudió la cabeza con una negación y mantuvo su postura. De hecho, endureció la expresión, viéndose amenazante.

—Solo sé que si intentas lastimar a uno de nosotros, no te lo permitiré —fue lo que dijo. Sonó firme a pesar de su corta edad, pero sobre todo capaz de defender a los individuos de STRANGE con toda la potencia de su poder.

A Godric no le sorprendió esa reacción. Los STRANGE siempre se protegerían entre sí a toda costa. En MANTIS eso se había considerado un rasgo que compartían por naturaleza, pero Godric lo veía como la mejor muestra de su humanidad.

Era esa capacidad de quererse entre sí lo que demostraba que sí tenían empatía.

Pero en especial la niña. Ella entendía más de las emociones que cualquier otro. Todo el tiempo era receptora de sentimientos ajenos, capaz de ver los horrores y al mismo tiempo de ver las cosas más maravillosas del mundo por medio de las experiencias de los demás.

Ella era la más cercana a la esencia de la humanidad, y eso le había hecho desarrollarla más que los otros.

Por esas razones, Godric estaba poniendo toda su esperanza en ella. Por eso sabía que era ella quien debía tener el lugar del número uno, porque confiaba en que poseería la sensibilidad suficiente para elegir no usar la caja que podía acabar con cada alma que poblaba la tierra.

Además, sin Jael, sin poder compartir la gravedad de esto con nadie más, la niña era su único apoyo. Necesitaba su ayuda. Si ella no se la daba, todo estaría perdido...

—No quiero lastimarlos —dijo Godric. Solo salió de su boca como algo que ya no podía contener más. También un repentino nudo de angustia en la garganta lo impulsó a ser honesto—: Solo quiero salvarlos, pero tengo mucho miedo de no poder encontrar una solución que ayude a todos... A mi hija, a ustedes, incluso a Jael y su familia... Realmente no lo sé...

Godric se desmoronó. Perdió toda la fuerza que había estado reuniendo desde que había abierto la caja, y solo pudo apoyarse en sus rodillas frente a la celda.

Y empezó a llorar.

La niña lo vio a través del cristal que los separaba, encorvado, trémulo, soltando lágrimas que caían sobre el piso. Aquello la impresionó y la desconcertó mucho.

Pero no porque nunca había visto a un adulto así de vulnerable, sino porque nunca había visto en específico a Godric Cavalier en ese estado, destrozado, tan frágil, tan... humanamente aterrorizado.

Las manchas del sudor de la ansiedad marcadas en su camisa. Su cabello desordenado como el de un demente. Los dedos que temblaban. Las líneas de su cara avejentadas de forma prematura por tantas horas de sueño perdidas.

Godric había caído en el pozo más profundo y oscuro. El hombre inteligente, astuto, jovial, que solía apoyarse en la ciencia y que siempre le había regalado una sonrisa encantadora, parecía haberse roto.

Ella no pudo dudar de eso. No pudo dudar de que el sufrimiento que estaba mostrando y la imploración de la ayuda eran genuinos. Por esta razón:

La inyección que Jael y Godric habían desarrollado funcionaba para que ella no pudiera controlarlos. Pero no funcionaba para otro tipo de cosas.

Es decir, sí servía para impedir que ella pudiera ejercer una manipulación. Bloqueaba recuerdos y ocultaba pensamientos importantes. Pero no ocultaba las emociones ni los pensamientos más recientes.

Por lo que para ella fue posible captar trozos de las emociones de Godric en ese momento, y la autenticidad de éstas.

Vio el miedo profundo. Un terror a algo desconocido. Imágenes de una discusión con Jael que no tenía sentido porque no podía entender los diálogos. La amistad rota. La sensación de desesperación de actuar de inmediato o lo que vendría sería muerte.

Lo más importante: el deseo de que los niños no fueran lastimados.

Y con ello la confirmación de que algo muy grave relacionado a esa caja estaba sucediendo.

Intentó con insistencia extraer de la mente de Godric lo que había en el interior de esa caja, ya que era el motivo por el que él quería inhabilitar al número uno. Pero no pudo porque en ese tipo de recuerdos más fuertes, la inyección sí era efectiva.

—¿Qué hay... en la caja? —le preguntó ella, desconcertada, pero consciente de que el gran problema venía de allí.

—No puedo decírtelo —se lamentó Godric, lleno de lágrimas—. De verdad quisiera contártelo todo, pero es un riesgo muy grande. Solo puedo decirte que el mundo entero está en peligro, incluidos ustedes, y que nada más tú puedes ayudarme a tratar de solucionar esto. Tú y tu humanidad.

Era cierto que la niña aún era pequeña, pero su inteligencia era incomparable. En realidad, la de todos los STRANGE era una inteligencia más avanzada que la de un humano normal, pero la de ella superaba a cualquier otro.

Así que en esa ocasión, a pesar de que en el fondo no quería, terminó por aceptar la razón del silencio de Godric. Confió en que se trataba de algo grave.

—Te ayudaré —aceptó ella entonces.

Y con la intención de salvarlos a todos, tal y como Godric lo decía, juntos elaboraron el próximo plan:

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