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34

¿Él era la oscuridad?
¿O la oscuridad era él?


La Sombra, que actuaba por impulso y no con inteligencia, quiso atacar primero.

Como un animal dispuesto a matar corrió a toda velocidad hacia Ax. Su furia contorsionada y lo que una vez fue su boca abierta repleta de dientes afilados y podridos ansiosa de arrancar piel, me hicieron sentir que derribaría a Ax y que me aplastaría a mí también en el trayecto por seguir pasmada en el suelo detrás de él como una tonta.

Pero este Ax no era el Ax que conocíamos. La información entró en mi mente, tal vez enviada por la chica:

Dentro de Ax siempre habían existido dos estados y el que acababa de despertarse era su más puro salvajismo, el alma de su progenitor, la naturaleza para la que había sido creado. Era la parte de la que Campbell había hablado, la que era capaz de destruir al mundo si se le antojaba y de defenderse utilizando al resto de STRANGE, porque los demás solo estaban para que él los usase. Vyd, la chica, los otros de Strange... Todos eran sus marionetas, sus servidores, sus armas y podía destruirlas o volverlas más fuertes si lo necesitaba. Justo como estaba haciendo en ese momento.

Un poco antes de que la criatura extendiera los brazos hacia adelante para agarrarlo, Ax elevó una mano hacia adelante. En respuesta a la orden, el Vyd controlado arrojó una descarga de electricidad que usó como conductor varios de los cuerpos tendidos en el suelo. El chorro se expandió muy rápido de uno hacia otro cadáver de manera consecutiva hasta que formó una red eléctrica alrededor de La Sombra. Las paredes de corriente se redujeron de golpe contra la criatura y eso lo tumbó al suelo.

A pesar de eso, se puso en pie de nuevo muy rápido. Recurriendo a otra idea para atacar, empezó a rasgar con desespero la piel de su propio brazo con una de sus oscuras garras. La piel debía de ser más dura de lo que parecía porque unas chispas amarillas comenzaron a brotar. Estaba intentando... ¿crear fuego?

De todas formas, no lo consiguió. Ax apretó la mano extendida en otra orden y La Sombra recibió un golpe mental por parte de la chica, tan fuerte que perdió el equilibrio entre un chillido de dolor y se llevó las manos al lugar en donde debían estar sus orejas, lugar en el que en realidad tenía solo dos agujeros. Comenzó a sacudir la cabeza con desesperación y demencia, quejándose e intentando luchar contra algún ruido demasiado fuerte que le hacían oír solo a él.

Ax entonces aprovechó ese aturdimiento. Avanzó hacia él con su altura poderosa y sobrenatural, y aunque la criatura retrocedió entre un gruñido y una sacudida, no pudo hacer nada. Ax le lanzó un potente golpe a puño cerrado que lo  arrastró hacia atrás. Luego no le permitió levantarse y fue de nuevo por él. La criatura trató de alejarse, arrojar un arañazo salvaje para defenderse y cubrirse los oídos, pero Ax le arrojó otro golpe.

Y luego otro.

Y otro más.

Todos con un impulso furioso, salvaje, inclemente.

La Sombra, negada a perder, trató de volver al ataque. Su recurso fue lanzar un chillido muy alto y agudo que me obligó a cubrirme los oídos y que de alguna forma rompió la influencia mental de la chica. Aprovechó el ser liberado y arremetió contra Ax con desesperación.

En el caos, ambos cayeron al suelo. La Sombra intentó morderlo, pero él puso sus manos en su cara e intentó contrarrestar la fuerza. Durante ese forcejeo pareció que La Sombra despedazaría a Ax, pero él logró voltear la situación para retenerlo debajo de sí y sin parar comenzó a lanzarle puñetazos más fuertes de lo que un humano cualquiera podría soportar.

Quise que lo matara de una vez. No por la rabia que sentía al pensar que esa criatura había matado a Jaden en el accidente, sino porque también entendí, o la chica me hizo entender, que ya no era nada. El mellizo ni siquiera tenía consciencia propia. Lo poco que quedaba de algún comportamiento provenía de Ax, no de un humano. Estaba compuesto por salvajismo, impulsos y sed de sangre. Todo lo que se movía a su alrededor, para La Sombra era estorbo o alimento.

Así como mi madre.

¡Mi madre! ¡Su cuerpo!

Me arrastré hacia atrás y tomé una vía segura alrededor del espacio en donde Ax estaba golpeando a la criatura. Logré llegar hasta Eleanor y me arrodillé junto a ella, sin saber bien qué hacer.

El estómago se me encogió y un nudo se me formó en la garganta. Eleanor estaba inmóvil, con el cuello en una posición perturbadora, roto por el golpe contra el suelo. Sus ojos habían quedado abiertos, vidriosos, muertos, y no pude evitar culparme por ello, ya que yo, de tonta y ciega había creído que ella era una asesina despiadada. La había culpado con rabia. No me había permitido darme cuenta de que, a su manera, había querido protegerme. Mi madre me había exigido cosas por el temor de verme convertida en parte de los experimentos de mi padre.

Ahora no podía disculparme.

Todo lo que sentí fácilmente pudo haberme dejado incapacitada y encogida allí, temblando, llorando sin parar, horrorizada, de no ser por el repentino grito que resonó en el patio en ese momento:

—¡Ahí vieneeeeeeeeen!

Esa voz.

¡Esa voz!

Me levanté demasiado rápido. Miré en dirección a los árboles que se perdían por el camino que daba hacia la puerta trasera de la casa. Ya estaba agitada, pero mi corazón latió muchísimo más acelerado de expectativa y esperanza.

