
42
Mm. Ese latido tal vez siempre fue algo más...
NOLAN
Cuando Nolan salió del laboratorio hacia la superficie, iba siguiendo y pidiéndole a Vyd que por favor lo escuchara, pero se quedó sin palabras por un momento, porque se encontró con que el jardín entero estaba repleto de niebla.
—¿Qué? ¿Qué es esto? —preguntó Nolan, mirando con una confusión nerviosa a su alrededor—. ¿De dónde salió? ¿Cuándo?
Era una niebla densa, muy blanquecina. Impedía ver el cielo y los alrededores, por lo que no se alcanzaba a observar ni siquiera la mansión.
Pero también se extendía sobre el suelo. A todos le llegaba hasta por debajo de las rodillas, e incluso a través de la tela térmica y especial del uniforme se percibía fría, algo espesa.
Además, claro, muy sospechosa.
De hecho, de no haber estado seguros de que habían salido desde las profundidades del laboratorio hacia el jardín, habría sido imposible reconocer en qué lugar se encontraban.
—Esto no estaba cuando bajamos al laboratorio —dijo Gesher con desconfianza. También acaba de salir junto al soldado.
No lo pensó ni un momento y apuntó con su arma hacia la nada. El soldado hizo lo mismo. Así que en segundos ambos estuvieron en esa postura cautelosa y atenta, propia de los agentes entrenados, por si había que defenderse de algo.
Y sí que había que defenderse.
—Definitivamente está aquí —confirmó Vyd de pronto. Su postura también era precavida.
—¿La creación de Jael? ¿Llegó tan rápido?—Nolan arqueó las cejas. Se le puso todo el cuerpo frío de pavor.
—Vino por Ax, pero primero por mí —asintió Vyd, haciendo un escaneo periférico con sus ojos aún enturbiados con ese color azul blanquecino.
Todos los demás también miraron alrededor. El suspenso aumentó. A pesar de que solo se veía la espesura de la niebla, era cierto que se percibía una presencia oculta en ella.
Acechando. Ansiando atacar.
—No, no se va a llevar ni el más pequeño pedazo de ti —dijo Nolan con decisión. Tragó saliva, alzó su arma y la apuntó también—. No permitiré que eso pase.
Mostró una posición firme y valiente, dispuesto a defenderlo.
Aunque en su interior sintió temor por la calma fría, blanca y siniestra de la niebla, que en definitiva estaba ocultando algo, lo cual hizo que sus manos temblaran un poco como las de un novato sosteniendo su primera pistola.
—¿Esta niebla es creada por él? —inquirió Gesher. Sus ojos rasgados atentos a su alrededor. Su dedo listo para apretar el gatillo con la agilidad de la experiencia—. ¿Es peligrosa?
—Solo la usa para jugar con nosotros y confundirnos —respondió Vyd—, así que no se distraigan. Podría estar en cualquier parte y aparecer por cualquier lado.
¿No distraerse? La verdad es que Nolan nunca había estado más alerta como en ese momento.
Sus ojos miraban en todas las direcciones con una rapidez inquieta, esperando que algo saltara de entre la niebla como esos viejos screamers de internet. Estaba seguro de que debía parecer un búho loco, pero es que el ambiente se sentía como estar jugando ese juego: el que parpadea pierde.
Con la peculiar advertencia de: si parpadeas, el monstruo te va a comer.
Al oído de Nolan de repente llegó un sonido extraño que por el susto no pudo reconocer. Lo hizo arquear las cejas.
Sus alarmas se encendieron, avisando peligro.
—¿Qué es eso? —preguntó, girando sobre sus pies en busca del origen dentro de la blancura—. ¿Lo oyeron?
—Es su respiración, también la oigo —aclaró Vyd de inmediato. También estaba buscando el punto exacto de dónde provenía—. Está alrededor de nosotros...
¿Respiración?
Sí. Nolan volvió a escuchar el sonido. Y se le erizaron todos los vellos al reconocerlo, como cuando en las películas el psicópata llama por teléfono y solo se dedica a inhalar y exhalar.
Una respiración pesada, lenta, como si proviniera de una boca nauseabunda.
En ese momento, la imagen mental que Nolan tuvo de ese enemigo invisible, fue la peor de todas. Se imaginó una mezcla de todos los monstruos horribles de la historia.