¿Era real lo que estaba escuchando?

¿Era real él?

—¡Ahí vieneeeeeeeen! —gritó otra vez.

Su silueta apareció corriendo entre la oscuridad de la noche. Bueno, en realidad venía corriendo a lo loco, con los brazos agitados, la boca demasiado abierta soltando las palabras y sosteniendo algo a lo que no le presté atención, pero aun así ante mis ojos se vio como si Dios lo hubiese salvado y mandado desde el cielo.

Cuando se detuvo frente a mí, jadeando, reaccioné y me di cuenta de que era él. Vivo. A Salvo. Conmigo. Y además, Dan también había llegado corriendo. Pero Dan no era lo más importante. Es decir, sí era importante, pero...

—¡Nolan! —solté en un jadeo de asombro y felicidad—. ¡Estás libre! ¡Pero cómo?

Él empezó a soltar su respuesta con muchísima rapidez, emoción y agitación:

—¡Mack, es que no vas a creer lo que pasó! —Me tomó por los hombros, entusiasmado, tratando de soltar todas las palabras y de respirar al mismo tiempo—: Iba muy frustrado dentro del camión con los soldados cuando de repente sentí algo que nunca antes había sentido en mi vida. Fue como un presentimiento o una visión o qué sé yo. El punto es que empecé a sentirme muy angustiado por ti, y luego tuve algo así como una revelación que se mezcló con algo parecido a la adrenalina y que me hizo pensar: ¿Pero qué demonios estoy haciendo aquí? ¿Por qué me estoy alejando de Mack? ¡Tengo que ayudarla! Entonces traté de idear algo para salirme del camión. Se me ocurrieron ideas loquísimas, incluso me sentí capaz de dar golpes, pero entonces, esta es la mejor parte en serio, de repente el camión se detuvo y yo me pregunté: ¿qué pasa? Y juro que no me lo imaginé nunca, de verdad. Escuché puertas, unas voces, después unos golpes, unos disparos y de pronto alguien abrió la puerta trasera y ¡era Dan! —Se giró para ver a Dan y lo señaló con entusiasmo y algo de sorpresa—: ¡Mató a los tipos! ¡Él! ¡El Don Perfecto! —Se inclinó hacia mí para añadir en susurro—: La verdad yo creía que nos iba a traicionar, pero me sacó de ahí y...

Dan lo interrumpió de golpe:

—¡Nolan! —dijo con urgencia—. Cállate, ¿sí? ¡Que ya vienen!

Nolan miró hacia atrás y luego volvió a mirarme. Su expresión emocionada por habernos reunido otra vez, cambió a una de nervios.

—Rápido, Mack, ponte esto que le quitamos a uno de los tipos.

Me entregó lo que traía en la mano, que en ese momento vi que era un chaleco antibalas y un casco. Estaba tan impresionada y confundida que no entendí muy bien por qué debía ponerme eso, y tampoco pude preguntarlo porque él mismo me apresuró y me ayudó. Luego me jaló por el brazo y empezó a llevarme hacia uno de los extremos del patio.

—Tenemos que ponernos a salvo –soltó él, y de nuevo miró hacia atrás mientras corríamos.

—¡¿Pero de qué?! —pregunté—Si Ax está a punto de matar a La Som...

La respuesta a mi pregunta me interrumpió al atravesar el patio en forma de veloces proyectiles.

Sí, proyectiles. Lo que faltaba.

Disparados desde algún lugar, cada uno tenía una garra en la punta,  conectada a un muy largo cable que debía de estar formado por algún material especial de fuerza y resistencia, perfecto para ser usado contra el objetivo: Ax.

La mano de Nolan ahogó mi grito y me retuvo en el instante en que las garras metálicas se clavaron en los hombros desnudos de Ax y lo jalaron hacia atrás, apartándolo de La Sombra. Con un gruñido de dolor intentó liberarse de ellas, pero las cuerdas le enviaron una extraña descarga que lo hizo sacudirse. Víctima de eso, solo logró quedar con una rodilla y una mano en tierra, encorvado, respirando agitadamente como un animal peligroso al que acababan de reducir en contra de su voluntad.

Nolan, Dan y yo nos pusimos a cubierta tras un grupo de arbustos justo cuando otro par de proyectiles se dispararon desde algún lugar en dirección a la chica con la misma intención de retenerla. Esa vez, Vyd corrió hacia ella. Dos proyectiles más fueron tras él, pero antes de que lo atraparan, Vyd se agachó frente a la chica, expulsó varias cargas eléctricas que sumadas a una fuerza mental producida por ella tejieron un campo eléctrico alrededor de ambos. Finalmente, quedaron encerrados dentro de la cúpula.

Por otro lado, la Sombra, que se había puesto en alerta por la nueva y desconocida amenaza, de repente recibió un disparo. El sonido fue seco y potente, el de un disparo real y mortal. La criatura produjo un chillido espantoso y perdió el equilibrio. Lo vi caer entre una sacudida furiosa.

Entonces, apareció lo demás.

Oh.

Padre.

De todo.

Lo que se podía poner peor.

Uno a uno muchos focos de linternas fueron apareciendo entre los árboles y la oscuridad del patio. Ni siquiera los pude contar, pero supe que eran más de esos agentes especiales de la organización con sus rifles y sus uniformes negros al más elaborado estilo de soldados entrenados para cazar monstruos.

Eran los refuerzos que los agentes anteriores habían pedido.