—Yo no oigo nada —dijo el soldado. Su control del rifle era asombroso, pero su tono de voz algo angustiado—. ¿A qué se refieren?
—Nolan y el número diez tal vez lo oyen mejor por sus habilidades —dijo Gesher. Giraba sobre sus pies con una lentitud calculadora.
Nolan volvió a escuchar esa respiración en su oído junto a la escalofriante sensación de un frío de muerte.
Giró en un sobresalto, pero no había nada más que niebla a sus espaldas.
Se le empezaron a acelerar los latidos, ya más nervioso. Su pulso pareció más difícil de controlar a pesar de que trataba de mantener la pistola lista para disparar.
—Nolan, escúchame, tú entrarás a la mansión —le ordenó Vyd, ya entrando en modo batalla y poniendo la estrategia en orden.
—¡¿Qué?! ¡No, o vamos los dos o no va ninguno! —replicó Nolan, mirándolo como si estuviera loco. Pero al parecer a Vyd no le importaba mucho el riesgo en el que se encontraba. Eso, o lo ocultaba muy bien.
—No puedo permitir que esa cosa llegue hasta Ax —Negó con la cabeza, decidido a quedarse allí y defender—. Debo mantenerlo distraído el mayor tiempo posible. Así que ve y sácalo de aquí por la parte de adelante hasta que lleguen al avión.
—¡Que no pienso dejarte, Vyd, así que no iré a ningún lado! —refutó Nolan.
—¡¿Y vas a dejar a Mack?! —refutó Vyd a la vez.
—Allá adentro también debe de estar pasado algo —dijo Gesher. Se sentía como si una cámara estuviera pasando alrededor de cada uno—. No sabemos si es más seguro o más peligroso.
—¡Tú ya cállate! —Nolan no pudo evitar gritarle a Gesher, molesto solo por oír su voz después de haberle arruinado todo.
Gesher frunció el ceño, enojado por la osadía, y de seguro iba a decir algo, pero Nolan lo ignoró, bajó un momento el arma y a pesar del peligro se apresuró a poner una mano en el hombro de Vyd para voltearlo hacia él.
Eso tomó a Vyd por sorpresa, porque rompió su postura de defensa.
—Escucha, no me apartaré de tu lado —le aclaró Nolan, tan decidido que pareció dispuesto a luchar contra cualquier objeción—. Tal vez estás enfadado y no me crees, pero nada de lo que dije allá abajo fue mentira. Así que si hay que ir a la mansión iremos juntos, y si hay que quedarnos aquí defenderemos juntos. —En lo que agregó lo siguiente con una profunda sinceridad, miró a Vyd directo a los ojos—: Pero juro que haré lo que sea para mantenerte con vida, que salgamos de aquí y que luego me dejes demostrarte que todo lo que siento por ti es real. Sobre todo, que solo me importas tú. ¿Entiendes? Haré. Lo. Que. Sea.
Por un momento, los ojos de Vyd perdieron el color turbio y parecieron volver a brillar un poquito con su amarillo característico, un posible reflejo de cómo esas palabras lo tocaron justo en su sensibilidad, en sus sentimientos y en su afecto por Nolan.
Porque honestamente, si en ese momento Nolan hubiera podido meter a Vyd en una cajita de cristal para protegerlo, lo habría hecho. Se lo habría llevado hasta el fin del mundo solo para que estuviera seguro, así lo odiara.
Pero ni siquiera le dio tiempo de decirle eso, porque Gesher avisó en un grito:
—¡Cuidado, ahí está!
Y al instante empezó a disparar.
Toda la quietud se rompió. Se desató un caos digno de un campo de batalla de guerra. Gesher apretó el gatillo sin cesar.
Aún con ese estruendoso sonido de las balas resonando en el nublado jardín, Nolan alzó su alma y quiso comprobar hacia dónde era que estaba la monstruosa creación de Jael.
Pero entonces el otro soldado también gritó de pronto:
—¡Ahí está!
Y disparó en una dirección diferente a la de Gesher, por lo que Nolan no supo hacia dónde ver, hacia dónde girar o hacia dónde apuntar para ayudar, porque en realidad él no encontraba nada entre la niebla.
¿Cómo ellos podían verlo? ¿Estaba arriba? ¿Abajo? ¡¿En dónde?!
La situación se puso todavía más confusa ya que Vyd también avisó:
—¡A la derecha!
Tras eso arrojó una corriente eléctrica para atacar. Solo que en esa dirección Nolan tampoco vio nada a pesar de que los demás sí, y de repente se preguntó, muy asustado: ¡¿será que está jugando con nuestras mentes?!
No lo sabía. Era posible, pero no estaba seguro. Por eso miró con un susto acelerado hacia todas partes.
Las balas resonaron. Vyd atacó con descargas de electricidad.
¿Nolan debía disparar también? ¡Pero si no se veía nada! ¡Todo estaba muy blanco! ¡¿A qué le estaban dando?!
—¡Nolan, ve ya a la mansión a ayudar a Mack! —Escuchó que Vyd le gritaba—. ¡Siento que Ax está muy débil! ¡Algo le está pasando!
En lo que Nolan volteó a ver a Vyd para decirle que no iba a dejarlo, todo pasó muy rápido:
No se topó con la figura de Vyd. Le dio la impresión de que la difusa silueta de algo monstruoso estaba justo ante su cara, listo para atacarlo. Así que, por el pánico, la sorpresa y la confusión de la niebla, a Nolan se le cayó el arma de la mano.
Él se agachó rápidamente para tomarla. No veía en dónde había caído porque la espesa niebla cubría muy por encima del suelo, de modo que la búsqueda se convirtió muy rápido en un desesperante tanteo al piso, a ciegas.
La encontró. Se puso en pie. Apuntó de nuevo, aunque temblaba, listo para disparar.
Pero ya no había nada frente a él.
Y...
Tampoco había nadie.
Nolan notó con un súbito susto que la niebla se había condensado más a su alrededor, dejando muy reducido su campo visual, y que ya no estaban ni Gesher ni el soldado.
Ni Vyd.
Pero se oían los disparos. Por encima de su respiración saliendo atropellada de su boca, y del acelerado sonido de los latidos de su corazón con fuerza contra sus oídos, aún estaba todo el caos.
Así que, girando sobre sus pies y mirando con desesperación hacia todas partes, Nolan tuvo la angustiante certeza de que estaba sucediendo de todo dentro de la niebla pero que él no podía verlo.
—¡¿Vyd?! —gritó, asustado, pero también con la esperanza de que le respondiera para encontrarlo.
Pero nada.
No. No. No.
No podía perderlo.
Tenía que encontrarlo. Tenía que acompañarlo.
—¡¡¡Vyd, ¿en dónde estás?!!! —Volvió a intentar, esa vez como un reclamo muy nervioso—. ¡Habla, grita, di algo para que pueda encontrarte!
Tras eso sí recibió una respuesta, pero no fue la que esperó:
Un cuerpo fue arrojado desde la profundidad de la niebla y aterrizó justo frente a él haciendo un sonido seco contra el suelo del jardín.
Nolan, pasmado, lo vio ante sus pies con el cuello roto en un ángulo sobrenatural, los ojos muy abiertos y la boca escurriendo sangre.
Era el soldado. Estaba muerto.
Nolan ahogó un grito y el horror mismo lo echó hacia atrás. Sintió un miedo tan intenso que empezó a sentirse como ansiedad.
—¡¡¡VYD, POR FAVOR APARECE!!! —gritó sin pensar. Necesitaba comprobar que no había sido lastimado. Necesitaba comprobar que seguía con vida—. ¡Di algo, iré a donde estás! ¡No te dejaré! ¡No me iré sin ti!
Aguzó el oído a la espera de una señal. Pero los sonidos estaban todos mezclados y caóticos, y lo peor era que los captaba con una precisión que confundía su capacidad auditiva.
Se le ocurrió moverse en alguna dirección, pero los estruenos de los disparos venían de todas partes. ¿Cúal era la dirección correcta?
—¡DI ALGO PARA QUE PUEDA SEGUIR TU VOZ! —insistió Nolan.
Botas corriendo, un rifle recargando, las sacudidas de la correa del uniforme, más disparos, voces, respiración.
Se giró con brusquedad como si tuviera un monstruo detrás de él.
Nada.
—¡¡¡Vyd!!! —gritó en otro intento—. ¡¿Puedes llegar hasta mí?!
Solo niebla. Pero más disparos. Un golpe contra el suelo. Nolan apretó los ojos, porque sonó doloroso. Abrió los ojos y miró alrededor. ¿Izquierda o derecha? ¿Podía seguir al norte o al sur del jardín? Pero, ¿al menos en qué parte del jardín se encontraba?