Muy rápido tomaron control del patio y rodearon el perímetro de Ax, apuntándolo. También apuntaron hacia la cúpula eléctrica en donde estaban protegidos Vyd y la chica y... Un momento, ¿La Sombra en donde estaba ahora? ¿Por qué no lo veía por ninguna parte? En su anterior lugar solo vi un charco espeso y muy oscuro que podía ser sangre. ¿Qué no había muerto?

Iba a preguntarle a Nolan cuando se escuchó otro disparo. ¡¿Pero por qué disparaban tanto?! Tuve la impresión de que fue dirigido hacia más allá de los árboles del fondo, pero mi preocupación volvió inmediatamente hacia Ax. Con una repentina inquietud busqué alguna herida en él por si había recibido algún otro ataque, pero estaba intacto además de la sangre que escurría de los ganchos incrustados en sus hombros.

Inmovilizado por las cuerdas en medio de todo, era el objetivo fijo de las miras.

Empecé a sentir la desesperación y la rabia por no tener la capacidad de defenderlo, pero él podía liberarse, ¿no? Su cuerpo seguía dominado por esa transformación sobrenatural y peligrosa. Sus músculos todavía tenían esa hinchazón poderosa. Las venas oscuras estaban tejidas por todo su cuerpo, cubriéndolo con la habilidad sanguinaria de su naturaleza.

Confié en que haría algo.

Confié en que haría algo.

Confié en que...

¡Por Dios, ni siquiera se estaba moviendo!

—¡¿Por qué no intenta liberarse?! —preguntó Dan a nuestro lado como si me hubiese leído la mente. Había sacado su pistola y apuntaba hacia los tipos por si necesitaba defendernos.

Yo no podía ver muy bien dentro de la cúpula, pero Ax seguía controlando a Vyd y a la chica. Era claro que quería protegerlos al no exponerlos, el problema era que si nadie lo ayudaba...

—No lo sé... —murmuré, todavía más preocupada ante la idea de que Ax pensara entregarse—. ¿Podemos hacer algo nosotros?

—No es buena idea —replicó Dan, analítico—. No nos han visto todavía. Si nos ven podrían sedarnos o...

Matarnos, claro.

—Oigan —soltó Nolan de pronto en un susurro—. Creo que Ax sí está haciendo algo.

—¡Pero si ni se mue...!

Cerré la boca en cuanto lo noté.

Nolan tenía razón. Ax no se estaba moviendo, pero a su alrededor algo había empezado a cambiar. De muy mala forma.

Era el ambiente. La oscuridad. Comenzó a volverse incluso más oscura, como si alguien girara el control de nivel de la noche para volverla más profunda y antinatural. El cielo, que juraba haber visto nublado, se transformó en un remolino de grises y negros, parecido a un pozo de horrores revuelto. También sopló un viento que a pesar de ser ligero se sintió muy frío, me erizó la piel y me despertó un miedo nervioso que me hizo pensar que estaba a punto de suceder algo muy peligroso y horrible.

Tras unos segundos solo quedó visible el círculo apuntado por las linternas. Las siluetas de los soldados todavía podían verse, pero fueron más difíciles de detallar. Ellos parecían no notarlo porque una parte estaba concentrada en no dejar de apuntar mientras que la otra parte empujaba de nuevo la celda en dirección a Ax para encerrarlo allí.

Ax no iba a dejar que eso sucediera, por supuesto.

Primero empezó a hacer algo muy raro con la mano que no tenía apoyada en el suelo. Movió los dedos de forma circular y sombría, muy disimuladamente. Por un momento no comprendí qué rayos significa eso hasta que vi que estaba orquestando su propio poder.

Una niebla delicada pero oscura comenzó a brotar alrededor de él. Tuve que parpadear para confirmar si mi cerebro no me estaba engañando, pero sí, era apenas unos centímetros más alta que el nivel de la grama y ondeaba con una lentitud amenazante.

—Pero ¿qué es eso? —pregunté en un susurro perplejo.

Nada más hablar, mi corazón se aceleró de miedo. De forma muy extraña mis emociones sufrieron una transformación violenta y pasé de estar preocupada a sentirme muy aterrada, como si me acabaran de arrojar a una escena de una película de horror en la que estaba a punto de suceder algo de lo que nadie podría escapar.

Porque esa niebla era muy peligrosa.

Era capaz de matar.

—No sé qué es, pero tengo miedo —confesó Nolan en el mismo susurro perplejo.

—Yo también —le admití.

—Yo... también —admitió Dan, todavía más bajo.

Entonces, empezó a extenderse. Las líneas oscuras y un poco difuminadas se arrastraron sobre la tierra como si estuviesen siendo sopladas por el siniestro movimiento de su mano. Primero no fue más que una expansión progresiva y calmada, pero luego, mientras Ax se ponía en pie lentamente a pesar de tener los ganchos incrustados en su piel sangrante, la niebla se alzó con él entre serpenteos, fuerte, viva, amenazante y lista para ser usada.

Un hombre le gritó:

—¡Quieto!

Y le enviaron una descarga a través de los cables, pero Ax alzó una mano y, con sus negros y furiosos ojos mirando fijamente hacia el vacío, se arrancó uno de los ganchos. Sangró más. Los hilos rojos se deslizaron sobre su piel ya repleta de venas ennegrecidas, pero no le afectó, así que se quitó el otro, y antes de que le pudiesen disparar, que iban a hacerlo porque oí que alguien dio la orden, él extendió su mano como si hubiese arrojado algo y un salvaje latigazo de niebla atacó con rabia a uno de los tipos.

Llegó hasta él e ingresó a su cuerpo automáticamente por sus orificios nasales. El soldado soltó la celda y en un segundo dos gruesos hilos de sangre le salieron por cada orificio de la nariz. Seguido a eso, el tipo se inclinó bruscamente hacia adelante con una arcada y vomitó un chorro de más sangre. Luego se irguió de golpe, como si un titiritero invisible le hubiese puesto hilos y le hubiese ordenado hacerlo, y uno de sus brazos se fracturó dolorosa, cruel y visiblemente. Después, su cuello se giró y se rompió.

El cuerpo desplomó sobre su propio charco de sangre.

Y entonces se desató el caos.

Porque Ax empezó a matar.

Sin piedad.

Un soldado por alguna parte gritó:

—¡Retrocedan!

Pero la niebla atacó, orquestada por él. Se fragmentó en muchos chorros y se abalanzó con rapidez hacia la línea de hombres que estaba. Entró a sus cuerpos por cualquier orificio y uno a uno sus brazos se fracturaron, algunos vomitaron algo demasiado espeso y oscuro para ser solo sangre, otros se sacudieron con un grito aterrador como si se estuviese reventando todo su interior, un par se puso las manos en la cabeza y lloró entre un chillido que daba entender que se le estaba partiendo progresivamente el cráneo.

No había límite. Cada hombre fue cayendo muerto de formas espantosas y retorcidas. Aquello me hizo pensar en una enfermedad. Una monstruosa enfermedad acelerada y asesina. ¿Tal vez era eso lo que estaba dentro de Ax y que era capaz de matar progresivamente o rápidamente dependiendo de si él lo controlaba o no? Lo sospeché pero no tenía modo de confirmarlo.

Volciendo al caos, la organización tenía más ideas para tratar de capturar a Ax. Ideas que, a ser sincera, no me esperé.

Una fila de hombres que aún no habían sido atacados, retrocedió y se refugió tras sus escudos, arrodillados. Entonces, por detrás de ellos apareció nada más ni nada menos que uno de esos carros lanza-agua, blindado y lo suficientemente pequeño para estar en el patio, pero lo suficientemente amenazante como para verse capaz de expulsar un chorro potente. Recordando haber visto ese tipo de vehículo militar en la televisión, ni el fuego ni las balas podían dañarlo, y considerado que para detener a Ax necesitarían más que agua. Tal vez era un líquido alterado...

Reaccioné de pronto con una idea que sentí que era muy buena.

—Tenemos que ayudarlo—les dije a Nolan y Dan.

Nolan me miró de golpe.

—Mack, no sé si te diste cuenta pero ¡¡¡nosotros no podemos detener balas ni chorros de agua!!!

Eso era cierto, pero teníamos a nuestro favor el hecho de que aún no nos habían visto.

—Él puede acabar con los más cercanos, pero sospecho que ese carro va a lanzarle algo más que un chorro de agua —insistí para que vieran el punto—. Lo quieren vivo y no se rendirán hasta conseguirlo, así que probablemente llamarán más refuerzos. Harán cualquier cosa sin cansarse.

—¿Qué idea tienes? —me preguntó Dan, porque Nolan solo puso cara de duda y nervios.

De acuerdo, esto tenía que sonar mejor que en mi mente.

—Los aspersores y la electricidad —le expliqué—. Si se activan, Vyd podrá atraer la corriente del cercado que hay sobre los muros y atacar el carro lanza-agua con una descarga potente. Al mismo tiempo podrá electrificar el agua de los aspersores para que caiga sobre el resto de los soldados.

Nolan arqueó las cejas, tal vez al entender que eso implicaba salir de ese escondite y escabullirse dentro de la casa en donde estaban los controles de la electricidad. Es decir: exposición.

—Muy bien, iremos —asintió él de pronto, aunque no muy de acuerdo.

Pero no, la idea completa no era así.

—No, iré yo sola —le dejé en claro—. Necesito que tú trates de acercarte a la cúpula de Vyd para decirle lo que debe hacer apenas las luces se enciendan.

Nolan me miró como si estuviese loquísima.

—¡Claro que no! —protestó—. ¡Es obvio lo que pasará si vas sola! ¡Primero todo saldrá bien pero luego te sucederá algo malo!

Le sostuve la mirada, muy seria. Sí, yo también estaba asustada y tampoco quería que nos sucediera nada malo, pero si nos quedábamos ahí escondidos a esperar a que Ax lo solucionara todo, íbamos a perder.  Y tal vez no teníamos poderes, tal vez éramos normales, pero no éramos unos inútiles.

—Nolan, mi padre tuvo la intención de hacer que vivieras nada más por mí —le recordé—. Si seguimos sobreprotegiéndonos el uno al otro y negándonos la oportunidad de hacer las cosas por nuestra cuenta, separados, solo ayudamos a que eso se cumpla, así que iré sola y tú irás a donde Vyd porque ya no hay tiempo de hablar.

Me aseguré de sonar lo más firme posible, y él lo captó porque si bien abrió la boca para replicar, la cerró luego.

—Yo iré contigo —se ofreció Dan y alzó su arma.

Me le quedé mirando, sorprendida por el ofrecimiento. Él no conocía a Ax más que como "el chico que nos había metido en todos esos problemas", que confiara en que debíamos ayudarlo era valioso e inesperado.

Miré a Nolan como diciéndole: tenemos un arma, así que hay que intentarlo. Él suspiró. Luego se volvió hacia Dan, lo observó por un segundo y después lo abrazó. Un abrazo fuerte y fraternal, tan inesperado que por un instante el mismo Dan no supo qué hacer hasta que lo correspondió.

Nolan se alejó y lo miró.

—Ahora me caes bien —le dijo con seriedad—. Por favor no lo arruines y protégela.

Dan aceptó esa responsabilidad a pesar de que no era necesario.