Los sonidos se escucharon más fuertes. La respiración del enemigo más cerca. Algo parecido a las chispas de la electricidad. Más disparos. Por un lado. Por el otro. ¡¿A dónde iba?! ¡¿Cómo encontraba a Vyd?!
Nolan se puso las manos sobre las orejas, ya muy aturdido, atormentado y mareado por la locura y la potencia de los sonidos. La latencia de su ansiedad lo impulsó a agacharse. Trató de respirar por la boca, aunque su garganta se sentía apretada y el aire era difícil de aspirar.
Estaba aterrado de que a Vyd le pasara algo. Quería ayudarlo, pero no podía ver nada. No sabía en qué dirección estaba la mansión para encontrar a Mack. Su instinto protector parecía no estar funcionando. Y le dolían los oídos, y la intensidad de los ruidos le martilleaba en la cabeza, y solo quería que pararan y...
Silencio.
Fue súbito. Los disparos y todos los ruidos cesaron. Quedó de nuevo la profunda e impredecible calma de la niebla. Y en el fondo de ésta, un solo sonido. Lento. Tan lento que le resultó.... extraño.
Ese latido.
Ahí estaba otra vez. El latido que había estado percibiendo desde que pisaron la mansión.
Nolan dudó y temió, pero agachado y aún temblando por el arturdimiento, se preguntó: «¿y si estoy escuchando a Mack? Tal vez es parte de nuestra conexión como protector y protegida el oír su corazón».
Porque tampoco presentía nada malo al escucharlo. No le daba malas vibras. Más bien le causaba curiosidad. Incluso Io atraía un poco.
Repentinamente muy cautivado e intrigado de una forma un poco inconsciente, se puso en pie y decidió seguir el sonido de los latidos.
La silenciosa niebla cubría todo como si el mundo entero estuviera hecho de ella y no existiera cielo, ni suelo, ni mucho menos lejanía, pero él avanzó solamente hacia donde el latido parecía oírse con mayor intensidad.
Durante todo el trayecto, Nolan supuso que lo llevaría a la mansión...
Pero terminó parado frente a la fuente del jardín, esa que Mack una vez le dijo que su padre había construído para su madre. Se distinguía aún entre la niebla:
La fuente de los deseos atrapados o algo así.
Pensó que no tenía sentido estar allí, pero al parecer sí.
Porque, de repente, desde la profundidad de la niebla que cubría el suelo, saltó algo que parecía un animalito de metal. Aterrizó con sus patas también metálicas sobre el borde de la fuente.
—¡Bichito! —Nolan se sorprendió mucho al reconocerlo. Después de que éste lo había salvado de Madelein, lo sentía como algo maravilloso de tener cerca—. ¡Pensé que te habías quedado en la organización, porque desapareciste de la nada! ¡¿Cómo...?!
El bichito de metal dio un saltito, y no, Nolan no entendía "idioma saltos" ni tampoco entendía bien el comportamiento impredecible del bichito, pero de alguna manera lo supo:
—Espera, ¿te subiste al avión? ¿En qué momento? —Los recuerdos de la desesperación por llegar al avión, le hicieron aplicar la lógica—. Bueno, la verdad es que entre la huída nadie fue capaz de darse cuenta de nada... Ahora, vamos, necesito tu ayuda más que nunca. Hay un monstruo loco suelto. ¿Lo has visto? Aunque no sé ni cómo ves sin ojos...
En lo que Nolan se inclinó para permitirle que se posara sobre su hombro como ya lo había hecho antes, el bichito se giró y en su lugar empezó a escalar la fuente.
—¡¿Qué haces?! —Nolan no entendió por qué se alejaba—. No podemos perder el tiempo aquí, debes ayudarme a encontrar a Vyd...
El bichito se situó sobre la cima, justo encima de la columna por donde se expulsaba el agua. De forma inesperada alzó una de sus patas como aguja y la insertó en el tope de la columna como si fuera un conector USB.
Lo que sucedió tras eso dejó a Nolan con los ojos bien abiertos de la sorpresa:
La fuente comenzó a dividirse por la mitad. Al parecer, había un mecanismo oculto debajo de ella. Eso le permitió a ambas partes deslizarse en direcciones contrarias.
En lo que se detuvieron, se reveló una entrada en el suelo.
Una entrada secreta...
Que llevaba...
¿A dónde?
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