—Ten. —Le ofreció a Nolan el Walkie Talkie que tenía encajado en su cinturón policial—. Comunícate con nosotros a través de esto. Lo escucharemos por el intercomunicador. —Señaló algo parecido a una pequeña bocina también en su cinturón.

Nolan cogió el Walkie Talkie y después tomamos caminos separados.

Dan y yo nos fuimos por los laterales del perímetro de la casa, cerca del borde de los muros que la rodeaban. Los tipos se habían concentrado hacia el centro para intentar atacar a Ax, así que esa área ahora estaba despejada. Y... también más oscura de lo normal, por lo que tuvimos que andar con demasiado cuidado ya que por ese lado había trampas. Aunque al parecer no funcionaban sin la electricidad. O eso supuse porque ninguna se activó.

Cuando entramos a la casa por la puerta de la cocina, había un silencio peligroso. Dan todavía apuntaba en la posición alerta de un policía, por si acaso. Revisó el perímetro antes y luego pasamos el pasillo que conectaba hacia la sala. Al llegar al vestíbulo vimos dos cosas: primero, que la puerta principal seguía abierta y afuera se escuchaba ruido como si hubiese un grupo de soldados vigilando y esperando. Segundo, que los cuerpos que Vyd había electrificado seguían sobre el mármol y ya se estaban descomponiendo. Olía horrible.

—Por la pared —me susurró Dan en una indicación.

Tuvimos que aguantar la respiración y se sigilosos al pasar muy cerca de las paredes del vestíbulo para llegar a la puerta del cuarto de cámaras, que estaba a pocos metros de la puerta principal. En cuanto entramos, solté todo el aire que había contenido.

Vi las pantallas de las cámaras apagadas sobre el panel de interruptores. Probablemente era por la tensión, pero no recordé cuál encendía la electricidad en general. Las manos comenzaron a sudarme, y Dan pareció notarlo.

—Tranquilízate —me susurró con voz controlada—. Vamos a salir de esta.

—¿Cómo estás tan seguro? —repliqué automáticamente.

—No lo estoy —suspiró, medio divertido, quizás para ayudarme— pero Nolan es cobarde y tú pareces a punto de desmayarte, así que tengo que dar la fuerza.

Tenía razón.

Me puso una mano sobre el hombro y apretó en un gesto reconfortante. Luego asintió como diciéndome: "tú puedes", y por primera vez me sentí mal por haberle mentido antes. Era un buen tipo.

Tomé aire y obligué a mi cerebro a pensar. La solución que me envió fue: acciona todos los interruptores de la derecha. Apenas lo hice, la electricidad de ese cuarto y de toda la casa se restableció. Todo volvió a funcionar como antes.

Dan y yo volvimos sobre nuestros pasos con cuidado...

Pero justo antes de pasar del vestíbulo a la sala, alguien gritó:

—¡Hey!

Me bastó un vistazo hacia atrás para ver al soldado en la puerta principal, apuntándonos. Casi me paralicé de terror, pero los reflejos de Dan fueron inmediatos y actuó bastante rápido: me empujó hacia el sofá de la sala al mismo tiempo que disparó. Yo caí primero sobre los cojines y después al suelo, cubriéndome los oídos. El sonido me dejó aturdida por un instante, con un pitido punzante, pero logré escuchar con cierta lejanía que la voz de algún guardia llamó a alguien desde afuera. Dan entonces se quitó apresuradamente el cinturón con el comunicador y me lo arrojó. Casi no lo atrapé. Luego me gritó:

—¡Ve con Nolan!

Y sin darme tiempo de negarme o de abrir la boca, se adelantó hacia el vestíbulo, listo para enfrentar a los tipos.

Durante un expectante momento no pude levantarme. Escuché forcejeos, voces exigiendo atacar, y mi pecho subió y bajó mientras respiraba con la boca entre abierta del terror. Luego escuché un disparo, y fue una suerte que en ese preciso instante la voz de Nolan saliera del comunicador, porque solo así salí de la inmovilidad:

—¡Vyd no me escucha, Mack! —exclamó con urgencia—. ¡No hace nada! ¡No reacciona! ¡¿Qué hago?! ¡Ayuda!

Me apresuré a salir de la sala, rumbo a la cocina. Mi cerebro impactado y preocupado por Dan no tuvo respuesta al instante. Además, al pasar al patio y deslizarme tras un arbusto, un par de tipos pasaron corriendo hacia la puerta de la cocina con urgencia. Me preocupé mucho más, pero seguí cerca del borde hasta que alcancé a ver de nuevo el área del patio en donde estaba Ax.

Seguía en el mismo sitio. Sus ojos todavía eran negrísimos y su expresión concentrada y enfadada. Las venas negras que se le habían extendido desde las manos se habían convertido en una capa oscura que le llegaba hasta los hombros y que daba la impresión de querer abarcar más de su piel. Se parecía mucho a la piel extraña de La Sombra...

Como fuese, un montón de cadáveres lo rodeaban. La niebla oscura era más espesa y no permitía que nadie se le acercara. La chica seguía en el piso y Vyd continuaba con la rodilla en el suelo y el campo de electricidad a su alrededor.

Claro... Ax los estaba controlando. Ellos no tenían consciencia propia justo en ese momento. ¡Quien debía escuchar el plan era Ax porque él les daba las ordenes! ¿Qué podíamos hacer?

Se me ocurrió algo.

Si Ax tenía control sobre los poderes de la chica, lo que ella escuchara mentalmente podría escucharlo él, así que tenía que hablarle. Sabía que me oiría porque ella había entrado en mi mente muchísimas veces. Había una conexión.

Me concentré mucho a pesar del caos alrededor y de que mis manos temblaban. Entonces, le hablé, y primero no salió como esperaba, porque Ax reaccionó en un gesto automático y defensivo ante mi voz. Miró en mi dirección, furioso, y me arrojó un tentáculo de niebla oscura que vi venir a toda velocidad hacia mi rostro.

Logré gritar antes de cubrirme con las manos:

—¡¡¡Soy Mack!!!

La niebla se detuvo en el aire. Por un instante, Ax me observó sin más que rabia y agitación. No pareció reconocerme, sino más bien analizarme, escanearme para saber si era un peligro o no, porque lo cierto fue que no vi nada humano en esos ojos negros. Eran realmente espantosos, furiosos, oscuros como ese abismo del que hablan en los cuentos griegos sobre el infierno. De hecho, ser el foco de ellos me produjo miedo, frío y unas aprensivas ganas de echarme al suelo a llorar y a morir.

Pero Ax no era ese ser sobrenatural. El ser sobrenatural estaba sobre Ax en ese momento, porque debía defenderse. Aquello tenía que terminar para que él volviera, así que contra el pánico volví a hablarle mentalmente:

"La electricidad de los muros está funcionando, utiliza a Vyd".

Por un instante, nada.

Luego funcionó.

De repente, el escudo que protegía a Vyd se desvaneció. Él se levantó, poderoso, elevó una mano y la cerró en puño al absorber electricidad de la red sobre los muros, luego abrió el puño y la corriente salió disparada en dos veloces e imparables fases.

La primera fue como ver un rayo. Dio justo en el carro lanza-agua y fue tanta la potencia que lo sacudió en su lugar y penetró hasta matar al que lo operaba. Lo segundo fue una lluvia de chispas que se expandió por encima de todo, amarillas y brillantes. Cuando hicieron lo suyo con el agua expulsada de los aspersores, los tipos que estaban más lejos de Ax no se lo esperaron ni los pudieron evitar con sus escudos.

De ellos solo se escucharon los gritos mientras los cuerpos se sacudían al ser electrificados.

Y por si quedaba alguno vivo, Ax envió ramificaciones de niebla. Los tentáculos entraron por sus oídos y sus ojos y los reventaron desde el interior como parásitos ansiosos de despedazar. Sangre, piel, trozos humanos volaron por los aires. Todo ante mis ojos. Todo dejándome impactada y fría.
Sentí que era una imagen que no olvidaría jamás.

Tras un momento de horror y gritos, el último cayó muerto detrás de mí. El único sonido posterior a eso fue el de la chica número dos que también se desplomó en el suelo, exhausta por haber usado más del poder que su estado físico le permitía.

Al instante, Ax corrió hacia ella para comprobar que estaba bien, todavía dentro de su peligroso estado sobrenatural. Lo curioso fue que no sacó Vyd del control.

Un silencio perturbador flotó en la zona hasta que...

—¡Sí, madafakas! —saltó de alegría Nolan ante el triunfo—. ¡Sí! ¡Ganamos!

Expulsé todo el aire que había estado conteniendo, pero por alguna razón no sentí alivio. ¿Tal vez fue porque Vyd seguía controlado? ¿O porque acabábamos de presenciar una masacre? No tuve ni idea, pero mi miedo no se calmó, sino que me obligó a mirar hacia atrás, temerosa, para comprobar si no había quedado alguien en pie, oculto entre la oscuridad antinatural producida por Ax.

Esperé...

Esperé...

Y de repente vi la silueta venir corriendo, solo que no era un enemigo, era Dan. No entendí a dónde se dirigía con la pistola en mano apuntando y la expresión horrorizada y asustada. Luego, en lo que seguí la dirección de su atención con la mirada, comprendí que iba hacia Nolan porque justo detrás de él acababa de salir la mismísima Sombra desde alguna parte, sangrante por la herida que le habían hecho, pero todavía ansiosa de violencia, de caos y de muerte.

—¡NOLAN, APÁRTATE! —le gritó Dan con mucha fuerza, como si deseara que su voz pudiera empujarlo y ponerlo a salvo.

Pero fue todo demasiado rápido. En el instante en que Nolan se dio vuelta para ver de qué lo advertían, La Sombra se lanzó sobre él con el mismo impulso asesino y animal con el que se había lanzado contra Eleanor, listo para golpearlo contra el suelo y matarlo por el impacto.

En mi mente vi a Nolan sufriendo el mismo destino. Lo vi tendido en el piso, muerto, y a mí muriendo con él del dolor y de la impotencia.

Solo que había olvidado algo.

Nolan no era por completo normal, y esta vez eso era en el buen sentido.

Cuando La Sombra intentó tumbarlo, a pesar de que Nolan se asustó, trató de cubrirse con las manos por delante. Fue justo eso. Sus manos actuaron como una pared con una fuerza que ni él mismo entendió de dónde sacó, y contrarrestaron el empuje de la criatura. Ambos entonces quedaron en pie, Nolan con las manos contra el pecho de La Sombra y La Sombra intentando derribarlo, agitando las manos/garras para rasguñarlo.

Durante un segundo Nolan luchó contra la fuerza que lo estaba arrastrando poco a poco hacia atrás, hasta que alzó las cejas, abrió mucho los ojos y se dio cuenta de lo que estaba haciendo, de que esa repentina habilidad provenía de él.

Y la usó de forma inteligente:

Formó un puño, tomó impulso y le atestó a la criatura un golpe en el pecho. Fue tan fuerte que lanzó al feo y mutado cuerpo. La Sombra impactó gravemente de espaldas contra un grueso árbol y luego cayó sobre un montón de piedras.

Quedó tendido e inmóvil.

Nolan retrocedió unos pasos, espantado, agitado y asombrado, todo al mismo tiempo. Miró a La Sombra derrotada, luego giró la cabeza hacia mí con los ojos bien abiertos y perplejos, después miró de nuevo a La Sombra, después miró a Dan que se había detenido a medio camino por el asombro y por último volvió a observarme.

El silencio en el patio se mantuvo por un instante en el que de seguro por todas las cabezas pasó un: ¿qué demonios acaba de suceder?

Y después, con lentitud, la cara de Nolan fue transformándose en la de un: OH. POR. DIOS.

—¡¿VIERON ESO?! —soltó en un grito, pasando del shock al más puro entusiasmo—. ¡¿Vieron lo que hice?! ¡¿Vieron lo que yo solo hice?!

En la mezcla de emoción y fascinación que lo atacó, se removió en su lugar y se pasó la mano por el cabello también agitado. Se miró las manos, sonriente.

—¡Soy poderoso! —exclamó todavía poder creérlo, y luego señaló bruscamente a Ax—. ¡Ja! ¡No eres el único que patea culos!

Ax levantó la atención de la chica, pero no por el comentario divertido y alegre de Nolan. Sus ojos se fijaron específicamente en el cuerpo de La Sombra. Estaba inmóvil, aparentemente muerto, pero aun así vi que Ax se empezó a poner en pie con una lentitud alerta y cautelosa.

Sentí una punzada de advertencia. Sentí que la situación no había terminado, y con el corazón ahora aceleradísimo empecé a avanzar hacia Nolan a paso apresurado.

—Nolan, quítate de ahí —le llamé con brusquedad para que se alejara de esa zona.

—¡Es que no puedo creerlo! —saltó él, incapaz de oír más allá de su felicidad—. ¡Ni siquiera sé de dónde me salió esa fuerza!

—Sí, fue fantástico —insistí y apresuré el paso todavía más porque él estaba algo lejos—. ¡Pero apártate un poco!

Nolan se giró hacia el cuerpo de La Sombra y lo señaló con ambas manos con una obviedad inocente.

—¡Pero si lo acabo de matar! —señaló.

Como temí, no le llegué a tiempo. Ax tampoco a pesar de que vi que corrió hacia Nolan unos segundos antes que yo, previniendo lo que iba a suceder. Dan fue más inteligente y disparó, pero su puntería falló y lo que siempre quise que no sucediera, sucedió.

La Sombra dio un salto en su estilo sobrenatural y contorsionista y se lanzó contra Nolan. Esa vez no intentó tumbarlo al suelo como a Eleanor. Esa vez hizo algo peor: le arrojó un fuerte e imparable rasguño en el cuello. Luego, saltó hacia atrás en un retroceso defensivo, como ansioso por ver lo que sucedería tras su ataque, si Nolan lo respondía o no.

Nolan claro que no iba a responderlo. Solo subió la mano lentamente hacia su cuello. Cuando la vio, estaba empapada en la sangre que salía de la herida. Su único gesto fue voltearse hacia mí. Me miró, pestañeó con shock y perdió el equilibrio que lo mantenía en pie justo cuando yo llegué para sostenerlo.

El mundo transcurrió a una velocidad asfixiante a mi alrededor. Impactada, agitada y con un miedo helado lo ayudé a tenderse en el suelo. Su cuerpo y sus labios tiritaban. Yo misma puse la mano sobre el cuello que sangraba escandalosamente. Sus ojos bien abiertos del asombro me enfocaron. Intentó agarrarme pero sólo logró poner una mano sobre mi brazo. Su agarre fue débil.

—Mack —pronunció con dificultad, entre gorgoteos—. ¿Vis... te lo que hi...ce?

Me quebré totalmente. Quise decirle que sí lo había visto, que había sido increíble, pero lo que solté fue aire y un jadeo entre su nombre y el llanto que ya no pude contener. Luego, sin saber qué hacer, alcé la vista llorosa y desesperada hacia Ax.

Él se había detenido.

Me observó a mí, la escena, Nolan...

Y luego explotó.

El grito de rabia que soltó fue violento y furioso, que si se hubiese escuchado en medio de una silenciosa noche habría asustado demasiado. Aun emitiéndolo avanzó con las manos en puños hacia La Sombra. Como éste parecía estar burlándose entre vueltas en el mismo sitio, esperando algo de Nolan, no logró escapar en lo que Ax le llegó y lo agarró.

Lo acorraló con fuerza contra uno de los árboles y luego empezó a golpearlo contra el tronco, una y otra vez con una violencia imperiosa y animal, todavía sin dejar de gritar. La criatura emitió chillidos de dolor, sacudió las garras en un intento de defenderse, pataleó y luchó, pero no fue más fuerte, así que no pudo evitar el instante en el que Ax le enterró los dedos de ambas manos en el pecho y lo rasgó. Impulsó la mano hacia su corazón y arrancó todo lo que alcanzó. Por último, dejó que el cuerpo convulsionado del que una vez fue su mellizo, cayera al suelo.

Y ahí, con su pie descalzó, lo pisó y lo destrozó. Miembro por miembro.

Vyd fue liberado del control repentinamente. Lo vi estar desorientado por un momento y luego, al vernos, acercarse muy rápido. Apenas notó el estado de Nolan, se detuvo.

Sus ojos podían dar miedo, pero en ese momento en el que me atreví a verlos, tenía las cejas arqueadas y un impacto triste y asustado.

Dan llegó de pronto y se agachó junto a Nolan. Tenía un aire nervioso y afectado de hermano qke estaba presenciando al suyo a punto de morir, pero antepuso su postura de policía, tal vez para no flaquear.

—Hay que llevarlo al hospital ya mismo, todavía pueden hacer algo —dijo, y sin dudarlo pasó los brazos por debajo de Nolan para cargarlo.

En cuanto se puso en pie, vi que Ax venía hacia nosotros. La capa negra sobre su piel se había reducido un poco y de forma notable se estaba desvaneciendo lenta y progresivamente. Ya no estaba dentro del estado sobrenatural. Sus ojos de nuevo eran de diferentes colores, aunque todavía lucía siniestro y peligroso con el cuerpo por completo manchado de sangre, tierra y fluidos, tal y como lo habíamos encontrado en ese mismo patio aquella noche.

Me puse en pie.

—No —le dije para que se detuviera y no diera otro paso más. Mi voz era atropellada y llorosa.

Él me miró con ligera confusión sin entender por qué lo decía, pero no dejó de avanzar. Y a mí me dolió muchísimo lo que iba a hacer, pero era lo necesario para que Nolan viviera.

—No puedes venir con nosotros, Ax —volví a detenerlo, y en esa ocasión no supe si la voz me tembló por lo que significaba o porque estaba a punto de perder el poco equilibrio que me quedaba—. Eso podría empeorar el estado de Nolan.

Con esas palabras más firmes y específicas sí se detuvo.

Era el momento. Se lo solté rápido:

—Hay algo en ti que mata progresivamente a cualquiera que viva a tu alrededor, ¿de acuerdo? Eres más peligroso de lo que sabes y de lo que deberías saber. Iba a decírtelo luego, de otra forma, pero esto...

Ax hundió las cejas con lentitud, demasiado desconcertado. Dios santo, qué difícil era decirle eso mientras todo mi cuerpo temblaba y mis ojos no paraban de soltar lágrimas.

—Me lo dijo Campbell, y lo confirmé en unas grabaciones de mi padre —le expliqué. Me costaba pronunciar las palabras, pero traté de apresurarme—: No puedes acercarte a Nolan y yo no puedo alejarme de él, así que tienes que irte con Vyd y la chica. Ya mismo. Lejos.

Su ceño fruncido se arqueó en una expresión sorprendida.

—Pero...

—¡Tú lo sabes! —le interrumpí, porque no podía dejar que ningún argumento me hiciera cambiar de opinión—. ¡Sabes que Nolan es lo más importante para mí! ¡Esto es mi culpa! En un principio no tuve que haberlo incluido. Si se muere hoy como murió mi madre, nunca voy a...

Ser la misma. Ser feliz. Ser alguien. Solo que eso no pude decirlo. No salió de mi boca. Jamás me perdonaría haber causado la muerte de Nolan. Si los médicos podían hacer algo, el hecho de que Ax estuviese cerca lo iba a impedir porque lo debilitaría más con su toxicidad.

—Es nuestro amigo —agregué como punto final para Ax—. Hay que salvarlo.

No tenía que decir más. Tenía que ir con Dan ya mismo al auto, así que me di la vuelta y caminé apresurada entre los cadáveres. El agrio olor a sangre que ahora flotaba en el ambiente junto con el revoltijo de nervios y miedo en mi estómago amenazaron con hacerme vomitar, pero tenía que seguir en pie. Tenía que seguir...

Ax me llamó:

—Mack.

Por un instante mis pasos redujeron su velocidad. Escucharlo se sintió como recibir cuchilladas en cada zona en la que era capaz de sentir dolor emocional. El mundo flaqueó para mí. Sin embargo, mi parte lógica me empujó a continuar.

No. No podía detenerme ahora. Nolan me necesitaba.

—¡Mack! —volvió a exigirme Ax.

Sabía que él estaba avanzando hacia mí y temí que me alcanzara y lograra pararme, pero por suerte Vyd intervino:

—Tenemos que irnos, Ax, por favor —le escuché decirle—. Si te acercas a Nolan podrías acelerar su muerte.

Ax no le hizo caso.

—¡Mack! —me llamó otra vez.

—¡No te dejaré acercarte! —oí que Vyd le dijo.

Supuse que Vyd se había interpuesto en su camino o lo había agarrado para impedirle avanzar. Agradecí eso, sobre todo porque no se rindió:

—¡¡¡Mack!! —me gritó Ax esa vez con un tono que también gritaba: ¡no te vayas!

Para ponerle final y que Vyd no tuviera que pelear con él, corrí.

Sí, lo que más me estaba doliendo era que Ax acababa de decir mi nombre por primera vez.

Pero no miré atrás. 


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¡Hola! Me disculpo sinceramente por la tardanza. Espero que este capítulo les haya gustado porque solo fanta dos para que la historia termine. Bueno, si se me ocurre alguna idea podrían ser tres, pero quedan dos más el epílogo más los extra. Quédense para que vean lo que pasará, no creo que se lo esperen. Tenga fe, esto tiene todas las posibilidades de terminar bien o mal. ❤️ Jajaja. Solo disfruten.

Por cierto, quería contarles que estoy apoyando a Nacarid Portal porque su historia publicada acá en Wattpad titulada El Capricho de Amarte pronto será publicada y las ventas de cada libro irán en su totalidada a la fundación Una Tierra Nueva que ayuda a los niños de Venezuela en situación de calle. Cada lectura a la historia y recomendación, contará. Así que pasen por allá por esta increíble causa y si les atrapa la historia, quédense. ❤️ El perfil de Nacarid es: @nacaridportal menciona un usuario

¡¡Abrazos!!

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